Dorada maldición
Capítulo 1
Una sensual chica rubia con tres encantadoras marcas en sus mejillas se encontraba recostada sobre las sábanas de una mullida cama, la suave seda de su kimono le cubría apenas lo necesario para despertar la imaginación y no dejar mucho a la misma, tentación era lo que cualquier hombre veía en ella, sexo era la primera palabra que saltaba a la vista al contemplarla, era la perfecta mezcla de pasión y pureza que todos deseaban, y más aun con sus ojos cerrados invitaba a cometer las más oscuras bajezas, tenerla tan dócil sobre su cama fue lo que dibujó esa amarillenta sonrisa de lujuria en el rostro de aquel rico señor feudal... su esposa... la esclava que había comprado hacía apenas unas horas... se recostó junto a la chica y sólo logró susurrar.
- Ahora sí, disfrutaras como nunca de tu primera noche. – sonrió con las ansias apenas contenidas, su robusto pecho sobresalía de la abertura de la yukata dejando ver los vellos que lo cubrían, así como su despierta parte baja que ansiaba poseer a la virginal doncella.
Pero un instante después algo lo hizo abrir completamente los ojos, sintió algo atravesarle completamente el pecho y un hilo de sangre le escurrió por la boca manchando las blancas mantas que cubrían el lecho nupcial.
- Na...ru...ko – fue lo último que pudo decir antes de morir, dejando caer pesadamente su cuerpo al lado de la joven, esta simplemente abrió sus ojos escarlata y volviéndolos a cerrar permaneció en la misma posición.
***
Dos días habían pasado desde que el fallecido señor feudal fuera sepultado, la rubia había sido nuevamente vendida a un mercader de esclavos, entre los mercaderes conocían a la perfección a esa chica “viuda negra” la llamaban en el bajo mundo, la más deseada pues siempre dejaba a sus vendedores con una fuerte suma de dinero entre las manos, la más solicitada por todos los que la veían por primera vez, solía mantener los ojos cerrados pero cuando los abría sus azules zafiros capturaban la atención y mirada de todos, y era entonces cuando las más extravagantes sumas de dinero se disparaban por el simple anhelo de poseerla, era un negocio ruin, todos trataban de obtener la virginidad de la joven pero nadie la había conseguido, no hablaba, nunca decía una sola palabra, era la más dócil de las mujeres de cualquier mercader, nunca hubo necesidad de lastimarla o forzarla, obedecía a la mínima orden, pero era bien sabido que había aniquilado a miles de hombres antes de que lograran meterse entre sus sábanas, era un regalo mortal de bodas, que muchos hombres habían cobrado, imposible llevar la cuenta de cuantos hombres habían sucumbido ante ella en apenas dos años que llevaba rondando de mercader en mercader, se rumoraba que la habían capturado en el campo donde vivía como una salvaje, otros decían que su familia la había vendido igualmente cuando mató a su primer esposo, otros más decían que era la princesa heredera de un reino desaparecido embrujada por alguna poderosa hechicera, tantos cuentos que rondaban la existencia de esa exótica belleza que era imposible no sentir curiosidad por conocerla, pero para una persona, esa curiosidad iba más allá de eso, era su mejor oportunidad para deshacerse de una vez por todas de su más grande obstáculo para obtener el reino, por eso, había gastado gran parte de su tiempo, y recursos sólo por conseguirla sin encontrarla hasta el momento.
***
- Ahhh... – exhaló sonoramente, tratando de jalar todo el aire posible a sus pulmones, se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano, y esperó a que su palafrenero lo alcanzara – eres demasiado lento Sai.
- Lo siento majestad, pero no es posible seguirle el paso con los caballos entre tantos arboles.
- Te dije que no trajeras los caballos, además atrapar a ese maldito conejo es la peor estupidez que me pudo haber ocurrido.
- Pero recuerde que prometió llevarle a la princesa Sakura ese espécimen para su próximo cumpleaños.
- Si mal no recuerdo yo no me comprometí, ella le envió una misiva a mi hermano para que yo asistiera con exactamente ese regalo.
- Bueno, palabras más, palabras menos.
- Lo que no entiendo es por que tenía que venir YO en persona a cazarlo.
