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Fuertes Razones por Angel_Chan

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Notas del fanfic:

Pareja:Shun - Hyoga

Advertencia: Posible Lemon... aun no esta definido

Notas:Este One-Shot es una idea de un día aburrido en mi trabajo… Y como siempre, me costó más pasarlo a palabras.

Fecha:06/11/11

Beta Reader: PleasyStay

Disclaimer: Todo lo referente a Saint Seiya pertenece a MasamiKurumada y a la Toei.

Notas del capitulo:

Holas a las/os lectores que siguen algunos de mis fics... escribo esto un poco para excusarme por los retrasos que estoy teniendo al publicar. Realmente siento dejarlas con las ganas de seguir leyendo acerca de aquellos personajes que tantos les gustan... pero se me ha hecho imposible en estos dias ponerme a escribir.

Y las razones son:

Tengo problemas laborales, con todo y abogados de por medio... asi que, mi cabeza no esta cieratamente con Shun o Milo, o cualquier otros de mis personajes...

¡Ojo! Que eso tampoco quiera decir que abandono todo esto... no, solo les pido un poco mas de paciensia... mas de la que ya me han tenido.

Estoy trabajando en todas y cada una de las historias que tengo publicadas... voy despacio por razones ovbias. pero no las abandonare... por que son mi unica manera de poder liberarme de las presiones que ya tengo...

Bueno, creo que eso es todo... Gracias por dejarme descargar... y espero que les gusten mis historias, y si no... bueno, no a todos nos tiene que gustar lo mismo, ¿No?

Capítulo 01: Yo expongo

 

Siberia Oriental, Rusia.

 

Estaba embelesado, ésta como tantas otras veces… Viendo el magnífico espectáculo que le proporcionaban las luces de la Aurora. No importaba el frío que entumecía sus músculos, ni el viento que agrietaba su piel.

Era una especie de desconexión, su cable a tierra, una posibilidad de no pensar por un indeterminado tiempo. Porque para ello había llegado a su Rusia natal después de todo: para alejarse y no pensar… O más bien pensar, y llegar a un acuerdo entre su atormentada alma y su herido corazón…;mientras su mente quedaba relegada, pues su poder de razonamiento siempre iría en contra de lo que su alma y corazón desearan; y eso no era lo que exactamente quería.

En pocas palabras, había huido de Japón, y a tres meses de su auto-exilio, aún no decidía qué hacer con sus sentimientos.

Sentía algo… O mucho, en realidad. Aunque no tenía una definición exacta de que era lo que sentía en sí.

Podía decirse a sí mismo que sólo eran imaginaciones suyas, pues le debía mucho a Shun; su vida había dependido de su sacrificio… Pero era extraña la manera en la cual se comportaba o se sentía estando a su lado. ¿Podría ser…?

¿Realmente se había enamorado de su mejor amigo?...

Aún no había encontrado respuestas a esa pregunta… El amor era amor, y él sabíacómorecibirlo y darlo, a sus amigos y a gente a la que quería de verdad. Y Shun estaba en esa lista, quizás muy por encima, sin estar totalmente en el tope, pero era primordial para él.

Un sentimiento de gozo cada vez que estaba a su lado, una completa entrega de todo su ser. Eso sentía, y estaba seguro de ello pues lo había experimentado en más de una ocasión, solos los dos, o en medio de una multitud. Pero su duda venia al formularse ese: ‘¿por qué?’…

Por qué había comenzado a sentir tales cosas, o por qué simplemente no podía ponerle un fin a tales sentimientos.

—Shun…— su voz susurró presionando su lengua contra el paladar.

Tenia una idea en mente, y creía que había reunido el suficiente valor para formularle aquellas mismas preguntas a su compañero; quizás con su ayuda pudiera llagar a encontrarle una respuesta.

