Capítulo 7_ ¡Lo mataste!
Hacía ya un par de días que estaba poco menos que encerrado en casa. He había dedicado a corregir los fallos más superficiales que el editor le había destacado y a pensar en cómo continuar… sin éxito.
Así que, tras varios días de arresto voluntario, había salido por fin al exterior sin saber muy bien en qué día vivía ni qué hora, rumbo al Café Factory.
Justo a mitad de camino se topó con Charlie, que se iba por fin a casa.
-Ei, Charlie, ¿Qué tal estos días?
El aludido se sorprendió algo al verlo. Y entonces, frunció el ceño y, con cara de ir a ponerse a llorar, le espetó.
-¿Cómo pudiste hacerlo?
Denzel se quedó un poco desubicado, sin saber qué hacer o decir.
-¿De qué hablas? ¿Qué ha pasado?- dijo con cara de circunstancias. El pobre empezó a pensar, tratando de averiguar qué podía haber hecho o dicho para incomodar al otro chico. Hasta que se le ocurrió una ligera idea.- … ¿Es porque te molestó lo del otro día, cuando me tuve que ir con prisas?
-¿Qué?... Ah, no, no es eso…
-¿Entonces qué?
-¡Lo mataste! ¡Mataste a Caleb, ¿Cómo pudiste matarlo?!- casi gritó.
Denzel se quedó helado. Ahora sí que no sabía qué hacer. Así que, cuando los engranajes de su cabeza volvieron a ponerse en funcionamiento, optó por echarse a reír. Empezó como una ligera risa, y fue creciendo en intensidad hasta convertirse en una incontrolable y escandalosa carcajada, de esas que hacen llorar los ojos, que te duela el pecho y que sientas la necesidad de retorcerte o golpear cosas con las manos.
-¡No te rías! ¡Que no te rías, idiota!- dijo dándole golpecitos en el pecho con los puños cerrados.
Tratando de contener la risa, Denzel lo tomó de las muñecas para que parase.
-Es que… es que es tan… ¡Es tan adorable!- y volvió a reírse como antes.
-¡No digas que es adorable, estúpido!- gritó sonrojado, tratando de separarse de él.
-Ejem, ejem- dijo una voz a su lado.
Ambos se giraron a verlo, uno con cara de enfado y el otro tratando de parar de reír.
-Caballeros, ¿Sucede algún problema?- preguntó con voz amable pero severa un policía.
Sólo entonces, se fijaron en que las pocas personas que pasaban por allí se habían parado a mirarlos.
*****
-Dios, qué vergüenza- repetía Charlie mientras caminaban, aún sonrojado hasta las orejas.
-¿Qué dices? ¡Ha sido lo más divertido que me ha pasado en siglos!- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡¿Pero tú estás mal de la cabeza o qué?! Dios, qué vergüenza. Menudo escándalo que estábamos armando…
-Sí. Hicimos flipar a aquel policía tan majo…
-Tú no tienes vergüenza. Aún por encima de dar la nota, te pones de colegueo con el policía.
-Él me siguió el rollo. Es tan culpable como yo.
-Qué vergüenza…- repitió por enésima vez.
-¿Qué te pasa? ¿Qué problema tienes tú con la vergüenza?
-¡El de una persona normal! ¡Tú como no eres una persona normal no lo entiendes! Tu… tu… dios, es cómo si vinieses de otro planeta.
Caminaron un rato en silencio. Denzel callaba porque notaba que Charlie estaba verdaderamente molesto.
-Lo siento- dijo de pronto Charlie.
-¿Por qué?
-Por gritarte, por pegarte y por llamarte estúpido.
-¿No te disculpas por llamarme idiota?
-Hm, no, por eso creo que no me voy a disculpar.
-Qué malvado.
-No sé lo que me pasó. Me dio un arrebato. Es como si por un momento se me hubiese contagiado esa mentalidad tuya de “me lo trae todo al fresco”.
-Es una buena mentalidad.
-Si tú lo dices… En definitiva, lo siento.
-Pues yo no lo siento. Ha sido divertido.
Charlie se giró para mirarlo directamente y replicarle, pero el otro chico le dedicó una sonrisa tan sincera y encantadora que no se vio capaz. Solo volvió a mirar hacia adelante y siguió caminando algo sonrojado.
Por fin llegaron al portal de Charlie.
-Gracias por acompañarme otra vez a casa. ¿Seguro que no quieres que te invite a tomar nada?
-No, debería irme a casa a trabajar.
-¿Aún quieres que eche un vistazo a lo que estás escribiendo?
-¡Si, si, por favor! La próxima vez prometo asegurarme de que tengo el día completamente libre, para no montar la escena de la última vez. Solo dime cuando quieras venir.
-¿La semana próxima, el mismo día?
-Perfecto. ¿No prefieres que te venga a buscar? En coche no tardo nada…
-No, no, voy a pie. Así doy un paseo. Y bueno, nada. Hasta otro día, y lo siento de nuev…
-¿Por qué te cabreó tanto la muerte de Caleb?- preguntó de pronto interrumpiéndolo.
-¿Qué? ¿Por qué me preguntas eso tan de repente?
-Porque me está dando la impresión de que no me lo ibas a decir.
-Porque… bueno, me da un poco de vergüenza decirlo.
-Venga, vamos. ¿Cuántas veces tienes oportunidad de reprocharle a un escritor algo que no te gusta sobre su libro?
