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Nyankotaro por Eowyn

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Notas del capitulo:

 


 Este es el primer fan fic que subo. Aclaro desde ya que es un One - shot... pero aún asi espero que les guste :3 

 

Parejas : Eiri Yuki- Shindo Shuichi.

 

Clasificación :Todos los públicos.

 

Resumen : Un pequeño visitante entra en la vida de ambos amantes. ¿Cuáles serán las reacciones de Eiri y Shuichi ante el felino?

 

 ~**~

Los personjes usados en este fic son De Maki Murakami


~**~



Nyankotaro



-Oh Yuki ¿por qué no me contaste que tenías un gato?- escuché que decías desde el salón.

Ah… veo que descubriste al pulgoso.

Me levanté de la silla con un quejido y camine hacia allí. Estabas en el balcón acariciando al gato gordo que hace semanas que merodea por aquí, y ¡no! ¡No es porque le esté dando de comer!

-¿De quién es? Preguntaste con un extraño tono esperanzado.

Creo que podía imaginar lo que dirías a continuación, pero vete sabiendo enano que tengo suficiente contigo.

-No lo sé. Creo que de nadie.

-¿¡de verdad!? Entonces podemos qued…

-NO- respondí tajante antes que terminaras la frase.

- ¡Oh mira! ¿Cómo puedes decirle que no?

Alzaste el animal y me lo pusiste en frente de la nariz. Si acaso esperabas que el felino me mirara con los ojos del gato con botas de Shrek, claramente te equivocabas. El gato solo exhaló un débil gruñido, mirándome con los ojos entrecerrados, claramente molesto.

-¡No nos quedaremos con el maldito animal! Grité por encima de mi hombro. No quise darme vuelta y enfrentarme a tu mirada de cordero degollado… no, pues sabía que haría temblar mi firme resolución.

Más tarde, luego de que te cansaste de suplicarme y yo de cantar las mil maldiciones, Al fin hiciste silencio, un poco al menos.

-¡Hey! ¡Mocoso inútil! ¡¿No se supone que fuiste al supermercado esta semana!? ¡No me digas que olvidaste el café porque voy a matarte!

 Y eso que sabes lo molesto que puedo llegar a ser si me faltan una de mis  cosas vitales.  Y no, no te emociones pues no eres una de ellas…

 

Jamás lo admitiré, créeme.


Mi fastidio creció al no obtener respuesta. Tus chillidos provenían del balcón… si estabas otra vez cantando a viva voz, esta vez cobrarías. Ni te imaginas lo vergonzoso que puede ser recibir las quejas de los imbéciles que tenemos de vecinos y más cuando son cosas como:

“no sabía que tenía un niño a su cargo joven Eiri, ¡debería imponerle más disciplina! Ah! Los jóvenes de ahora“ (la vieja loca de al lado).  Y ese era el más dulce, pues los siguientes son algo parecidos a mis saludos de todos los días… ¿ves? Hasta admito que soy un idiota a veces.

-¡Oye que crees…


Estabas tirado en el suelo.

 

Con una bola de pelo gris encima tuyo.

 

A la que besabas mientras sonreías como idiota.

 

 ¿Desde cuándo te gustan tanto los gatos? ¡Maldición! Esos labios van a parar a los míos mocoso insolente y vaya… me sorprende que el gato tenga la paciencia como para soportar eso.

-Se puede saber ¿qué estás haciendo, imbécil? Dije lentamente.

Me miraste divertido y haciendo un puchero me susurraste: - Vamos cariño, ¿podemos quedárnoslo? ¡Es tan lindo! A continuación los ojos de cachorro…. Oh! Son peor que los de cordero. 

 

¡No vas a convencerme!


3:10 am:

Si, ya sé que dije que odio a los gatos.  Y eso se hace extensible a todos los seres pulgosos. Pero esta vez solo me levanté porque no podía aguantar los maullidos del maldito en la ventana. ¡Solo por eso, joder!

-Ven aquí minino, minino. susurré desde el ventanal con un plato de carne en la mano.

El insolente felino se mantuvo en la pared mirándome con sus brillantes ojos verdes.

-¡maldito gato pulgoso! ¡Púdrete! Dije perdiendo la paciencia.

El animal pareció no asustarse con mi grito, lo contario, ronroneó y comenzó a contonearse entre mis piernas, luego de haber bajado de un salto desde la pared del balcón. Ahora sé porque te gusto tanto la bola de pelo… ¡pero si se parece tanto a ti!

Le puse el platillo en el suelo y me quedé mirándolo comer mientras le daba una calada a mi cigarrillo. Acaricié con el pie el lomo, sintiendo sobre la planta el suave pelaje.

-¿Cómo te llamas gato? pregunté sintiéndome un imbécil por supuesto. Si me hubiera respondido de verdad habría sido preocupante.

-Nyankotaro. Respondió una voz ronca.

 

Mierda.

 

Sabía que si  giraba vería tu maldita sonrisa de triunfo al encontrarme con las manos en la masa, después de haber negado y maldecido a los cuatro vientos,  en contradel bendito ¿Nyankotaro? ¿Qué clase de ridículo nombre es ese?

Pequeño idiota ¿Por qué tenias que dejar de babear la almohada justo ahora? ¡Por los mil demonios!

Lentamente y haciendo gala de mi mejor expresión neutral me di vuelta.

 Tú, tu ridículo pijama estampado, el cabello revuelto y el inocente gesto que hiciste al refregarte los ojos con el dorso de la mano… hicieron que olvidara la mejor excusa que podría haber pensado en menos de tres minutos.

-¿Qué haces despierto Yuki? Preguntaste, -¡ya sabía que terminarías encariñándote con Nyankotaro! Murmuraste, sonriendo.

-El maldito no me dejaba dormir.

Divertido, te acercaste y clavaste tus centelleantes ojos amatista. Casi en un susurro canturreaste:

-A yuki le gustan los mininooos! ¡A Yuki le gustan los miniiinoooos!

-¡Cállate afeminado! Grité, visiblemente avergonzado.

 Corriste unos metros para evitar que mi puño te alcanzara. Ni pienses que voy a correr tras de ti. A aparte que odio correr ¡¿no hay una escena más gay que esa?! ¡Por los cielos!

 Como detesto que hagas eso. Detesto que veas a través de mí como si de un espejo se tratara. Detesto quedarme sin palabras mordaces ante esa mirada triunfal…

Detesto… ¿Qué decía?

 

Vaya que sabes cómo hacer que pierda el hilo de mis pensamientos…

Notas finales:

Bueno, es medio cortito lo sé xD pero espero que les haya gustado este pequeño One-shot.  Muchas gracias por leer :3  ¡Nos estamos leyendo en el siguiente fic!

Saludos!. Los reviews son muy bienvenidos :D


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