Dejo las flores sobre el grueso hielo, como un ritual al que ya estaba acostumbrado, pues ya no tenía posibilidades de volver a ver a su madre…Pero eso no significaba que no la sintiera cerca cada vez que estaba en Rusia.

Incluso llevaba su maleta lista y todos sus papeles en regla. Un avión privado lo esperaba en Moscú para salir en cuanto él hubiese abordado, para llevarlo a su segundo hogar, Japón.

 

---

Tokio, Japón.

 

El verano había llegado por fin, el sol y el calor cada vez más fuerte le hacían replantearse muy bien el hecho de querer salir a la calle. Másaún si estaba muy cómodo en medio de la sala, con el aire acondicionado, y el control remoto de la televisión en una mano… Aunque él odiara perder el tiempo de esa manera, tampoco le gustaba salir al sol sabiendo lo que esa acción le hacía a su piel.

—Sería mejor que la primavera durara seis meses seguidos…— Bufó, apagando el televisor de manera cansada.

Tenía tiempo de no ver a sus amigos y hermanos, y eso siempre lo ponía de esa manera… Aburrido y sin más que hacer que merodear por la mansión en busca de algo para entretenerse. Generalmente, ayudaba a las chicas con la limpieza, para no aburrirse; otras veces se ponía a preparar el almuerzo para el personal. Le gustaba llevar una vida sencilla, pero también necesitaba algo más que hacer con ella… y no nada más quedarse en su habitación a mirar el techo acabado de pintar.

A veces se sentía realmente solo en aquella casa enorme. Extrañaba a sus amigos y por sobre todo a su Oniisan, pero si la paz en todo el mundo significaba no verlos… pues bueno, él prefería extrañarlos a tenerlos cerca en alguna batalla. Ya llegaría el momento indicado para que estén juntos sin una guerra de por medio.

Le gustaba estar tranquilo si, aunque tenía muchas horas vacías que de verdad no sabíacómo llenar de ningunamanera. Quizás debería comenzar aquella materia pendiente… Sólo le restaba aprobar una materia y ya estaría enseñando idiomas en algún instituto de renombre; además que le apasionaba la idea de poder enseñar. Si no fuera que odiaba el inglés…

Tal vez, por ese día, se encerraría en su cuarto a simplemente ver la televisión. Igual… como si alguien le fuera a reclamar su inactividad.

Siempre podía descansar por todos aquellos días de interminables corridas y sacrificios…

 

---

 

Hyoga llegó a Japón casi en medio de la noche; no había avisado de su llegada, por lo que tendría que pedir un taxi en el aeropuerto.

Había tenido horas de sobra para pensar en lo que decir cuando estuviera frente a Shun, además de replantearse una y otra vez esa loca idea de ir a ‘declarársele’… porque eso era lo que estaba haciendo, ¿no?

Jamás había pensado tanto en él como en las horas que había durado su vuelo. Nunca en su vida creyó que una sola persona podrá poner de cabeza todo su mundo. Y él, que había creído haber estado enamorado muchas veces antes, y sin embargo, ninguna de las mujeres que lo habían atraído llegaron a enloquecerlo de tal manera… No como Shun.

¿Y si era algún tipo de obsesión insana?

Ese pensamiento sí que le aterraba. Pues él ya había conocido a June, el Santo femenino que acompañaba a Shun en la isla; y ella estaba claramente obsesionada con su amigo. Claro que eso jamás se lo diría Shun, él era muy caballero para hablar así de una dama, por más loca que estuviera. Pero Hyoga lo había notado la forma en que miraba a Andrómeda, y como lo buscaba a cada rato, por más que Shun ya le había dicho que entre ellos sólo podía haber una amistad.

Bueno, pensándolo bien, eso puede volver loco a cualquiera…

¿Quizás… él tendría el mismo destino?

Se encontró cavilando en los pasillos de la mansión. Realmente todo aquel asunto lo sacaba de equilibrio… principalmente el mental. Ahora que estaba allí, sabiendo que Shun estaba tan cerca suyo no creía que fuera capaz de esperar al día siguiente para hablar de sus dudas y temores.

