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Memorias de una promesa. por Yunnie

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La tarde recién acababa de empezar, y un pequeño castaño caminaba en dirección a un parque cercano a su casa. Con la compañía de un libro que había encontrado bastante curioso. ¡Era un libro sin dibujos! Y frases largas, realmente interesante. Planeaba sentarse bajo la sombra de un gran árbol que adornaba la mitad del sitio, antes lo había visto pero nunca se había podido acercar ya que pasaba de la mano de su mamá, muy apresurados para hacerlo.

 

Lo que no estaba en sus planes era encontrar a un niño sentado en uno de los columpios, claramente menor que él... Y llorando. Changmin bien pudo ignorarlo e irse, a un lugar más silencioso pero su curiosidad era mayor.

 

—Mmh... ¿Por qué estás llorando?

 

Una respuesta escueta fue lo que salió de los labios del más pequeño entre sollozos, una que no logró entender. Changmin pensó en lo que su mamá hacía cuando el lloraba: Le secaba las lágrimas, lo abraza y decía que todo estaría bien. Pero...

 

—Llorar es de niñas.

 

—Yo n-no soy una niña...

 

—¿Y por qué lloras?

 

—Ya nu estoy llorando —Respondió con un tierno puchero adornando sus labios —M-me perdí...

 

—¿Cómo te llamas?

 

—Minho...

 

—Minho. ¿Sabes dónde está tú mamá? —Preguntó lo primero que se le ocurrió. Aunque luego de pareció un poco tonto pues se suponía que estaba perdido, no lo sabia, o quizás si pero no estaba seguro de como llegar, de cualquier forma intentaría ayudar.

 

—En casa, con papá. Ellos peleaban y me asusté... —Explico bajándose del columpio para hacer ademanes con los brazos. Que al mayor le parecieron curiosamente tiernos —S-sólo corrí y termine aquí.

 

—Entiendo, ¿Y tú casa dónde queda?Entiendo,

 

Minho tímidamente cogió la mano de Changmin y lo llevo hasta la entrada/salida del parque señalándole cuesta abajo. Al aludido le quedo claro que ese pequeño no tenia ni idea de donde estaba su casa, y sus padres no tenían idea de que estaba allí. Ahora, el tampoco podía hacer mucho, es decir, era solo un niño, así que le pareció más sensato buscar la ayuda de alguien mayor.

 

Se propuso caminar aún tomando la mano del pelinegro, pero un ligero jalón y un peso quieto lo hicieron detenerse.

 

—¿Qué sucede? —Cuestionó observando como Minho parecía asustado, parecía que volvería a llorar.

 

—Mi c-casa es al otro lado... —Apretó su mano entrelazada —Mi mamá me dijo que nunca le hiciera caso a... a desconocidos.

 

—Mi nombre es Changmin, Shim Changmin.

 

—¿Chang...Min?

 

—Así es. ¿Lo ves? No soy un desconocido, ahora sabes quien soy.

 

—Eres Changmin... —Susurró.

 

Al pequeño Minho esa teoro Minho esa teoría le pareció acertada. Así que para sorpresa del contrario, saltó sobre él pasando sus bracitos alrededor de su cuello y acurrucándose. Ante aquel hecho, Changmin, dejó caer el libro que desde hacía tiempo llevaba bajo el brazo, para poder cargarlo a gusto.

 

Se sentía extraño, vaya que sí. Sobre todo cuando sintió aquella respiración pesada chocar contra su cuello. A Changmin no le gustaban los abrazos, claro que no... Los sentía excesivos más cuando lo apretujaban quitándole el aliento. A su corta edad sólo a dos personas les permitía aquel acto: Su mamá, y su Nana. Porque ni siquiera a su hermano mayor.

 

Pero justo en ese instante le gustaba tener ese pequeño cuerpo entre sus brazos, era bastante cálido. Estaba seguro que podrían ser amigos, en ese momento esperaba ser un buen hyung ya que entre sus amigos él era el menor, aunque la mayoría de las veces no parecía que era de ese modo, ahora en realidad lo era, así que la idea le agradaba.

 

—Changminnie Ah, ¿Qué es este pequeño regalo?

 

—Nana... Necesito que me ayudes. —Comenzó luego contándole lo ocurrido —Y por eso lo traje...

 

—Wow, qué inteligente y valiente mi pequeño. Pero creo que debemos llevar a tú amiguito a la policía para que ellos se encarguen de encontrar a sus padres. —Explico la mujer de avanzada edad, acariciándole el cabello.

 

—¿P-Policía? —Titubeó solo un poco, echándose hacia atrás y apretando casi inconscientemente al menor —No, Nana no podemos dejarlo ahí... No quiero.

 

—Pero Chang...

 

Y antes que la abuela del castaño pudiese continuar. Minho se removió comenzando a despertar de la siesta que había estado tomando desde que salieron del parque, levantó su cabecita y miró a los lados asustado. Las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas al mismo tiempo que su mueca se descomponia, alcanzando a aferrarse con fuerza al cuello de Changmin.

 

—Tranquilo, ya no llores Minho —Intentó calmarlo palmeando sobre su espalda.

 

La chillona vocecita del menor se dejo escuchar en un ligero alarido, cuando restrego los ojos sobre el hombro del mayor dejando el rostro escondido en su cuello.

 

—Nana...

