Conozco muchas personas. Nadie hace nada sin pedir algo a cambio. Nadie.
Parece que todo hubiera sido planeado por ella. Ahí me encontraba yo sentada frente a su mesa, era la única en el aula, aparentemente la única en la escuela… Mi cabello castaño cubría mi rostro, no es muy largo pues me llega a los hombros, me era difícil verle a los ojos mientras hablábamos. Ella, sentada como si nada en la silla, acomodando su larga cabellera negra y sus lentes mientras llevaba la conversación al final.
Jugaba con el borde de mi camisa mientras pensaba en nada, sabía que debía aceptar, si no lo hacía tendría que repetir el año sólo por una materia y mi expediente se arruinaría, no sé cómo pasó esto pero pasó. Justamente en mi último año y en el último día tenía que sucederme esto.
La maestra negociaba mi calificación tranquilamente mientras yo moría de nervios. Me dio cinco opciones:
Para un 6: Escribir un ensayo de 10 hojas acerca de la materia.
Para un 7: Entregarle en una carpeta todos los trabajos.
Para un 8: Re-hacer todos los exámenes mañana y aprobarlos aunque sea con 6.
Para un 9: Someterme mañana a un examen oral de 15 preguntas y aprobar mínimo con 6.
Todos estos con la condición de que mencionara algo mínimamente negativo acerca de mí para el expediente.
Para el preciado 10: Someterme a un examen oral de 10 preguntas y responder los 3 exámenes ahora mismo logrando llegar al 6 entre ambas calificaciones o…tener relaciones con ella.
Estoy en una situación desesperada por lo que tomare medidas desesperadas.
-Quiero un 10…- dije viéndola, aun con algo de cabello en el rostro.
-Bien, ¿quieres primero los exámenes escritos o el oral?- preguntaba deduciendo por lógica mi respuesta.
-Ninguno. He decidido que me acostare con usted-
-Valla…eres la primera estudiante que decide eso- Acomodaba sus lentes mientras me veía incrédula.
-Hay una primera vez para todo- y esta era la mía con una mujer.
-La escuela es un lugar peligroso para esto, ven conmigo- dicho esto la seguí hasta su auto y fuimos a su casa.
Bajé del auto algo asustada y demasiado nerviosa. Mi maestra bajó de su auto y abrió la puerta, me dirigió a su habitación en lo que ella bajaba lo que tuviera que bajar…
Su habitación era digna de una maestra como ella, ordenada, sin muchas cosas y con un toque de elegancia. Siempre la admire por su forma de ser pero ahora todo se ha venido abajo, aparenta ser buena persona pero en el fondo quiere lo que todos, sexo.
Pude observar unas fotos en pequeños marcos en una pequeña mesa, eran de ella con otra mujer. Maldita suerte que tengo, la única materia con la que me sucede esto y resulta que quien me impartió la materia es lesbiana.
Me senté en la cama a esperarla…
Entro con una blusa nueva y un pants, y se sentó a mi lado viéndome, formando una sonrisa poco a poco.
-Siempre quise ver bien tu rostro- me quita el cabello del rostro y se acerca más para contemplarme mejor. Los segundos se me hacen eternos.
-Después de todo si eres linda- sin previo aviso, me besa. Me sobresalté un poco. Sus manos eran agiles, comenzó a quitarme la ropa rápidamente y una vez que me dejó en ropa interior me recostó en la cama. Ella se quitó su blusa y fue cuando empecé a dudar de la tontería que estaba a punto de continuar.
En el momento en el que sus manos se posaron en mis pechos, un calambre recorrió mi cuerpo. Ella espero un poco y comenzó a masajear mis pechos sosteniéndolos firmemente, voltee mi rostro para no verla.
-Son pequeños…-
-mmm…- fue todo lo que pude decir apenas en un murmullo.
Cuando menos me di cuenta me había quitado el sostén y su rostro bajo hasta quedar frente a mis pequeños pechos.