- Las palabras exactas de su hermano fueron: “Te servirá de entrenamiento, Ototo-baka”
- No era necesaria lo último. – Sai sólo sonrió, en una mueca que Sasuke interpretó más como la extraña forma que tenía su mozo de “sonreír” sin faltarle al respeto. – de cualquier forma ya las trampas están puestas, sólo tenemos que esperar a que algún estúpido conejo caiga.
- Desea almorzar algo?
- No, mejor quiero que me platiques un poco más acerca de ese tal Orochimaru, mi hermano le ha solapado muchas cosas pero tanto él como su subordinado Kabuto no me inspiran confianza.
- Bueno según dicen es un poderoso hechicero, al menos los aldeanos así lo catalogan, pero creo que su majestad Itachi, lo ve más como un hombre de “ciencias”, ya sabe, algo un poco más apegado a los descubrimientos que hacen los médicos y boticarios, lo ha mantenido en el reino porque dice que podrían sernos útiles en algún momento, pero aún así lo mantiene con ciertas restricciones y vigilancias extras.
- Vaya creo que le diré a mi hermano que no suelte tanto la lengua cuando está en la cama con alguien. – se burló Sasuke y Sai simplemente desvió la vista. – no en balde te ha asignado el puesto de mi mozo personal, no es cierto.
- Su majestad, el Rey Itachi...
- No te sientas mal Sai, es un hecho que mi hermano aún no se ha casado por que le gusta estar contigo, pero bueno, también es cierto que debemos darle hijos a la corona como miembros de la familia real, por eso no te ha pedido nada serio tampoco.
- No debe darme explicaciones majestad, yo... simplemente soy un mozo – dijo cerrando los ojos.
- Eres un idiota eso eres, esa es otra razón por la que Itachi no te pide nada serio. – se burló Sasuke, y en ese momento sintió el movimiento de una de las trampas y suspiró – perfecto esto será más rápido de lo que pensé.
En efecto, la trampa había resultado y el Príncipe Sasuke tenía en sus manos el estúpido conejo blanco que llevaría al cumpleaños de la Princesa Sakura.
- Volvemos ya – dijo cuando Sai terminó de afianzar la jaula al resto del equipaje.
- Cómo desee Majestad.
- Tanto formalismo de tu parte me enferma Sai, has cambiado desde que mi hermano se volvió Rey, lo sabías? – dijo tan pronto como estuvo montado en su caballo– se acabó todo eso de Uchiha bastardo y demás apodos.
- Entendí mi posición eso es todo Majestad.
- Que estupidez – fue lo que dijo cuando tomó las riendas de su caballo para emprender el camino de regreso – entonces que pasará si algún día me vuelvo Rey, dejarás de ser mi confidente – sonrió de lado y Sai bajó el rostro – olvídalo entonces. – tan pronto como llegaron al sendero obligó al caballo a correr deseaba evitar cualquier conversación y concentrarse en la sensación del viento agitando su cabello.
***
- Nuestra siguiente esclava es la más cara de todas, su belleza no tiene comparación, es dócil, servicial y no tiene una sola marca en el cuerpo, está completa de pies a cabeza y el precio es tan alto porque sigue conservando su pureza. – sonrió el mercader cuando Naruko avanzó por la plataforma llevaba una Yukata que apenas le cubría las piernas y marcaba muy bien sus pechos, mantenía sus ojos cerrados y las ofertas comenzaron a sonar desde todos lados, hasta que una voz superó a todas las demás.
- 100 monedas de oro – dijo un hombre alto y espigado con nariz respingada y labios diminutos, parecía un renombrado caballero por sus vestiduras, tan pronto como esa oferta salió todas las demás callaron, un nuevo comprador, el mercader recibió su pago y la linda esclava fue subida al lomo del caballo de su nuevo señor como toda una doncella mientras este guiaba al corcel a pie.
- Así que eres una linda virgencita no? – sonrió el hombre tocándole ligeramente la pierna subiendo un poco la mano por ella – descuida, eso lo solucionaremos esta noche. – terminó parando en seco y besándole el pie a la joven quien no opuso resistencia.
***
Tan pronto como llegaron al castillo, Itachi los recibió en el jardín, se encontraba practicando arquería para matar un poco el tiempo.
- Vaya no esperaba que fueras a regresar tan pronto, esperaba verte por lo menos después de la cena o mínimo después de las audiencias de la tarde.
