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Say “I love you” por Hisue

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Notas del fanfic:

Parece que esto se va a volver una mala costumbre. Al principio tenía pensado incluirlo en un cap, pero como que no me pareció adecuado. No sé el por qué de eso. Bueno, entonces, otro momento “no tan perdido en el tiempo” XD. También tenía pensado ponerlo como bonus extra dentro de un cap, pero resultó siendo muy largo.

Así que, pido su opinión: Sigo publicando shots separados en lo que avanza la historia… o no lo hago??? Dudas existenciales XD

Oh, y bueno, lo tenía hace un tiempo, así que lo subo como forma de decir "Disculpas por la tardanza".

Y por cierto, estoy editando Rockbol. Las ediciones van por el diecisiete.

Say “I love you”


Dan observó a Sig desde su posición en el piso. Las dudas, que solían acallarse cuando Sig permanecía cerca revolotearon en su mente. Estaba seguro que Sig lo quería, pero no sabía si lo amaba. Hace sólo unos minutos, Sig había estado sentado entre sus piernas y él había vuelto a susurrarle que lo amaba. La respuesta de Sig había sido esbozar una sonrisa torcida y hablar de otra cosa.


Daniel apoyó las manos en el piso y miró al techo, mientras dejaba escapar un suspiro cansado. Se levantó y fue a la cocina, en donde Sig buscaba algo de comer en la nevera.


-Deberías aprender a cocinar- dijo. Sig lo ignoró. Bebió un poco de yogurt y se metió a la boca una galleta salda que encontró en un estante.


-Para eso estás tú- dijo, limpiándose la boca con el dorso de la mano y acercándose a Dan. Alzó el rostro y le lamió los labios, deliberadamente lento.


Sig tenía en el rostro una sonrisa de suficiencia que lo irritó un poco. Lo estaba provocando, lo que significaba que hoy no diría que estaba cansado o se quedaría dormido antes de avanzar un poco más. A pesar de eso, la perspectiva de tener sexo con Sig no era tan atractiva como de costumbre. No quería eso de él. Quería oírlo decir que lo amaba. Nada más. Quería que lo admitiera.


Sig volvió a besarlo, empujando su lengua contra los apretados labios de Dan, buscando tener más contacto y Dan correspondió, dejándose hacer. La lengua de Sig recorrió su boca, saboreándola y él gimió en respuesta. No necesitaba de mucho para excitarse cuando estaba con Sig.


Sig sonrió al notar el estado de Dan. Volvió a besarlo, retrocediendo con él y caminando hasta el cuarto. La lengua de Sig resbaló por su cuello, lamiendo, succionando. Daniel tiró la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y sintió la lengua delinear su garganta, los dientes presionar su piel suavemente antes de tomar el cabello de Sig, obligarlo a apartarse y enterrarse en su boca, mientras sus manos deslizaban el cierre de su chaqueta hacia abajo y la dejaba caer. Sig se apartó lo suficiente para desabrocharse la camisa de mangas cortas que llevaba y tirarla al piso, mientras Dan hacía lo mismo con su camiseta, antes volver a jalar a Dan hacia él y delinear sus labios con la lengua, la expresión divertida en sus ojos contrastando con la excitada, necesitada y hasta furiosa de Dan.


La espalda de Sig chocó contra la cama. Dan se tendió sobre él, abandonando la boca de Sig para tomar la cruz que colgaba de su oreja izquierda y tirar de ella con sus labios, provocando un chispazo en su amigo. Besó el lóbulo de su oreja, sintiendo el acero del metal de los pierciengs contra su lengua, reconociendo los pendientes azules que él le había regalado.


Sig coló una mano entre sus cuerpos y le acarició el vientre, mientras Dan seguía entretenido en su oreja.


-Te amo- escuchó susurrar a Daniel.


-Dan- jadeó, la voz ronca por la excitación- Deja eso y apúrate- ordenó.


Dan dejó de besarlo y lo miró a los ojos. Siempre era así. Sig iba debajo, pero era él quien dominaba la situación. Quien decía como hacerlo y donde y en qué momento Dan debía apresurarse o debía parar. Si Sig decía “bésame”, él lo besaba.


-No- dijo, ahogando un jadeo al sentir las manos de Sig rozar levemente su entrepierna. Una mirada sorprendida cruzó por el rostro de Sig durante un segundo- No lo haré como quieras hoy y va en serio- dijo y bajó la cabeza hasta el pecho de Sig, dejando besos allí y bajando por su torso. Lo hizo lento a propósito, demorándose en sus pezones, bajando hasta su ombligo y volviendo a subir, lamer su cuello, regresar a su boca y volver a empezar.


-Joder- jadeó Sig. No se preocupaba por lo que Daniel había dicho. Las veces en que decía lo mismo, terminaban de la misma manera, con Dan haciendo lo que él quería. A su manera. Abrió la cremallera de los jeans de Daniel y rozó su miembro, lo apretó entre sus dedos, sintiendo como Dan se tensaba sobre él y escondía el rostro en la curva de su cuello, gimiendo.


