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Arena, sol y mar por Eowyn

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Notas del fanfic:

Hola :3 espero que les guste  este pequeño One shot! 



Los personajes usados en este fic pertenecen a Maki Murakami.




***




Arena. Sol y mar




Nunca pude entender la capacidad innata que posee Shuichi para sacarme de quicio a veces. Cada vez que quiere conseguir algo pone en su mente en ello y lo logra... pero  el proceso puede ser realmente exasperante cuando ese "algo" que quiere conseguir me incluye a mí.  En esas ocasiones puede arruinar el mejor humor que haya logrado tener en mucho tiempo, algo ya de por sí bastante difícil de conseguir por cierto.

 

Maldigo el día en que Tohma trajo aquella revista de turismo con la idea de "-Eiri creo que te vendrían bien unas vacaciones." Obviamente dejé la revista en la mesa, usándola como un excelente portavasos y allí quedo. Sin embargo luego me arrepentí de no haberla tirado apenas se fue. La pesadilla comenzó al escuchar: -¡Yuki! ¡No me digas que iremos juntos de vacaciones!

 

 Y esa pequeña frase dio comienzo a una larga semana de súplicas, órdenes, e incluso amenazas por parte tuya. Si pensaste que terminaría accediendo por hartazgo a escucharte repetir lo mismo una y otra vez  ¡te equivocaste!

 

No iré de vacaciones contigo.

 

"¡vamos Yuki! ¡Será como una romántica luna de miel!"

 

¿Luna de miel? ¿Contigo? me suena más a niñera cuidando a un crio en la peligrosa edad de 5 años. ¡¿y quién te crees que tiene el papel de niñera!? Maldito mocoso.

 

Y así es como 24 hs después de la última discusión  estamos en un avión con destino a Hawái.

 

-Es genial que K me diera esta semana libre. No fue fácil, ¿sabes? ¡Pero no había manera que pudiera negarse! no después del éxito del nuevo álbum y todo el esfuerzo que le pusimos este último mes, realmente nos merecíamos un tiempo de descanso. 

 

Gruñí en respuesta y seguí dormitando en el asiento.

 

Debido a la emoción, desde que abordamos y en las horas siguientes no te has callado ni un segundo. Y  mi plan de ignorarte parece no funcionar.

 

-¿¡no es increíble?! ¡Estamos yendo a Hawái!

 

-Mmm...

 

Sinceramente el viaje no me entusiasma demasiado. Odio la playa, y por consiguiente el calor, el mar, los críos jugando... sin embargo, no puedo evitar sentirme algo feliz por ti, al verte así... tan emocionado. Es esa vitalidad tuya la que me interesó al principio y que hasta hoy sigue causando estragos en mi corazón. Puedes llamarlo amor si quieres, Pero eso lo hace aun más vergonzoso, y no me gusta pintarlo de ese modo.

 

¡¿Qué le has hecho a mi carácter pequeño diablillo!?

 

Pero mi humor mejoró notablemente al llegar al hotel. Unas bonitas muchachas nos dieron una cálida bienvenida bailando entre nosotros y poniéndonos collares de flores al mismo tiempo. Acepté las bebidas frutales que nos ofrecían en medio de la danza. No pude evitar sonreírles y guiñarles el ojo a un par de ellas. No lo hice solo por fastidiarte... ¡en serio!

 

Bueno, si lo hice.

 

Pero es que esa expresión de enfado en tu rostro no tiene precio. Y debo decir que me divierte tanto cuando te pones celoso! pero ni siquiera te atrevas hacer lo mismo conmigo, porque voy a enojarme. Peor que esa vez cuando descubrí que tú te habías terminado la caja de bombones que Tohma me trajo de Suiza ¡y que solo había probado 7! maldito mezquino! ¡la caja era de 12!

 

Luego de registrarnos y que nos dieran la llave de la habitación. Fui derecho a la amplia cama y sin desvestirme me tiré encima, dispuesto a una larga siesta.

 

-Oh Yuki ¿vas a dormir? se supone que íbamos a recorrer los lugares turísticos ¿recuerdas?

