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Decepción por Daneshka Boticcelli

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Notas del capitulo:

Ohayo mina! :D

 

espero les guste!

 

es un proyecto de un long xD a ver como resulta todo esto! XD

 


Ninguno de los personajes me pertenece bla bla bla XD

un fic nuevo yayyy! :D

Decepción

I

Celadores Compulsivos

La primera vez que Sasuke terminó con Naruto, fue cuando éste dejó que una chica le robara un beso. La segunda, fue cuando ambos recibieron una invitación a una fiesta la cual él de inmediato rechazó y a la cual Naruto no dudó en asistir. Movido más por los celos que por la sociedad, Sasuke fue a la fiesta y encontró a su pareja hablando cómodamente con un par de chicas demasiado cercanas para su gusto.

Finalmente, la tercera vez y con la misma razón que la cuarta, la quinta y todas las demás veces, Sasuke terminó con Naruto porque simplemente, éste llegaba tarde a sus citas, olvidaba las fechas importantes, comía ramen y otro montón de puras y totales tonterías.

Terminamos.

¡¿Qué?...¡Sasuke, espera...! ¡ ¿Qué demonios te pasa, dattebayo?

Porque Sasuke, realmente era un bastardo inseguro.

Por su parte, la primera y única vez que Naruto termino con Sasuke, fue cuando éste se negó a llevarle a la fiesta familiar de la familia Uchiha y en su lugar, llevaría a Karin, una "amiga" para conservar las apariencias delante de su padre.

— ¡¿Por qué demonios no puedo ir?

— Porque no.

Naruto estaba molesto, caminaba de un lado a otro en la pequeña sala mientras Sasuke estaba apoyado en la ventana.

¡Esa no es una buena razón! ¡Tu padre sabe que Itachi y Deidara son pareja y lo acepta! ¡¿Por qué demonios tenemos que seguir ocultando lo nuestro?

Sasuke perdió la paciencia, odiaba que hablaran o le comparasen con su hermano. Él no era igual a Itachi ni tampoco quería serlo.

— ¡Esto no se trata de Itachi!

— ¡No, no se trata de tu hermano pero me sorprende ver que él no tuvo problemas en aceptar lo que es y mucho menos en decírselo a su padre!

— ¡Cierra la maldita boca!

Naruto no tardó demasiado en seguir los pasos de su pareja, estaba harto de esconder una relación que llevaba más de cinco años y sobre todo odiaba que la familia de Sasuke pensara en él como un simple amigo de su hijo.

¡Si vas con ella esto se acabo!

En fracciones de segundo un golpe, dos, tres, cuatro y un montón más. Se gritaron, se insultaron y se desahogaron de la rabia y el odio que sentían por el otro en ese momento mientras se arrastraban por el suelo y las paredes golpeando sin importar a qué. Al final, cansados, se miraron con el mismo rencor y Naruto fue el primero en dar por terminada la pelea.

Con molestia resopló y fue a la cocina por un par de paños para limpiar la sangre, volviendo con uno extra y arrojándoselo a su rival directo a la cara. Por su parte, Sasuke lo atrapó y arrojó lejos para acercarse directo a Naruto y lo empujó con toda su fuerza hacia el sofá, haciendo que se tropezara y cayera directo al suelo. Naruto gruñó y maldijo, pero todo sonido fue acallado por los labios sobre los suyos que se imponían en forma de un beso forzado. Molesto, le devolvió el empujón, fue el turno de Sasuke para gruñir y maldecir.

Lárgate.

Sin ánimos de volver a pelear, con un cosquilleo molesto en la mejilla y sangre en la comisura de sus labios, Naruto se levantó y regresó a la cocina en busca de hielo para su rostro. Estaba molesto, realmente lo estaba y si Sasuke pensaba que con un simple beso lo arreglaría todo como las veces anteriores, estaba equivocado. Por un momento, tuvo la esperanza de escuchar una disculpa y recibir un par de mimos disfrazados de caricias pero el sonido de la puerta cerrarse lo devolvieron al mundo real.

