Ruki ingreso a la casa desconsolado, cerrando la puerta tras el, se apoyo en ella.
Pero antes de que pudiera procesar todo lo que había pasado un golpe lo alerto.
Llamaron a la puerta.
-Hola… estas Ruki? –dijo Uruha del otro lado.
Abrió y se encontró con el rubio y para su sorpresa estaba el morocho alto que lo acompañaba en la fotografía en la nota de la página de Internet, Shiroyama Yuu mas conocido como Aoi. Ante su sorpresa no pudo reaccionar hasta que Uruha pasó una mano cerca de su rostro intentando acariciar su mejilla.
-Te pasa algo…?- intento decir
Ruki esquivo el contacto y se alejo de la puerta dándole paso a ambas personas.
El incomodo silencio los invadió, es mas , Ruki no dejaba de pensar en Kai… era la primera vez que te tenia enfrente de mi y ni me importabas Uruha.
En un momento dado Uruha miro a Aoi preguntándose interiormente que sucedía, se acerco a Ruki un poco confuso.
-Ruki-chan que sucede? –dijo en un tono dulce.
Ruki lo miro y sin ningún reparo dijo.
-Que haces aquí Uruha y …con el… -dirigió una leve mirada hacia el morocho.
-Vine a explicarte lo que estoy haciendo con el, que todo no es lo que parece…-
-No tienes nada que explicarme, Uruha no quiero volver… que no lo entiendes? –
El enojo en Ruki era inexplicable …que me pasa? Solo quiero entender.
Uruha lo miro atónito, después de acercarse a Aoi y decirle algo que Ruki no escucho se fueron de la casa.
Antes de que ambos subieran al auto Ruki les dijo.
-Lo lamento Uruha pero esto será siempre así… si es verdad o no, no me interesa, si quieres hacer tu vida con el esta bien… -
Ambos no dijeron nada… y se fueron.
Antes de entrar a su casa miro hacia la de Kai, estaba oscura, totalmente. Pero algo llamo su atención. Una de sus mascotas se había quedado afuera de la casa y rasgaba la puerta para entrar, tanto era el llanto de aquel perrito que espero a ver si su dueño salía, pero no… se acerco a el y lo acario para tranquilizarlo.
Llamo a la casa pero no obtuvo respuesta… se habrá ido?
Para su fortuna la ventana que tenia frente a el era la del cuarto principal de Kai, la abrió, primero no vio nada pero luego de que la luz delicada de la luna ingresara al cuarto se encontró con la peor escena que jamás pensó ver.
Kai estaba inconciente, con ambos brazos al lado de su cuerpo, las palmas de sus manos hacia arriba y cubiertas en su totalidad de la sangre de su dueño. Su rostro estaba hundido en la almohada no dejando ver su rostro y su cabello cubría su cuello.
El grado de desesperación de Ruki fue tan que en menos de un instante empezó a darles patadas a la puerta, haciendo que sus pulsaciones aumentaran y que los perros ladraran tan fuerte que lo aturdían. Su mente no procesaba información alguna, solo quería tirar la puerta.
Entre gritos, golpes, llanto y desesperación ingreso al cuarto quedando frente al inconciente Kai.
-Kai!!!! Kai!!! Por dios!! Despierta! Por favor!! –gritaba tanto que su garganta ardía.
Tomo a Kai en sus brazos y miro su rostro, fue un acto de inercia por que luego su propio cuerpo dirigió sus actos. Rompió la sabana e hizo un vendaje en las muñecas de Kai levantándole las manos. Tomo su celular y marco a emergencias… no atendían.
-No!! Por favor!! Atiendan carajo! –iba de un lado a otro en el cuarto.
Entonces hizo lo primero que se le ocurrió…
-Si? –
-Uruha! Vuelve!! Vuelve ya por favor es urgente ven ya!! –
-Que sucede que pasa? –
-Por favor Uruha ven a mi casa… al lado de mi casa! Pero ya! Por favor!! –y comenzó a llorar gritando ahogadamente.
Uruha cortó y le indico a Aoi que volviera, para su suerte no estaban tan lejos…
Era la cuarta taza de café que tomaba Ruki en las casi 3 horas que estaban allí, caminaba los pasillos de la sala de espera con ansias de respuestas sobre Kai quien estaba en terapia intensiva.
Aoi y Uruha también esperaban pero sentados en dos de los muchos sillones blancos de la sala. Nadie quería decir nada, solo esperaban.
-Familiares de Yukata Uke? –dijo por fin el medico
“Yukata Uke” ese era el nombre de Kai… por fin lo sabia… lastima las circunstancias.
-Soy… soy su novio –dijo Ruki acercándole al doctor.
-Bien, mire voy a serle sincero… -dio un suspiro –hicimos todo lo que pudimos, pero el paciente esta muy débil. De ahora en más hay que esperar a que reaccione –
Ruki se puso mas pálido de lo normal sentía que esas palabras eran millones de puñaladas en el corazón. Uruha y Aoi se acercaron a el y le apoyaron sus manos en sus hombros “sosteniendo” su inestable sensibilidad.
-Puedo verlo? –dijo al fin
-Si –contesto el medico.
El cuarto era blanco como un papel y enorme a los ojos de Ruki que ingreso lleno de temor. Al verlo sintió que sus rodillas temblaban y su cuerpo se vencía frente a el.
Kai estaba acostado, débil y conectado a muchos aparatos, desde respirador hasta el suero más insólito. El marcapasos era lento pero un alivio.
Ruki se sentó junto a el y le tomo una mano.
-Aun así, sigues igual de hermoso… -sus lagrimas comenzaban la dolorosa recorrida en su rostro.
-Kai por favor, no me dejes… por favor … perdóname… -se recostó sobre la mano del morocho y lloro en silencio.
Al cabo de unos minutos un sonido lo sobresalto. El marcapasos comenzaba un frenesí de latidos incesantes y Kai temblaba.
-No! Enfermera!!! –y salio corriendo a la puerta –enfermera! Doctor!! –
Volvió a entrar y se abalanzo sobre el y entre llantos ahogados le dijo…
-No me dejes Kai no!! –detrás de el los médicos lo alejaban –No!! No me dejes!! –
Uruha y Aoi intentaban controlarlo pero fue inútil, en el momento exacto Ruki callo ante la cama apoyando sus manos en ella y vio que Kai le dedico una dulce mirada entre lagrimas y sudor que contenía su rostro.
El marcapasos dio el sonido mas aterrador del mundo… después se hoyo el aturdidor grito de Ruki.
-NOOOOO!!!!!!!!!!!!! –
Uruha tomo a Ruki de los hombros bruscamente y mientras lo empujaba para todos lados no dejaba de repetir…
-Despierta Ruki!!!! Despiertaa!!!! –
Fue un segundo después que sus ojos dolían y su cuerpo estaba sudado… el brusco movimiento que hizo al levantarse tenso sus músculos… estaba en su cuarto… en su cama… no era el hospital… no estaban Uruha, Aoi… Kai…
Pensó por un minuto que había sucedido y pasando la mano por su rostro comprendió…
-Que horrible pesadilla…. –
Miro la hora en su reloj de pared, las 10:00 de la mañana… Aunque trato de controlarse no pudo, sentía esa sensación recorrerle el cuerpo…
Se que si te pierdo no lo soportaría…
Continuara…