 

Sin siquiera girarme puedo imaginarte cruzado de brazos con la típica expresión de "esposa enfadada" lamento haberte comparado con una mujer cariño, pero es que cuando pones esa cara...

 

-¡Despierta, vamos! 

 

Dijiste tironeándome la manga de la camisa.

 

-Vete mocoso.

 

-Yuki! ¡Levanta ya tu trasero! no voy a dejarte aquí solo! solo hay que ver como miraste a las chicas de la entrada nada mas al llegar.

 

-Está bien... no te preocupes. Dije con la voz gutural debido a que tenía la cabeza enterrada en  las almohadas.

 

-¿¡Me lo dices en serio?!

 

-Sí, si vete tranquilo. Solo me conformaré con una o  dos...

 

-¡ERES UN VERDADERO IDIOTA!

 

De acuerdo, de acuerdo. Esta vez me pase un poco. No quería que te enojaras demasiado y no me trajeras un rico postre hawaiano al volver.

 

-No haré nada mocoso. Solo voy a dormir, así que ya vete de una vez.

 

Luego de un largo monólogo, durante el cual me sentí como un niño al que dejan solo por primera vez, te fuiste al fin y pude tener algo de paz. No duró mucho tiempo antes que me durmiera...

 

Y me despertaran tus chillidos, como siempre.

 

-¡LEVÁNTATE YA! has dormido todo el día... mañana no será igual, vete sabiendo. ¿Irás conmigo a la playa como lo prometiste, verdad?

 

¡No prometí ir a la playa contigo pequeño embustero! Oh.... espera, si... durante... Mierda. Debería haber una regla contra eso. Otra cosa, ¿¡desde cuando te has vuelto tan mandón!? Maldito mocoso.

 

-¿Que son todas esas bolsas? pregunté, pasando por alto lo de la playa. 

 

-¡Fui al centro comercial! mira, te traje un regalo.

 

Mi instinto nunca falla en este tipo de situaciones. Y algo me decía que debía preocuparme de lo que buscabas entre los paquetes. Con una sonrisa de oreja a oreja me entregaste una camiseta floreada, de color celeste brillante, esa típica camiseta Hawaiana que se ven en las películas. Como dije, mi instinto nunca falla ¿realmente esperas que use eso? 

 

-Vaya es muy... interesante.

 

-¿¡Te gusta de verdad?! 

 

-Es horrible, no la usaré.

 

Traté de ser amable, en serio lo intenté, ¡pero no puedo pretender que me gusta! ¡Es peor que el buzo de navidad! y eso es decir mucho. Me miraste con el ceño fruncido, algo desilusionado. Pero a pesar de ello te resignaste. ¿Tan rápido? estoy seguro que algo peor esta rondando por esa cabeza.

 

Al otro día fuimos a la playa. Lucias algo cansado en el camino. Bueno, no es mi culpa que hayas querido salir en vez de dormir un poco la siesta y así aprovechar mejor  la noche. Yo no estaba para nada cansado... y ¡Oye! No es como si te hubieras quejado tampoco…

 

Puaj. Peor de lo que imaginaba. Arena por doquier. Solo pasó media hora y no hay lugar en mi cuerpo que no tenga la maldita tierra. ¡Odio la arena!

 

Críos correteando por todos lados. Una verdadera pesadilla. Aunque pisar “accidentalmente” sus castillos de arena no esta tan mal, eso me divierte. Sin embargo ¡Odio los niños!

 

Y el calor... agobiante y asqueroso calor. Sabía que no podía pasar los 33 °C  pero aun así era mucho para mí, que estaba acostumbrado al templado, casi fresco, clima de Japón. Por demás está decir que ¡odio el maldito calor!

 

-En serio Yuki te ves realmente ridículo. ¿Te parece traer tu laptop a la playa? ¿y encerrarte bajo la sombrilla como un amargado que jamás ha visto la luz del sol? 

 

-No me importa. Tú querías venir a la playa y aquí estamos.

