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BURLANDO AL ARQUERO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, en este capitulo como su nombre lo indica... pero no les cuento mas, espero que les guste

Capítulo 3.- Tregua

 

Esa noche luego de que arreglaron el templo de Leo, Aioria ayudado de Ikky bajaron uno de los colchones del ático, lo acomodaron en la sala y tendieron la cama, Aioria le trajo unos pantalones de pijama a Seiya y se los dio

- Ok., no me voy a engañar a mi mismo enviando a Ikky a dormir en su cuarto si yo sé que apenas me de la vuelta igual va a venir a dormir contigo, solo tengan pendiente que siempre cabe la posibilidad de que Aioros ronde el templo en la noche, sean prudentes si?

- Gracias maestro – dijo Ikky con una sonrisa, Aioria era muy comprensivo con ellos, eso el Fénix se lo agradecía en el alma

- Ok., y tu trata de dormir, toda la bronca con mi hermano pasará pronto así que no te estreses – el león dorado le sonrió a Seiya que le devolvió la sonrisa

- Gracias Aioria

- Yo no me opongo a que ustedes hagan lo que quieran pero por favor esta noche solo duerman, no quiero que mi hermano me lance la flecha dorada por el… ustedes entienden

- Si maestro y gracias

- Buenas noches

 

Seiya fue al baño y volvió con la camiseta con la que dormía regularmente (que era la que estaba puesto, cuando salió del templo de Sagitario solo se puso un buso encima) y estaba puesto los pantalones de pijama que le había dado Aioros, Ikky ya estaba acostado en el colchón usando mas o menos lo mismo, Seiya se acostó a su lado y se acurrucó en su pecho, era ya muy tarde en la noche y estaban en verdad cansados por lo que hablaron y se besaron por un ratito nada mas antes de caer dormidos, Aioria tenía razón y su hermano mayor se dio sus vueltas por el templo de Leo, se tranquilizó cuando vio a los chicos dormidos en un colchón en la sala y a Aioria que se paseaba por ahí con una taza de té en las manos

 

A la mañana siguiente después del desayuno Aioros llegó al templo de Leo, el guardián de la novena casa igual lucía serio en extremo, entró para encontrar a Aioria que estaba practicando unos movimientos defensivos con patadas voladoras con los dos muchachos, Ikky era bastante bueno pero Seiya se enredaba con sus propios pies y en una de esas se cayó, ya en el piso el castaño estalló en risas, el Fénix se arrodilló a su lado con cara de preocupación y lo ayudaba a sentarse

- Te golpeaste muy fuerte?

- No puedo creer que me gane un muñeco de entrenamiento – dijo Seiya sosteniendo su cabeza y frotando suavemente la parte en la que se había golpeado

- Ikky era peor que tu los primeros días, si ahora ya no se cae es porque estamos en esto mas de una semana

- Bueno… es un consuelo – respondió el castaño con una sonrisa

- Ok., menos plática más acción, de pie Pegaso que te quedas sin almuerzo si no puedes hacer el giro – dijo el león dorado animando a los chicos

Seiya se levantó ayudado por Ikky pero se quedaron estáticos al ver de pie a Aioros con los brazos cruzados en el pórtico que daba al patio, la furia le salía de los poros, estaba igual de furibundo que la noche anterior, esto no era bueno, Aioria al ver la inmovilidad de los muchachos se volteó y se adelantó hasta Aioros, lo tomó del brazo y entraron al tempo de Leo

 

- Así que tu los ayudas?, debí suponerlo – reclamó Aioros muy molesto

- Aioros por favor… qué tiene de malo la relación de esos dos?, anoche en verdad que se acostaron y durmieron, mis ojeras pueden dar fe de eso, no dormí preocupado por ti mas no por ellos, son jóvenes sanos, la verdad hermano no te entiendo, por qué te opones?

