En un bosque italiano.
-Nada mal-alabó aplaudiendo una pelinegra que miraba a la pelirroja que practicaba tiro con arco, la flecha se había clavado justo en el centro del objetivo-aunque era de esperarse de ti, la mejor arquera, mi querida gemela.
-En esta vida no somos hermanas, Yuri-comentó la hermosa mujer que colocaba otra flecha en el arco para lanzarla.
-Tu padre terrenal es hermano de mi madre terrenal, es casi lo mismo-dijo la pelinegra restándole importancia, mientras comenzaba a tocar su flauta de fino metal y alegraba a los pájaros que estaban en los altos árboles-Seguimos siendo familia, Yoona.
-Sigues apegándote a mí, Apolo-se burló la pelirroja mientras dejaba el arco en la mesa donde estaban sus flechas y caminaba hacia donde se encontraba Kwon Yuri.
Yuri miró fijamente a Im Yoona sin apartar los labios o los dedos de su instrumento musical, la encantadora melodía reinaba en el ambiente. Quien una vez fue conocida como Artemisa, diosa de la luna, besó la frente de quien fuera el dios del sol. Sus miradas se encontraron, esa era la mejor forma de comunicarse entre ellas, lo había sido desde hacía siglos.
-¿Qué día dijiste que las encontraríamos?-cuestionó la delgada pelirroja acomodándose al lado de Yuri, quien la abrazó al instante, abandonando la flauta en el elegante sillón donde estaban.
-Si mi sueño no mintió, nos veremos en un par de días, en el viñedo-respondió la pelinegra, haciendo círculos en la espalda de Yoona.
¿Qué clase de relación mantenían? Nadie lo sabía, ni siquiera ellas le habían dado etiqueta, pero solo entre ellas se entendían y podían ser felices. Todo lo que la reencarnación de Artemisa necesitaba era estar al lado de la reencarnación de Apolo, y la única mujer que había cautivado al dios de la medicina y las artes era la diosa de la cacería.
-Tus predicciones nunca fallan-dijo Yoona sonriendo, tomando una fresa del plato de oro que tenían al lado y llevándola a los labios de Yuri. La pelinegra atrapó la fruta entre sus dientes antes de degustarla-Sabes, no quiero ver a Hera…
-No te preocupes, no dejaré que nos lastime como antes-prometió la joven Kwon acariciando el rostro de su prima, tratando de borrar sus temores-tan solo tenemos que entablar amistad con Ares o con Afrodita, ya que he visto en sueños que Hera muere de ansías por encontrar a ese hijo amado al que le hizo la vida imposible en el pasado-comentó Yuri con una sonrisa de despreocupación-ó siendo amigas de Afrodita, ella intervendrá por nosotras con Ares y al final Hera no podrá hacernos daño.
-Tienes razón-aceptó la pelirroja sonriéndole a su prima-además nuestro padre debe querernos a su lado.
-Así es-confirmó la pelinegra-no hay nada de qué preocuparse-susurró tomando una fresa jugosa que sostuvo con su boca y llevó a la boca de Yoona con sensualidad, la de menor edad la mordió y de paso besó los labios de Yuri. Cuando terminaron con la fruta se fundieron en un beso.
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En una isla cercana al mar Mediterráneo.
-No pensé que la primera vez que te viera en esta vida terminaríamos así-susurró sensualmente la rubia en el oído de la castaña que estaba debajo de ella.
-Tenemos la edad suficiente y nos conocemos desde hace mucho tiempo, no le veo nada de malo-dijo burlonamente la mayor, acariciando la espalda desnuda de Afrodita.
Las ropas de ambas estaban regadas por el trayecto de la puerta a la habitación de la casa de playa en la isla griega. Después del abrazo cuando se encontraron, siguió una demostración pasional de su amor, quizá fuese la magia de Afrodita o la necesidad de Ares; pero no se arrepentían de haberse entregado una a la otra.
-¿Dónde renaciste?-preguntó la reencarnación del dios de la guerra mientras la diosa del amor y la belleza besaba su cuello, fascinada de la tersa y blanca piel de su amada, extasiada de su aroma que encendía la llama en su interior.
-En Estados Unidos-respondió la rubia mientras marcaba su territorio, le había extrañado tanto que no quería desperdiciar cada segundo a su lado-Poseidón también renació allá…
-Ummm-murmuró la castaña apretando con fuerza la cintura de su mujer, pegándola más a su cuerpo.
-¿Estás celosa?-preguntó Afrodita encantada de despertar interés en su ser amado. Ares no respondió. La coreano-americana se mordió el labio inferior antes de tomar entre las manos el rostro de la castaña y besarla con entrega. La otra coreana invirtió las posiciones, quedando encima de Afrodita-no te preocupes, no hay motivo para tus celos-aseguró la menor, fascinada de la calidez que emitía su diosa-Poseidón renació en una chica, Stephanie, y es mi amiga desde hace muchos años. Y créeme su actitud es todo lo contrario a la del pasado.
-Eso me recuerda, ¿cuál es tu nombre?-preguntó la castaña con una sonrisa, haciendo a un lado el cabello de su amada para poder observarla.
-Jessica Jung. ¿Y tu nombre es?
-Taeyeon, Kim Taeyeon-respondió antes de besarla por última vez y ponerse de pie-Alguien se acerca a la casa-pronunció mientras buscaba las ropas de ambas, la una vez diosa de la guerra estaba en estado de alerta cuando regresó con el bikini de Jessica y brindándole algo que le cubriera más-Umm…es Poseidón-eso es lo que le decían sus sentidos súper desarrollados y su intuición.
