Mi nombre es Hideto Takarai. Tengo quince años recién cumplidos, mido uno cincuenta y ocho. Soy pequeñito pero matón, al menos eso dicen. Me gusta tocar la guitarra y sueño con llegar a ser una gran estrella del rock famosa en todo el mundo. Y sé que lo conseguiré porque... aunque mis notas nunca han sido especialmente buenas, el año pasado me esforcé al máximo en mejorarlas para obtener una beca.
Y os preguntaréis ¿Qué clase de beca? Una para irme a un internado, pero no cualquier internado, uno especializado en la formación de talentos musicales. Es único en el mundo, solamente existe en japón, y solo alumnos japoneses son bien recibidos. Hombres, por supuesto. Los directores del lugar son muy estrictos con eso. No sé por qué, pero supongo que da igual, no tengo un interés particular en las mujeres.
Aunque nunca he tenido una pareja formal, -bueno, tampoco una no formal, de hecho soy bastante inexperto...-ese hecho lo descubrí hace mucho tiempo, quiero decir... Nunca me han atraído las chicas de mi clase... Eran...eran lindas pero... ¡Eran idiotas! No las entendía... Todo el rato estaban hablando sobre ropa, chicos, maquillaje, zapatos de tacón de aguja, ¿qué demonios es eso? Bueno, eso lo sé, más bien, ¿qué importancia tienen esas cosas? A mí me gustan los hombres, la buena ropa, me maquillo ligeramente y elijo cuidadosamente mis zapatos, pero no hablo sobre ninguna de esas cosas. Simplemente, porque son insignificantes para mí, tengo cosas mejores sobre las que pensar... En fin...por suerte para mí estaré alejado de ese tipo de chicas al menos por unos años...
Llegué al internado en el coche de mi madre, el viaje había sido largo desde Osaka y me sentía un poco mareado. Le dí un abrazo largo y me despedí de ella, nunca habíamos estado tanto tiempo separados. ¡No soy un niño de mamá! Pero la echaré mucho de menos.. Cogí las maletas-las cuales por cierto eran incluso más grandes que yo- y entré con determinación, como en las películas americanas. Y es que el lugar realmente parecía el escenario de una de ellas. Había muchos edificios, no podía hacerme una idea de cuantos alumnos estudiarían allí, ni de cuantas aulas distintas habría...
Algunos de esos estudiantes se encontraban por allí y me miraban, la mayoría muy extrañados. ¿Qué pasa? ¿Nunca han tenido un alumno nuevo en clase o qué? En fin, procuré ignorarlos mientras buscaba la recepción y una vez allí un amable hombre me atendió:
-Oh, el chico nuevo...-sonrió dulcemente-¿Cual era tu nombre?-
-Hideto Takarai-
Tecleó durante unos instante y luego comenzó a hablar:
-Mm...sí, aquí estás...tu habitación está en el edificio dos...Aquí tienes el horario y la llave de la habitación, es la 77-
-Gracias-cogí todo con una sonrisa
Me disponía a salir de allí dado que encontrar mi habitación me llevaría tiempo, pero...
-¡Ey!-de la nada apareció un chico de uno ochenta más o menos, con el pelo bastante más corto que el mío y lentillas azules adornando sus ojos rasgados, me pareció muy guapo...-¡Yow!-sonrió maravillosamente, al saludarme con ese pequeño ''grito de guerra''-No te había visto antes por aquí-su voz era realmente profunda, estaba casi seguro de que sería vocalista
-Soy nuevo...-fue todo lo que pude decir
-¿Cual es tu habitación, peque?-
-¡No me llames así!-
De verdad me cabreaba ese tema, no soy pequeño, no lo soy. ¡Soy bajito, pero eso debería dar igual, seguro que tenía su misma edad!
-Oh, lo siento, ¿cómo te llamas?-
Me calmé al ver que parecía asustado por mi exagerada reacción.
-Soy...soy Hyde... ¿Y tú?-
-Gackt, pero tú puedes llamarme como quieras-me guiñó un ojo
Solté una risita nerviosa. Nunca un chico había coqueteado conmigo, no sabía qué hacer o cómo comportarme, pero me agradaba. ¿Qué digo? Ni siquiera sabía si estaba coqueteando conmigo...no parecía gay, bueno, quizá sí era un poco afeminado...pero más bien parecía un seductor, tanto de mujeres como de hombres. Y estaba seguro de que no le faltaban pretendientes de ningún sexo.
-Entonces supongo que estarás un poco perdido-tomó mi maleta de mano y me pasó el brazo por los hombros-Yo te llevo, no te preocupes, solo confía en mí-me apegó a él
-Estoy en el edificio dos-murmuré, sentía calor en mis mejillas, estaba muy cerca, demasiado cerca de mí, y me hacía sentir un poco incómodo, no estaba para nada acostumbrado a estar con chicos así
-Oh, el mismo que el mío, ¿cual es tu habitación?-
-La 77-
-Auch, no compartiremos, pero estoy cerquita, la mía es la 72-sonrió de nuevo-Te acompaño-
Mientras caminábamos todos nos miraban, pero esta vez más aún que cuando entré. Algunos me miraban realmente mal, no sabía si era porque estaban celosos de verme tan cerca de Gackt o porque no me conocían. La mayoría inclinaban la cabeza observando a mi acompañante, se veía que lo respetaban:
-Presidente...-murmuró alguien
-Takeru...-él le sonrió y seguimos caminando
Oh, con que era eso...presidente del consejo estudiantil... mmm... Interesante...
