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Recuerdos bajo la lluvia por Kouya Natzuki

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Notas del fanfic:

Cuando comencé a escribir esto realmente me sentía abatida sentimentalmente, calculo que fue hace 6 meses y hoy por razones de la vida le di un final al escrito. Pensaba quedármelo (incompleto) pero ya he superado lo de aquel entonces.

Notas del capitulo:

Como no recuerdo muy bien el sentido que quería darle a la historia tuve que improvisar un poco para el final n.nu

Estoy sentada en una banca solitaria en el parque. Ha comenzado a llover pero no me interesa mojarme, es lo de menos puesto que mi rostro ya estaba empezando a humedecerse por mis lagrimas las cuales por más que quise no pude contener; cualquiera confundiría mis lagrimas con gotas de lluvia excepto ella. Mi rostro no mostraba expresión alguna de tristeza, las lágrimas fluían y mi rostro mantenía un semblante normal con una leve sonrisa, una amarga sonrisa en realidad; teniendo esta expresión nadie creería que estoy llorando, de hecho pensarían que estoy feliz.

Me lo he ganado. Ella puso fin a nuestra relación pero fue mi error enamorarme tanto de ella, encariñarme tanto y acostumbrarme a sus dulces palabras inocentes con un toque implícito de sensualidad. Agache el rostro para recordar mejor el por qué de mi situación actual.

 

Pareciera que el destino quería ponerla en mi vida pues la conocí en un día normal, en este mismo parque donde ahora me encuentro lamentando su perdida. Se acerco a preguntar una dirección, “Disculpe, ¿sabe dónde queda esa calle con nombre francés?, me han dicho que está cerca de aquí” preguntó algo apenada. En mi ciudad hay una calle que parece tener un nombre francés la cual queda cerca de este parque. Le respondí con toda la amabilidad que puedo darle a una chica extraña, me agradeció fugazmente y se fue. Al cabo de unos días me la encontré en el supermercado, parece que le gustan mucho los dulces porque la halle metiendo muchos paquetes al carro de las compras, quise pasar desapercibidamente pero ella volvió a hablarme, esta vez para darme las gracias con más calma: “Gracias por lo de hace unos días” parece que quería decir algo más cuando aparentemente su madre le hablo para ir a pagar la compra, se despidió moviendo la mano y devolví el gesto divertida, no pensé que me recordara sólo por haberle indicado una calle. El tercer encuentro pareció ser el definitivo, el que ligaría nuestras vidas. Iba tarde al colegio como todos los lunes y fue que en mi desesperada carrera por intentar llegar a la clase me hizo chocar con otra persona, pensaba levantarme y seguir corriendo como toda una descarada pero al ver mi reloj ya había perdido mucha esperanza de poder llegar así que decidí ayudar a la persona con quien choque, al momento de levantarme con su mochila en la mano me di cuenta que de nuevo era ella.

-Parece ser que algo quiere que nos conozcamos- le di su mochila con una sonrisa dibujada en mis labios.

-Sí, eso parece- la tomo con una mano mientras frotaba su espalda baja por el golpe.

-Disculpa, iba con prisa pero…- vi mi reloj de reojo -parece que ya no es necesaria hasta dentro de una hora- suspire.

-Al parecer vas en preparatoria, pensé que ibas en secundaria- me sentí halagada pero a juzgar por su uniforme, ella si era de secundaria.

-¿Tan joven me veo?, pero parece que tu si vas a la secundaria, disculpa pero yo creí que tú eras mayor- me apene un poco. Ella tiene rasgos finos, piel blanca, cabello largo y lacio, aparte es alta, las veces que la vi parecía una preparatoriana de primer año; segundo semestre en vez de una colegiala de secundaria.

-Descuida, la mayoría opina eso cuando me ve-

Nos dirigimos a un parque cerca de ahí, al mismo donde fue nuestro primer encuentro. Quedaba cerca de nuestras escuelas, por si alguna tenía que irse antes.