- Es que Seiya…

- Seiya nada… ya no es un niño y es muy impulsivo, eso no es bueno… ayer era de que lo veas, en medio de su rabia y desesperación le rogaba a Ikky para abandonar el Santuario, lo vas a perder hermano y no solo tu sino yo también, y si a eso vamos no te has puesto a pensar en lo que afectaría a la Orden, a Saori?, Seiya ha sido siempre uno de los caballeros mas cercanos a la Diosa que se moriría del coraje si el Pegaso desapareciera llevándose al Fénix con él, no te cierres Aioros, no pierdas lo mas por lo menos

- Ikky no me agrada

- Ya lo se… a mi tampoco me agradaba al inicio, es solo cuestión de conocerlo

- El no ama a Seiya

- Si lo ama… mira, el carácter de Ikky es complicado y solo se ha permitido demostrar sus verdaderos sentimientos y afectos hacia Shun y porque es su hermano, pero luego apareció Seiya, es cierto que mi aprendiz no necesariamente es muy demostrativo con Seiya pero si lo ama, el hecho de que no lo grite a los cuatro vientos no significa que no lo haga, cuando ellos están solos es otra la historia, yo los he visto como hablan, como se miran, las cosas que se dicen y todo eso, tu piensas que solo a ti te preocupa esta situación?, que solo tu lo has analizado? – Aioria hablaba con mucha seguridad, era cierto, Ikky era su aprendiz, en algo debía conocerlo, pero igual no le convencías las palabras del León dorado a su hermano mayor

- En verdad lo crees?

- Si… en verdad lo creo, dales una oportunidad, acepta a Ikky en tus actividades diarias como yo estaba haciendo hace un momento, las mañanas entrenamos cosas físicas y lo seguíamos haciendo, no afecta en nada el hecho de que Seiya estuviera aquí especialmente si eso calma y hace feliz a Ikky, si tu intentas no interponerte y ser un poco mas abierto a su relación vas a tener a Seiya hecho una seda contigo, no te has puesto a pensar en eso?

- Sea como sea tenemos que aclarar esto lo antes posible, las cosas no pueden continuar como están

- No te apresures hermano

- Llámalos… espero en el salón

 

Ikky y Seiya estaban hablando en voz baja en el patio, el castaño tenía una cara de  preocupación única y el peliazul trataba de tranquilizarlo, Aioria salió y los llamó con una seña, los tres entraron al salón y se sentaron en los sillones, el silencio era muy tenso, nadie empezaba a hablar y todos se veían muy incómodos, fue Aioros el que empezó a hablar

- Vine a llevarte a casa Seiya – el tono de Aioros era calmado lo que tranquilizó al resto

- No… yo no me quiero ir a Sagitario, si el maestro Aioria no me acepta aquí buscaré quien lo haga y si ningún otro caballero dorado lo hace pues me iré a Tokio con mi hermana pero yo no puedo regresar a su templo – dijo el castaño muy serio

- No tomes decisiones apresuradas, yo se y comprendo que todo este problema es por tu relación con Ikky, he pasado la noche pensando y te tengo una propuesta

- Cuál?

- Mediar y comprometer

- Mediar y comprometer? – el castaño arqueó una ceja, qué se traía entre manos su maestro??

- Si… si me sigo oponiendo a que veas a Ikky te vas a volver a escapar, la verdad me ha sorprendido que lo hayas hecho en primer lugar y que lo vuelvas a hacer no es conveniente bajo ningún concepto, no quiero que vayas a ningún otro templo, yo soy tu maestro, tu estás destinado a la armadura dorada de Sagitario, me daría mucha tristeza que fueras a Tokio a vivir con tu hermana y botes a la basura todo lo que has aprendido y sufrido entonces… podrás ver a Ikky – terminó de decir el santo dorado de Sagitario con un suspiro de resignación

- Mas de media hora al día? – dijo Seiya arqueando una ceja, la verdad si Aioros no hacía alguna concesión pues no habrían ganado nada

- Si… pero hasta no muy tarde, ambos tienen que entrenar y deben dormir temprano

- Y podré ir al pueblo con él el domingo?, podrá quedarse a cenar con nosotros alguna vez?, podré venir yo acá? – insistió el castaño

- Todo con mesura, si… si lo puedes hacer, bajo mis reglas y en mis horarios, no puedes descuidar tus obligaciones o entrenamientos, si lo podemos hacer así no habrá problema, te parece bien?

- Ya me dijo esto maestro pero… anoche usted…

- Si lo se…, pero podemos intentarlo antes de que decidas algo drástico, eres muy joven Seiya no puedes ir tu solo por el mundo

- No estaría solo – dijo Ikky interviniendo en la conversación por primera vez

- Tu no cuentas como compañía, tu también eres un niño Ikky, solo un poquito mayor – Ikky iba a contestar pero Aioria se puso de pie y palmoteó el hombro de su aprendiz para que lo mirara y cuando el peliazul lo hizo su Maestro le dijo

- Bueno… parece que todo se resolverá bastante bien, Ikky por qué no me ayudas a hacer el almuerzo y dejamos a Seiya y a Aioros que se pongan de acuerdo mmmm?