¿En qué demonios estaba pensando?

¿Quién creía qué era Sasuke?

Tras un suspiro de resignación, caminó rápidamente hacia la ventana esperando que no fuese lo que se imaginaba. Y allí estaba Sasuke, le vio desde el momento que salió del edificio. Sin mirar atrás subió en su auto y se fue, justo como él le había exigido.

Sin siquiera dudarlo...

Ja, era un completo iluso.

¿Sasuke Uchiha? ¿Pidiendo disculpas, dando mimos?

Sí, quizás en la dimensión desconocida pero en esa, Naruto sentía una profunda y dolorosa decepción.

Decepción

Naruto entró al taller de arte después de las tres de la tarde para terminar uno de los proyectos finales. Con paso lento se sentó en su asiento, delante de él, la mesa con su escultura. Suspiró pesadamente observándola, no tenía sentido, era una masa deforme y sin inspiración. Naruto volvió a suspirar pesadamente y agachó la cabeza, prefería mil veces estar con su pedazo de arcilla amorfa que estar en el campus de Economía detrás de Sasuke. Para su paz mental, la universidad de Konoha era lo suficientemente grande para no tener la suerte de encontrarse con el bastardo al menos dentro de cinco o seis años más.

Al menos tú no me cambiarias por nadie ¿cierto? — Rió con ganas y despreocupado mientras sacaba de su bolso los implementos para continuar su trabajo.

La semana había pasado detenidamente y aún no llevaba siquiera la idea de su escultura definida y tenía que darse prisas, debía presentar la escultura en un par de semanas.

¡Hey, mocoso! no puedes estar aquí, uhm— Deidara, el maestro de arte abrió la puerta violentamente dispuesto a golpear a cualquiera de sus estudiantes Hippies que se hubiese metido a hurtadillas en su salón, hasta que se dio cuenta de quién se trataba. — Ah, Naruto, eres tú ¿Qué mierda estás haciendo aquí?

Puedo entrar aquí cada vez que quiera, ¿no es así, Deidara-chan?— Naruto le sonrió y señaló con su cabeza.

Nunca debí darte esa llave, uhm— Deidara se acercó con molestia y observó crítico el montón de masa sobre la mesa.

— ¿Y bien?

— Es una mierda.

— Lo sé, ¡y no te mentiré, no tengo una idea y mucho menos inspiración, dattebayo!

— Más te vale que te apresures, no seré suave contigo sólo por ser el novio del hermano de mi novio, uhm — Y la sonrisa de Deidara ante su ahora mal chiste, desapareció cuando vio la mueca molesta en el rostro de Naruto. — ¿Aún sigues enojado con el mini bastardo Uchiha?

— ¿Sigue siendo un bastardo?

— Sí.

— Entonces sí.

Naruto arrugó el ceño mientras la curiosidad lo corroía por dentro y con la espátula y nueva arcilla, recubría con molestia la masa original. Ambos guardaron silencio hasta que Naruto se dejó llevar, él realmente quería saber.

— ¿Iras a la fiesta familiar?

— Sí, Itachi quiere que vaya a esa estúpida reunión de frígidos ¿y tú?

— Sasuke no quiere que vaya a la estúpida reunión de frígidos, llevará a Karin.

— Así que aún no se ha atrevido a decirle a Fugaku ¿eh? Sasuke es un verdadero maldito. ¿No harás nada al respecto?

— ¿Con respecto a qué?

— A la prostituta pelirroja.

— Si Sasuke va con ella, todo habrá acabado entre nosotros.

Decepción

Era viernes en la noche, las siente y cuarenta y nueve. Naruto paseaba de un lado a otro en su departamento. La fiesta de la familia Uchiha comenzaba a las nueve, aún tenía tiempo o mejor dicho, esperanzas. Se sentó en el sofá y tapó su boca con las manos, respirando sobre ellas. Hacía más de una semana y media que no había hablado con Sasuke, ambos se habían ignorado y evitado. Ninguno se había acercado al otro. Y ahora, allí sentado, tenía la vaga esperanza de que su pareja tocara la puerta para llevarle a la estúpida fiesta.