- Sólo era un estúpido conejo, no implicó mayor reto.
- Quieres ir a cazar algo más grande, tengo un par de aldeanos que han dicho ver a una manada de lobos por los alrededores, han matado a varias ovejas y tienen algo de problemas por no poder dejar a los niños jugar libremente como antes.
- Si los lobos están rondando por la zona significa que están cambiando de territorio, puede también que algo los sacó de su habitad o que no son lobos de por aquí.
- Inteligente – sonrió Itachi - es una manada que viene del norte, al parecer el clima cambió de más en el invierno en el reino vecino y algunas manadas comenzaron a emigrar, si no se marchan pronto tendremos que ahuyentarlos, y la mejor forma es extremar precauciones con los rebaños, si no encuentran sustento no desearán quedarse por mucho tiempo.
- Alguna otra novedad Majestad? – preguntó Sasuke con toda la intención de marcharse a su alcoba, darse un refrescante baño y cenar antes de prácticamente hibernar el resto de la tarde-noche.
- Ha llegado la invitación del cumpleaños de la Princesa Sakura – la expresión de Sasuke cambió a una de fastidio.
- Demonios, tengo que ir.
- Es tu amiga de la infancia, no puedes faltar ahora que llegará a la mayoría de edad y será presentada en sociedad como prospecta para heredar la corona.
- Sólo si se desposa con alguien.
- Puede que tu veas a tu amiga como una tonta princesita mimada y es cierto, pero su mirada y acciones me dicen que es mucho más inteligente de lo que crees, ten cuidado hermanito porque si se lo propone terminará por comprometerse contigo para hacer una alianza con nuestro reino.
- Si realmente es tan inteligente no se casará conmigo, para que formar una alianza con un reino con el cual no tiene problema alguno, cuando hay otros más fuertes o con los que le convendría más formar una alianza.
- Pero también es una chica enamorada.
- Si se propone como aspirante a ser mi prometida su interés será monetario y más que nada sentimental, pero no creo que su padre siendo el Rey y teniéndola como hija única permita nuestra unión.
- Difiero contigo, como padre lo primero que tratará, será de dejar a su hija en manos de alguien capaz de gobernar su reino, no de arrebatárselo, así que tu amiguita deberá madurar pronto si no quiere que la casen con alguien a quien no desea.
- Sí, le mandaré una carta.
- Pues se la entregarás en su mano porque partes mañana a su reino.
- QUE?!!
- Debes ir en representación del reino, y yo tengo asuntos más importantes que atender que una fiesta de cumpleaños.
- Qué pasó con eso de “cumplirá la mayoría de edad” y “será presentada como prospecta a la corona” tú también puedes ser elegido como prospecto para casarte con ella.
- No, yo estoy a salvo de eso, sería yo quien tendría que elegirla, y todo lo que dije era para ti, eres su amigo de la infancia después de todo no?
Sasuke entrecerró los ojos viendo como Itachi sonreía y se marchaba.
- Me encantaría quedarme a charlar contigo pero tengo audiencias en un rato más y debo estar listo.
- Sí, claro.
- Descansa bien esta noche, mañana tu y Sai saldrán a primera hora.
- Pobre Sai le espera una larga noche.
***
- Vamos hermosa – el hombre se encontraba sentado en el borde de la cama, la chica se encontraba de rodillas sobre las sábanas, con una vestimenta digna de una prostituta barata, sin embargo, no decía nada, levantó ligeramente el rostro dejando a la vista sus torneados pechos y sus mejillas sonrojadas, juntando un poco sus manos dejó una vista más que excitante a su amo, el hombre sintió un escalofrío bajarle por la espina dorsal era la imagen del deseo personificada. - Cómo me voy a divertir esta noche – sonrió acercándose a la chica con toda la intensión de besarla, esta se mantenía en la misma postura.
Justo un centímetro antes de besarla se detuvo completamente podía sentir el aliento cálido de la chica contra sus labios, pero no pudo siguiera rosarlos, levantó el rostro al cielo sintiendo como perdía las fuerzas completamente, levantó una mano con sus últimas fuerzas sólo para contemplar como su sangre resbalaba por ella, trató de balbucear algo pero la sangre agolpada en su garganta se lo impidió, y se desvaneció finalmente exhalando su último respiro.