Con la misma dulzura que le transmitía la música en sus auriculares, acaricio tímidamente los dulces labios con sabor a chocolate de aquel alto chico castaño. Por que tal vez ese seria su ultimo amor, y aunque ese fuera el final, él deseaba con todo su ser, que ese recuerdo fuera el ultimo en alejarse de su mente.
Tranquilo y aun con los ojos cerrados, saboreo el recuerdo de esos labios contra los suyos, por lo que separándose poco a poco, lentamente soltó el cuello de la camisa del castaño. Con ternura miro la expresión sorprendida del chico, y aun sin inmutarse le brindo una pequeña sonrisa.
-Te amo.- le susurro tan quedamente que apenas y fue audible en el silencio de aquel parque vacío.- Te amo mucho, Yunho.- volvió a susurrar sonriéndole al chico castaño que lo miraba paralizado, su mano se había dirigido a la cara del castaño, y brindándole una caricia, sonrió por ultima vez como despedida.- Adiós.
Lentamente su calor se fue alejando del castaño, mirándolo por última vez volvió a sonreír mostrando un poco de tristeza, y cerrando los ojos, se alejo, sabiendo que tal vez nunca más lo vería, sabiendo que era muy improbable que no se olvidara el castaño de él.
Sabiendo que efectivamente, esa era la ultima vez.
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Abriendo los ojos con pesadez como todas las mañanas, Yunho sonrió melancólicamente al darse cuenta que todo había sido un sueño otra vez, posando sus dedos sobre sus labios, bajo la mirada a la blanca sabana de su cama, sabiendo que en unas cuantas horas el recuerdo de esos labios besándolo volvería a irse, y que como siempre, este no volvería pronto aun si él lo deseaba.
Desplomándose de nuevo en su cama, cubrió su cara con la sabana, y tratando de volver a dormir aun si llegaba tarde a trabajar, sintió de nuevo una paz inmensa cubrirlo, solo para después asfixiarlo al notar que el hormigueo en sus labios se desvanecía, dejándolo vacío.
Si supiera por lo menos su nombre, si supiera que nombre suspirar, tal vez dejaría ir de una vez por todas a ese sentimiento que se encontraba estancado desde hace mucho en su corazón, aquel que tanto daño le hacia, pero que era el único que le indicaba que todo no era un sueño más.
Que se engañaba al pensar que fue real, al saber que un ángel en algún momento lo amo.
-Un nuevo día.- se susurro el castaño levantándose finalmente de la cama, y completo dirigiéndose al baño para tomar una ducha.- Un nuevo yo.
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Sonriendo a los hombres que entraban por la puerta del restaurante en el que trabajaba, los dirigió amablemente hasta su mesa. Y después de tomarles la orden, camino un tanto incomodo por el guiño de ojo que recibió de uno de los recién llegados hasta la cocina, recordándose que ya debería de estar acostumbrado.
Un poco más relajado por estar cubierto por las puertas dobles de la cocina, camino a paso lento hasta el área del Chef principal, donde un chico de cabello tan oscuro como la noche luchaba con algunas cazuelas e utensilios.
-Un filete a la Princesa.- indico mirando algo divertido como su amigo trataba de estar atento a los más de cinco platillos que se encontraban cocinándose en ese momento.- ¿Necesitas una mano?- soltó después de ver como una cacerola con aceite hirviendo casi le cae encima al azabache.
-Si no fuera molestia.- le respondió el chico sonriéndole, mientras se corría un poco hacia un lado para hacerle espacio al castaño para que lo ayudara.
Después de algunos minutos, y varias falsas alarmar por alguna que otra olla apunto de caer y dejarlos marcados de una manera no muy bonita. Los dos chicos suspiraron al ver salir todos los platillos incluyendo el pedido del castaño en manos de los meseros restantes.
-No es muy responsable de tu parte no querer contratar a más personal para la cocina, Chul.- medio reprendió el más alto a su amigo, quien solo bajo la mirada y bujo algo molesto.
-Yo puedo solo con la cocina, Yunnie.- susurro enojado el azabache haciendo un ¿tierno? puchero.- No necesitamos a nadie más.- completo cruzándose de brazos y dándole la espalda a Yunho fingiéndose el ofendido.
-Chul no seas así, casi te quemas por tu terquedad.- le recordó Yunho tomando al más bajo del hombro para voltearlo de nuevo hacia él.- Solo un chef más ¿ok?- suplico mirando como los ojos de Heechul se suavizaban y sus brazos bajaban un poco.
-Solo si me sigues ayudando como siempre, sino no hay trato.- negocio el azabache fingiendo una mirada seria y fría. La cual después se desvaneció al ver como Yunho asentía sonriéndole derrotado.
-Ok, ok.- confirmo el más alto, sintiendo como su amigo le saltaba encima abrazándolo por el cuello.
Heechul siempre había sido así, muy infantil y testarudo, pero desde que Yunho lo conocía ese hecho jamás lo había molestado. Y ahora, que por fin había aceptado dejar pisar a un desconocido su cocina, el más alto se convencía que si su amigo no tuviera esa personalidad jamás hubiera sucumbido a su petición.
Saliendo de sus pensamientos al escuchar el llamado de uno de los meseros que entraba con una orden bastante grande, Yunho sonrió al mirar como Heechul seguía aun abrazado a su cuello, asiéndose ver como un niño pequeño.