¿Pero a quién demonios quería engañar? A sí mismo por su puesto, seguía con el estúpido pensamiento equivocado acerca de Sasuke.

Entre un sabor amargo en su boca y una pequeña molestia en el pecho, se preparó un tazón de ramen, el más grande quizás. Encendió la televisión y hasta había llevado su deforme trabajo a casa para continuar otorgándole masa y sentido deforme, todo con la intención de distraerse y no pensar en Sasuke.

Sasuke...

Suspiró al cielo y por pura coincidencia, su teléfono móvil vibró y sonó inquietamente. Aún con la vana esperanza y un pequeño revoltillo de emociones alegres, lo buscó entre el montón de papeles hasta encontrarlo. Debía ser Sasuke, algo se lo decía ¡Tenía que ser Sasuke!

Engendro, ¿vendrás esta noche? no hay más que frígidos en este lugar.

Deidara 8:03 PM

Naruto, tras maldecir unas quince veces a su profesor de arte, se sentó en el sofá y le respondió. La molestia en su corazón incrementó y se sentía sofocado, angustiado, como si tuviese una tonelada de problemas sobre su pecho.

No lo sé, ¿Sasuke está allí?

A los pocos segundos que simularon ser horas, recibió la respuesta y con ella un alivio enorme.

No, Itachi no sabe donde está.
Deidara, 8:07 pm

Movido por el repentino escalofrío en su cuerpo, Naruto sonrió y escribió rápidamente una respuesta.

¡Quizás tengo una oportunidad, dattebayo!

Pero esta vez, Deidara no le respondió.

Respiró calmado y esa maldita esperanza creció en su pecho, Sasuke no lo defraudaría, después de todo llevaban casi cinco años de relación y se conocían de toda la vida.

Desde siempre...

Enamorado y triste sonrió, porque tenía la esperanza, porque confiaba ciega y plenamente en aquel bastardo y vil frígido de Sasuke. Porque le amaba y sentía que siempre lo haría. Y con los ánimos repuestos, el calor en su pecho y la esperanza que le había acompañado desde el principio, Naruto fue a su habitación y se dio una ducha rápida y con la mejor de sus sonrisas se colocó el traje que había comprado especialmente para esa ocasión. Le había costado tres meses de su sueldo y un poco más, comprarse aquel lujoso traje y esos zapatos de marca.

Naruto sonrió, esa sería su noche, la noche de ambos.

Una vez listo, se sentó en el sofá a la espera de su pareja. Estaba emocionado, sería la primera vez en cinco años que sería más que solo un amigo delante de sus suegros y también la primera vez que Sasuke aceptaría su relación abiertamente. Y ya no había dudas, no había rencor, nada podía arruinar su felicidad.

Nada, pero si alguien...

Cuando ya no pudo más y la espera lo estaba asfixiando, Naruto llamó a Sasuke por primera vez en una semana y media. Quería escucharlo, quería hablarle y sobre todo quería preguntarle dónde demonios estaba.

— El número que usted marcó no puede ser localizado, por favor intente más tarde.

Una tras otra, vez tras vez que marcaba su número, seguía escuchando lo mismo. Y de felicidad pasó a preocupación, hasta que el sonido de su teléfono le sacó de toda duda.

¿Qué ocurre, Deidara?

— Naruto, el estúpido de Sasuke acaba de llegar y trajo a la prostituta.

¿Qué...?

— La presento ante Fugaku y su familia como su novia. No puedo soportar tanta mierda, iré a tu casa ahora mismo con un par de cervezas.

Pero Naruto ya no escuchaba, el teléfono móvil yacía tirado en medio de la pequeña sala y él, alejado lo suficiente del aparato para no escuchar nada más.

