Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Gatoz Bezarius por Kurenai_no_Angel

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era el segundo cigarrillo que se fumaba. Se había propuesto muchas veces dejar aquel mal hábito pero su fuerza de voluntad en ese sentido era más que nula. Es decir, era perfectamente capaz de matar entre terribles sufrimientos a cualquiera que le tocara un pelo a Oz y sin embargo no podía dejar sin más aquel vicio. Estaba apoyado en la barandilla de su habitación, con la mirada perdida en el jardín. Su mente le daba vueltas a lo ocurrido el día anterior. Oz había actuado muy raro y, aunque no quisiera admitirlo, le había dolido que actuara tan bruscamente con él, apartándole de esa manera. Entendía como podía sentirse. Era Oz el que al parecer no comprendía su situación y que no podía jugar a ser Dios tratando de rescatar a todo el mundo de las fauces de la muerte. Era lo que ellos mismos habían elegido, aunque fuera un error. Dobló el cigarrillo y lo dejó caer al vacío. Unas gotas anunciaron que iba a llover, así que se metió dentro. Miró su gabardina tirada en el sillón. Cada vez que la veía trataba de recodarse mentalmente que la debía llevar con urgencia a una tintorería. Pero siempre se le olvidaba. Y esa vez no fue una excepción. Al acercarse para echarla un vistazo crítico, un grito llegó hasta sus oídos. Necesitó apenas un segundo para saber de quién se trataba.


 


 


-¡¡OZ!!- corrió hacía donde se encontraba él.


 


 


Al llegar a su cuarto, vio a Alice parada en la puerta, que estaba abierta. Su rostro reflejaba una mezcla se sorpresa y admiración. Gilbert se colocó a su altura y siguió la dirección de sus ojos. Oz estaba de pie, mirando su cuerpo. Estaba en camisón y con el pelo revuelto. Una alarma se encendió en la cabeza de Gilbert, que no entendía nada. Contempló nuevamente a Oz, con más atención. Esta vez si se percató de las orejas y la cola. Ahora sí que entendía lo de la alarma que no dejaba de chillar en su cabeza. Le señaló temblando y con el pánico atenazándole.


 


 


-¿Qué tipo de broma pesada es esta?- balbuceó.


 


-A mi me parece que le queda bien.- opinó Alice con los brazos cruzados.- ¿Cómo has hecho para que sean tan realistas?- preguntó tirándole de una oreja.


 


-Es que SON de verdad.- se quejó y la apartó.


 


-Ya decía yo…


 


-¿Cómo puedes estar tan tranquila?- dijo Gilbert al borde de la histeria.


 


-Ya entiendo.- le miró con malicia.- No recordaba el pequeño temor hacia los gatos de Cabeza de Alga.- sonrió satisfecha al sentirlo como una pequeña victoria a su favor.


 


-No te burles de mí, conejo estúpido.- la encaró.


 


-No tengo la culpa de que a tus 25 años seas un blando y le tengas miedo a un bicho tan mono e inocente.- sus ojos relucían de entusiasmo.


 


-¿Os podríais ocupar de mi? Si no es mucha molesta.- interrumpió Oz molesto.


 


-Exactamente, ¿qué ha pasado?- Gilbert tragó saliva. Quiso acercarse pero su pánico y antitolerancia gatuna eran mucho mayores.


 


-¿Crees que lo sé? Esta mañana me desperté así.- contestó decaído.


 


-A lo mejor puede ser por lo del contratista ilegal de ayer.- apuntó Alice tratando de atrapar la cola de Oz que se movía inquieta de un lado a otro.- No sé, una especie de maldición o algo así.


 


-Eso es una estupidez.- la contrarió Gilbert.-Nadie puede lograr algo así con unas simples palabras desesperadas.


 


-Vamos, existen las Cadenas y el Abismo. ¿Cómo puedes negar algo así?- dijo mientras la cola se escapaba entre sus manos.


 


-La idea de Alice no es tan descabellada.- comentó Oz pensativo. –Podría visitar a Break. Él siempre tiene ideas estrafalarias pero suele acertar. Quizá pueda ayudarme.


 


-¿Visitarás al payaso?- gruñó frustrada por no poder agarrar la escurridiza cola.


 


-¿Me acompañarás?- cogió su cola y la puso fuera del alcance de Alice que le miró bufando.


 


-¿A ver al payaso? Ni loca.- se volvió a cruzar de brazos.


