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Conductora de sentimientos por Laura 31

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                                                          ´´¿Puede pasar algo bueno cuando todo se esta derrumbando?``

 


Si me hubiera hecho esa misma pregunta antes de que todo esto sucediera, contestaría que llegados a tal punto, solo se puede ir cuesta abajo, pero ahora


                                                                                         Tiempo atrás


 Preguntas, preguntas, preguntas, ‘’¿Estoy segura?`` ´´¿Esto es lo mejor?`` ´´¿Alguien llorará mi perdida?``


No estoy segura

No sé si es lo mejor

Nadie que me conozca notará mi ausencia


Y así, mientras sigo haciéndome inútiles preguntas, siento como el filo del cuchillo pasa por mis muñecas, como la sangre empieza a brotar de la herida ya hecha.


Oh, creo que la casera tendrá que bajar el alquiler del piso, a la gente no le gustará dormir en una habitación dónde se suicido una mujer.


Y con las últimas frases sin sentido, voy sintiéndome más cansada,  con ganas de cerrar mis parpados y no abrirlos nunca más...


Pero antes, tengo que hacer una última llamada, y no, no es a la funeraria, aunque podría hacerlo.


Cojo el móvil y miro la hora, ha pasado el tiempo suficiente como para ser demasiado tarde, como puedo, y con un esfuerzo inhumano marco el número.


-Hospital Trem, ¿en que podemos ayudarle?


-Supongo que mandando una ambulancia al portal 17 de Riquerf, 6º.


-¿Se encuentra bien? ¿Qué ha ocurrido?


-Me he cortado las venas, y no puedo formular una explicación ahora mismo, me cuesta hasta quejarme.


-Una ambulancia esta llendo ahora mismo, por favor, no se mueva y presione la herida para no desangrarse.


-¿Desangrarme? Eso es justo lo que intento. Gracias por la ayuda.


-Señorita esp-



Y mientras me fijo en el charco que me rodea, cierro los ojos


-Rápido, trae las vendas.


¿Qué?


-Hay que parar la hemorragia, luego le haremos la transfusión de sangre.


¿Qué esta pasando, y esa luz? 

 

-Ha abierto los ojos, rápido, a la camilla.


-¿Qué esta pasando? –Dije en un susurro.


-Estamos llevándote al hospital Trem, hemos llegado a tiempo. – Me dijo una chica con una sonrisa de alivio, me supongo que por llegar antes de.


-No lo creo, no tengo conocimientos de medicina ni nada que se le asemeje, pero la sangre que he perdido es demasiado hasta para Superman.


-Señorita no-tengo-conocimientos, esta en lo cierto, pero por eso mismo te estamos haciendo la transfusión en la ambulancia, para estabilizarte.


-Vaya, debí llamar más tarde –Dije mientras sacaba el tubo de la sangre.


-¿¡Qué haces!? No me hagas atarte, puedo hacerlo. –Dijo mientras me lo ponía de nuevo.


-La que debe decidir que hacer o no con su vida es la propietaria, ni tú ni nadie puede salvarme, no hay nada que salvar, estoy muerta por dentro, ahora solo me falta morir por fuera.


-Parece que te gustan los discursos, pues déjame decirte, que lo que hagas con tu vida no solo depende de ti, sino de tus seres queridos, tu familia, tus amigos, tu pareja.


-¿Te crees que si tuviera algo de lo que has mencionado, estaría haciendo esto? ¿Familia? No tengo a nadie ¿Amigos? Todos son unos hipócritas, los que saben de mi no me conocen, y los pocos que creía amigos me dejaron tirada ¿Pareja? Esto si que es una risa, con 27 años y sigo sin ella.


-No sé que le habrá sucedido a tu familia, pero tus amigos, estoy segura de que no saben lo que se pierden, y sé que podrás encontrar a alguien que si lo sepa, mira aquí al compañero, Mike, sigue conduciendo, no te desconcentres, pero contesta, ¿no te encantaría ser amigo de ella?


-Claro, ¿sabes? Soy el más sociable del hospital, conozco a todos, incluidos a los enfermos, en serio ¡todos! –Dice mientras esquiva un coche por poco.