Y todo, todo se fue a la mierda. La esperanza que desde siempre había mantenido, se desmoronó por completo, quedando sólo el vacío y la enorme decepción.

Decepción

Itachi junto con su madre, se encargaron de recibir a todos los invitados de esa noche y molesto, se alejó de la recepción cuando Sasuke llegó con aquella chica pelirroja con un escote en v que le llegaba casi al ombligo. Fue por un par de bebidas y busco a Deidara entre todos los integrantes de su familia y rápidamente lo encontró, era demasiado fácil encontrar esa cabellera rubia entre tantos cabellos oscuros. Cuando se acercó, se encontró con la desagradable situación de que Madara, un tío muy lejano, al parecer estaba coqueteando con su pareja y de inmediato interrumpió.

Oji-sama, no pensé que vendría. — Con agilidad, se interpuso no sólo en la conversación sino también entre ambos cuerpos y Madara se alejó fastidiado.

Yo tampoco pensé en venir, no me agrada estar rodeado de tanta hipocresía.

Deidara, quien estaba ya bastante incomodo con estar en ese lugar, resopló fastidiado cuando aquel hombre de cabellera larga se le acercó. Aún cuando le respondiera de mala manera o le diese indirectas cortantes, Madara seguía a su lado sosteniendo un vaso de whiskey y con su otra mano metida en el bolsillo. Para su suerte o mejor dicho, para la de Madara, Itachi llegó justo en el momento en el que estaba a punto de golpear a ese maldito viejo.

Y mientras ambos Uchihas discutían de una manera civilizada, Deidara se concentraba en buscar al bastardo de Sasuke y cuando percató de que éste entraba a la enorme recepción tomado del brazo de aquella chica a la que cariñosamente apodaba la prostituta pelirroja, se mordió la lengua y se alejó lo más que pudo. Respiró un par de veces mientras veía desde el balcón más alejado como el mini bastardo le presentaba ante todos a Karim como su novia.

Era un maldito bastardo...

Le estaba haciendo daño a Naruto por no aceptar sus sentimientos, pero él no permitiría que eso sucediera. Porque Naruto era su alumno y más que eso, era un amigo. Se calmó y cuando estuvo listo, marcó el número y lo llamó. Sabía que rompería sus ilusiones, pero era algo que debía hacer. Tenía que abrirle los ojos a Naruto y darle una buena lección a Sasuke.

Itachi, después de conocer a la supuesta novia de su hermano, se despidió discretamente de su tío y fue tras su pareja. Apenas y pudo verle afuera esperando por su auto.

Deidara. — Le llamó cuando hubo llegado a su lado. — ¿A dónde vas?

Iré con Naruto, no soporto estar en este lugar.

No puedes irte, debes acompañarme esta noche.

Olvídalo, no pienso quedarme aquí con este montón de idiotas, uhm — El ballet parking trajo su auto y Deidara subió sin pensarlo dos veces. — Nos vemos mañana.

Itachi no correspondió la ligera despedida, estaba molesto. Su madre, la presión y reproches de su padre, el idiota de su hermano y el acosador de su tío no se comparaban en nada con aquello. Deidara le había dejado solo la noche en la que pensaba en dar un paso más en su relación.

El compromiso...

Y se sentía tan decepcionado de todas las personas a su alrededor que se limito a sentarse en la gran mesa familiar junto a su madre y dejar el anillo guardado en su bolsillo.

Decepción

Deidara entró en el pequeño edificio de apenas cinco pisos acompañado de un par de bolsas. Había comprado poco alcohol, pero lo suficientemente fuerte para actuar como anestesia pura además de ramen y otras tonterías para cenar. Tenía hambre y se imaginaba que Naruto también la tendría. De sólo pensar en su mejor estudiante esperando a su pareja como un idiota, le hizo odiar realmente a Sasuke.