 

- Deja eso ¿quieres? ¡Vamos al mar! ¡Vamos! ¡Vamos!

 

-¿Quieres callarte mocoso? ¡No voy a ir!

 

-¿Que sucede Uesugi? ¿Acaso le temes al agua? Dijiste con un tono bromista.

 

No voy a aceptar eso. No voy a dejar que descubras esa pequeña debilidad. Y no es que le tema al agua... nada de eso. Simplemente...

 

¡No sé nadar! listo, lo admití. ¿Feliz?

 

No me di cuenta que de a poco te acercaste y me susurraste al oído suavemente...

 

-Dime amor, ¿Será que no sabes nadar?

 

Un leve escalofrío recorrió  mi espalda. Das miedo cuando estás en el papel de intuitivo. Maldición. Eventualmente lo sabrías... ¡Ya que!

 

-Así es mocoso, no sé nadar. ¿Contento? Maldición… No pude evitar el calor en mis mejillas. ¡Ah! Como detesto que eso suceda.

 

-¡¿EN SERIO YUKI NO SABES NADAR?!

 

Vaya… eres tan sutil como una mariposa. Con suerte en 30 km a la redonda no te habrán escuchado.

 

Y así los días de nuestra “luna de miel” pasaron tranquilamente. Bueno tranquilamente para nosotros. Eran inevitables las peleas y los pequeños desacuerdos…

 

Pero en serio. ¿¡Realmente crees que Robbie Williams es mejor actor que Anthony Hopkins?! No sabes nada de cine. Y te lo dice alguien que te ha visto ver 50 veces “Cuando Harry conoció a Sally”      y reír como hiena cada vez como si fuera la primera.

 

Aunque no niego que pasamos lindos momentos. Si, así es. También se apreciar los momentos románticos.  Como aquella cena a la luz de la luna… o aquel espectacular Lamborghini que vimos mientras paseábamos por la zona comercial. Y la lista sigue… incluyendo “eso” y “aquello”  pero… ¡eso lo dejaré entre nosotros!

 

Hoy se termina nuestra estancia en Hawái. No admitiré que lo he disfrutado realmente, pero puedo decir que no estuvo tan mal. Eso hasta que decidiste pasar el último día en la playa.

 

-¡Vamos al mar cariño! Nos quedaremos cerca de la playa. ¡Luego lees el libro! ¡Vamos!

 

Tapado por el volumen me salvé de enfrentar los ojos de cachorro.

 

-NO. Hace calor. Está fuerte el sol y me quemaré. Repliqué, sin levantar la vista.

 

Me quitaste el libro de las manos y me miraste fijamente. –estas siendo caprichoso. Anda, te pondré protector solar.

 

-Detesto la cosa esa. Además no iré. Ve tú, anda, luego nos tomaremos fotos.

 

Ni con eso logré convencerte. Y eso que el tema de  las fotos fue una de las largas discusiones.  No me gusta que me saquen fotografías, eso lo más que mi paciencia puede llegar a soportar.  No obstante aun no termino de comprender como es que llenaste la cámara digital con 500 fotos, (la mayoría mías). En verdad, eres peor que un paparazzi.

 

A pesar de mis quejas terminé de todos modos embardunado con la pegajosa crema naranja. Ibas por la espalda cuando una pelota entró en uno de los bolsos, unos adolecentes te gritaron que se la alcanzaras. Eran estadounidenses, al parecer. “¡Hey se supone que estas prestándome atención a mí! ¿De qué tanto puedes hablar con el tipo ese? ¡Deja de mirar sus abdominales, maldito mocoso! “

 

-¡Oye idiota! 

 

  Te giraste y volviste corriendo. Pss! Menos mal que viniste al primer llamado.

 

-Yuki ¿qué te parece jugar un partido de vóleibol? preguntaste entusiasmado.

 

-Me niego.

 

-Entonces… ¿te molesta si voy un rato con ellos? Dijiste señalando con la cabeza el grupo de adolecentes.

 

-No me importa.

 

¡claro que me importa! ¿¡Así tan rápido te vas?! Debería haber hecho que me rogaras un poco.