- Claro Maestro

 

Ikky fue con Aioria a la cocina y algo estaban intentando hacer mientras disimuladamente ambos estaban con un ojo en el salón, los castaños allá no estaban discutiendo necesariamente pero tampoco era una conversación tranquila, Seiya podía ser muy terco y Aioros muy impositivo, varios minutos continuó esto hasta que finalmente Aioros abrazó a Seiya que correspondió el abrazo, Aioria respiró mas tranquilo, si los habitantes del templo de Sagitario no arreglaban sus diferencias él hubiera tenido un grave problema entre manos pero aparentemente ya todo se había solucionado, Aioros y Seiya fueron a la cocina para ayudar también y con esa ayuda pudieron preparar el almuerzo, luego de la comida los dos castaños subieron al noveno templo, Ikky quedó en subir cuando se acabara su entrenamiento, Aioros a regañadientes aceptaba todo esto, digan lo que digan a él igual no le agradaba el poderoso Fénix, él haría sufrir a Seiya, Ikky le recordaba a…, Aioros sacudió la cabeza, se prometió a si mismo ya no pensar en el idiota que se fue pero al tener a Ikky cerca que tenía tantas similitudes con aquel… no podía evitar las comparaciones y los recuerdos, diablos!!!, pero él protegería a su aprendiz, si estaba en sus manos no dejaría que sufra como le tocó sufrir a él

 

Casi al anochecer Ikky subió a ver a Seiya y estuvieron sentados en las escalinatas conversando de todo un poco, Seiya habló toda la tarde con su maestro que ya se mostraba un poco mas abierto a todo aunque a Ikky no le convencía el cambio tan repentino de las cosas, la pareja estaba tomada de la mano en la frescura de la noche, hablaban bajito y se reían entre besos, Aioros los miraba con una mezcla de preocupación y rabia, pero bueno… por el bien de Seiya lo tenía que tolerar, a las siete Ikky se despidió porque a esa hora cenaban y no le pareció prudente como estaban las cosas autoinvitarse tan pronto y con un suave beso el poderoso Fénix fue escaleras abajo hacia su templo con una sonrisa

 

Con el pasar de los días las cosas continuaban tranquilas bajo la siempre inquisidora mirada de Aioros que dejaba que Ikky vaya a su templo pero no dejaba salir mucho a Seiya por mas que el castaño insistiera, solo lo dejaba salir si otros caballeros iban con él (y no se refería a los de bronce sino a cualquiera de los dorados) esto reventaba a Ikky, por lo regular el que estaba a cargo de los chicos era Aioria de Leo o Mu de Aries, cuando salían al pueblo que era el único lugar donde podían ir realmente y era un pueblito pequeño que no tenía muchas cosas para hacer salvo las tiendas de artesanías, la dulcería, el mercado y la plaza central, Shun y Hyoga bajaban al pueblo con Ikky y Seiya, Aioria y Shaka, Shura y Shyru, también los acompañaban a veces Mu con Kiki, Saga y Kanon, entonces no había problema porque era un grupo grande y los aprendices estaban bien vigilados para que no se escapen, de igual manera en las mañanas soleadas de domingo cuando iban al río que quedaba cerca del Santuario siempre habían mas de dos caballeros dorados al pendiente de todos los chicos, no solo de Ikky y Seiya

 

El Pegaso estaba mas tranquilo con todas las cosas, su maestro le estaba dando su espacio y no lo retaba tan duramente por Ikky pero igual ellos estaban vigilados todo el tiempo entonces como Ikky sabía decir ni un beso bien dado podían darse sin que todos los miraran, a fin de cuentas y desde que todo había iniciado Ikky y Seiya estaban “saliendo” por casi seis meses con sus altas y bajas, por eso es que últimamente el fogoso Fénix se moría por hacer suyo al pegasito causando la ira irrefrenable en Aioros, una noche de esas Ikky y Seiya estaban acostados mirando las estrellas en el patio del templo del Sagitario, estaban jugando entrelazando sus dedos y hablando bajito entre risas, Aioros los miraba desde adentro medio escondido entre las sombras, ahí vio como Ikky giró sobre si mismo acostándose de lado y atrayendo a Seiya a su pecho para besarlo con pasión, Seiya abrazó al Fénix fundiéndose en él, sus besos empezaron a ser mas y mas demandantes, Ikky giró con Seiya en el pasto y se acomodó sobre él entre sus piernas, dirigió sus labios a su suave cuello y coló sus manos por debajo de su camiseta para acariciar su pecho y sus costados, Seiya estrujaba al Fénix con las piernas y enredaba sus dedos en los azules cabellos mientras suaves gemidos escapaban de su garganta y en eso estaban cuando escucharon que desde adentro Aioros los llamaba

- Tu crees que nos vio? – susurró el castaño

- Yo creo que si, oye… si le propongo llevarte a cenar en el pueblo crees que acepte?