Tocó la puerta varias veces y como lo esperaba Naruto no abrió, por suerte, sabía el tonto escondite de una llave de emergencia. Después de buscar entre el montón de plantas, abrió la puerta y lo que encontró no le agrado para nada. La escultura amorfa estaba rota en pedazos en medio de la sala, los muebles estaban movidos y un montón de cosas rotas.

¿Naruto? — Deidara caminó un par de pasos esquivando el terrible desorden y lo encontró pintando la pared de la sala con rabia.

La brocha iba y venía de un lado a otro mezclando colores esparcidos por el suelo, acompañados por el aerosol de color negro y la infaltable ira.

¿Naruto? — Volvió a llamarle, pero sabía que era inútil.

Se había percatado de que su alumno llevaba puesto un par de audífonos y que estos, resonaban en su tímpano a todo volumen. El caro traje y los zapatos, estaban manchados y parecía no importarle. Deidara suspiró pues le comprendía y simplemente se limito a sentarse en el sofá y tomar una cerveza mientras observaba a Naruto desahogarse con todas sus fuerzas.

No había sido nada fácil llamarle para regresarlo a la realidad, mucho menos decirle que su pareja había presentado a una chica totalmente desconocida como su pareja y todo porque tenía miedo de lo que su padre podría decir o hacer.

Y la rabia en los movimientos de Naruto le recordaba a sí mismo cuando tenía el mismo problema con Itachi, con la única diferencia de que éste tomó una decisión y lo escogió a él, cosa que agradecía secretamente. Todo lo contrarío a Sasuke, quien seguía tan inseguro e indeciso como siempre, pero pagaría por las consecuencias de sus actos porque Naruto había tomado su decisión, totalmente llevado por la más pura y compleja decepción.

Decepción

¡Sasuke-kun!

Ese lunes, al final de clases, Karin se arrojó a su espalda sin siquiera pensarlo y él, se soltó del agarre para tomarla del brazo y llevarla a un sitio más privado. Todos les observaban.

Escucha bien, Karin — Sasuke respiró y trató de ser lo más amable posible, cosa casi imposible.

¿Qué sucede? — Ella le miró con los ojos brillosos y con felicidad desbordante, mientras él se asemejaba a una estatua de concreto.

No hubo, no hay y no habrá nada nunca entre nosotros ¿entiendes?

Pero...

— Pero nada, yo estoy con Naruto. Lo de la fiesta fue un favor y ya te lo he pagado, así que ya deja de fingir.

Sasuke sintió un peso menos sobre sus hombros y sin importarle lo que ella pudiese decir, se fue. Karin, por su parte, se quedo en medio del pasillo con los ojos húmedos y una sensación desgarrante en su corazón. Por instantes, pensó que todo aquello había sido real y que quizás, fuese su oportunidad directa para conquistarle pero todo había sido un teatro.

Él no la amaba y ella se moría por él.

Él la despreciaba y ella se arrodillaba a sus pies.

Él la utilizo por una noche y ella complacida fingió a su lado.

Él terminó todo lazo entre ellos y ella seguía sin poder asimilarlo.

Él se sentía mejor y ella sufría de una enorme decepción.

Decepción

Gaara saludó a la señora de limpieza del modesto edificio, subió al elevador y marcó el último piso. Al llegar, dudó varias veces en salir de aquella caja con música insípida. Se sentía segura en ella, pero no podía volver, no sin haber pedido una disculpa. Resopló molesto y recordó a sus hermanos, ambos le habían obligado y presionado a ir a ese endemoniado lugar pero él no deseaba estar allí.

A final, tuvo que abandonar la seguridad del elevador cuando un hombre entró y le miró de manera extraña.

¿Bajas?

— No.

Entonces las puertas se cerraron delante de él y no pudo más que caminar hasta el fondo del pasillo.

Departamento número 150.

Y se sentía estúpido y humillado de sólo estar allí, aunque tenía toda la culpa de ello. El sólo pensar que Sai estaba durmiendo del otro lado de la puerta le provocó enormes ganas de huir además de un profundo remordimiento. Lo había arruinado todo.