-Quiero que la conozcas-Jessica se vestía felizmente-te juro que es un encanto, más que tu madre.
-¿La has visto?-preguntó Taeyeon con mucho interés, tratando de ocultar el dolor al recordar a Hera.
-No, pero Tiffany y yo suponemos quien es-respondió Afrodita uniendo su mano a la de Ares para salir de la casa.
Caminaban tomadas de la mano y se encontraron con una pelinegra en un elegante vestido floral.
-¡Jessi, estaba preocupada! No te encontraba por ninguna parte-reprendió a la rubia cuando estuvo frente a ella.
-En los brazos de Taeyeon no me pasará nada, Tiffany-afirmó Jessica quien irradiaba felicidad.
-¿No me digas que eres Ares?-preguntó con felicidad la otra coreano-americana, mostrando un par de medias lunas cuando sonrió.
-Sí, y en verdad eres muy diferente a como eras en el pasado-comentó la castaña sonriendo y le extendió el brazo que tenía libre a la chica-Kim Taeyeon.
-Stephanie Hwang-respondió al saludo la de menor edad-¿Y a qué te dedicas?
-Mi familia posee minas y desde hace años se dedican a la producción y venta de joyería; pero en lo personal produzco armamento para distintos ejércitos-respondió Taeyeon mientras caminaban hacia unos camastros colocados a la orilla de la playa.
-Siempre un guerrero, Ares-comentó la reencarnación del dios de los mares mientras con un movimiento de la mano impedía que una ola las bañase.
-Qué bueno que están de vacaciones por aquí, en unos días regresaré a Seúl-dijo la castaña con una sonrisa-Fue una suerte encontrarte-miró a Jessica con amor.
-Fue el destino…-la rubia unió sus labios-Nosotras también volveremos a la capital; pero antes visitaremos a unos socios de mi padre en su viñedo, en Italia.
-Oh, olvidé decirles. Mi tío, Hades, tu hermano-dijo Taeyeon mirando a Tiffany-le conozco y también es mujer.
-¿Es tu familiar en esta vida?-cuestionó Stephanie con interés-Quisiera verla.
-No, nos hicimos amigas en la universidad-respondió la castaña-su nombre es Lee Soonkyu.
-¿La empresaria que hace poco causó un escándalo por robarse a su sobrina?-preguntaron al mismo tiempo las americanas.
-Sí, ella misma. Pero la prensa fue muy amarillista, Hyomin (su sobrina) acababa de cumplir la mayoría de edad y Sunny solo le lleva 4 años-comentó Kim con una sonrisa, ladeando la cabeza, recordando el suceso-De hecho yo le ayudé a huir. Escaparon de Brasil en uno de mis aviones.
-¿Y por qué se enamoró de su sobrina? Acaso es…-Tiffany dejó inconclusa su frase.
-Perséfone, Hyomin es la reencarnación de Perséfone-la coreana confirmó sus sospechas-Y ya conoces a Hades, tuvo que repetir la historia.
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Mansión Choi, Seúl.
-Buenas tardes, Hyoyeon-saludó educadamente una hermosa y alta castaña a su cuñada mientras tomaba asiento en el elegante comedor.
-Buenas tardes, Seohyun-la rubia regresó el saludo a quien una vez fuese su hijastra-¿Y Sooyoung?-preguntó por su esposa, temerosa de que su ausencia significase una infidelidad.
Seohyun guardó silencio y bebió de su copa con agua, al instante Choi Sooyoung cruzaba la habitación hasta sentarse en su lugar-Se nota que no puedes vivir sin mí-dijo burlonamente tomando y besando la mano de su esposa.
La extravagante comida fue servida enseguida y la jefa de la familia pidió que las dejaran solas en la gran y elegantísima habitación.
-Mi hija tiene una noticia que quiere comunicarnos-pronunció la castaña de mayor edad, atrayendo la atención de su esposa. Hyoyeon odiaba cuando Sooyoung se refería a Seohyun como su hija, porque ella y todos su demás hijos eran la prueba de las infidelidades que sufrió. Quizá era tonto que después de tantos años, finalizada una vida, todavía su orgullo estuviese herido.
-¿De qué se trata?-preguntó Kim Hyoyeon dejando los cubiertos sobre la mesa, en la posición correcta.
-He analizado durante los últimos meses la vida de algunas personas que han llamado mi atención, específicamente me refiero a mujeres coreanas, de edad cercana a la nuestra-respondió con calma la reencarnación de Atenea. Seohyun se percató de la cara de enfado de Hyoyeon pero no le tomó importancia. Ella era más paciente que la antigua Hera-Creo saber quiénes son las reencarnaciones de Hades, Poseidón, Perséfone y Afrodita. Y si mis suposiciones son ciertas…
-Lo son, no tengo duda de tu inteligencia-dijo Sooyoung interrumpiendo, viendo a su hermana terrenal con mucho orgullo.
-Como le comenté a mi padre, Afrodita atraerá a Ares-continuó la menor de las Choi-si mis sospechas son correctas…la modelo Jessica Jung…es Afrodita. Jung modelará en el fashion week de Seúl en una semana. Debemos ir a presenciar la pasarela.
-Y esta vez, no te interpongas entre Ares y Afrodita-sentenció Sooyoung a su esposa con seriedad-si no quieres perder a nuestro hijo-agregó con calma.
-Estaremos en todos los eventos del fashion week-aceptó Hyoyeon antes de beber de su copa de vino. Así que esa hermosa y famosísima modelo era Afrodita. Aunque odiase a la mujer tendría que soportarla, todo por recuperar a su amado hijo.