- Me quieres llevar a cenar?

- También, pero lo que en verdad quiero es hacer el amor contigo, te acuerdas que ya quedamos que lo íbamos a hacer?

- Ajá…

- Entonces?, le decimos que vamos al pueblo y nos vamos por ahí, me muero de ganas de hacerte el amor, sueño contigo todas las noches, si ves mis ojeras? – Seiya sonrió y besó a Ikky una vez mas pero lo empujó suavemente para ponerse de pie y entrar al templo antes de que Aioros salga a verlos

- Yo también quiero hacerlo pollito – dijo tímidamente el castaño

- Perfecto… solo tenemos que planearlo entonces – dijo Ikky con una enorme sonrisa

- Ok., solo una cosa te digo, me niego a hacerlo en el pasto yo quiero una cama como mínimo

- Está bien… conseguiremos una, por eso no te preocupes, yo lo arreglo todo – Ikky hablaba rápido todo emocionado y Seiya sonreía con vergüenza por lo que no se dieron cuenta que Aioros si había salido a verlos y desde el tope de las escaleras preguntó algo de lo que escuchó que los chicos hablaban

- Qué vas a arreglar Ikky?

- Nada…, es mejor que me vaya, le ofrecí a mi maestro que le iba a ayudar a no se que cosa que si me dijo pero ya no me acuerdo

- Nos vemos mañana verdad? – Seiya apretó la mano de Ikky que lo besó suavemente en los labios aún con la sonrisa que no se le quitaba del rostro

- Si, yo vengo luego del entrenamiento, lo que me recuerda… Aioros le molestaría si viene Shun conmigo?, lo que pasa es que me dijo desde la otra vez que hace tiempo que no nos reunimos y como Seiya no puede ir a ninguna parte pues… Hyoga y Shyru también quisieran venir

- No… no hay problema, pueden venir todos los que quieran, es mejor así la verdad

- Genial, mañana venimos todos entonces

- Ohh Maestro podemos ver una película en la sala?, antes lo hacíamos seguido y hace tiempo que no lo hemos hecho

- Está bien, pero nada de quedarse a dormir aquí, pueden estar todo lo que quieran pero acabada la película cada cual a su templo

- Gracias maestro

 

La noche siguiente llegaron los cuatro caballeros de bronce al templo de Sagitario, Seiya había preparado varios sanduches, papitas, chitos, refrescos y demás cosas para comer, Shyru trajo las cosas de dulce, Shun trajo la película y los cinco chicos se acomodaron en la sala del noveno templo y pasaron una noche fantástica, entre risas y bromas, estaban los cinco muchachos (dos parejas entre ellos), pero por respeto a Shyru que era el soltero del grupo (no realmente soltero, solo que Shura no estaba ahí) y a la casa mantuvieron sus demostraciones de afecto al mínimo y como la película era de acción con persecuciones de autos, helicópteros que explotaban y cabezas que volaban pues como que el ambiente no era muy romántico que digamos, a las diez de la noche mas o menos los muchachos ayudaron a recoger todo y se fueron a sus respectivos templos, Ikky le decía algo en la oreja a Seiya que lo miraba con los ojos muy abiertos y no reaccionaba, algo le respondía Seiya con cara de preocupación pero Ikky solo sonreía y con un último beso se fue también, Aioros hubiera empeñado su brazo derecho para saber lo que ellos hablaban, el guardián del noveno templo se paseaba por la sala, Seiya había puesto toda la comida que sobró en posillos mas pequeños con tapas transparentes entonces se podía que era cada cosa, había una fuentecita no muy grande de chocolates, eso a Aioros le pareció muy extraño, con los cinco caballeros de bronce de invitados, cómo sobró  un solo chocolate?, destapó el posillo y tomó uno pero Seiya entraba justo en ese momento y le quitó el chocolate de la boca

- No me vas a dar unito? – dijo algo extrañado el arquero

- Le gustan las avellanas maestro?

- Son de avellana?