-Sig- gimió sobre la piel de Sig y cerró los ojos, reuniendo la fuerza necesaria para sentarse sobre las rodillas de Sig y apartar las manos que se cerraban en su miembro- Ya te dije- dijo Daniel, pasando el dorso de su mano derecha por su boca- Que esta vez será como yo quiera.


-Pasemos de esto- Sig se encogió de hombros, rodando los ojos- Sólo apúrate y hazlo.


-¿Eso quieres? ¿Quieres qué este dentro tuyo?


Sig se incorporó y rodeó el cuello de Dan con uno de sus brazos.


-No tanto como tú lo quieres.


-Dilo- dijo Daniel, respirando sobre los labios de Sig.


-¿Qué te quiero dentro de mí? Eso es muy fácil de decir- Sig esbozó una sonrisa torcida.


-Di que me amas- susurró Daniel.


La sonrisa abandonó el rostro de Sig. Desvió la mirada. El amor no era algo en lo que pensaba, no era algo en lo que quería pensar. Y no quería decirlo.


Daniel lo empujó sobre la cama, se quitó los jeans e hizo lo mismo con Sig. Tomó su miembro y lo masturbó, sin la delicadeza con la que solía hacerlo. Sig empujaba contra su mano, gimiendo y se arqueó al sentir un dedo deslizarse dentro de su cuerpo. Dan soltó el miembro de Sig, retiró el dedo de su cuerpo y puso ambas manos a los lados de la cabeza de Sig, enfrentándose a la mirada enojada de Sig.


-No voy a terminar si no lo dices. Sólo avanzaré hasta allí.


Sig frunció el ceño y Daniel lo imitó. Se sentía tentado a pedírselo, sólo quería escucharlo. No le agradaba tener que obligarlo a decirlo. Quería que Sig lo hiciera por su cuenta, sin burlas de por medio, sin que sonara a un premio. Que se lo dijera porque lo sentía. Pero no quería esperar a que Sig sintiera que podía decirlo. No en este momento, al menos. Volvió a besarlo y Sig lo abrazó. Se apretó a su cuerpo, restregándose contra él. Dan gimió en el beso al sentir el roce de sus miembros.


-Dilo- dijo, aguantando las ganas que tenía de hundirse en el cuerpo de Sig y perderse en su calor- Dilo o no lo haré. Di que me amas.


Sig desvió los ojos, apretando los labios.


-¿Desde cuándo eres tú quien da las órdenes?- preguntó, mirándolo desafiante. Daniel hundió un dedo en su cuerpo y Sig se arqueó, pero antes de que empezara a gemir, Dan ya lo había retirado.


-Dilo- repitió, separándose un poco.


-No- logro decir, con la voz partida por el deseo. No le molestaba tanto el tener que decirlo, como tener que decirlo porque se lo ordenaban. Odiaba que le dijeran lo que tenía que hacer. Observó la mano de Dan que se deslizaba por su abdomen, deseando que bajara y se hunda en su cuerpo. Lo necesitaba, ahora mismo, pero Dan no parecía dispuesto a renunciar, y él era demasiado terco para dar su brazo a torcer.


-Dilo- repitió. Sig jadeó. La lengua de Dan rozó su miembro y él empujo contra la boca de Dan, que se retiró, haciéndolo ansiar más de su toque.


Sig gruñó. Cada vez que intentaba tocar a Dan, este lo apartaba, lo empujaba y le obligaba a permanecer acostado, mientras él lo besaba, lamía su miembro y hundía sus dedos en su cuerpo, deteniéndose antes de que Sig se sintiera saciado. Quería más. Lo quería a él, dentro, ya.


-Dan- gimió- Dan, por favor, ya.


Daniel se detuvo en seco. Sig se lo había pedido. Pero no era suficiente.


-Tú también quieres- gimió de nuevo, sintiendo los dedos moverse en su interior. No eran suficientes.


Daniel lo miró. El cabello dorado de Sig se desparramaba en la cama y en sus hombros. Tenía los ojos acuosos y su pecho subía y bajaba, rápidamente. Los dos carbones negros de sus ojos se clavaron en él, exigiendo que cumpliera lo que pedía.


-Mírate- siguió diciendo- Estás al límite.


Dan no necesita que Sig se lo dijera para saberlo. No le parecía que estuvieran teniendo sexo sino peleando, una de sus tantas discusiones reflejadas en la cama. Sig se mordió el labio inferior con fuerza cuando sintió el miembro de Dan empujar contra él. Dejó escapar un suspiro de alivio. Al fin… pero tuvo que levantarse abruptamente al notar que Dan salía de su cuerpo, respirando más agitado que antes, cerrando los ojos para contenerse.


-Dan- jadeó, haciendo una mueca de molestia- Hazlo, demonios.


Su voz sonó partida, necesitada.


-Dilo.


-Te…- empezó a decir, rendido. Dan abrió los ojos y se deslizó dentro de su cuerpo, sólo un poco- amo- lo dijo lento, en voz baja, sintiendo que su corazón iba a explotar. No quería decirlo, no quería pensar en eso, aunque sabía que era cierto. Lo amaba, pero siempre habían peros. Sig siempre había pensado que no tenía porque amar a nadie de esa forma. Terminaría haciéndole daño.