-Pequeños pero apetitosos- valla palabras tan sucias, no es necesaria su palabrería, sólo lo hago por mi diez. Mi cuerpo comenzó a ponerse frío cuando sentí su lengua recorrer mi piel. La frialdad en mi cuerpo no duró mucho pues sus caricias comenzaban a calentar mi cuerpo involuntariamente, era natural que se calentara ante dicho contacto.
Permanecí callada esos 10 minutos de besos y caricias hasta que su mano se deslizó en mi intimidad, la sentí bajarme las bragas, nuevamente me puse fría…
-No lo haga-
-¿Por qué no he de hacerlo? Es parte del trato-
-Por qué…tiene novia- recordé las fotos que vi anteriormente.
-Ella me deja jugar de vez en cuando con alguna alumna que quiere subir sus calificaciones- ya no tenía escapatoria, su mano comenzó a acariciar mi sexo cada vez más y más rápido. Yo jadeaba y mordía mi labio inferior para no hacerlo muy sonoramente, me estaba gustando, se sentía bien.
-Vamos, gime-
-No…-
-Tendré que hacer esto entonces- como si no quisiera. Acariciaba rápidamente mi punto más sensible, ya no pude seguir mordiendo mi labio inferior por lo que comencé a jadear con fuerza, ya habíamos llegado lejos, así que me rendí, ya no valía la pena resistirse y sólo quedaba disfrutar este momento en el que he pasado de ser su alumna a su amante en turno.
Sus dedos penetraban sin problema de uno en uno en mi intimidad. Tenía 3 ó 4 dedos dentro, no lo sé, sólo sentía que salían y entraban proporcionándome placer. Comencé a gemir para complacerla, tal vez con eso me haría sentir mejor y así fue.
Bajó su rostro entre mis piernas y empezó a lamer mi clítoris como si fuera su postre…sus dedos apretaban mis pezones con fuerza causando un dolor placentero, era demasiado para mí.
Jadeaba y gemía esperando que esto acabara y a la vez no quería que acabara. Nunca había estado tan excitada. Mi profesora seguía entre mis piernas pero ahora sacaba y mentía su lengua en mí. Una de sus manos subió y metió sus dedos en mi boca a lo que yo lamía instintivamente hasta que llegué al clímax y comencé a respirar agitadamente.
-Siente tu sabor- me besó. A pesar de todo el beso era apasionado.
-¿Te gusta tu sabor?- me pregunta relamiendo sus labios.
-No lo sé…- el beso fue algo salado pero no me gustó precisamente.
-Me toca- es todo lo que me dice mientras se baja las bragas. Pensaba que tendría que tocarla o algo parecido pero no fue así del todo, ella entrelazo sus piernas con las mías haciendo que nuestros sexos que juntaran y comenzó a mover sus caderas haciendo un roce entre ellos. La imite en busca de más placer.
Nuestros cuerpos comenzaban a sudar y ambas jadeábamos sonoramente.
Me estaba cansando pero ya casi llegaba nuevamente al clímax. Fue cuestión de seguir un poco hasta que a ambas nos llegó el orgasmo. Respirábamos muy agitadamente en la cama con nuestros cuerpos desnudos, sudorosos y cansados.
Las sabanas terminaron revueltas y mojadas. Nuestra ropa esparcida por la habitación y mi razón estaba volviendo de su paseo.
Me vestí lo más rápido que pude y al estar en la puerta me le quede viendo, como si quisiera preguntarle por otra sesión de sexo pero eran ideas estúpidas.
-Adiós…- me despedí.
-Adiós, ten por seguro ese diez y un comentario positivo para tu expediente- sonreí y me fui, ella cerró la puerta y yo ya estaba camino a casa.
-Al final terminé consiguiendo lo que quería y más…- reí nerviosamente. Esta había sido mi primera vez y se sintió justo como imagine que se sentiría. Que mal que fue con mi profesora y a cambio de un diez pero si me lo volviera a ofrecer de nuevo estoy casi segura que aceptaría sin dudarlo.