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· Carry on my Way · por Kurai neko

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Kn: Aquí llego, a la carga con un nuevo fic!!
Hyoga: mi maestro tiene razón... te enredas en nuevos fics antes de terminar los que ya tienes empezados -__-
Kn: .. ¬¬ oie, rubico.. no te quejes y colabora..
Ikki: si ni siquiera sabes que vas a escribir...
Kn: pero sé sobre quien voy a escribir.. ^___^
Hyoga: *resopla y se cruza de brazos* .. venga.. empieza..
Kn: Hai! ^0^/

Carry On My Way

Capítulo 1.

~Long long night yoake no
hikari wo sagashite
Kimi wo sagashite...~

* Larga larga noche
busco la luz del amanecer
Te busco a ti...*



Llevaba un rato caminando por la ciudad, con la mochila al hombro. Dentro de ella cargaba todo lo que iba a necesitar.
El discman, un par de cds escogidos al azar, la carpeta azul en la que él mismo había dibujado un fénix en su parte posterior, el estuche que acarreaba a todas partes junto a la susodicha carpeta, uno de sus libros preferidos, la cartera, el móvil.. que estaba desconectado y algo de comer.

Habían discutido de nuevo. Pero esta vez no era como las anteriores... y sus amigos se habían dado cuenta. Inclusive el pequeño greñudo.. Hasta Seiya había sospechado que la relación entre ellos no era la que afirmaban sostener.
Pero es que ya empezaba a estar más que harto. Siempre pasaba lo mismo, y empezaba a cansarse de todo aquello.. pero .. le era virtualmente imposible separarse de él. De la persona a la cual se había atado sin cuerdas. Sin papeles. Sin compromisos.. pero sí con sentimientos.

Paró frente al semáforo, esperando a que se pusiera en verde. Había decidido pasar un par de días fuera.
Esa misma mañana, después de la pelea y de recoger lo que llevaba en la mochila, había salido a la calle. Él no fue a buscarlo, ni siquiera Shun se había atrevido a salir tras sus pasos.
Caminando llegó hasta el centro de la ciudad.. no sabía cuanto tiempo había estado dando vueltas, pero tenía hambre y sólo un par de manzanas y pan de arroz en la mochila. Así que decidió comer en algún restaurante por allí cerca.
Pasó de largo al ver un lugar en el que solía comer con él. No tenía ganas de sentarse solo en las bancas de la primera planta y empezar a recordar los buenos momentos compartidos allí. Así que siguió andando hasta llegar a una hamburguesería en pleno centro.
Miró los atractivos colores que adornaban la fachada con aire circunspecto. Encogió los hombros a la par que equilibraba el peso de la mochila moviéndola un poco.
Al final, resignado, entró al local.
Ya con su comida en una de las bandejas marrones, se había dirigido al piso superior, sentándose en una de las mesas que estaban junto a los ventanales del lugar.
Un par de jovencitas lo miraban de reojo y comentaban alguna cosa entre ellas disimuladamente. Sin querer prestarles mucha atención, empezó su almuerzo y dirigió su vista hacia fuera.
La estación de trenes se erguía delante suyo, orgullosa y firme. Gente entraba y salía por las tres puertas dobles. Alzó una ceja y tuvo una idea en ese mismo momento.

Y ahora estaba de vuelta, con los dos billetes que había comprado a mediodía. Después de haber caminado un rato, sin pensar demasiado, por entre las calles menos concurridas de la zona.

Quedaban un par de cuadras nada más para llegar a su destino, aunque aún faltaba media hora para la salida de su tren. Para cuando llegara al albergue que había contratado para esa noche, ya habría oscurecido.
Y así fue.

El trayecto en el tren había pasado rápido, releyendo el maltratado libro por decimoséptima vez. Ya conocía el lugar donde iba a hospedarse, había estado un par de veces. Se encontraba a unos cuarenta minutos a pie desde la estación, cerca de la montaña.

Cuando bajó del vagón miró hacia el horizonte. El medio sol anaranjado le devolvía una sonrisa triste de quien sabe que algo está a punto de terminar.
El paseo hasta el albergue fue agradable, sintiendo en el ambiente como el aire iba enfriándose. Al mismo tiempo que notaba como su enfado había hecho lo mismo.
Ya hacía rato que no sentía la sangre hervir... casi desde la comida en el centro. Pero si no había querido volver era por que sabía que él lo estaría esperando. Tal vez para ignorarlo, o tal vez para hablar sobre algo que ni si quiera sabía como manejar.

Dio el nombre en recepción, acabando de pagar la estancia y le entregaron la llave de su cuarto. Entró arrastrando los pies y después de cerrar la puerta se dejó caer en la cama.. con la mochila aún a la espalda.
Abrazó instintivamente la almohada. Y unos sollozos que hacía tiempo que retenía en su pecho estallaron sin control.

Por qué...” pensaba mientras gruesas lágrimas mojaban su rostro y su cuerpo se convulsionaba nervioso, hecho un ovillo, sobre la cama “¿por qué siempre me haces lo mismo? ¿qué no ves cuanto me hieres? ... ¿qué no te das cuenta de que te amo?...es que .. no basta con seguirte todos tus caprichos?

Te doy todo lo que me pides.. te di mi libertad, mi corazón.. mi primera vez y eso todavía no lo sabes.. incluso después de estos dos años.” Aspiró fuertemente un par de veces, cerrando los ojos.