Por celos...Por sospechas estúpidas e inseguridades aún latentes en su cuerpo.

Gaara tuvo que respirar un par de veces y auto convencerse de que lo que hacía era correcto, de que debía y tenía que guardar su orgullo y reunir el suficiente valor para pedir disculpas y al menos mantener una vaga esperanza de que sería perdonado.

Aún le costaba demasiado y parecía que le costaría toda su vida, ¿por qué le era tan imposible aceptar la situación? estaba equivocado y lo sabía, pero su cuerpo le impedía realizar cualquier acción para enmendarlo o más bien, él mismo era quien se lo auto impedía. Estaba parado delante de la puerta de madera oscura, con la llave en su bolsillo y aún así le era imposible dar un paso.

Cuando estuvo a punto de marcharse, su teléfono móvil vibró en su bolsillo. Casi podría jurar que Temari podía leer su mente y sonrió ante el mensaje con palabras de ánimo que su hermana le dedicaba.

Se que puedes hacerlo, sólo entra y pídele disculpas a ese gran idiota.

Temari 07:15 AM

Ella tenía razón, pero se equivocaba en algo y era en que el único idiota allí era él. Había desconfiado, había dudado y había juzgado a su pareja sin siquiera dejar que éste le explicara la situación. Se dejó llevar por los rumores y terminó arruinando todo y por esa razón, tenía que enmendarlo. Así que sin más dudas, Gaara, con determinación sacó la llave de su bolsillo, abrió la puerta sin reparos y entró al departamento con seguridad cerrando la puerta silenciosamente detrás de sí.

Seguramente Sai seguiría durmiendo y eso le daba algo de ventaja. Caminó por el largo y estrecho pasillo hasta la sala encontrándose con un trío de completos extraños durmiendo desnudos entre el gran sofá y el suelo. Su pulso se aceleró y una ligera capa de sudor frío cubrió su cuerpo. Desesperado, enojado y completamente anonadado, prácticamente corrió a la habitación de Sai, abriéndola de golpe y encontrándose con la escena más turbia y desestabilizadora que jamás se había siquiera podido imaginar.

Su pareja se encontraba en la cama, en el medio de la misma siendo abrazado por dos pelirrojas a cada lado y un chico a sus pies. Estaban completamente desnudos y Sai, quien no estaba completamente dormido, abrió los ojos al escuchar el abrir de la puerta, pensando que eran los otros tres en busca de más acción. Con la vista un poco nublada y una sonrisa en los labios, enfocó bien a la persona que se encontraba parada a un metro y medio de la cama, sosteniendo aún el pómulo de la puerta.

De inmediato sus pupilas se contrajeron, la sonrisa pervertida se borró de su rostro y por primera vez en su vida el miedo lo invadió por completo. Le fue imposible no reconocer esa cabellera rojiza y esos ojos aguamarina mirándole fijamente con notorio desprecio.

Gaara sintió un nudo en la garganta, uno imposible de tragar. Verlo allí, de esa manera y con aquellas personas, rompió algo en su interior, en su profundo y vacío interior. Y se sintió furioso cuando Sai mantuvo su mirada fija en él, como esperando a que dijese algo, pero ese algo era imposible.

Y con una profunda y pesada desilusión alojada en su pecho, dejó que la decepción se apoderara de él y cerró la puerta de aquella habitación, dejando toda su confianza encerrada allí con ellos. De la misma manera que entró al departamento salió, dejando la llave del mismo sobre la pequeña mesa que se encontraba al lado de la puerta. Gaara subió al ascensor y salió del edificio, despidiéndose de la señora de limpieza como solía hacer siempre.

Inexpresivo por fuera, fuerte y decidido. Nadando en los mares de la decepción por dentro.

Decepción

Iruka despertó al sentir una mano moverse suavemente sobre su cintura. Al abrir los ojos se encontró en la habitación de Kakashi-sensei, y éste, acostado a su lado aún durmiendo. Sonriendo complacido, recordó la noche anterior y la deliciosa sensación de la complacencia se apoderó por completo de su ser. Felizmente se levantó de la cama sin despertar a su amante. Entre bostezos, se fijó en la hora y se apresuro a vestirse para ir al trabajo.