-Bueno… es que realmente me encariñé con Caleb. Vale, si, era un mercenario, un asesino. Pero tenía honor, integridad y nobleza. Era fuerte, soportó todos y cada uno de los golpes que la vida le dio y siguió siempre adelante. Repudiado por la sociedad, abandonado por todos aquellos en los que una vez confió.
>>Al final está completamente solo, solo con sus recuerdos y sus remordimientos, reviviendo una y otra vez en sus sueños todas las cosas que hizo de las que no se siente orgulloso. Se levantaba todos los días, y seguía adelante. Sin importar qué. Sin importar que su corazón doliese y su cuerpo se marchitase.
>>Y cuando fueron a buscarlo sus enemigos… sentí esperanza. Pensé se escabulliría, que encontraría la forma de salir de aquella, que sacaría la fuerza para imponerse a los fantasmas de su pasado que volvían buscando venganza y a su demonios particulares… pero no. Se dejó vencer, se dejó matar. Y me sentí fatal. Me sentí fatal porque, después de todo lo que pasó, se rindió. ¿Por qué aguantar tanto para rendirse al final?
>> Caleb era un hombre fuerte. Si bien ya no era fuerte físicamente, sí lo era de corazón. Y, de golpe y porrazo… les ofrece el cuello a sus verdugos.
>>Me sentí tan triste… tan triste que no pude evitar llorar como un niño pequeño. Por un lado, me dio tanta rabia… pero por otro hice un esfuerzo por comprenderlo. La soledad, los remordimientos… son cargas muy pesadas. Pero nunca hay que perder el norte. Si ya has luchado tanto, continúa luchando hasta el final…
Se dio cuenta de que había hablado mucho. Se había puesto a divagar y había perdido la noción de la realidad, sacando fuera todos aquellos pensamientos que le rondaban por la cabeza últimamente.
Denzel lo miraba fijamente, sin pestañear siquiera. Y entonces, una lágrima corrió por una de sus mejillas. Y luego otra más.
-¡Ah! ¿Qué pasa? ¿He dicho algo que te haya molestado?, ¡lo siento! ¡Lo siento muchísimo!- dijo Charlie, sin saber muy bien qué hacer. Alargó las manos hacia él, como si fuese a limpiarle las lágrimas, pero se detuvo a mitad de camino, indeciso, sin saber si avanzar, retroceder o salir corriendo.
-No… no, es que…- dijo frotándose la cara con ambas manos-… es que me he emocionado. Nadie había pensado nunca de esa forma (o bueno, al menos que yo sepa)… a mucha gente le molesta que Caleb muera al final, pero… nadie, nunca, me había expresado lo que sentía sobre ello de esta forma… y… bueno, soy un poco idiota, emocionarme por algo tan tonto…- dijo sonriéndole.
-Lo siento. No pensé que te fuera a sentar así…
-Ni se te curra disculparte. Me ha encantado. Llevaré siempre esta hermosa crítica en mi corazón- dijo sonriendo de nuevo y posándose una mano sobre el pecho.
-Qué melodramático…- dijo sonrojado hasta las orejas- Es tan solo una opinión. Estoy seguro de que habrás escuchado cosas mejores sobre esto…
-Otros escritores, o personas con cierto peso en el mundo editorial e incluso gente de la calle han criticado y dado su opinión sobre el libro. Algunos para bien, otros para mal. He escuchado palabras más hermosas y discursos más elocuentes sobre el tema. Pero nada tan personal como esto. Si te digo que me ha gustado, créeme.
-Haces una montaña de un grano de arena. Exagerado. Yo… me voy ya. Es tarde. Nos vemos otro día- se despidió algo desesperado por librarse de aquella embarazosa situación que, la verdad, no sabía muy bien cómo manejar.
-Está bien, hasta otro día- y se giró sin más, sin una mayor despedida, dispuesto a marcharse. Pero, de pronto, como si hubiese recordado algo de pronto, se detuvo y se giró hacia él de nuevo-. Por cierto, siento haber matado a Caleb. Si llego a saber que te haría sentir así, no lo hubiera escrito.
-Cuando lo escribiste no nos conocíamos.
-Ya. Es una pena… ahora me parece que las cosas podrían haber sido diferentes… en el libro, me refiero.
-Estás loco.
-Lo sé. Y siento haberte hecho llorar. Y gracias por llorar por Caleb. Estoy seguro de que se sentiría muy contento de saber que alguien llora su muerte.
-Vale, definitivamente estás loco- dijo con una sonrisa.
-Tal vez. Pero es parte de mi encanto. Hasta otra.
-Hasta otra.
*****
No podía estar tan loco, pensaba mientras tamborileaba con los dedos sobre la cubierta del libro. Cada vez que hablaba con él, le parecía entenderlo un poco menos. No era normal que no sintiese vergüenza al montar aquel espolio en público… o de llorar delante él en medio de la calle.
Sencillamente, no lo entendía. ¿Es que aquel hombre no tenía sentido del ridículo?
“Llevaré siempre esta hermosa crítica en mi corazón”. Se sonrojó al recordar esas palabras. Aún no sabía si Denzel era muy buen actor y trataba de tomarle el pelo o lo había dicho de verdad.
En verdad… en verdad le caía bien aquel tarado. Le agradaba, y era tan desenfadado y extravagante que ni queriendo podía aburrirse con él… Y eso que sólo lo conocía desde hacía… bueno, desde hacía nada.
Eso era raro. Apenas lo conocía, pero siempre estaba pensando en cuándo sería la próxima vez que podría volver a verlo.