-¿Y tú qué instrumentos tocas Hyde?-preguntó, sacándome de mis pensamientos
-Quiero ser guitarrista, pero también toco el saxofón-
-Que original-no sabía si había sido irónico, quise pensar que no lo fue-Pues...hay salas de ensayos equipadas y libres para todos los alumnos...-
-¿Y hay algún grupo?-ese tema me ilusionó
-Todos, cielo, todos tenemos alguno, pero siempre hay gente que quiere ser solista, o líos entre grupos que se separan y se vuelven a formar con otros miembros...en fin... Tienes todos los anuncios al respecto en el tablón del patio principal-
-Mm...gracias, los miraré luego-sonreí
Llegamos al enorme edificio que me correspondía y Gackt me acompañó hasta la puerta de la habitación.
-Bien, te dejo que te instales tranquilo-me devolvió mi maleta
-Gracias-
-Y que...conozcas a tu compañero-
-¿Compañero?-
-Claro, las habitaciones son compartidas-
-Oh, vale-
-No te preocupes, el tuyo es buena gente-la sonrisa que me mostró me hizo pensar que no era así y me estaba gastando una broma pesada-Cuando termines puedes venir a buscarme a mi cuarto, te enseñaré esto-
-Muchas gracias por todo-hice una ligera inclinación con la cabeza mientras lo veía marcharse
Dios mío, tanto lujo de internado y las habitaciones eran compartidas... ¿qué clase de energúmeno me tocaría como compañero? Con la suerte que tengo...cualquier loco... Entré a mi nueva habitación y la luz estaba apagada, no podía ver absolutamente nada, supuse que no habría nadie dentro. La encendí y grité del susto. Un chico algo mayor que yo, de pelo negro largo y rostro varonil se encontraba en medio de la habitación, de pie, con expresión serena y los ojos cerrados.
-¡Eh!-los abrió y me miró inexpresivo-¿Por qué has encendido la luz? ¡Estoy creando!-
-Ah...ah...lo siento-me incliné-Soy Hyde, tu...tu nuevo compañero de habitación-ya empezábamos mal, ¿era un gótico, un vampiro o algo parecido? Joder...
-Yo soy Atsushi Sakurai, estudiante del último año-estaba impasible, no movía ni un maldito músculo, aún así toda su silueta le daba un aire malvado-Qué raro...no suelen llegar nuevos alumnos en esta época-un escalofrío recorrió mi espalda con su última mirada
-Sí, lo...lo siento...por molestarle, Sakurai-senpai... Yo...venía...a dejar mis cosas por aquí...-
-Esa es tu cama-señaló la de la izquierda y me dirigí a ella, parecía cómoda, la verdad-Todos los muebles que están de ese lado son tuyos. Al final del pasillo está el baño común, ahí puedes ducharte, blablabla, por lo demás, estás en tu casa-debería haber sonreído o algo así cuando dijo eso, pero no lo hizo, lo cual le dio un toque tétrico a la escena
Comencé a deshacer la maleta, despacio, tampoco es que tuviera demasiadas cosas... Miraba de reojo a Atsushi, que se sentó en el escritorio y se puso a escribir con una pluma blanca. Parecía un tipo interesante, la verdad... Muy interesante.
-¿Qué estás haciendo?-pregunté
-Una nueva canción-
-¿Y de qué trata?-
-De cómo hallar la libertad de expresión del alma humana a través de la música en una sociedad que es de todo menos humana-
-Oh...-tuve que repetir en mi mente lo que había dicho para descodificarlo-Pinta bien...-
-Sí...-murmuró mientras paseaba la pluma de manera magistral por el papel, sin derramar ni una gota, las notas musicales tenían una forma perfecta, parecían hechas a ordenador...
-¿Y qué hacías a oscuras?-no pude evitar preguntar
-La oscuridad me inspira, ¿te molesta?-no desvió su mirada del papel
-Oh, no, me agrada la oscuridad...y también las historias de terror-traté de sonar agradable, quería llevarme bien con él, al fin de al cabo tendríamos que compartir habitáculo durante todo el curso
-Interesante...-
Han pasado un par de años desde entonces... Y hecho de menos esos tiempos. Han sido los mejores de mi vida y a la vez los peores... Hoy, me voy del internado. No, no me he graduado, no me he convertido en una estrella del rock, no he cumplido ninguno de mis sueños...pero creo que es lo correcto.
Camino por lo pasillos de la mano de dos personas. La gente a nuestro al rededor nos mira mal y susurra mientras pasamos por su lado.
-Menuda puta...-oigo que murmuran, se refieren a mí, y lo sé, me lo merezco
Bajo la mirada y el agarre en mis manos se fortalece, mis acompañantes me apoyan. Llegamos a la puerta y mi madre está esperando frente al coche.
-¿Estás bien, hijo?-me abraza fuertemente
-Estoy bien, mamá...-
-Despídete de tus amigos...-
-Claro...-me giré hacia ellos
-Nos volveremos a ver-uno de ellos me besó en la mejilla, retirando las lágrimas que comenzaban a salir, y me abrazó
Cuando me soltó el otro me tomó del mentón y sonrió:
-Sabes que yo te quiero-
Un tierno beso en los labios selló nuestro pacto. Me metí en el coche y no hablé en todo el camino. Ni siquiera cuando llegamos a casa.
Simplemente tomé un cuaderno de tapas negras, vacío, y comencé a rellenarlo con mi horrible letra.
''Para explicar cómo estoy ahora...debo contar mi historia. Pero no es solo mía, es de todos mis compañeros del internado... Aunque no sé escribir...
Capítulo 1: Mi historia con Tetsu''