Y así fue, ni si quiera un adiós. Nada. Tezuka estaba al tanto de los sentimientos de Fuji, sentimientos que él también correspondía y aún así, antes de irse a los Estados Unidos no le dijo absolutamente nada. Un intercambio de miradas y eso fue todo, un apretón de manos y partió para jugar tenis profesionalmente.
Sinceramente esperaba que Fuji lo esperara, lo quería de verdad aún sin haberle dicho, aunque era obvio que el tensai ya lo sabía. Y Fuji pensaba hacerlo, pensaba esperarlo sin importar qué, lo que no imaginó es que alguien se cruzaría en su camino.
Ya había pasado un año y medio desde que Tezuka se había marchado, y Fuji seguía reacio a la idea de que él no volvería. Ese día había salido con Momoshiro, a jugar un partido de tenis callejero. Llevaban jugando algo más de dos horas.
- Ne, Fuji-senpai, podríamos detenernos, se está haciendo tarde y tengo hambre.
- Claro Momo – Dijo sonriendo.
- ¿No tienes problema con irte solo? Debo ir a la casa de Ryoma a buscar unas cosas que dejé ahí el otro día – Dijo tratando de sonar lo más calmado posible, es que Fuji tenía la habilidad de leer entre líneas.
- Por supuesto que no – Dijo sonriendo aún más - Le das mis saludos a Echizen.
- Hai, ¡Jaa ne Fuji-senpai!
- Jaa ne.
Había terminado de guardar sus cosas, el chico propietario del dunk smash se había marchado hace un buen rato, cuando recordó que Eiji lo había invitado a jugar en su consola Wii. Sonrió al pensar en su amigo y en lo que diría Tezuka si se enterara de que él iba casi todos los días a la casa de este. Su sonrisa se desvaneció levemente. No. Sabía que Tezuka no volvería, había pasado más de un año y medio y ni si quiera se molestó en devolverle una llamada.
Sin haberse dado cuenta, ya se encontraba en la puerta de la casa de su amigo, tocó levemente y cuando Eiji abrió lo recibió con una sonrisa.
- ¡Fujiko-Nya! , ya pensaba que no vendrías – Dijo haciendo un puchero.
- Sabes que nunca falto cuando de juegos se trata – dijo sonriendo con los ojos cerrados – Hay alguien más a parte de Oishi ¿verdad?
- ¿No te molesta que haya invitado a alguien más - Nya? – Típico, a Fuji no se le podía engañar.
- No te preocupes Eiji – Sonrió aún más - ¿Qué juego fue el que compraste recientemente? – Dijo entrando de una vez a la casa.
- ¡ZeldaTwilightPrincess! – Dijo de corrido hasta quedarse sin aire - ¿lo conoces? – Eiji vio que su otro invitado se levantaba del sofá para saludar a Fuji,
- Fujiko-Chan, él es Yukina, Yukina, Fujiko-chan.
- Fuji Syusuke – Dijo sonriendo.
- Yukina Kou, mucho gusto – Sonrió estrechándole la mano.
- Bueno – Dijo Oishi– ¿Les parece si empezamos a jugar?
Eran pasadas la media noche y Eiji aún seguía con el mando de la consola y tenía energía de sobra como para seguir jugando unas cuantas horas más. Oishi se había quedado levemente dormido en el sofá y Fuji conversaba amenamente con Yukina.
- Ya te había visto anteriormente – Decía Yukina – Vas todas las semanas a comprar un manga de la sección Shonen, ¿No es así?
- Si – Dijo Fuji bebiendo su jugo – Ya sabía que eras el de la sección de mangas Shoujo – miró el reloj que estaba tras Yukina – Oh, lo siento, se hace tarde y debo irme – Yukina volteó también para mirar el reloj.
- Oh, creo que yo también, Eiji-Kun, Syusuke-san y yo nos vamos.
- ¿Tan pronto? – Eiji hizo un puchero.
- Oh, gatito, prometo volver mañana – Dijo Fuji – Pero en mi casa deben de estar preocupados.
- Está bien ~Nya.
- Bueno, nos vamos, Jaa ne Kikumaru.
- Jaa Ne, gatito.
- Jaa ne – nya.
Se había formado un silencio incómodo fuera de la casa de Eiji.
- Bien – Dijo Fuji – Me voy de este lado – Señaló la izquierda.
- Que casualidad – Yukina entrecerró los ojos – Yo también.
Después de caminar un poco Yukina se animó a preguntarle a Fuji si quería salir con él.
- Esto… Syusuke-san.
- ¿Si? – Dijo abriendo los ojos.
- Me preguntaba si quisieras salir conmigo mañana – Le sonrió.
- Ah – Lo pensó levemente – Por supuesto.
- ¡Perfecto! – Dijo Yukina sonrojándose levemente – Mañana salgo del trabajo a las siete si quieres…
- Nos juntamos allá, ¿te parece? – Mencionó Fuji, algo entusiasmado por la idea.
- ¡Si! Eso es mejor aún de lo que iba a decir.
- Bueno – Habían llegado a la casa de Fuji – Aquí me quedo yo.
- Bien – Sonrió Yukina - ¡Nos vemos mañana!
- Por cierto Yukina –San ¿cuántos años tienes? – Preguntó Fuji.
- Solo Yukina – Sonrió- Veintiuno, ¿y tú?
- Voy a cumplir dieciocho… Bueno, ¡nos vemos!
- Jaa Ne, Syusuke-san.
- Jaa Ne.
Yukina esperó a que el tensai entrara en su hogar y siguió caminando, con una gran sonrisa en el rostro.
Había conocido a Eiji hace más de un año, él y Oishi solían frecuentar la tienda de mangas y por casualidad el acróbata se acercó a hablarle. Hace ya varios meses, Yukina venía observando a Fuji, quien también iba todas las semanas al igual que el neko; y un día que lo vio entrando con este a la tienda una idea asaltó su mente. Días después, le preguntó si podía presentarle a su amigo de cabellos castaños, y el pelirrojo aceptó sin dudarlo.
Había esperado mucho por conocer a aquel castaño, y no desperdiciaría su oportunidad de tenerlo.