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Sweet Poison por olgap_k

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Hyde es tóxico, es como una droga que va destruyéndole poco a poco, pero a la que no puede renunciar, no importa qué tanto quiera hacerlo. Su fuerza de voluntad es tan poca, inexistente, y se siente caminar como en una cuerda floja, el peligro siempre está presente, puede caer y romperse el cuello y no volverse a levantar nunca más, pero sigue corriendo el riesgo, porque supone que el vocalista lo vale.

Esos ojos oscuros que le miran fijamente, que prometen noches de pasión agotadoras y serenatas de placer arrullándole, llevándole al clímax, a un paraíso construido de caricias y de besos, de gemidos y roces violentos que le drenaban por completo de energía.

Da un paso más y otro, y otro, pero no se atreve a correr porque sabe que hay mucho en riesgo. La banda misma podría llegar a destruirse si permite que sus emociones sean quienes tomen las decisiones. Debe mantener la cabeza tan fría del mismo modo en que mantiene caliente y tentadora la cama en la que tiene sexo con el otro.

Sexo violento y desenfrenado, dientes mordiendo piel, uñas marcando territorio, cabello siendo jalado y gritos roncos de placer, sofocados por la almohada o por la boca del otro, que se traga los gemidos como si fueran una medicina para su malestar emocional.

Tetsu es masoquista, permite que Hyde le vaya clamando poco a poco, que le destruya, aunque supone que están a mano. Él también ha ido destruyendo de poco al vocalista, desde que inició su relación con Kaori y éste se sintió traicionado, como si él no tuviera derecho a pertenecerle a nadie más.

El mayor disfruta sentirse el amo y señor del resto del mundo, ser la adoración del bajista había alimentado su ego durante bastantes años. Saberse admirado por alguien tan talentoso y lleno de luz, de un brillo especial le había hecho esforzarse al máximo. Quería ver a Tetsuya dominado por él, pero jamás pudo completamente dominarle.

Por eso sigue controlándole con el sexo, lo más que puede.

Kaori ya salió de la imagen, pero esta nueva chica, angelical y dulce con quien Tetsu está saliendo, de ojos grandes y expresivos y sonrisa gentil, de cabellos ondulados y largos, castaños, es un obstáculo. Ella es tan femenina y perfecta, ideal para Tetsu. Tienen tanto con común, a comparación de ellos dos.

Hyde odia todas las cursilerías que disfruta el líder.

Ir de compras le parece un desperdicio de tiempo, su personalidad obsesiva y su manía por tener todo ordenado y limpio, le sofocan. Son polos opuestos, Tetsuya siempre dobla las toallas con las que seca su sudor al final de un concierto, y las deja sobre el tocador, Hyde la lanza a la superficie más cercana, sin importarle nada.

Su relación es desgastante, los dos terminan tan cansados que por eso mismo tienen que tomar tantos recesos, porque los celos, la posesividad, les consume, porque las diferencias que les atraen del otro, son al mismo tiempo lo que siempre les va a separar. Y Hyde no puede rendirse, porque se siente tan bien, tan completo, cuando Tetsu le llena y le da placer, no sólo con su cuerpo, si no con sus expresiones, palabras y todo lo que hace por él.

Le permite extender sus alas y volar, conquistando otros cielos.

—¿Estás bien? —pregunta el vocalista, está sentado en la orilla de la cama, con el cuerpo marcado por las manos de Tetsu, con el cabello húmedo de sudor y con ganas de girarse y volver a permitir que el otro haga consigo lo que quiera.

Porque sí, es él quien toma las decisiones, pero abandonados al placer, a decir verdad, ninguno de los dos está tan pendiente de la batalla, simplemente se dejan llevar por las olas de satisfacción, que como si estuvieran ahogándose en el mar, les consumen, arrebatándoles el aliento y dejándoles con poco oxígeno en el cerebro.

Tetsu se siente culpable, siempre es así.

Y la culpabilidad es una emoción que Hyde ya erradicó de su cuerpo, no tiene sentido alguno lamentarse por estarle fallando a su esposa, cuando considera que lo realmente importante es que él esté satisfecho, feliz. Y los besos, caricias y el sexo de Tetsuya, son lo único que realmente le brindan eso que él necesita.

—Estoy bien.

Y el beso breve y sonoro que deposita sobre el hombro descubierto de Hyde, es su despedida, antes de tener que continuar vistiéndose y marcharse en dirección a su prometida. La mujer que le espera en casa, con una enorme sonrisa y una promesa de estar con él, siempre.



Tetsu es adictivo, con esa personalidad burbujeante, como si estuviera bebiendo champange, que hace que sienta burbujas recorriéndole la garganta y aterrizando en su estómago. Es alguien lleno de luz, de planes, de convicción y de dedicación. Alguien que no se da por vencido y tiene metas que cumplir, y que las cumple.

Por eso mismo no puede darle la espalda, porque le prometió el mundo, y se lo está entregando, en partes, pero está cumpliendo. Le dio Asia, y Europa, y parte de América, y quiere ser dueño de todo el mundo, seguir cautivando al resto del mundo con esa voz perfecta que posee y que le llevó a Tetsu.

¿Quién diría que un día se encontraría con alguien aún más necio que él? Pero así fue, y ahí está, adicto a esa personalidad opuesta a la suya, a esos ojos que le observan, que no simplemente le ven, le analizan y le recorren, dándole satisfacción.

Siempre supo que tenía las de perder, porque Tetsu no es alguien que se dé por vencido, y tiene a Ken a su lado, y a Yuki. Sabe que si comete el error de fallarle a Tetsu, los otros dos van a darle la espalda y a preferir al líder.

Él mismo se daría la espalda si pudiera.

—Te extrañé —fue todo lo que dijo el bajista después de la exhaustiva sesión de sexo, de caricias de cuerpo completo y de cosquillas en el estómago, de sudor recorriéndole de lleno, y semen machándole los muslos y el abdomen.

Sonríe lo más coquetamente que puede y permite que el bajista le aparté el cabello del rostro.

—Esperemos que esta reunión dure mucho tiempo —se refiere a L'Arc~en~Ciel, pero también habla de ellos dos, y puede ver que es entendido en esa sonrisa que le regalan, alegre e inocente.

Se siente culpable por jugar así con Tetchan, pero no puede evitarlo.

No es como si el otro cuidara mucho los sentimientos de Hyde.

Después del beso, se deja caer de nuevo en la cama, desnudo y sucio, sintiéndose como si le hubieran lanzado de un precipicio, cae y cae, sin paracaídas, y sabe que va a salir muy herido, destrozado, pero no importa.



Un paso en falso, ni siquiera sabe en qué momento lo dio, pero está cayendo de la cuerda floja. El momento en que todo se convirtió en algo real, en que empezó a sentir algo más que simple deseo o ganas de follarse al otro, sus pies no le sostuvieron más en esa delgada cuerda y cayó al vacío, como succionado por éste.



Y los dos cayeron, como figuras de cristal que cuando tocaron el suelo estallaron en miles de pedazos, hermosamente.

A Ken y a Yuki les queda el difícil trabajo de tener que unirlas de nuevo, pero saben que no volveran a quedar como antes, y ellos no saben qué hacer o qué decir, para hacerles comprender a los otros dos que ese veneno que están bebiendo el uno del otro, es realmente una medicina que cura todos sus males, pero ellos no se permiten verlo así, demasiado enfocados en otras cosas.

Demasiado ocupados en no permitirse sentir.

—fin—
Notas finales:

Ojalá les guste, así tan emo como salió.


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