“Permaneciendo en las sombras de nuestras mentiras
Para disimular nuestras imperfecciones
Haciendo cualquier cosa que podamos para ocultarnos
Ojos abiertos pero aun así ciegos
Para ver lo que realmente importa…
Ahora, mírame en la sombra”
Poso su vista sobre la mesa blanca frente a él, la que antes era una torre de copas de cristal ahora se había derrumbado, al igual que el mundo que él había decidido crear, en algún momento de su relación, pero ahora todo estaba perdido.
Observo por unos segundos más el lugar, parecía que una terrible tormenta había devastado todo a su paso, un sentimiento de nostalgia se alojó en su corazón, el cual se había desecho al convencerse a sí mismo de que el nunca llegaría.
“Permaneciendo al lado las ruinas de tu alma
Que llora por algo con más sentido
Preguntando cuando te has
Vuelto tan frío?”
El elaborado vestido blanco que portaba, se había manchado de barro, al igual que los dorados rizos que caían sobre sus hombros , aun así no le importó, tampoco que las lágrimas que se habían formado en sus ojos se derramaran sobre sus mejillas, dejando a su paso, una delgada línea oscura, debido al maquillaje.
Los pétalos de rosa que estaban esparcidos por el suelo, eran arrastrados por la fría brisa de noviembre, camino sin rumbo por varios minutos, dejando que los recuerdos invadieran su memoria.
Dolía recordar todos aquellos buenos momentos junto a él, las noches interminables entre sus brazos, los incontables días contemplando su sonrisa, sus besos, sus caricias, realmente extrañaba todo aquello, pero ahora no había marcha atrás, si el había decidido abandonar su vida para siempre, al menos debía existir una razón. Para su desgracia nunca lo sabría, porque era consciente de que nunca más volvería a verlo.
Una agridulce melodía comenzó a reproducirse en su cabeza, aquella que habías escrito para él, el día que juro permanecer a su lado, por el resto de la eternidad, pero ahora, el velo que cubría sus ojos se ha caído, tan solo quedan recuerdos de lo que solían ser, además de mentiras, mentiras que se habían vuelto necesarias.
“Todas las imágenes de tu pasado se han ido
Tan frío…tan frío
Olvidándote de ti mismo
Y de quién eres
La otra vida no está tan lejos…”
Corrió desesperado a un lugar desierto, mientras cubría sus oídos con ambas manos, aquella voz, tan dulce y cruel a la vez, hacía eco en su cabeza, de un momento a otro se detuvo, aquel lugar que solía llamar paraíso, había perdido la belleza y significado del mismo.
Se dejó caer sobre sus rodillas, contemplando por última vez el reflejo del atardecer en el lago frente a él, y así permaneció por varios minutos, mientras un rio de lágrimas fluía de aquellos preciosos orbes oscuros.
Se incorporó lentamente, para después adentrarse en las profundas aguas frente a él, las amargas lágrimas se entremezclaban con el agua en la cual descendía cada vez más, hasta que esta lo cubrió por completo.
El cielo derramo sus lágrimas sobre el cuerpo de aquel que había terminado con su vida por aquel ser tan especial, quien ya lejos de allí y ajeno a todo lo sucedido, mantenía la imagen de su “princesa” como el ángel que había sido enviado desde el cielo para guiar su camino.
“todas las imágenes de tu pasado se han ido
Tan frío, tan frío
Olvidándote de ti mismo
Y de quién eres
La otra vida no está tan lejos…
No tan lejos…”