-Chul, deberíamos comenzar con la orden.- susurro a la cara de su amigo, y mirando como este asentía y se soltaba lentamente de su agarre, sonrió, olvidando por un momento más el mal despertar que tuvo ese día.
-La próxima semana comenzaremos con las entrevistas.- le informo Heechul comenzando a calentar las ollas y cazuelas que necesitarían para preparar la comida pedida.
-Chul.- soltó un poco cansado Yunho.
-Esta bien, el viernes comenzamos con las entrevistas.- se corrigió el azabache.- Pero no antes.- sentencio formando otro puchero.
Yunho rio por la acción, y concentrándose en la cantidad de ingredientes que ocuparían, dejo a su amigo seguir con lo suyo, si bien el era su mejor amigo, Heechul seguía siendo el jefe, y era mejor no poner en riesgo su empleo, aun si sabia no tenia nada que temer.
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Viajando lentamente por entre las notas y voces de los actores en el escenario, Yoochun sonrió al escuchar la pequeña música de entrada que le indicaba que la siguiente parte de la canción le pertenecía a su amigo.
Abriendo los ojos, fijo su mirada llena de admiración y algo de anhelo en la figura delgada de su amigo de la infancia. Y siguiendo los pasos que este daba, y el tono alto que salía de su garganta llenando el auditorio por completo, aplaudió junto a los demás asistentes cuando la música termino, y la obra se dio por finalizada.
Esperando por algunos minutos en su asiento, Yoochun miro como el lugar era desalojado lentamente por las demás personas que habían decidido esa tarde asistir a la obra de Elissabeth. Una que obra que había recibido desde su primera presentación unas muy buenas críticas, y que ahora siendo su última presentación, había agotado sus entradas desde semanas con antelación.
-Yoochun.- lo llamaron, y reconociendo la voz a la perfección el azabache se giro hacia una de las puertas latelares del edificio.- Gracias por esperarme.- agradeció el chico ahora frente a él, Yoochun solo sonrió y paso uno de sus brazos por encima de sus hombros empezando a caminar hacia la salida.
-Hiciste un gran trabajo, Jaejoong.- le informo mirando como el aludido sonreía en respuesta.- Me llego la canción.- completo el azabache haciendo que la sonrisa en la cara de su amigo creciera aun más.
-Muchas gracias Yoochun, que bueno que pudiste venir a esta última presentación.- soltó Jaejoong sintiéndose orgulloso de su amigo por llegar a mirar su última participación.- Me hubiera sentido muy mal si no hubieras venido este día.- se sincero formando una sonrisa triste, y mirando el suelo mientras avanzaban.
El frio los golpeo al salir del teatro, aun era temprano, y desde hace semanas el clima estaba bastante frio e impredecible. Pero bueno, estaban en invierno, era algo de esperarse en esa época del año.
-Te invito a comer, ¿Qué dices?- dijo Yoochun mirando a su amigo. Elcual solo asintió caminando hacia la camioneta de Yoochun en el otro lado de la acera.
Jaejoong había estado así desde hace algunos meses, y aunque no quería tocar el tema, Yoochun estaba seguro lo sucedido lo estaba afectando tal vez demasiado, por lo que mirándolo con preocupación, se pregunto si debía hacer algo antes de que el año se acabara, o si su amigo preferiría solo dejarlo todo así como estaba.
-Esto es bastante difícil.- susurro para si mismo suspirando.- Junsu sabría que hacer. Él lo sabría.- volvió a susurrar caminando hacia Jaejoong y su auto, el frio debía de estarle calando hasta los huesos al castaño.
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-Esto es una pérdida de tiempo Yunnie.- volvió a quejarse Heechul, mientras miraba a otro chef hacerles una reverencia antes de irse.- Todos son un asco.- susurro esta vez acercándose al oído del más alto.
-Eso no es cierto, Chul.- le reprendió Yunho haciendo callar al azabache al mirar como otro candidato entraba en la habitación.- Mucho gusto, Jung Yunho.- sonrió al chico dándole un apretón de manos.
Heechul se cruzo de brazos mostrando su enojo, ese joven se veíabastante joven.
-Shin Changmin.- respondió con una expresión seria. Haciendo sonreír más ampliamente a Yunho.
Heechul lo miro por algunos momentos, y descruzándose de brazos, se presento también.- Kim Heechul.- Changmin estrecho su mano de igual manera que como lo hizo con el más alto, y sentándose después de una señal por parte de Yunho.
El azabache reconsidero su comentario de hace unos momentos, ese Shin se mostraba bastante responsable y serio, tal vez podría ser un buen segundo Chef.
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Saliendo de su asombro, Yunho miro el camino por el que ese chico se había marchado. El tacto de sus labios seguía presente, y el sabor compartido de chocolate le había parecido completamente agradable.
El calor en su mejilla izquierda parecía extenderse por toda su cara, y la garganta de la nada se le había cerrado. Recordándole lo mudo que había estado cuando ese chico le confeso que lo amaba, y también lo mudo que había sido su escusa para no responderle.
Todo había pasado bastante rápido en verdad, y ahora que lo pensaba, no sabía el nombre de aquel chico. Por un momento pensó en seguirlo, pero ya había pasado algo de tiempo, y el no recordaba por donde se había ido.
Tal vez lo mejor era olvidar ese día, ese parque, la cara tan hermosa de ese ángel, y su mirada llena de ternura hacia su persona. Después de todo, solo era un desconocido más.