-¿En qué año vas?... ¿tercero?- pregunte despreocupada.

-Primero…- me voltee rápidamente hacia ella muy sorprendida y sin poder evitar preguntar su edad al instante al igual que ella aprovecho para preguntar la mía. Ella con la corta edad de 11 años y yo con 16 años pero parece que el mes próximo cumplía los doce, aun así, era pequeña.

Su nombre me pareció lindo: Elizabeth. Aunque mi nombre no se queda atrás: Angelina. No sabía de qué hablarle pues pensé que no entendería muchos temas aun, así que ella comenzó la plática con la cual me di cuenta que era una niña bastante madura para su edad y con un extenso vocabulario, creo que sabia más palabras de las que yo pudiera haber sabido a su edad y actualmente. Sabia de casi todo un poco. Que niña más interesante, pensé en aquel instante. Recordé que iba a clases y parece que ella también.

-¿No tienes que ir a clases?-

-Si hubiera sido así creo que ya me hubiera marchado, pero descuida entro a las dos-

-La misma hora a la que me toca mi segunda clase-

-Curioso-

-Tengo una duda, ¿por qué llegabas tan temprano si aún faltaban dos horas?-

-Pensaba caminar un poco antes de entrar, me gusta mantenerme en forma y aparte hoy tengo clase de deportes, tengo que calentar-

-Ya veo- eso explica su cuerpo delgado de buena figura.

-Creo que me fue muy claro que usted iba tarde- desvié la mirada apenada. Continúo nuestra charla, intercambiamos números de celular y correos hasta que el reloj marco la una con cuarenta y cinco minutos, me ofrecí a acompañarla hasta la puerta de su escuela. Me tomo casi diez minutos así que me despedí rápidamente para irme corriendo a mis clases. Al llegar mi mejor amiga solo me veía con su típica mirada de los lunes la cual expresaba algo como…”Tú siempre tarde, nunca aprendes, ¿cuántos lunes tendrán que pasar para que llegues a tiempo?”, me acerque con mi típica sonrisa de “lo siento, no pude evitar llegar tarde” y la salude.

-Hoy fue record, no llegaste ni para la clase-

-Es una larga historia, pero te contare luego ahora dime, ¿qué han visto en clase?-

-Casi nada, vago contándonos una historia de cuando iba en nuestro curso y se olvido del tema, cuando lo quiso retomar ya estaba acabando la clase así que ni la lista de asistencia ha pasado, tienes suerte- me le quede viendo esperando a más, ella supo perfecto que esperaba. -Descuida, te pasare los apuntes- le sonreí nuevamente y nos dirigimos a la clase de lengua extranjera o como me gusta llamarlo: clase de inglés, no sé porque le ponen un nombre así si solo enseñan ese idioma.

 

-¿Me contaras porque no llegaste?-

-Me encontré de nuevo con esa niña que te había mencionado, cuando me la encontré por segunda vez haciendo las compras pues esta vez ya logramos hablar, ya venía muy tarde así que me tome el tiempo para hablar con ella-

-Ya, ¿y en qué año va?- como se la había descrito ella pensaba que era de peroperatoria como nosotras.

-Sorprendentemente aun cursa primero de secundaria y tiene once pero el mes próximo cumplirá los doce años-

-Siempre he dicho que eres una pedófila…-

-¡Yo ni sabía que era tan pequeña!. Pero he de admitir que se veía muy linda en su uniforme-

-Pedófila…- me dice en un tono reprobatorio y burlesco.

-Deja eso- le di un pequeño empujón en el hombro mientras reía un poco y fue que entro nuestro último profesor del día. En la salida no pude irme con ella como era de costumbre, le había dicho a Elizabeth que iría a buscarla cuando saliera pues sus clases terminaban a la misma hora que las mías o por lo menos hoy salía a las 7:40 p.m. Fui corriendo a su escuela para no hacerla esperar y ahí estaba, saliendo apenas; la divise entre la oscuridad de la noche, su piel blanca, podía verla y su cabello tan lacio era casi inconfundible, con esas dos características fue que la ubique. Espere a que saliera completamente para acercarme.