 


-¿Y tú, Gil…?- no hacía falta preguntar más. Solo con ver su palidez era suficiente para saber que no era una buena opción.- Está bien, iré yo solo.- se frotó las sienes.


 


-¿Cómo se supone que ocultarás las orejas y la cola?- recordó Alice.


 


-Pues… supongo que la cola la guardaré en el pantalón.-se encogió de hombros.


 


-¿Y las orejas?- Gilbert parecía que había recobrado un poco el color. Oz le miró desazonado. No tenía ni idea de como esconderlas. –Espera aquí, ahora vuelvo.- regresó a los pocos minutos. Sostenía algo entre las manos. Avanzó unos pasos hacia Oz hasta que sus ojos se fijaron en la estilizada cola que flotaba a su espalda y retrocedió arrepentido.- Cógelo.- le ordenó al tiempo que lanzaba algo negro en su dirección. Oz lo atrapó al vuelo.


 


-¿Tu sombrero?


 


-Es grande, te tapará bien.- sonrió satisfecho por la ocurrencia.


 


 


Oz se lo colocó, aplanando las orejas y comprobó que Gilbert tenía razón. Después de eso, los echó de la habitación para poder vestirse mientras le preparaban el carruaje. No le gustaba presentarse en la mansión Reinsworth de improviso, pero quería quitarse aquel problema cuanto antes. Le recibió una sonriente Sharon que le anunció complacida que Break se encontraba pululando por aquellos pasillos. Justo acababa de volver de los cuarteles de Pandora para hacer, más bien obligarle hacer a Reim, el informe de la misión del día anterior. La joven le acompañó hasta una pequeña sala de estar, dónde le dijo que esperara. Se sentó en un mullido sillón, enfrente de la chimenea encendida. La lluvia seguía cayendo con fuerza. Se restregó las manos heladas por el frío que hacía fuera. La estancia era muy acogedora. Las paredes estaba recubiertas de ricos y decorados tapices. Una cabeza de ciervo colgaba disecada encima de la chimenea. Había una pequeña mesa entre el sillón donde él estaba y el que se encontraba justo a su lado. En ella yacía un libro abierto de cualquier manera. El sombrero de Gilbert le estaba empezando a agobiar pero no quería arriesgarse a quitárselo por si alguien entraba.


 


 


Unos golpecitos en la puerta le pusieron en guardia. En seguida se giró mirando fijamente. Hasta que la cabeza albina de Break asomó. Le extrañaba sobre manera que entrara usando un método habitual. Es más, le hubiera parecido más propio de él que se hubiera asomado por el hueco de la chimenea. Su inseparable muñeca Emily seguía sentada en el hombro con esa sonrisa tan siniestra en el rostro de trapo.


 


 


-Qué visita tan agradable, la del joven Bezarius.- movió las enormes mangas de su chaqueta de un lado al otro al tiempo que se sentaba en el sillón vacante.- ¿A qué se debe?


 


-Digamos que… tengo un pequeño problema.- rio nervioso.- Y tú eres la única persona que puede ayudarme.- justo cuando iba a mostrarle sus complementos felinos, alguien abrió la puerta. Oz se tensó y fijó allí de nuevo su vista.


 


-Traje un poco de té.- anunció un alegre Sharon tratando de pasar sin derramar la rebosante bandeja de galletas. Oz se apresuró a ayudarla a colocarla sobre la mesa, apartando el libro. Sharon se quedó de pie mirándoles. Oz temió que se quedara allí dispuesta a asistir a aquella reunión. No quería que nadie más se enterara de su problema gatuno excepto los necesarios. Pero tras una mirada de Break, se retiró educadamente.


 


-¿Dónde nos habíamos quedado? Ah, sí. ¿Qué es eso por lo que andas tan preocupado?- sonrió burlonamente.


 


 


Oz se puso de pie y metió su mano en los pantalones.


 


 


-Oz-kun~ Creo que no es momento de hacer algo así~- le miró con cierta… ¿lujuria? Simplemente le ignoró y sacó del todo su cola. La estiró y masajeó. Estaba entumecida y le dolía un poco.- Vaya, esto se pone realmente interesante.- por último, deslizó el gorro por su rubia cabellera y lo depositó con cuidado en el sillón. Si le pasara algo Gilbert le mataría.- Rectifico.- continuo Break que parecía hablar consigo mismo.- Muy interesante.- alargó el brazo para tirar de su cola como había intentado Alice horas antes. Después de examinarla concienzudamente y comprobar que era de verdad, subió hasta sus orejas, con las que jugueteó unos segundos antes de sentarse otra vez y acariciarse el mentón con aire pensativo.


