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Un nuevo comienzo por Mitzuuki

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Notas del fanfic:

Primer fic sobrenatural... Espero hacerlo bien :D

Notas del capitulo:

SUBIRE TODOS LOS CAPITULOS DE UNA SOLA VEZ, NO ES JUSTO PARA USTEDES QUE POR UN ERROR MIO COMIENCE DESDE CERO, PERO POR FAVOR NECESITO SUS REVIEWS :C PERDONEN MI ESTUPIDEZ T_T

.-DESDE EL PRINCIPIO

 

 

 

-¡Buenos días Shu-chan! – giré mi cuerpo rápidamente a la personita que me llamaba, un niño de doce años, de cabello rubio y ojos de un dorado más bien oscuro se acercaba a mí.

-¡Buenos días Yuki! – Le sonreí y me acerqué a saludarlo con un abrazo, como acostumbrábamos a hacerlo. Su nombre era Eiri Uesugi, aunque por razones que desconocemos, desde niño que solía llamarlo Yuki, ambos éramos amigos desde que tenía uso de razón e incluso nuestras familias se llevaban muy bien, éramos vecinos y solíamos jugar en un parque cercano a nuestras casas.

-¿Quieres que nos sentemos ahí? – Me indicó una de las banquitas que estaban junto a los columpios, le asentí con la cabeza y caminamos hasta llegar a ella, nos sentamos en silencio solo observándonos, aunque admitía sin problemas que mi vista y concentración no estaban fijas más que en él, su belleza me había llamado la atención desde siempre. Sonreí.

-Te tardaste en venir – Le dije llamando su atención, arrugó su entrecejo por un par de segundos antes de responderme

-Mi madre y hermanos querían hablarme de algo importante – Se encogió de hombros, como si con eso mis dudas se esfumaran, pero en ese momento él no había dicho nada más, se dedicó a suspirar varias veces seguidas, preocupándome quizás más de lo que debía.

Era imposible negar el que yo me encontrara tan enamorado de esta persona, éramos chicos, eso lo había analizado en más de una ocasión en mi corta vida, pero mi madre y hermana siempre me decían ¿Qué importa de quién sea mientras te enamores? Y cuando – por motivos que desconozco – Se enteraron de que Yuki era algo más que un amigo para mí, la felicidad fue tal que corrieron a contarles a la madre de éste y sus hermanos, ellos no se lo tomaron tan bien, la familia de Yuki siempre había sido extraña, es más, él era hermoso, pero el resto de su familia tenía una belleza inexplicable, una piel que parecía mármol a simple vista, los ojos eran de un tono más claro del que suele tenerlos la gente, me explico, la madre de Yuki, Misaki, poseía unos coquetos y revolucionarios ojos dorados que iban a juego con su cabello, su hermana mayor Mika tenía los ojos más celestes que quizás yo haya visto en mi vida y su hermano menor Tatsuha, tenía ojos tan grises que por momentos juraría verlos casi blancos, de hecho, con él era el único que  me llevaba bien.

En cambio, a mi parecer, Yuki era el más normal de todos, sus ojos eran de un dorado oscuro profundo, hermosos, y su piel me parecía más cálida que la del resto, no tan… Blanca ni dura.

-¿Hay algo que quieras decirme? Te noto extraño – Le acaricié la mano que reposaba sobre la banca, me miró con una sonrisa nostálgica, en ese momento comencé a temer lo peor

-El día que no queríamos que llegara… Está próximo

-No es posible – Sentía como el nudo en mi garganta comenzaba a hacer demasiada presión – Aún nos falta tiempo, tú… No puedes irte

-Shuichi– Posó su mano completamente extendida sobre mi hombro - ¿Tú crees que yo quiero marcharme? – Negué agachando la cabeza – Nos habían preparado para este momento desde siempre

-Jamás pensé que el tiempo pasaría así de rápido – Una lágrima resbaló por mi mejilla

-Tarde o temprano llegaría

-Pero sigo sin entender por qué tienen que cambiarse de ciudad – Yuki suspiró, tenía claro que él tampoco conocía el motivo, y estaba resignado a que su familia le diera excusas baratas. Todo lo que hizo en ese momento fue acercarse a mí en un abrazo y apoyar su cabeza en mi hombro, depositando un pequeño beso en mi cuello - ¿Cuándo? – Dije consciente de que entendería el sentido de mi pregunta

