Lo que menos demostraba su cara en ese momento, era felicidad…
-Estoy listo, Taka…
Sentado en aquel sillón en medio de su sala de ensayos, con el portátil sobre las piernas…
El bajito no se hizo de rogar, y lentamente se abrió paso en el bajista.
Muriendo de calor por la alta temperatura que emitía la maquinita en la que se encontraba tan concentrado… La trama de la historia, y la furia…
Suspiró al encontrarse del todo dentro del rubio, y se quedó quieto unos segundos, esperando a que su amante se “adaptara” a él.
Tenía ganas de levantar su trasero de allí, he ir a pateárselo a su compañero de banda…
Para comenzar con los movimientos sutiles, y terminar queriendo “partirlo en dos”.
Pero no podía, porque, de alguna manera, le gustaba hacerse sufrir con ese tipo de historias de Internet. Era un puto masoquista…
La cara del rubio expresaba todo lo que su boca no era capaz.
Y así es como pasaba de una historia a otra, ardiendo en celos, y otras cosas, por no ser él el suertudo de la ficticia situación...
-Si el mundo supiera lo que sucede fuera del escenario, nadie tendría el descaro de especular lo que especulan…
Susurró creyéndose sólo en aquella sala de ensayo, a la cual había llegado mucho tiempo antes que el resto de sus compañeros.
-¿De qué hablas, Aoi?
Un escalofrío recorrió su espalda al escuchar aquella ronca voz. En un rápido movimiento cerró el portátil y se giró a saludar a su compañero, a su odiado compañero y al resto que lo seguía…
-Nada, Ruki… Buenos días, chicos.
-Buenas.
Fue la respuesta que le dieron todos, para luego ponerse a “trabajar”. Reita, posó su trasero, a un lado de él, en el mullido sillón, y con la mirada fija en la nada, entrelazaron los dedos de sus manos, nadie dijo nada.
-Akira…
Hasta que el pelinegro se dignó a abrir la boca para algo más que no fuera suspirar. El nombrado nada más lo miró, indicándole que recibía toda su atención.
-Nee, Reita, ¿Puedes ayudarme con esto?
Pero fue cruelmente interrumpido por el enano que tenía por vocalista aquella banda. El rubio lanzó una mirada de disculpa a su amante y éste fulminó con la mirada al gnomo, quien lo miró extrañado ante tal reacción.
-Aoi, usaré tu portátil…
Avisó Takashima, y tarde fue cuando el segunda guitarra recordó lo que hacía antes de que llegaran sus compañeros, el castaño más alto ya había puesto el grito en el cielo al leer tal barbaridad.
-¡Aoi, estabas leyendo porno!
Las baquetas de Kai cayeron, y, Ruki y Reita, dejaron lo que hacían.
-¡Y Akira es el uke del enano!
A Uruha casi se le salen los ojos con el texto frente a él, Reita estaba rojo a más no poder, y Aoi… Aoi sólo pedía que la tierra lo tragase…
-Así que esa era la razón por la que me mirabas de esa manera… Tranquilo, Aoishi, no soy zoófilo…