-Hola- la salude entusiasta.

-Viniste-

-Sip, ¿te vienen a buscar?-

-No, me voy sola-

-¡Oh!, no puedo permitirlo, te acompañare a casa- no soy de salir mucho y corría el riesgo de perderme en la ciudad pero algo en ella me hacia proponer cosas tontas sin pensarlo.

-¿Segura?- parece que notó mi inseguridad.

-Sí- le sonreí y al final termine acompañándola hasta la puerta de su casa, para mi suerte quedaba en lugares que conocía y pude volver fácilmente a la mía.

 

Esa fue la primera vez que conversamos, que converse con mi pequeña Eli…

La lluvia no cesaba pero tampoco aumentaba de intensidad. Seguía sentada con la cabeza gacha recordando más y más…como si recordar me hiciera saber lo que debo olvidar para no sentir este intenso dolor en mi pecho. Escuche pasos dirigirse hacia mí, era un chico ofreciendo su paraguas y el llevarme a casa pero no le respondí, creo que sólo le vi los pies al estar frente a mí y al marcharse. Quería seguir pensando mientras llovía por si mis lágrimas seguían brotando no sería problema el que me vieran, como mencione, cualquiera pensaría que es lluvia.

 

Todos los lunes y viernes la veía, seguía llegando tarde a mis clases pero salía temprano para verla calentar en l parque, ver su semblante serio me causaba gracia por su corta edad pero ella no era del todo seria pues de alguna forma lograba apenarme en ciertas circunstancias y ella sonreía, me parecía encantadora aquella sonrisa, su rostro se veía hermoso con una. Cierto es que ella era muy penosa y le costaba decir las cosas en algunas ocasiones porque en otras es bastante directa.

Me frustraba el hecho de no poder protegerla, soy una cobarde sin más, ella era muy valiente y podía defenderse a sí misma y si yo estaba con ella también a mí. Conseguí un trabajo temporal de medio tiempo para poder comprarle un lindo regalo de cumpleaños, desde que la conocí sentía la necesidad de tener algún detalle con ella y su cumpleaños es la excusa perfecta para dárselo, ella nunca hablaba de lo que le gustaría poseer, es como si lo tuviera todo pero a la vez lo quisiera todo; a fin de cuentas, aun es una pequeña que no sabe lo que quiere y parece que me aproveche demasiado de eso pero es que ella es tentadora en todos los sentidos, a pesar de tener un cuerpo aparentemente bien formado y no tener demasiado pecho era tentadora, no necesitaba tener demasiado para lograr seducirme…ahora que lo pienso ambas nos aprovechamos de la incertidumbre de la otra pero sólo una salió perdiendo, todos pensarían que la menor seria la que al final saldría llorando con el corazón roto pero no conocían a mi niña, es como si tratara con una chica de mi edad. Esta niña puede ser gélida en todo cuando se lo propone.

 

Su cumpleaños estaba casi a la vuelta de la esquina y yo seguía sin saber que darle como regalo, tenía dinero de sobra por si le gustaban las cosas caras pero por más que quise no supe cómo hacer que me dijera sin darse cuenta algo que quisiera tener. Pasé por una tienda de películas y decidí comprar algunas que tal vez podrían gustarle, eran de ciencia ficción basadas en una era medieval, personalmente no me gustan ese tipo de películas pero ella me hace querer soportarlo con tal de ver su sonrisa. Intentaba hacer memoria de todo lo que hemos platicado para deducir que le gustaba, finalmente como regalo le compre la saga de Harry Potter en libros y películas.

Faltaba una semana para su cumpleaños, quería cuestionarla pero tal vez sospecharía de su regalo. Deje que la semana pasara con normalidad hasta el día esperado.

-¿Es enserio que no te harán fiesta de cumpleaños?- preguntaba muy sorprendida con el teléfono en la mano.