Acepté el hecho de que te sintieras inseguro delante de nuestros amigos... acepté tu propuesta de esconder nuestra relación... ¡¡Hasta acepté que te trajeras de vez en cuando alguna chica a la Mansión para ..!!!” Su cuerpo se dobló sobre si mismo un poco más, acallando un par de gemidos mordiéndose el puño “... por dios! Tu habitación está al lado de la mía!! .. Sabes que puedo oírlo perfectamente.. yo y toda la mansión.. en cambio a mí me haces callar cada vez que...

Cada vez que .. que .. ¿qué?” Se tranquilizó un poco, intentando aclarar su mente “¿cada vez que te sirves de mi cuerpo?... ¿cada vez que me entrego por amor?... cada vez que .. ¿tenemos sexo?

Se removió un poco, algo se le clavaba en las axilas y no fue hasta ahí que se dio cuenta de que traía la mochila aún puesta. Se incorporó para deshacerse de ella, sus ojos estaban rojos.
Ya hacía un par de meses que la situación se le hacía insostenible, pero se había aguantado las lágrimas hasta estar lejos de él.
Lo que menos quería era que lo viera llorar. Y aún más por su causa.
Se tumbó boca arriba, respirando regularmente para deshacerse de toda la angustia y desazón que le habían dejado las lágrimas.

Tal vez tendría que haberte dicho que te amaba en aquella ocasión en que me lo preguntaste... Pero si lo hubiera hecho .. te habrías marchado de mi lado... me habrías dejado solo .. como a aquella chica con la que salías antes ..” cerró los ojos mientras evocaba el rostro de la muchacha con la que andaba Ikki dos años atrás “Sí.. era linda... dulce .. un encanto.. pero le fuiste infiel conmigo. Aún me pregunto.. como es que teniéndola a ella viniste a mí.

Movió sus brazos, colocándolos debajo de su cabeza. Notaba los párpados hinchados y los ojos rojos y alguna lágrima traicionera se escapaba de ellos de vez en cuando, pero su cuerpo volvía a estar relajado.
Frunció ligeramente el ceño.

Y no me vale lo de ‘Es que tienes un cuerpo irresistible pato, verte todo el día pululando a mi alrededor me turba’ ” suspiró ruidosamente “A veces llego a pensar que como la chica no estaba preparada para tener sexo me cogiste para saciar tu hambre... puede que al principio.. cuando me dijiste que te gustaba, pero que no te cabía en la cabeza, por que yo era un hombre como tu.. puede.. que yo te buscara... pero tu sabes que esa primera vez no quise llegar hasta el final.

Sonrió melancólicamente ante el recuerdo.
Hyoga había insistido en que, si no lo besaba, no sabría si realmente le atraía o no. Le costó una discusión de más de media hora hacer que el fénix se desconcentrara lo suficiente como para poder besarlo por sorpresa.
Lo demás vino rodado. Para cuando Hyoga quiso pararlo, Ikki se mostraba demasiado fiero y hambriento como para que fuera posible.
Fue torpe. Fue rudo. Y aunque Ikki intentaba controlarse lo suficiente como para no hacerle daño, su impaciencia podía más que él. Y la falta de experiencia se hizo patente.
La segunda vez, el moreno recordó que a un chico había que lubricarlo antes de la penetración.

Un risilla escapó de sus labios... después de que Ikki lo hubiera desvirgado en el sofá de la sala de la Mansión, no pensó que algún día se riera de eso. Tenía que admitir, que a su manera.. muy a su manera, el fénix había sido tierno.
Aunque prefería recordar como, a modo de disculpa, durante todas las mañanas de la semana siguiente a eso, Ikki se adentraba en su habitación, poco antes de que despertara y le dejaba una bandeja con el desayuno... preparado por Shun, claro.

No sabía que había cerrado los ojos hasta que los abrió de nuevo. Se sentía aún pesado, pero no tanto como hacía unos momentos. Consultó el pequeño despertador que adornaba la mesita a su lado.
Faltaba una hora para el amanecer.

Se levantó y alisó su ropa. Fue al baño y después de lavarse la cara y mirarse en el espejo, notó el vacío de su estómago.
No había cenado la noche anterior.
Tomó la mochila que estaba en el suelo y salió silenciosamente de su habitación.

Con la mochila a la espalda y la mirada perdida empezó a caminar por el monte. Sacó una de las manzanas y la mordió vorazmente.

Tal vez... lo que le pasa, es que tiene miedo al amor.

Mientras la idea le rondaba la cabeza, la luz del sol volvió a sonreírle en el horizonte. Y entendió que, aún después de todo seguía amándolo.. y que el círculo en el que su vida se había visto atrapado desde hacía dos años había terminado para volver a empezar.

Pero esta vez, yo llevaré las riendas.

Suspiró de nuevo y siguió su camino.


*-_.~*~._-*

Kn: ^__^ ¿Y bien?
Hyoga: O_O
Ikki: Ô___Ó ¿Pero que se supone qué... ?
Kn: tranquilo Ikki, querido.. no eres tan malo como parece en el primer capítulo.. también tienes tus cosas buenas ^__~*
Hyoga: O_O
Ikki: ¬¬ eso espero
Kn: verás como es así ^_^ .. sólo que Hyoga anda dolido.
Hyoga: O_O
Ikki: O_o y a este que le pasa? *lo mueve un poco.. se balancea.. y cuando está a punto de caerse redondo al suelo vuelve en si*
Hyoga: .. O__Ó!! ¿¿Pero que me has hecho???
Kn: ^^ .. *desaparece en una nube de polvo*
Hyoga: O0Ó VUELVE AQUÍ!! *sale corriendo detrás*
Ikki: ... Ôo .. o_oU .. bueno.. hasta .. el próximo capítulo.. en el que espero se disculpe esa gata conmigo ¬¬U

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