Capítulo 17_No son estupideces.
Si antes ya se sentía perdido, ahora había extraviado el norte completamente. Las ganas de ver a Denzel se había multiplicado, pero también lo habían hecho su miedo y su indecisión.
¿Qué derecho tenía a irrumpir de nuevo en su vida? ¿Qué clase de persona era para abandonarlo así, sin una mísera explicación, y aparecer de repente más de medio año después?
Le apetecía aún menos que antes enfrascarse en la lectura de los aburridos textos que debía repasar de cara a su nuevo curso universitario.
Por la contra, llevaba el libro de Denzel a todas partes. Por alguna razón le gustaba tenerlo cerca. A veces lo cogía y releía algún capítulo o alguna parte en especial.
Estaba siempre nervioso, ausente y con la mente perdida, pensativo. Se sentía agobiado y encerrado tanto en su casa como en la biblioteca, así que había cogido la costumbre de salir a andar por ahí sin rumbo para despejar algo su mente. Eso sí, con el libro siempre bajo el brazo.
Un día, su padre lo interceptó cuando iba a salir de casa. Estaba hablándole de algo a lo que Charlie no estaba prestando la mínima atención cuando se fijó en el libro que su hijo llevaba en la mano y se lo arrebató antes de que pudiese siquiera reaccionar. Lo miró con desprecio, como si fuese algo repugnante. Y luego levantó la mirada, clavando sus ojos de hielo en los de su hijo.
-¿Se puede saber qué haces perdiendo el tiempo leyendo este tipo de tonterías?- dijo agitándolo en el aire.
-No son tonterías- espetó recuperándolo.
Su padre entrecerró los ojos.
-¿A esto te dedicas en lugar de repasar y estudiar para recuperar el tiempo perdido? ¿A leer estas estupideces?
-Para mí no es una estupidez. Para mí es algo muy importante.
-¿Es más importante que tu carrera, que tu futuro?
-Siempre lo mismo. El futuro, la carrera, el buen nombre de la familia, la reputación, el dinero… Y tú no te das cuenta de que esas cosas nunca me han importado.
-¿Cómo te atreves a hablar así?
-Hablo así porque es lo que pienso. Cometí un gran error volviendo aquí…
-¿Qué cometiste un error? ¿Te das cuenta de lo que dices?
-Claro que sí.
-Dios, eres tan… infantil- su padre se había puesto furioso-. Eres un inconsciente y un imbécil, no te das cuenta de nada. No me puedo creer que estés diciendo que preferirías pasarte la vida sirviendo cafés en un antro a estudiar una carrera y conseguir un trabajo de verdad…
-¡Yo ya tenía un trabajo de verdad! ¿¡O acaso es menos digno ser camarero que ser abogado!? ¡¿Acaso importa más la reputación que la felicidad, es más importante el dinero que sentirte bien con uno mismo?!
-No te consiento que me hables así, ni que emplees ese tono conmigo, Charlie- dijo señalándolo de forma acusadora-. Soy tu padre y busco lo mejor para ti.
-A ti nunca te ha importado lo que es mejor para mí. Nunca te he importado realmente. Lo único que te importa es someterlo todo a tu control, moldear la realidad para que se adapte a tu forma de ver las cosas.
Su padre se lo quedó mirando un instante en silencio, algo sorprendido de que su hijo, que siempre bajaba las orejas ante él, estuviese plantándole cara de aquella forma.
El propio Charlie estaba sorprendido ¿Qué estaba diciendo? ¿Por qué hablaba así? Se sentía… aliviado. A medida que las palabras salían de su boca se sentía cada vez más liviano, como si un peso fuese levantándose poco a poco de sus hombros.
Estaba sacando a la luz todo lo que siempre había pensado, todo lo que rondaba por su cabeza últimamente y a la vez también todo en lo que no se había permitido pensar.
-¿A qué viene todo esto de repente, Charlie?
-Yo… no podía soportarlo más. No puedo soportarlo más. Ahora estoy más que seguro de ello. No quiero esta vida, no quiero la vida que me ofreces, que quieres para mí. Cometí un error al volver, al huir. Nunca debí marcharme del lado de Denzel…
-¿Denzel? ¿Quién es ese? ¿Y se puede saber qué diablos quieres decir con eso?
Charlie ni siquiera había sido consciente de haber pronunciado aquel nombre hasta que su padre le preguntó al respecto. No había podido evitarlo, había salido solo. Su padre entrecerró los ojos, como si de pronto se hubiese dado cuenta de algo.
-Ese era el hombre que estaba contigo en navidad. Es ese escritorucho del que te hiciste amigo…
-¿Cómo lo has…?
-¿Cómo lo he sabido? ¿En serio no eres capaz de deducirlo? ¿Cómo crees que sabía siempre dónde vivías y qué hacías?
-Hiciste que me vigilaran… ¿Y cómo sabes que Denzel es escritor?... Dios, dime que no es cierto, dime que no hiciste que me siguieran… y dime que no hiciste que lo investigaran a él…
-¡Bien, por fin parece que tu cabeza funciona como se debe! ¿Cómo crees que te encontré, por arte de magia? ¡Claro que lo hice! Quería saber qué te ocurría, que nada malo te pasaba…
-¡Mentira! ¡A ti no te importa que yo esté bien, tan solo querías controlarme!
-¡Tenía que vigilar que no cometieses ninguna estupidez, que no hicieses nada de lo que te pudieses arrepentir!
-De lo único que me arrepiento es de haber vuelto contigo… de haber vuelto a esta casa.
Su padre lo miró. Sus ojos eran dos puñales de hielo que se clavaban directamente en su alma y que lo hacían estremecer.
-Ha sido ese. Ese… Ese cabrón te ha metido todas esas ideas raras en la cabeza. No has sido el mismo desde que volviste, y ahora sé por qué. Fue él… sabía que ese tipejo no era trigo limpio…
-No metas a Denzel en esto, no pienso consentir que hables así de él. No tiene culpa de nada, no me ha metido nada en la cabeza
Charlie apretó los puños. Se sentía realmente furioso con su padre. Y, a la vez se sentía furioso consigo mismo.
-Ese hombre es una persona fantástica. Es la mejor persona que he conocido jamás. Es un desordenado, un chalado y un idiota. Pero es alegre, amable y sincero. Vale que está loco de remate, y a veces tiene unas ideas que… Dios, es como un niño pequeño, que se emociona por todo, al que la más mínima tontería hace feliz.
-Charlie, ya es suf…
-Él nunca me pidió absolutamente nada a cambio de todo lo que hizo por mí- continuó, interrumpiendo a su padre-. Siempre miraba por mí bien, siempre se preocupaba por mí y estaba a mi lado… y yo… yo se lo pagué huyendo de él. Porque no sabía qué pensar, no tenía claro lo que sentía…
Más que para su padre, ahora hablaba para sí mismo. Algo dentro de su mente se había derrumbado. Aquel muro que se había afanado en construir para aislar sus sentimientos por fin se había venido abajo, y ahora todo salía a la luz.
-No. Es mentira. Lo sabía, lo sabía desde el principio. Pero no quería aceptarlo. Desde el principio me negué a aceptar que… que yo lo…