DISCLAIMER: Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada y a Toei Animation. Esta es una historia sin fines de lucro
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Dejó las manzanas sobre el gran escritorio de caoba del templo patriarcal. Respiró el aire fresco del templo, impregnado del aroma de un perfume árabe, revelando que su habitante había estado ahí hacía poco.
Saga se sintió ligeramente molesto al reconocer que no había lugar más acogedor en todo el santuario. El aire en el exterior estaba seco y hacía demasiado calor, pero dentro era como si aún fuera primavera.
Rozó nuevamente las manzanas que había traído, profundamente rojas, del jardín personal del patriarca y que sólo a él le estaban permitidas. Sintió un poco de ira al haber sido obligado a recogerlas para él y lo llenó la tentación de hurtar una, para no continuar sintiéndose como un siervo.
A fin de controlarse se alejó del gran escritorio y miró hacia cualquier otro lado.
Frente a él, encontró la larga túnica patriarcal, como nunca antes la había visto. Sin el cuerpo de Shion en ella la túnica se veía aún más fina. Ligera pero varonil, brillante… hipnótica. La tela tinta de seda, perlada con bordados de oro, de alguna forma era más hermosa y regia que su armadura. Mucho más poderosa.
Se acercó con lentitud, su mano tembló al tocarla. Y al primer roce miles de sensaciones atravesaron su cuerpo, que se fundió con la seda en un abrazo agitado.
Frotó la tela contra sus antebrazos, con un gesto tenso; corrientes eléctricas recorrieron sus brazos y piernas en un placer demasiado extenso como para ser sólo sensual.
Tuvo la vaga sensación de que conocía ya la textura de la seda, aunque nunca la hubiera tocado y nervioso se aferró a la tela. Ni siquiera escuchó los pasos a su espalda, estaba fuera de sí.
-¡Levántate!
Su corazón saltó alocado al reconocer la voz de Shion. Arrojó la tela como si quemara y se puso de pie torpemente, tropezando un poco. Miró el lienzo arrugado sobre el piso, para no enfrentar la penetrante mirada de su patriarca.
-Yo…
Comenzó a tartamudear.
-Vete de aquí.
La voz de Shion fue dura, mucho más fría que la que solía utilizar con él y Saga salió huyendo sintiendo todo el tiempo la mirada pesada sobre su espalda. Se sintió sumamente extraño, pero no volvió la vista hacia atrás.
Shion se quedó a solas, y no fue sino hasta después de un tiempo largo que se atrevió a recoger la túnica del suelo. Estaba rota. Era un hombre que veía demasiado y entre la tela desgarrada lo supo.
Casi con un conjuro, Saga se había prometido que esa prenda sería suya, a cualquier precio.
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Fin
Ésta historia la escribí en el 2008, para Cyberia Bronze Saint. mmm no es muy yaoi que digamos, pero la pareja de Shion y Saga me gusta bastante, son dramaticos, violentos, llenos de angustia y de cosas pasadas que no los dejan en paz... un gran materal para el yaoi pues.