Capítulo 8_Tu lee.
Fuera hacía un frío de mil demonios. El cielo, gris, amenazaba lluvia. El invierno avanzaba inexorable, pronto haría más frío y la nieve no tardaría en empezar a caer. La nieve despertaba sentimientos encontrados en Charlie.
Por un lado, disfrutaba de la nieve como un enano. Le encantaba. Hacer muñecos de nieve, ángeles, peleas de bolas con todo aquel que se prestase o, simplemente, mirarla caer. Le encantaba. Pero, por otro lado, era un engorro. Caminar hasta su casa se convertía en una odisea, porque caminar se volvía engorroso, además de llegar siempre aterido de frío y empapado.
Caminaba con pasos enérgicos para tratar de entrar en calor. Cuando por fin llegó a su destino, el frío se había incrustado en su piel y sólo pensaba en meterse donde fuera para darle esquinazo.
Llamó al timbre un par de veces, sin respuesta. Decepcionado, estaba a punto de marcharse cuando la voz de Denzel habló algo fatigada por el telefonillo.
-¿Sí? ¿Quién es?
-Ehm… soy yo, Charlie.
-¿Charlie? Dios, con ese gorro encasquetado hasta las cejas no te había reconocido- rió desde el otro lado con voz metálica, observándolo a través de la cámara incorporada al telefonillo-. Sube, que ahí debe hacer un frío que pela.
*****
-Perdón por venir sin avisar, pero es que no tengo tu número ni nada, así que no tenía forma de hablar contigo.
-Es verdad, perdona. Se me olvidó.
-¿Vengo en mal momento? Si estás ocupado o no te apetece que te moleste, me voy.
-Qué va, me había quedado frito en el sofá, así que no estaba haciendo nada. Además, tú nunca molestas.
-¿Sigues durmiendo mal de noche?
-Hasta que no acabe la maldita novela, me temo que sí. Pero no te preocupes, lo voy llevando mejor. Me lo tomo con más calma, así que no creo que vuelva a ponerme enfermo.
-Eso espero.
-¿Y qué te trae por mi humilde morada?
-Ten- dijo tendiéndole Acero de antaño-. Ya sabes que lo he acabado, y ya sabes lo que pienso del final- dijo haciendo un puchero que provocó la sonrisa de Denzel.
-¿Aún me odias por ese final?
-Tanto como odiarte, no. Pero me gustaría darte un par de collejas.
Denzel rió de buena gana.
-No hacía falta que vinieras expresamente para devolvérmelo. No corre prisa.
-… Es que quiero que me prestes otro. Es decir, si quieres…
-Claro, por supuesto. Esta vez te dejaré uno que acabe bien, no vaya a ser que acabes por cogerme manía. Ei, ya que estás aquí, ¿Qué tal si lees mi manuscrito?
-¿Aún quieres que lo lea?
-Claro. No creas que te vas a librar tan fácilmente.
*****
-¿Y bien?- preguntó impaciente cuando Charlie bajó los papeles.
-Esto no se parece en nada a Acero de antaño…- dijo con el ceño levemente fruncido.
-Eso ya lo sé. Creo que es bastante obvio que las dos historias son bastante diferentes.
-No es solo eso. Parece… no sé, como si estuviese escrito con desgana.
-Es que está escrito con desgana.
-¿Y por qué no tomas como referencia cosas que te hayan pasado a ti? Es decir, piensa en cosas que tú hayas dicho, o cosas que hayas sentido, y escribe a partir de ahí.
-Ahm… ese consejo ya me lo han dado.
-¿Y por qué no lo utilizas?
-Porque no. Entonces, ¿Qué crees que es exactamente lo que falla?
Charlie no sabía muy bien qué pasaba, pero era capaz de notar que estaba tratando de salirse por la tangente. Decidió no insistir.
-Bueno… tal vez lo que más me llama la atención es que parece que tratas de escribir como si fueses otra persona. A ver cómo me explico… Es como si tratases de imitar el acento o la forma de expresarse de otra persona. No suena a ti. Se ve muy forzado.
-Hum… así que suena forzado…
-Pues sí. Tal vez deberías enfocarlo desde otra perspectiva. Cogerlo con más ganas. Tal vez, en lugar de tomar algo que te haya ocurrido y plasmarlo, deberías tratar de escribir lo que te gustaría que te pasase.
-Lo que me gustaría…
-Bueno, yo me tengo que ir.