Tontamente, entró a la cocina decidido a preparar un desayuno lo suficientemente decente y al terminarlo, lo dejó sobre la mesa cubierto y con una pequeña nota.

Buenos días.

Simple pero necesaria. Y entre otra ronda de sonrisas, Iruka salió de aquel departamento directo a su trabajo totalmente sonriente y despreocupado, esperando que a Kakashi-sensei le agradase el desayuno.

El reloj marcaba las nueve y media de la mañana cuando escuchó desde su oficina el característico buenos días de Kakashi, acompañado siempre de un montón de excusas por su retraso. Inevitablemente se sonrojó y sonrió como sólo una persona enamorada podría, de la manera más tonta posible. No esperaba un beso ni tampoco un abrazo, se conformaba con una mirada cómplice y secreta, la cual sólo ellos sabrían su significado. Pero lo que recibió fue totalmente diferente, totalmente desagradable. Kakashi-sensei se acercó a su oficina y con una mirada seria le habló de manera inexpresiva.

Iruka-sensei, debo hablar con usted algo muy importante.

— S-Sí.

Lo veré en la sala de profesores en el almuerzo.

Después de eso, Kakashi se alejó y el sintió una ligera opresión en la garganta, corazón y estómago. ¿Le habría desagradado el desayuno? porque sí era así, él podría mejorarlo o quizás sólo debía conocer los gustos de Kakashi para poder agradarle.

Y durante toda la mañana pensamientos pesimistas y depresivos, lo menos que quería era acabar con lo que ni siquiera había comenzado con Kakashi-sensei. Iruka sonrió resignado y un poco apenado, realmente estaba enamorado pero ¿cómo no estarlo? llevaba al rededor de toda su vida laboral conociéndole y trabajando en ese lugar. Indirectamente y quizás sin intenciones, Kakashi lo había enamorado con esa manera tan simple y espontánea de ser. Ese carácter relajado pero fiel a sus ideales y valores lo habían hecho suspirar unas cuantas veces.

Aún podía recordar la noche anterior, ni siquiera hubo necesidad de alcohol para que algo entre ambos sucediera. Era la primera vez que asistía a una fiesta de la oficina principal de la universidad y jamás se imagino terminar en la cama del profesor de ética y valores. El sólo recordarlo, hacía que las mariposas dormidas en su estómago despertaran y revolotearan allí adentro.

¡Iruka-sensei! es hora del almuerzo, ¿vienes con nosotros? —Gemma y Raidou lo despertaron de su ensoñación tortuosa y delirante, ya era medio día.

No, aún tengo trabajo atrasado. Me quedaré un rato más.

— Bien, te traeremos algo de la cafetería, no te esfuerces demasiado.

Sus compañeros de trabajo se fueron, así como el resto de los trabajadores, dejándolo completamente solo. Iruka-sensei, de inmediato arregló un par de cosas sobre su escritorio y corrió hacía la sala de profesores, abriendo la puerta de golpe y encontrándose con una desagradable escena.

Anko, la maestra de educación física, estaba sentada en las piernas de Kakashi-sensei y éste, a medias esquivaba sus intentos de besarlo. Y para Iruka, eso fue lo más incomodo, además de decepcionante. Estaba completamente desilusionado de sí mismo y de la persona con la que pensó haber tenido más que sólo una noche.

Lo siento, no fue mi intención interrumpirlos.

¿Cómo demonios había olvidado quién era Hatake Kakashi? nadie más ni menos que el profesor que leía literatura erótica en medio de las clases, en el descanso, en el almuerzo y en cualquier momento que tuviese tiempo libre.

¡Ja! sólo era un mal chiste, ¿cómo pudo olvidar que ese par mantenía una relación en secreto de la cual todos tenían conocimiento? y peor aún, sabiendo que muchas veces habían tenido sexo en esa habitación.

