-Vi..viviras qui?!-
Itachi parecía incrédulo, después de tantos años parecía este crio frente a él diciendo que empezaría a vivir ahí, en su casa.
Pensó en mandarlo al diablo y subir a su habitación donde su rubio lo esperaba, pero vamos, era su hermano después de todo.
-Sí, supuse que esa sería la reacción de tu cara-
-Sasuke, tú has cambiado mucho-
-Esperabas que me quedara siempre como un niño de siete años?- dijo irónicamente
Itachi chisto.
No le agradaba el tono en que Sasuke de dirigía a él.
-Vamos, pasa.- Dijo mientras se hacía a un lado y dejaba libre la puerta para que el Uchiha menor entrara.
Al entrar a esa casa lo primero que veía era el recibidor, paredes rosa pastel con detalles blancos. Un par de sillones blancos que hacían juego con el alfombrado del mismo color.
-Esto es muy femenino…-
-Calla y sube la escalera- Le ordeno Itachi quien se adelantaba a subir el primer escalón.
Ambos hermanos subieron, Sasuke siguió a Itachi hasta una puerta de caoba.
-Esta será tu habitación, espera aquí hasta que regrese-
Sasuke no dijo ni una palabra entro a la habitación y la cerro de un portazo.
-Esto será complicado…- Susurro para si Itachi, mientras se dirigía a su habitación a explicarle al rubio lo sucedido.
Al entrar a su habitación Itachi vio al rubio con la mirada perdida, Itachi se prometió así mismo no volver a lastimarlo, Deidara era una persona maravillosa que no merecía sufrir todo lo que él ya le había hecho sufrir.
Se acerco a él y se sentó en la cama, lo tomo en sus brazos y Deidara no dudo en abrazarlo, acurrucarse en su cuello sintiendo ese aroma tan peculiar del moreno el cual lo enloquecía.
Realmente Deidara se sentía bien junto a Itachi, no iba a permitir que nadie lo alejara de él, lo amaba, realmente lo amaba.
-Entonces, ¿quieres que me valla?- replico el rubio mientras ocultaba su rostro entre sus manos.
-Dei, ya te lo dije, si voy a tener a mi hermano aquí no puedes quedarte, ve a tu apartamento…no te pongas así…- dijo consolándolo y besando su frente.
-Esta bien, solo no te enamores de tu hermano hehe- contesto Deidara en forma graciosa.
-Claro que no Dei, ande vete.-
Itachi ayudo a Deidara a terminar de vestirse, repartiendo pequeños y dulces besos en su cuello, espalda y labios. Lo acompaño hasta la puerta principal y se despidió de él con un suave beso en los labios y una sonrisa.
-Con que por eso este lugar es tan femenino-
-Sasuke?! No te dije que te quedaras en tu habitación?!-
-Creíste que te obedecería?-
-Deberías de hacerlo, es mi casa, ahora son mis reglas.-
-Pff, está sucio, oscuro y tengo hambre- dijo Sasuke haciendo un pequeño berrinche.
-Limpia, al fondo esta la cocina, no eres un niño, Sasuke- Contesto el mayor, pensando por dentro que eso le hacía ver muy lindo a su hermano.
- Ja! Y si voy a limpiar y se te ocurre violarme?!-
-Por favor Sasuke eres mi hermano, no digas estupideces-
-Bien- Dijo dando media vuelta y subiendo las escaleras.
Sasuke entro a la habitación, las paredes eran grises y la cama de sabanas blancas y gastadas, todo estaba lleno de polvo, todo menos un espejo que acababa de limpiar para poder verse, su hermano tenia las mismas preferencias sexuales que él, eso lo puso un poco tenso.
Se dejo caer en la cama, levantando un poco el polvo el cual lo hizo toser.
Busco algunos productos de limpieza y se dispuso a limpiar. Después de un rato pensó que si viviría ahí, esa habitación debía de modificarse. Recorrió la casa buscando a Itachi pero aparentemente este no estaba, pero encontró su cartera, tomo algunos billetes, por no decir que todos, incluyendo tarjetas de crédito y salió de ahí.
Mientras a Itachi le habían llamado de su oficina para ir a atender algo urgente, Sasuke recorría las calles en busca de pintura para las paredes, almohadas, sabanas y cualquier tipo de cosas para arreglar su habitación.
Entro de tienda en tienda, robando miradas tanto de mujeres como de hombres.
El chico se sentía como si fuera un rey, todos le miraban y le sonreían. Así era Sasuke. Un chico inteligente, frio pero a la vez agradable, una persona demasiado sensible y voluble a comentarios y acciones, que aparentaba ser fuerte y que nada le afectaba, le agradaba robar miradas mientras caminaba, le hacía sentir importante. La muerte de sus padres le afectaba y mucho, pero a nadie le daría el privilegio de verlo derrotado, el tenía que ser fuerte por el mismo, nadie lo defendería.
Después de comprar lo necesario, paso a comprar pintura celeste para su habitación y un par de sillones color beige. Todo iría perfecto.
Regreso a su nuevo hogar, Itachi aun no estaba, cubrió el piso con papel periódico y saco los muebles que había, pinto las paredes con sumo cuidado, haciendo detalles con pintura beige, para después dejarla secar.
Acomodo la cama de nuevo, ahora frente a la ventana con cortinas celestes recién compradas mientras quitaba las sabanas blancuzcas y las remplazaba por sabanas nuevas y almohadones celestes. Coloco los sillones uno a cada lado de la cama y el espejo frente a ella, así como cuadros que acomodo en las paredes.
Ahora cubriría una necesitad, ducharse.
Le sorprendió al ver una tina dentro del cuarto de baño, pero le agrado la idea, la lleno de agua tibia y no dudo en introducirse en ella.
Cerró sus ojos al momento que su piel hacia contacto con la tibieza del agua.
Itachi entraba a su habitación, todo la tarde había estado con un cliente y estaba mas que fastidiado. Saldría a comer y a divertirse un rato pero, su cartera estaba vacía.
-Sasuke…- susurro dirigiéndose a la habitación del menor, al entrar se llevo la sorpresa de ese nuevo aspecto de la habitación, realmente se veía muy bien, escucho ruidos en el cuarto de baño así que se dirigió ahí y abrió un poco la puerta. Pudo apreciar como su hermano acariciaba su cuerpo mientras trataba de quitar los restos de jabón, como sus dedos rozaban cada parte de su cuerpo, se veía tan bien, tan tentador… tan..
¿Pero qué rayos pensaba?!
Itachi cerró la puerta y salió de la habitación, debía de tranquilizarse, dormir… ya por la mañana estaría mejor y sacaría esa bella imagen de su mente, o eso esperaba.