-¡Mike! ¡Que te concentres!


-Tenéis una forma muy peculiar de convencer a alguien, eh.


-Lo sabemos, y por último, no tienes pareja, ¿en serio?, whao, cualquier tío que te haya ignorado, esta ciego.


-No te sorprendas, preciosa, pero no es que los tíos me ignoren.


-¿Entonces? ¿Ninguno de los que se interesaban en ti no te agradaban? ¡Que exigente! –Exclamo intentando sacarme una sonrisa.


-No, no es eso, simplemente ninguno de ellos podían darme lo que quería.


-¿Y que quieres? Doña Exigente.


-Dejémoslo en que no busco hombres.


-¿Qué? Ah, oh…claro.


-Exacto. –Dije mientras volvía a intentar sacarme el tubo.


-Te estoy viendo –me agarro la mano– Entonces, ¿no hay ninguna mujer?


-No. –Dije vencida.


-No te creo.


-¿No me crees? ¿Acaso ya confías en mi palabra?


-Sí, y no puedo creer que ninguna chica se halla fijado en ti.


-¿Por qué?


-Porque lo poco que he conocido de ti ya me gusta.


¿Qué?


-Entonces…¿tú saldrías conmigo?


-Sin dudarlo.


-Vaya.


-Solo tienes que preguntarlo, chica-sin-nombre.


-Estamos en las mismas condiciones.


-Bueno, pues me presento, me llamo Diana, ¿y tú?


-Yo no me llamo Diana.


-Menos mal, sería un poco raro salir con una persona que tuviera mi mismo nombre. –Dijo haciéndose la aliviada de broma.


Vale, esta vez sí que me saco una sonrisa.


-Deberías de sonreír más chica-sin-nombre.


-Lara. –Murmuré.


-¿Qué?


-Me llamo Lara, y me gustaría saber si la chica que me ha salvado la vida, alias Diana, querría salir conmigo alguna vez.


-Vaya, que graciosilla. –Dijo con una sonrisa.


-Suelo serlo cuando estoy nerviosa.


-¿Estas nerviosa?


-No estoy segura.


-¿Cómo no puedes estar segura de eso? –Dijo riendo.


-Estoy segura de que tengo unas heridas en las muñecas, que estoy en una camilla que esta en una ambulancia de camino a un hospital que quedaba bastante lejos de dónde vivo.


-En cambio no sabes si estas segura.


-No, bueno, tal vez.


-Eres un poco indecisa, ¿no?


-Bueno, míralo por mi lado, esta es la conversación más larga con una chica que he tenido desde…nunca.


-Eso si que no me lo creo.


-Tienes una cierta manía en no creerme.


-Es que, ¿cómo no has podido entablar una charla amena con alguna chica?, es raro.


-Bueno, una charla amena sobre el trabajo, tal vez, pero a mi asistente, con años de experiencia, y cuando me refiero a años me refiero a 50, no me pongo nerviosa.


-Ósea que admites que estas nerviosa.


-Puede.


-Bueno, pues Lara la nerviosa, tengo que comunicarle mi contestación.


-Pues hazlo antes de que me duerma, porque he de decir que llevo un rato cansada, Diana la que no me cree.


-Es el efecto del calmante.


-¿Cuándo me has puesto un calmante?


-Ahh, magia.


-Oh, de acuerdo. –Dije cerrando los ojos.


-¡Hey!


-¿Qué?


-Sí.


-¿Sí…?


-Saldré contigo, ¡pero tendrás que dejar esa manía de querer sacarte el tubo!


Sonreí


-De acuerdo. –Y esta vez, sí que me dormí.


                                                    

                      

Notas finales:

Bueno, sinceramente no pensaba escribir nada más, pero tras escuchar (unas 20 veces) Ni estabas ni estarás de Nach, se me ocurrió esto.

No sé si tendrá continuación, eso dependerá si alguien quiere que la tenga, y si a mi se me ocurre como continuarlo, mas bien, una continuación que me guste y quede satisfecha al escribirla, ya que ideas, tener, las tengo.

El nombre del hospital es inventado, si hay alguno que se llame así, es pura coincidencia (aparte de ser flipante).

Saludos, y gracias por leer.


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