Abrió los labios, dejando escapar un grito inarticulado al sentir todo el miembro de Dan en su cuerpo.


-Uhhh- suspiró y se cubrió la boca con la mano.


-Dilo otra vez- dijo Dan. Se tendió sobre Sig, apoyando su frente en la de Sig- Mírame y dilo.


-¿Te moverás?- preguntó Sig, odiando la súplica que escuchó en su voz. Movió las caderas hacia arriba, intentando hacer que Dan se moviera también, pero este le sostuvo las piernas y las mantuvo en su lugar, impidiéndole moverse.


-Uh-huh- dejó escapar Daniel, incapaz de decir nada más.


-Mírame- exigió, al ver que Sig desviaba los ojos.


Sig se mordió los labios y lo miró. Ojos azules que parecían angustiados. Llorosos. Obedecer a Dan le hacía sentir que estaba a su merced. Era algo que Sig ya sabía. Su vida, él, estaban a merced de lo que Dan quisiera, pero obedecerle ahora sería reconocerlo. Y había una gran diferencia entre saberlo y reconocerlo.


-Te amo- dijo, rápidamente esta vez.


Daniel salió de su cuerpo y volvió a entrar en una embestida salvaje. Jadeaba mientras se movía, la boca a un centímetro de la de Sig, la saliva resbalando por sus labios, deslizándose hasta rozar los labios de Sig.


Sig alzó las manos, rodeó su cuello y le obligó a inclinarse más y besarlo. Tiró de los cabellos de Dan hacia atrás cuando se quedó sin aire y este se separó, suspirando.


-Ve más lento- dijo Sig, en medio de un gemido. Había vuelto a tirar del cabello de Dan, esta vez hacia él y le hablaba al oído. Dan bajó el ritmo de sus embestidas, deslizándose lentamente, dejando que Sig sintiera toda su extensión dentro de él, mordiéndose los labios para no gemir. Las piernas de Sig lo rodeaban, lo apretaban y Dan era consciente de que había vuelto todo a la rutina de siempre. El yo mando, tú obedeces, entre Sig y él.


-Dilo- dijo, esta vez no era una orden ni una condición- Por favor, ¿me amas?


Sig jadeó, sintiendo que estaba al límite.


-Rápido- ordenó en un gruñido- Ahora.


Dan lo hizo y Sig se arqueó, apretando las sabanas entre sus manos, gimiendo.


-Te amo- dijo, apretando los ojos, mordiéndose los labios para acallar los sonidos que se escapaban de su boca- Te… ahhh… te amo… Dan… más… Dios…


Daniel tragó saliva al escucharlo. Sig gemía, descontrolado, apretándolo dentro de su cuerpo, arqueado en la cama. Lo besó y terminó, corriéndose dentro de su cuerpo.


Sig coló una mano entre sus cuerpos y se tocó. La mano de Dan rozó sus dedos, uniéndose a ella, sin apartarla y terminó al fin, ahogando un grito en la boca de Dan.


Sig miró el techo, sin saber cómo sentirse. Tenía la sensación de que ninguno de los dos estaba satisfecho y no por el sexo, sino por la manera en que lo habían hecho. Deseó fumar y sintió a Dan besarle el cuello y bajar hasta apoyar la cabeza en su abdomen.


-Está mal, ¿cierto?- murmuró Dan.


Sig acarició su cabello, sin dejar de mirar al techo.


-Bueno, no me esperaba tus ansias de dominación- susurró.


Daniel se levantó y Sig hizo lo mismo. Se miraron un momento, enfrentándose sin decir nada.


-Mientras no decidas comprar un látigo está bien- agregó, esbozando una sonrisa.


Dan lo abrazó, ocultando su rostro en la curva de su cuello y posó los labios en el cuello de Sig y empezó a reír. Sig volvió a mirar al techo, sintiendo el aliento cálido contra su piel y la vibración de la risa de Dan. Eso le había faltado durante todo este tiempo, con el asunto de la foto. El sonido de su risa, la vibración de su risa. Se sentía bien.


-Te amo- susurró Daniel, en español. Sig reconoció el sonido. Daniel lo repetía a menudo y era lo único en español que Sig conocía. Le devolvió el abrazo, satisfecho y Dan acarició su espalda.


Tal vez, la próxima vez, Sig podría decirlo sin tener que obligarlo a ello o sin esperar a estar excitado, completamente fuera de sí. Ese día, estaría satisfecho.

Notas finales:

Ando una temporada por en fandom de Katekyo Hitman Reborn!, por eso me pasó tan poco por los originales. Lo siento, no sé que tan larga sea mi "estancia" por allá. Ya que esto no es KHR! y no hay peligro de que algunas de las escritoras de allá me lean, tengo que decir que es un fandom muy frustrante. Excepto por dos grandes excepciones. 

Como sea, dejen review si les gustó o  tienen algo que decir!!


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