 

Fastidiado volví mi atención a Stephen King.

 

Oye idiota ¿de qué tanto te ríes? Un momento… ¡¿Por qué juegas un partido de a dos con el tipo de los abdominales?! ¡Y no! ¡No estoy celoso! Estoy prestando atención al libro.

 

No deberías presumir así. Te ves como un imbécil.

 

LISTO FUE SUFICIENTE. Ese abrazo al terminar el partido era completamente innecesario. Te enseñaré mocoso lo bueno que puedo ser en esto. Dejé el libro bajo la sombrilla y me dirigí hacia el grupo de los estadounidenses.

 

-¡Oye tu! Grité, ¿Qué tal un partido? Mi expresión pareció no darle al tipo  oportunidad de negarse.

 

20 minutos después… sentía que  iba a morirme. Ciertamente mi condición física no era la mejor… y el maldito calor tampoco ayudaba. Pero iba ganando, 30 a 15.

 

¡Ja! ¿Qué tal idiota?


Llegamos a los 35 a 17 y sentí un grito tuyo dando por finalizado el partido alegando que ya debíamos irnos. Ah… son estos los momentos que hacen que recuerde lo mucho que te amo.

 

Mantuve la compostura hasta el final. Un firme apretón de manos al imbécil, una amable, o al menos eso creí, sonrisa a los demás y dimos por finalizado el encuentro. Ya bajo el resguardo de la sombrilla pude tirarme y rezongar cuanto quise. Apenas podía respirar y estaba cansadísimo.

 

-¿A que vino eso Yuki? ¡Mira como estas, idiota! ¡A ver si desde ahora me haces caso en dejar los cigarrillos!

 

¡Eso jamás!

 

Sin embargo tu seriedad no duró mucho. Entre chillidos pude alcanzar a  descifrar algo así como:

 

-ESTABAAAAAAS CELOSO! ¡SI! ¡SI! ¡LO ESTABAS! WAAAAAH ¡QUE TIERNO YUKI! Seguido de un efusivo abrazo.

 

-¡Quítate! Gruñí sacándote de encima de mi espalda. –Claro que no estaba celoso imbécil, ¡solo no podía ver al idiota con el que jugabas servir la pelota tan mal! Alguien tenía que enseñarle…

 

-Si claro, ¡alguien que se pasa la mayor parte del día tirado en el sofá envuelto en humo de cigarrillos y tomando latas de cervezas mientras ve programas policiales!

 

Golpe bajo.

 

-¡Pero te veías realmente guapo allí! No sabía que jugabas tan bien…

 

-Eso ya lo sé.  Respondí petulante.

 

No obstante el buen humor por la pequeña victoria me duro hasta la noche. Por culpa de los malditos críos que interrumpieron mientras me ponías el protector solar ahora tengo la espalda al rojo vivo. Y mi humor de un color similar.

 

-¡¡ES TU CULPA IDIOTA POR NO PONERME BIEN EL PROTECTOR!!

 

-¡NO FUI YO QUIEN ESTUVO MEDIA HORA BAJO EL SOL!

 

-¿¡Y POR QUIEN TE CREES QUE LO HICE?!

 

-¡JA! ¡HASTA QUE POR FIN LO ADMITES! Gritaste sin poder contener una sonrisa.

 

¡Mierda! Eres un maldito embustero ¡y peor! ¡Un embustero  con buenas respuestas!

 

-Ya, ya tranquilo… susurraste revolviendo mi cabello, mientras esparcías la crema que compraste en la farmacia.

 

Obviamente el viaje de regreso fue un verdadero infierno. Pero estas vacaciones estoy seguro de no poder olvidarlas. ¿Quién podría, si fueron contigo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que hayan disfrutado leyendolo tanto como yo lo hize al escribirlo. Es algo que redacté hace mucho tiempo para matar el aburrimiento de una amiga xD (Si, Marie eres tu xD ) En fin, obviando eso... ¡dejen reviews porfis! :3  me gusta mucho leer sus opiniones! 

Nos estamos leyendo! 


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