Paso por su cuarto a descartar de manera rápida su bolso y valijas.

 

---

 

Sintió los pasos fuertes en las escaleras, y agudizó el oído… Por suerte había dormido en la tarde, así que en esos instantes tenia insomnio; porque quizás de otra forma no lo hubiese oído. No era algo malo, no había nada que se lo hiciera sentir… si fuera algo fuera de lo normal. Esa ala de la mansión estaba destinada a sus cuartos, sólo y exclusivamente a ellos cinco; y era raro sentir pasos a esa hora de la noche, además que no se había enterado de que alguien fuera a venir en los siguientes días. Sólo estaba él en Japón.

Shun sintió curiosidad, así que esperó semi sentado en la cama. No eran muchas las puertas que podrían abrirse si era algunos de sus compañeros el que había llegado a esa hora de la noche.

“Hyoga…”

Murmuró entre dientes con una creciente sonrisa en sus labios. Hacía meses que no veía al Santo de los hielos y la verdad no pensó verlo tan pronto, quizás creyó que se juntarían para el cumpleaños de Sahori, pero para eso aún sobraba tiempo.

Se puso de pie esperando que su compañero no estuviese lo suficientemente cansado como para que desease dormir en esos momentos. Apenas vistió los pantalones del pijama sobre sus bóxer de manera rápida, era una mala costumbre que había adoptado en los últimos tiempos: la de dormir desnudo y envuelto en nada más que las sábanas; con la camisa del pijama se cubrió los hombros…

—Ahora… ¿Dónde están mis zapatos?

Bufo al echarse sobre su vientre bajo la cama… Jamás los usaba y se suponía que estos debían estar bajo la cama… ¿No?

No importaba, después de todo la habitación de Hyoga no estaba a más de dos cuartos de la suya… y además el suelo estaba alfombrado.

Suspiró maldiciendo el tiempo perdido, sacudiendo la ropa antes de…

 

---

 

No había sido imaginación suya… Shun no estaba ni medianamente dormido. Y eso por un lado lo alegró, y por otro lado… ahora no estaba seguro de poder enfrentarlo cara a cara.

Oyó el sonido de sus pasos dentro de la recamara… Y eso unicamente podía significar que ambos sabían que el otro estaba allí. Dejó su bolso a un lado de la puerta; estaba cansado por el viaje y el cambio horario se notaba cada vez que hacia un vuelo de esos, pero era mejor darle fin aquellas ideas que lo venían atormentando durante esos meses sin darle el beneficio de un poco de paz.

¡Necesitaba verlo ya!

Volvió sobre sus pasos, oyendo que Shun murmuraba algo dentro del cuarto. Sonrió como un tonto al creer en la posibilidad de que su llegada lo había puesto nervioso. Sí, tan nervioso como él lo estaba.

Quedó inmóvil frente a la puerta, pensando en lo que le iba a decir a su compañero acerca de lo que creía que eran sus sentimientos hacia él. Pensando que lo mejor sería…

—¡Hyoga!... Sabía que eras tú.

La puerta se abrió de golpe, asombrando al joven Santo de Andrómeda, por la presencia del Cisne allí. Pero eso no lograba empañar su alegría de verlo, aunque… ¿por qué estaba tan serio Hyoga?

—¿Sucede algo…?

No tenía ganas de seguir dilatando más tiempo esa conversación. Debía ir directo al grano si no quería perder el valor que había reunido en todo ese tiempo.

Sin mediar palabra, entró en el cuarto, llevándose a Shun consigo y cerrando la puerta tras ellos.

Shun quiso volver a preguntar que sucedía, pero los ojos de Hyoga le previnieronque hablara… En los irises celestes había algo, algo distinto, y él también quería saber qué era.

 

Continuará…


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