-Mañana – Mi cuerpo como por inercia lo abrazó mucho más fuerte y hundí mi nariz en su cabello, oliendo todo lo que fuera posible, oliendo para guardar el aroma de Yuki en mi memoria – Siempre te recordaré

-Estoy seguro de que en algún momento de nuestras vidas, nos volveremos a ver – Se separó lentamente de mí, y antes de que pudiera siquiera verlo a los ojos, él ya los tenía cerrados con sus labios pegados a los míos, era nuestro primer beso desde que nos conocíamos, la primera vez desde que nos dijimos te quiero, nuestro primer beso y aunque había sido algo torpe,  sentía tanto miedo de que fuera el último.

-Te quiero mucho – Me susurró mirándome a los ojos – Por favor jamás vayas a olvidarlo Shuichi, eres la persona más importante en mi vida

-Claro que no lo olvidaré – Volví a cerrar mis ojos, dejando escapar una lágrima – Si me prometes que tú no te olvidarás de mí, jamás

-Jamás – Repitió poniéndose de pie

-¿Crees que pueda acompañarlos mañana? – Negó fervientemente con la cabeza, apenado – Está bien – Me puse de pie junto a él – Que tengas una excelente y hermosa vida Yuki, y recuerda que siempre estaré aquí para cuando quieras volver

Me besó por última vez en la cabeza y me dio la espalda, caminando hacia su casa. Lo único que fui capaz de hacer después de eso fue sentarme en la misma banca con la cabeza entre mis manos y ponerme a llorar como un niño pequeño, no es posible que este haya sido el destino que la vida nos tenía preparado, tenía once años pero… Sentía que Yuki era la persona con la que quería estar, con él me sentía bien, cómodo… Y bastante querido por lo demás, jamás se había reprimido así mismo de decirme lo que sentía, y ahora… Las pocas palabras que quizás alguna vez me dijo, no quedarían más que como recuerdos.

Mi habitación fue mi mejor amiga, de ella no salía si es que no era estrictamente necesario, y dentro de esa lista solo estaba la necesidad de ir al baño.

Mi madre se había empeñado en hacer mis menús favoritos durante una semana, y dejaba mi plato con comida sobre los pies de la cama para después de una hora llevárselo con la comida intacta, el apetito no hacía presencia en épocas de tristeza.

La única salida común que hice después de pasada una semana, fue al parque que estaba cerca de mi casa, y con cada recorrido me era inevitable el pasar por el frente de la casa que algún día había sido de Yuki, y mirar a través de las ventanas y notar que dentro de ella ya no había ni el más mínimo mueble, hería mi corazón de nuevas cuentas y me hacía caer en una depresión poco común para alguien de mi edad.

-Yo creo que deberías ponerte esto, hermanito – Maiko apareció de la nada con un abrigo que me pertenecía, me lo colgó sobre los hombros y se sentó a mi lado – Ya es tarde, y mamá estaba preocupada

-Lo siento – Dije sin pensarlo, lo único que no quería era preocupar a mi familia y era exactamente lo que estaba haciendo – Es que vengo acá y… El tiempo pasa demasiado rápido

-Prefiero que estés acá, a que estés encerrado en tu habitación ¿Estás seguro que no deseas hablar con alguien?

-¿Y sacar a flote lo que he estado tratando de olvidar? Yo creo que no – Le sonreí débilmente, pero mi hermana mantuvo su gesto serio

-No creo que olvidarlo sea lo mejor, has vivido cosas importantes a tu corta edad, digo, yo soy más pequeña pero dicen que las mujeres somos más maduras, por lo que creo saber lo que estás sintiendo – logró sacarme una pequeña sonrisa – No lo olvides Shuichi…

-No lo quiero olvidar a él, tal vez quiero… Olvidar algunas cosas vividas, para hacer esto menos doloroso

Asintió con la cabeza y me acarició el cabello, luego en una silenciosa invitación nos pusimos de pie y caminamos a paso lento hacia la casa, disfrutando de la cálida brisa nocturna, y la luz de la luna que era nuestra única acompañante.

Notas finales:

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