 


 


-¿Alguna idea?- preguntó Oz volviendo a ocultar su aspecto felino.


 


-Exactamente, ¿cómo has llegado a esto?


 


-Eso me gustaría saber a mí.- resopló tirándose al sillón.- Me levanté esta mañana así.


 


-¿Ocurrió algo, no sé, ayer?- parecía divertirse con todo aquello.- Escuché que os tocó un contratista ilegal un tanto escurridizo.- atacó sin vergüenza la bandeja llena de galletas y empezó a engullirlas a una velocidad desmesurada.- O eso ponía en el informe que tuve que firmar.- al menos no le había encargo algo tan sencillo al pobre Reim.


 


-Dudo que sea importante.- cogió una galleta cubierta de chocolate a la que Break no le quitaba ojo de encima, lo que hizo que el contratista soltará un suspiro de decepción.


 


-Oh mi querido Bezarius. Todo en esta vida es importante. Los pequeños detalles son los que resuelven el enigma.- mordisqueó la pasta distraído. Parecía que ni siquiera estaba escuchando, solo atrapando pedazos sueltos de conversación.


 


-En ese caso, ¿no leíste el informe?- era una pregunta inútil pues conocía demasiado bien al sujeto devora-galletas que tenía delante, el cual repentinamente se adueñó de un puñado y se las metió a la vez en la boca. ¿No se ahogaba?


 


-¿Por quién me tomas?- Oz suspiró. ¿Eso era un sí? ¿Por una vez había sido responsable? Miles de miguitas salieron disparadas cuando habló. Al menos se le entendía al articular sonidos.- Obvio que no.- contestó mientras engullía una especie de magdalena. Oz casi se atraganta al escucharle. Sí, definitivamente eso era muy típico de él. No entendía ni porque se sorprendía. “Obvio que no” era una respuesta más que esperada de Break.


 


-No hubo ningún tipo de problema con la misión de ayer.


 


-Aparte de tu habitual “¡no le mates!” en el último momento.- recogió los restos de galleta que tenía encima de las piernas.


 


 


Oz fingió no haber escuchado sus palabras con intención hiriente y siguió.


 


 


-No ocurrió nada en especial. El contratista nos pilló desprevenidos y a duras penas esquivamos su ataque. Pero después Alice lo resolvió sin problemas. Luego pasó lo de siempre, el agujero se lo tragó pero antes de eso me lanzó una especie de maldición según Alice.- sorbió un poco de su té. Quemaba como lava volcánica.


 


-¿Maldición?- pareció interesarse momentáneamente. Pero en seguida se centró en su taza de té para quitarse la sequedad que sentía en la boca, normal después de tantas pastas.


 


-Bueno, dijo unas palabras un tanto… desagradables antes de caer en el Abismo. Yo no le di importancia pero Alice pensó que se trataba de una especie de maldición.- evitó hablarle se ese sueño supuestamente premonitorio.


 


-¿Mmmm?- tenía toda la boca manchada de una sustancia marrón oscuro y espesa. Eso no parecía para nada té. Oz lo reconoció inmediatamente como chocolate. ¿Por qué Sharon no se lo había servido a él también en vez de té?


 


 


Oz le repitió las palabras que dijo el contratista casi milimétricamente. Se las sabía de memoria. Break le contempló por un instante mientras lamía la cuchara con la que había estado removiendo segundos antes su, envidiado por Oz, chocolate.


 


 


-Ya veo… Es muy simple.- se inclinó hacia delante con una sonrisa que Oz no supo identificar.- Se supone que esto que te ha ocurrido tiene que ver con una persona a la que amas o que al menos es muy importante para ti, ¿cierto?- asintió.-Y, por lo que se deduce de la supuesta maldición, tiene que hacer que esa persona te rechace. ¿Me sigues?


 


 


Oz no comprendía muy bien por dónde iban sus razonamientos. No sabía si porque le costaba pillarlo o porque no entendía bien lo que decía pues es había vuelto a atiborrar de galletas y era bastante difícil traducirle simultáneamente. El joven Bezarius atacó la bandeja temiendo que Break se la terminara toda.


 


 


-Te lo pondré más fácil. La finalidad de tu aspecto es que alguien te rechace por lo que te has convertido. Y ese alguien tiene que ser importante para ti. Piensa en alguien de esas características.- ¿estaba metiendo la lengua dentro de la taza para lamer por dnetro? ¿En serio? Oz se esforzó en pensar el alguien así tratando de no mirar demasiado a Break que seguía concentrado en su tarea.