- Ajá… yo me atoré cuando comí uno, son de licor y avellana pero no me gustaron mucho, usted sabe lo dulcero que soy y me parecieron muy fuertes, los iba a enviar a Death Mask pero si usted los quiere pues que mejor – Aioros se llevó un chocolate a la boca y estaban deliciosos, su sabor le era tan familiar, no lo podía explicar, era como si los hubiera comido antes, sonrió y tomó otro mientras Seiya acababa de guardar los posillos en la refrigeradora y en la alacena

- Están buenísimos, me los voy a llevar si tu no los vas a comer

- Claro maestro, que tenga buena noche

- Hasta mañana Seiya

Aioros se comió dos chocolates mas mientras se cambiaba de ropa, inexplicablemente se sentía cansado, se acostó y a los pocos minutos se quedó dormido profundamente, Seiya estaba acabando de recoger las cosas en el salón cuando sintió unos fuertes brazos que lo rodearon por la espalda y unos labios que ávidos besaban su cuello

- Estás loco? – dijo Seiya correspondiendo los besos de su peliazul que lo estrechaba entre sus brazos, lo levantó del suelo haciendo que rodee su cuerpo con las piernas y se acomodaron horizontalmente en el sillón de la sala

- Loco… por… ti… - respondió el Fénix besando el cuello del menor

- No Ikky… Aioros…

- Aioros… está noqueado…, esos… chocolates… me los dio… mi maestro… - Ikky sonrió confiado y Seiya lo abrazó rindiéndose totalmente a él, con su maestro fuera de combate ya no habría problema

- Genial… - el castaño sonrió con picardía y le lamió la oreja al mayor que se estremeció todo

La pareja siguió besándose en el mueble, sus caricias pronto fueron subiendo de tono y se volvieron demandantes, Ikky coló sus manos dentro de la camiseta del menor que tenía la respiración entre cortada y se iba sonrojando

- Vámonos… si? – dijo el poderoso Fénix entre besos

- A dónde?

- A… mi… templo…

- No Ikky… mejor… vamos… a mi cuarto…

- No… ven conmigo… Aioria dijo…

- Ikky… es mi… primera vez… yo quiero hacerlo… en mi cama… por favor…

- Ok.,

Ikky se incorporó cargando a Seiya y caminó con el castaño en sus brazos hasta la habitación del menor, la pareja se acomodó en la cama del castaño y se besaban con pasión sacándose la ropa lentamente, disfrutando de las suaves y sensuales caricias que se brindaban, el mayor recorría el cuerpo de su castaño con ansias desnudándolo, acariciándolo, besándolo hasta que ambos quedaron desnudos entre las sábanas, era la primera vez para Seiya que habían llegado hasta tan lejos en sus juegos, nunca había estado completamente desnudo frente a Ikky y menor estaba algo asustado, el peliazul lo llenaba de besos suaves y caricias mientras se acomodaba entre sus piernas

- Ikky…

- Mmmm?

- Yo… yo no se… cómo…

- Shhh tranquilo mi niño… solo déjate llevar… me amas?

- Claro que si tonto

- Entonces confía en mi

 

Ikky fue bajando por el cuerpo de su castaño besando y acariciando su pecho deteniéndose y atendiendo sus pezones que se endurecieron al contacto, el peliazul los besó, lamió y chupó por turno, se maravilló de ver a su Seiya tan entregado a todas estas sensaciones, tenía los ojos cerrados y se movía muy sensualmente en la cama en anticipación a lo que vendría, la piel del menor era muy suave, no lo que se esperaría en un guerrero y por la manera en cómo correspondía al suave toque del Fénix, el menor era muy sensible, el castaño se arqueó y gimió suavemente cuando el mayor tomó con las manos su erguido miembro y lo empezó a masturbar, Seiya se mordía los labios, tenía la respiración agitada y su corazón latía con violencia, esto se sentía tan diferente, las manos de Ikky en su cuerpo eran como fuego que lo encendía, el castaño ya no supo nada mas y se le nubló el pensamiento cuando sintió que Ikky lo complacía ahora con su boca, el mayor lamía y chupaba con maestría su miembro que ahora estaba a punto de explotar, Seiya no se había sentido como se sentía ahora y gemía suavemente aferrándose a las sábanas, en eso estaban cuando de una patada la puerta de su habitación se abrió, la luz se encendió dejando ver al dueño de casa que los miraba con furia

 

Notas finales:

Tick Tick Tick... boooom


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