Light observaba cómo Elle se llevaba el pastel a la boca mientras continuaba trabajando incansablemente en su computadora. Sus ojos de aspecto cansado no se despegaban de la pantalla, sus manos sólo abandonaban el teclado cuando había que tomar el plato con el pastel o la taza de té.
Light bajó la mirada y observó la posición incómoda, para él, en la que siempre se hallaba el muchacho. Después se fijó en su espalda encorvada, preguntándose si acaso Elle no terminaba dolorido por permanecer tanto tiempo de esa forma.
Luego, Yagami se detuvo a contemplar la piel blanca de Elle. Le recordaba a la nieve, al algodón, a las nubes altas de los días de invierno. Hacía resaltar tanto sus cabellos negros, sus ojos oscuros, sus ojeras tan distintivas… Era hermoso. Un humano especialmente atractivo para sus ojos.
Light se levantó de su asiento y se situó detrás de Elle para darle un masaje. El otro muchacho detuvo su trabajo con sobresalto.
—¿Q… qué estás haciendo, Light? —Preguntó.
—Te veo siempre muy atareado, creo que es necesario que te relajes de a momentos.
—N… No puedo hacerlo. Esto necesita de urgencia… —calló. Light había subido una de sus manos a su nuca y el contacto lo enmudecía.
—Descansa un momento —le pidió Light y extendió el brazo para suspender la computadora por algunos minutos.
—No puedo, Light, ya te dije que es un trabajo que precisa una rápida solución…
Yagami lo tomó de las manos y lo atrajo consigo. Se sentó en su asiento y obligó a Elle a acomodarse sobre su falda. Luego, contemplándolo de manera silenciosa, con una sonrisa lozana en su rostro, le dijo:
—Puedes dormirte un rato.
—No voy a hacerlo.
—¿Por qué razón? —Lo miró sagazmente, a lo que Lawliet no quiso responder.
Aquella abrupta muestra de afecto sumía a Elle en un mutismo extenso. Sin embargo, abrazó a Light alrededor del cuello, recostó su cabeza sobre su hombro y luego se arrimó para sentir el perfume que usaba Yagami aquel día. Después, sobre su frente, percibió la respiración de Light, pausada, pero algo nerviosa. No obstante, las manos del chico estaban quietas, envolviéndolo, lo que le dio a Elle la seguridad de que Light no haría nada atrevido por el momento.
Finalmente Lawliet se adormeció. Light sabía que estaba muy cansado y necesitaba detener sus labores por un momento. Y esa era la oportunidad de mirarlo con descaro, muy de cerca. Yagami logró que Elle descansara su nuca sobre uno de sus brazos, como si se tratara de un niño. Así pudo contemplarlo como casi nunca podía delante del resto de la gente.
Prontamente, concretando su deseo, se arrimó a la boca de Elle y comenzó a besarlo lentamente, aumentando de a poco su apetito. Elle, ya despierto, se rindió ante los brazos que lo retenían con fuerza y lo besó con tanta pasión como lo hacía el propio Light.
Después, mientras se miraban al rostro de manera concentrada, Elle expresó:
—Atrevido —le sonrió y se volvió a dormir.