 


 


Se había convertido en un gato. Eso tenía que repelerle a alguien. Que además tenía que importarle. Daba igual las vueltas que le diera al asunto, Gilbert era el único candidato posible. Odiaba/temía a los gatos. Y era su mejor amigo.


 


 


-¿Gilbert?- dijo con un hilo de voz.


 


-Exacto.- se sacó la cuchara ruidosamente de la boca que, en algún momento, se había vuelto a meter.- Si tenemos en cuenta la posibilidad de que eso sea causado por una maldición y nos atenemos a las palabras del contratista, Gilbert es la única persona que encaja con la descripción.


 


-Entonces, ¿cómo puedo librarme de las orejas y la cola?


 


-La maldición te ha dado ese aspecto para que Gilbert te rechace por su miedo a los gatos.- se le escapó una risita involuntaria.- Parece lógico suponer que se solucionará cuando deje de temerte. En otras palabras, tienes que conseguir que Gilbert te “ame” para dejar de parecer un adorable gatito.- concluyó recostándose en el sofá. Al parecer ya estaba satisfecho de galletas.


 


-¿Y cómo se supone que voy a conseguir eso?- ahogó un grito aterrado, llevándose las manos para taparse la cara, que estaba roja de vergüenza.


 


-Ahí ya si que no puedo ayudarte.- registró frenéticamente sus bolsillos y sacó una piruleta. Rasgó el plástico con una profesionalidad aplastante y se la metió en la boca sin demora.- Supongo que con beso bastará.


 


-¿Un beso en la mejilla?- Oz se relajó. Eso iba a ser fácil.


 


-En los labios.- balbuceó.


 


-¿QUÉ?- su chillido se asemejó al de una rata asustada. Hundió las uñas en el reposabrazos del sillón.


 


-Tiene que amarte. El amor se demuestra con un beso. Y obviamente no sirve cualquier sitio aleatorio.- parecía un niño pequeño comiéndose con entusiasmo el caramelo.


 


-¿Puede ser robado?- tartamudeó. Su cerebro buscaba alternativas a toda velocidad.- Por ejemplo, no sé, encontrarle dormido y besarle sin más.


 


-No sirve.- se sacó la piruleta y la contempló en el aire durante unos segundos, para introducírsela de nuevo.- Tiene que ser algo mutuo.


 


-¡Oh vamos!- exclamó levantándose abruptamente del sillón y con los nervios de punta. Sentía su cola erizada dentro del pantalón.- ¡No puedo tan solo besarle así que como así! ¡Es mi amigo de la infancia! Y lo que es peor, ¡¡es un hombre!!-hizo aspavientos enfadado.


 


-Puedes elegir entre eso o tener aspecto de felino para siempre.- se encogió de hombros.- Es la única solución plausible que veo.


 


-¿Por qué no puede ser Alice?- su voz sonó angustiada.


 


-¿Alice te rechaza?-no le hizo falta responder.-No pienso obligarte a nada porque esto es algo tuyo, pero no me pidas que te ayude si luego vas a ignorarme.


 


-Pero es que ¡es demasiado! No puedo besarle así, sin más. ¿Qué le digo? ¿”Buenos días Gil” y le planto un beso en la boca?- regresó al sillón. Le temblaban las piernas.


 


-Es una opción. Aunque seguramente el beso deba salir de él.- murmuró.


 


-¡Lo que faltaba! ¿Tengo que seducirle?


 


-Seguramente.- Break se estaba divirtiendo demasiado para gusto de Oz.


 


-¿Y si no funciona solo con un beso?- susurró muerto de vergüenza.


 


-¿Te refieres a si tienes que acostarte con él?- eso fue demasiado directo. Oz sentía que la sangre hervía debajo de sus mejillas encendidas y que su corazón iba a más de mil por hora.-Supongo que debería enseñarte algunas cosillas porque si eres virgen no creo que sepas…


 


-¡¡BASTA YA!!- gritó a punto de explotar. La cara (y el cuerpo) le ardía y desde luego no quería escuchar lo que Break tuviera que aconsejarle acerca del sexo.- Tan solo dime que debo hacer para… para…-estaba sonrojado hasta las orejas.-Que… me bese…-quería que la tierra le tragara.


 


-Está bien. Tan sólo escúchame.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).