Molesto y frustrado, Iruka salió de la sala y regresó directo a su oficina. Desilusionado y sobre todo decepcionado, se sentó en su silla y se concentro directamente en su trabajo. Se sentía tan humillado.

Iruka-sensei — No se percato de que Kakashi le había seguido y que ahora estaba parado en su puerta un poco apenado. — ¿Aún podemos hablar?

Creo que no es necesario. — Y él realmente estaba molesto, ¿cómo demonios había terminado en aquella vergonzosa situación? a punto de golpear al idiota que impartía enseñanzas de las cuales no tenía conocimiento y que mucho menos hacia uso de ellas.

¿Ética? ¿Valores? Sí claro, y él era maestro de física cuántica.

Sin siquiera mirarlo, fijó su vista en la pantalla de su computador dispuesto a trabajar. Kakashi suspiró inconforme y entró a la oficina sin siquiera ser invitado y mucho menos aceptado.

Lo que pasó anoche...— Kakashi dudó—... fue una equivocación.

Sin saber si eran esas las palabras correctas, las dijo con un deje de remordimiento.

Entiendo — Y sin siquiera mirarle, Iruka-sensei pretendió seguir muy interesado en su trabajo aunque estuviese quemándose por dentro. — Ahora si me disculpa, tengo mucho trabajo atrasado.

Kakashi volvió a suspirar ahora un poco frustrado y antes de salir de la oficina, se detuvo y le miró fijamente, como esperando que le devolviese la mirada aún sabiendo que no lo haría. Había sido un maldito y no tenía excusas para justificar sus acciones, no las de la noche anterior.

No tiene que cambiar nada entre nosotros, lo sabe ¿cierto?

¿Que no iba a cambiar nada? ¡Ja! Él había iniciado todo, él había dado el primer beso, él lo había arrastrado hasta su cama y le había hecho el amor. ¿Que no cambiaría nada? debía tratarse de una muy, muy mala broma.

Iruka-sensei sintió la decepción aún más latente en su cuerpo, acompañada por la frustración, la ira y las ganas de defender su orgullo si era posible hasta con sus propios dientes. ¿Que no cambiaría nada? esa era una muy buena aunque insultante pregunta, sarcásticamente estuvo tentado a responderla pero se contuvo. Él no era esa clase de personas que tenían sexo esporádicamente y al día siguiente se olvidaban de todo.

No, él no era de esa manera.

Es algo que debería responderse usted mismo, Kakashi-sensei— Y por primera vez, Iruka le miró. Fue algo rápido, casi fugaz, pero con la indiferencia marcada en sus palabras.

Y antes de que Kakashi pudiese replicar o decir algo, la señora de limpieza entró al departamento administrativo de la universidad de Konoha. Dejándolo mudo e incapacitado, lo suficiente para marcharse de allí sin decir nada más.

Al encontrarse solo, agradeció a la dulce anciana que siempre llegaba a la misma hora a limpiar. Y él lo sabía, no era de piedra y mucho menos podría jugar a la indiferencia mucho tiempo.

Entonces, Iruka-sensei tomó una decisión, guiado por la amargura y la más doliente decepción.

Notas finales:

Yayyyyyyy!


lo se lo se! todas diran: que demonios haces subiendo nuevos fics si no has terminado los otros? ò.o


mi respuesta: LO SIENTO! XD y lo se tambien, pero esta es una idea algo mas seria q se me ha ocurrido y espero q les guste n.n


los otros fics estan en proceso, lo juro! XD


y si, tambien se q use mucho la palabra decepcion


pero tenia q hacerlo! toda la historia se basa en decepciones de todos mis personajes XDD LOL


por eso es un poco lenta la historia xD


y bueno, si les gusto diganme y si no tambien para no continuarle xD


es decision de ustedes como todo lo demas q escribo! xD


¿Merece ser continuado? :3


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