-Sí, aun no congenio bien con mis compañeros. No se sorprenda- su voz como siempre tan neutra en estos temas.

-Entonces, ¿no te molestaría que fuera a tu casa a pasar la tarde?- conociéndola, era capaz de responder que si era una molestia.

-No, para nada, siéntete libre de venir…mis padres han salido a un urgente viaje de negocios, creo que vuelven hasta dentro de dos días-

-¿Puedo quedarme a dormir?- no quería dejarla sola y sospechaba que detrás del teléfono su rostro estaba triste. Odie la imagen que mi mente me mostró.

-Sí-

-Genial, iré en una hora o dos, ¿está bien?-

-Sí, la esperare. Hasta luego-

-Hasta luego-

Esa tarde resultó un éxito total, le gustó su regalo, vimos las películas que compre y pasamos una tarde entera de diversión. Su sonrisa perduro hasta la noche. No fue sino hasta la hora de dormir cuando todo ocurrió, ella me pidió compartir cama, se acurruco en mi, apoyaba su cabeza entre mis pechos (para ella era algo normal, como si yo tuviera el pecho plano) y me veía de una manera extraña. No recuerdo de qué platicamos esa noche pero acabamos besándonos. Aun guardaba cierta incertidumbre acerca de lo que sentía por ella pero al estarla besando me sentía realmente una pedófila por no intentar detenerla y seguirle la corriente. Ella me sedujo de más y terminamos haciéndolo esa misma noche. Aclare mis sentimientos: la quería como algo más que a una amiga.

Ahora me doy cuenta que debí haberla detenido y no permitir que cruzáramos la línea de amistad. En primer lugar nuestra relación era incorrecta por ser mujeres y en segundo por la edad. La lluvia estaba cesando de poco en poco al igual que mis recuerdos.

Después de haber comenzado a salir en su cumpleaños todo parecía ir bien. Nuestra incorrecta relación iba de maravilla hasta que se cansó de hacer el rol de la mayor, tuve que intentar acoplarme al rol que debí adoptar desde un principio pero fue difícil debido a que no supe cómo tratarla. La diferencia de edades comenzó a ser notoria a solas, ella quería hacer cosas como jugar o platicar y besarnos si se daba la ocasión cuando yo lo que más quería era besarla y decirle lo mucho que la quería.

Trague saliva mientras tocaba mi pecho, estaba comenzando a doler, como si lo hubieran golpeado, creo que no pude soportar la rudeza de mis recuerdos. A pesar de haber sido pareja un largo tiempo, eran contadas las veces que me había dicho que me quería.

Los problemas se reflejaban en las calificaciones y en nuestro humor. Pensaba que eran peleas pasajeras pero parecían no tener fin, aun así yo no quería dejarla ir. Ella hizo por última vez el rol de la mayor. Me explico lo que ya sabía que ocurría entre nosotras pero no quise buscar solución por lo que ella dio fin a las peleas, simplemente me dejó. Sentí que fue fría a pesar de haberme dicho cosas dulces, sentí como si su dulzura se fuera congelando al llegar a mí. Sentí como si sólo me hubiera usado para experimentar, después de todo, su corta edad le impide saber qué es lo que quiere realmente. A veces dudo de si me quiso tanto como pocas veces dijo.

 

Ya no salían lágrimas, mis ojos estaban hinchados y la lluvia ceso. Creo que he sacado todo mi sufrimiento en el lugar donde todo comenzó. La luz del sol estaba iluminando el parque poco a poco mientras el cielo se despejaba. Me levante y me restregué los ojos lista para volver a casa con una carga menos en el corazón.

No he vuelto a saber nada de la pequeña Eli, borré su número y todo lo relacionado a ella pero si la llegara a ver nuevamente espero no caer de nuevo en sus juegos de seducción; si alguien va a comenzar de nuevo una relación indebida, deberé de ser yo y no mi placer culposo viviente.

Notas finales:

Agradezco a quien lea (:


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