AMNESIA
En la barra de un bar se encontraba bebiendo gustosamente un joven pediatra. Alto, tez clara, ojos tan azules como la noche misma, cabello negro azulado, gallardo y de porte imponente. Bestia una playera de manga larga azul y unos pantalones negros.
A su lado sobre la barra se encontraba una botella de sake y un vaso a medio llenar. Su mirada se perdía en la ventana que se encontraba a su derecha, la noche cubría de oscuridad la calle iluminada por los soberbios anuncios luminosos y la calle era transitada por gente que corría tratando de refugiarse la lluvia que comenzaba a arreciar. Tomo su vaso y termino el contenido para luego servirse más, su mirada era de tristeza y frustramiento, y es que sentía que algo le faltaba, desde que salió de hospitalización debido a un accidente automovilístico tenía la sensación de haber perdido algo… algo importante.
Pero por mucho que le daba vueltas al asunto no lograba dar con lo que estaba buscando. El sonido de un trueno se hiso presente, sobresaltándolo un poco, lo cual anunciaba que la lluvia iba de mal en peor. El sonido de la televisión del bar y de las demás personas que allí se encontraban era la única ambientación de lugar.
Un hombre entro en el bar, seguramente refugiándose de la lluvia, vestía una gabardina café y unos pantalones negros de vestir. Tenía el cabello castaño y ojos de igual color, piel tostada y altura un poco baja, lucia de no más de 30, y claramente estaba mojado.
Se acercó a la barra y pidió una botella de sake, la cual fue traída de inmediato. Tomo asiento alado del pelinegro y lo miro con una expresión de entre sorpresa y nostalgia. El ojiazul lo miro y algo dentro de él latió con fuerza. Durante unos minutos se dedicaron a beber en silencio, pero el castaño lo rompió.
- Tanto tiempo sin verte Nowaki,- el aludido se volteó a verlo sorprendido.
- Disculpe, ¿nos conocemos?- pregunto consternado, el castaño se sobresaltó y miro con tristeza el vaso que sostenía en sus manos.
- No es extraño que te hagas el desentendido, de seguro me odias, pero ¿sabes?- lo miro a los ojos- yo aún te amo.
- Perdone yo no entiendo, es la primera vez que nos vemos, no sé de qué habla.
- Eso, lastímame con tu indiferencia, me lo merezco- dijo el castaño dolido y bajo la mirada- lo que yo hice fue un error y ahora lo sé, pero ¿acaso no soy humano? Yo puedo equivocarme, pero te pido perdón- lo miro suplicante- por favor vuelve conmigo.
El ojiazul estaba sorprendido por semejantes palabras de un desconocido y se alejó un poco.
- Lo lamento debe de estar equivocado, yo en verdad no lo conozco, nunca lo he visto.- el castaño se sorprendió y una lagrima se escapó de sus ojos.
- No me digas que lo has olvidado, tu y yo fuimos amantes por ocho años, y de no haber sido por mi hubieran sido más, por favor no me lastimes- lo toma violentamente de los brazos y más lagrimas caen de sus ojos- ¡no me digas que lo olvidaste!, tantos días de felicidad, tantas noches que pasamos juntos, decías que me amabas y yo también te amaba y aun TE AMO. Por favor perdóname lo que paso esa vez fue una idiotez solo eso.
- No sé de qué habla- se soltó de su agarre y lo miro sollozar.
- No puedes olvidarlo, no…
Usted me cuenta que nosotros dos
Fuimos amantes
Y que llegamos juntos a vivir
Algo importante
Me temo que lo suyo es un error
Yo estoy de hace tiempo sin amor
Y el último que tuve fue un borrón
En mi cuaderno
- Lo lamento, me confunde con alguien más.- miro al castaño que no paraba de llorar, de cierta forma eso igual le dolía.
- No, tú me pediste no terminar, pero yo estaba cegado por el pasado, Akihiko no fue nada, ¡perdóname, en verdad lo siento!- se aferró al pelinegro en un abrazo y descargo su frustración en su pecho, el ojiazul solo atino a tratar de calmarlo.- no Nowaki no me olvides… eso me mataría.
Usted me cuenta que hasta le rogué Que no se fuera Y que su adiós dejo a mi corazón Sin primavera Que anduve por ahí de bar en bar Llorando sin podérmela olvidar Gastándome la piel en recordar su juramento
Afuera la lluvia continuaba y el cielo gris daba un aire de tristeza, tal vez el cielo estaba igual que Hiroki al sentirse olvidado, a lo mejor compartía su tristeza para que al salir sus lágrimas se confundieran con lluvia y su dolor fuera borrado. Pero el dolor del olvido era tan grande que los mares no llenarían el vacío. Fuera aun llovía y su corazón se partía en pedazos con cada lagrima… con cada suplica.
- Lo lamento- Nowaki lo separo con ternura de si y limpio sus lágrimas- me confunde con alguien más, no deseo lastimarlo.
- Nowaki…- lo miro con lágrimas y suplica en su rostro- por favor… no me dejes.
Perdón, no la quisiera lastimar Tal Vez, lo que me cuenta sea verdad Lamento contrariarla pero yo No la recuerdo
El ojiazul se levantó, dejo el dinero sobre la barra, miro al castaño quien lo veía expectante, le sonrió tristemente y con vos clara pronuncio las palabras que destrozaron por completo a Hiroki.
- Lo lamento mucho pero no lo recuerdo.
Luego se dirigió hacia la salida, sin mirar hacia atrás, dejando al castaño sumido en un intenso dolor y ahogándose en sus propias lágrimas. Afuera la lluvia lo recibió mojándolo por completo, lo cual ayudo a ocultar una silenciosa lagrima que escapo de sus ojos. Volteo el rostro hacia el cielo y luego hacia el bar a sus espaldas, entonces emprendió la marcha, sin saber realmente a donde ir. Pero antes de doblar la esquina y perder el bar de vista, miro hacia atrás, y susurro con un profundo dolor Lo lamento Hiro-san. Luego se perdió en las desoladas calles sintiéndose libre.