-¿Eh? ¿Por qué? ¿Tan pronto?
-Tengo que ir a trabajar. En teoría sólo iba a quedarme un rato, pero al final se me ha hecho algo tarde. Tengo que irme ya.
-Hum. Lo siento por haberte entretenido.
-No digas tonterías. Hasta otra.
-¡Espera!- entró corriendo en su despacho y salió con un libro, que le tendió- Te juro que este acaba bien.
-Muchas gracias- dijo riendo-. Casi se me olvida. ¡Me voy, que llego tarde!
-Hasta otra.
Le dedicó una última sonrisa, cogió su abrigo y salió. Denzel se vio solo de repente. Miró su reloj de pulsera; era algo tarde ya. No se había dado cuenta. En realidad, ni siquiera sabía qué hora era cuando Charlie llegó, ya que estaba durmiendo.
Se sentía extrañamente despejado y relajado. Y contento. ¿Por qué se sentía así?
Recogió el manuscrito que Charlie había dejado sobre la mesa y empezó a releerlo mientras pensaba en lo que le había dicho.
-Así que suena forzado, ¿Eh? ¿Y cómo rayos se supone que puedo escribir esto? ¿Cómo se supone que pueda escribir esto del mismo modo que otro de mis libros? No creo que se pueda escribir del mismo modo sobre una pelea a cuchillo que sobre un paseo por la playa… no es la misma sensación.
No acaba de entenderlo del todo, y no sabía muy bien qué iba a hacer pero… por intentarlo… Así que cogió un boli, y se sentó en su despacho con el manuscrito ante él.
Estuvo toda la noche allí. Y lo más raro de todo, fue que no paró de escribir.
*****
Al día siguiente, Carol estaba sentada enfrente de él, en la mesa de la cocina. La había llamado con prisas por la mañana, prácticamente la había sacado de la cama, y la había obligado a ir a leer lo que había escrito. Extrañada, tardó un tiempo récord en plantarse en la puerta de su casa.
-¿Qué te ha pasado? ¿Es que no has dormido en toda la noche?- le había dicho nada más verlo. Las ojeras le llegaban hasta las orejas.
-No, ni una sola hora- dijo con una sonrisa agotada.
-¿Es que estás loco? ¿Quieres volver a enfermar o qué?
-Tú lee.
Empezó a leer sin mucha convicción. Denzel, sentado enfrente de ella se apoyó en la mesa, dispuesto a quedarse despierto y esperar a que acabase para que le diera su opinión. Pero de allí a un rato empezó a dormitar, agotado por la noche en vela.
-Denzel, despierta.
-¿Qué?
-¿Cómo… cómo has escrito esto?
-Simplemente se me ocurrió hacerlo así. Ayer estuvo aquí Charlie, ese chico del que te he hablado. Y me dijo algo… que me hizo pensar. Y, simplemente, cuando me quise dar cuenta, estaba escribiendo como un loco. ¿Qué pasa, está muy mal?
-¿Bromeas? Está genial. No sé qué es lo que has hecho, pero… ¡El editor se va a volver loco de contento cuando lea esto! ¿Se puede saber qué te dijo ese chico?
-No sabría decirte. Solo sé que ayer me sentía animado y… simplemente, me sentí capaz de hacerlo.
-Yo siempre supe que serías capaz de hacerlo. Sólo necesitabas ganas. Y un pequeño empujoncito. Esto no tiene nada que ver con lo de antes.
-Creí que no te gustaba este proyecto.
-Y no me gusta. Pero… es que… no sé, Denzel. No hay color.
-Me alegro de que te guste…- dijo hundiendo la cabeza entre los brazos, bostezando.
-Pasa ahora mismo para cama. Recupera esas horas perdidas de sueño.
-Voy.
Sin una palabra más, se levantó como un zombi y se fue a su habitación. Carol se quedó allí un instante, con los papeles aún en la mano. ¿Qué había pasado exactamente? No acababa de entender cómo, de la noche para la mañana, había sido capaz de superar su estancamiento y de reescribir sin una queja toda la historia, además de haberlo hecho tan bien.
Por un lado estaba contenta. Pero por otro, tenía un poco de miedo. Tenía miedo de lo que aquel chico recién llegado, ese tal Charlie, pudiera desencadenar en Denzel. Si unas simples palabras podían desencadenar aquel cambio en su forma de ver la historia, si podía obrar tal cambio en su forma de enfocar la novela, ¿Qué más podría desencadenar?