 

—Ya, entremos a la casa y veremos que hacer con Minho. ¿Te parece?

 

Changmin asintió y seguido de su Nana tomo camino al interior de su casa, yéndose a la sala y bajando al pelinegro sobre el sofá, quien rió risueño saltando sobre uno de los cojines del mismo.

 

—¡Changmin Hy-yueng! —Gritó. A lo que el aludido rió, había palabras que aún le costaba pronunciar y aquella era precisamente una.

 

—¿Eh?

 

—Hyeuong... —Repitió confundido.

 

—¿Hyung? Dilo después de mi ¿Bien? —Luego de haber recibido un asentimiento como respuesta prosiguió —Hyung.

 

—Hyue...

 

—Hyung.

 

—Hy...Hyung —Miró a Chang curioso, y este sonrió —¡Hyung! Changmin Hyung.

 

Una carcajada se escapó de sus labios cuando Minho comenzó a aplaudir entusiasmado, y ambos terminaron acostados sobre la alfombra cuando el menor se arrojó sobre él.

 

No obstante, pasaron unos segundos cuando el timbre de la puerta principal empez

No obstante, pasaron unos segundos cuando el timbre de la puerta principal empezó a sonar con insistencia, entonces el castaño abandonó su lugar para ir a ver de quien se trataba, encontrándose a una mujer de cabello rubio y expresión angustiada.

 

—Disculpa pequeño, ¿Se encuentra tú mamá?

 

—No... Pero está mi Nana, ¿Qué desea?

 

—Verás, mi hijo menor se extravió y estoy muy preocupada. Es como de esta altura —Explico la mujer señalando más abajo de su hombro —Cabello negro, se llama Minho.

 

—Oh... —Interrumpió, tomándole de la muñeca y casi arrastrando a la mujer que estaba algo confundida —Usted es la madre de Minho... Él está aquí.

 

La mujer corrió al ver a su pequeño sano y salvo jugando con un cojín. Lo abrazo, y bien correspondido fue aquel gesto.

 

—¿Tú quién eres? —Cuestionó está vez la mujer, a punto de llanto. Pero la voz del menor fue interrumpida por la de su abuela que acababa de asomarse por el umbral de la sala.

 

—¿Buenas tardes?

 

—Oh, Nana. Ella es la mamá de Minho. —Presentó sonriendo de costado, algo sarcásticamente si se puede decir —Yo soy Changmin, y encontré a su hijo solo en el parque. Por eso decidí traerlo aquí. ¿Sabe? Me parece bastante irresponsable de su parte dejar a un niño pequeño solo en la calle.

 

—Yo no...

 

—Para la próxima debería intentar discutir con su esposo en voz baja o donde nadie más los escuche, y prestarle más atención a la persona que en verdad lo necesita.

 

Agradeció haber visto aquel programa de televisión con su madre. ¿Había sido un poco cruel? Oh, vamos. Era un niño grande,  prácticamente un adulto, según él. Además ¿Qué hubiera pasado si él no hubiera ido al parque? ¿Dónde estaría Minho ahora? De lo único que estaba seguro en ese momento era de que quería un poco más a Yunho, que si su hermano mayor no le hubiese perturbado él no habría salido.

 

—Gracias Changmin... —Fue lo único que alcanzó a decir con la cabeza baja, apenada. Cuando bajó de a poco al más pequeño quien salio corriendo hasta las piernas de su hyung.

 

—¿Café? —Ofreció amable la dueña de la casa.

 

Ambas mujeres se alejaron camino a la cocina. Y los menores se sentaron al pie de la escalera, claro, el más pequeño se valía de imitar a su nuevo amigo. Era realmente emocionante, ya tenia un amigo, y lo quería porque lo cuidaba. ¿Verdad? Él pensaba que seria difícil acoplarse porque ya estaba acostumbrado a su antigua casa, a sus amigos.

 

—Minho... —Llamó su atención el mayor —¿Qué edad tienes?

 

—¡Oh! Mi cumpleaños esta cerca —Saltó sonriente, y antes a su lado, ahora se encontraba frente a él apoyando sus manos sobre las rodillas flexionadas del otro —Hy-Hyeung debe venir a mi fiesta de cumpleaños.

 

—¿Habrá pastel? —Cuestionó por puro ocio, riendo levemente ante la mueca que había echo el pelinegro.

 

—Ah-h... ¿Pastel?

 

—Claro, iré a por el pastel.

 

—¿Sólo por eso? —Susurró con un puchero bastante marcado. Incluso parecía que se le aguaban los ojos, sin embargo de pronto lo miró con una sonrisa y asintiendo enérgicamente —¡Sí! Habrá pastel y será muuy grande...

 

Levantó los brazos haciendo énfasis exagerado, por lo que perdió el equilibrio, cerrando con fuerza los ojos esperando por ese golpe que nunca llego. Los brazos de Chang lo aprisionaban con recelo, y él solo pudo aferrarse a su camisa.

 

—Y será solo para Changmin... —Susurró, recibiendo la encantadora risa del mayor.

 

—Deberías ser más cuidadoso. Podrías haberte lastimado.

 

Minho levanto sus cortos brazos extendiendo las manos hasta el rostro de Changmin para apretarlo, haciendo que lo bajara de igual manera, mirándolo con el ceño fruncido.

 

—Promete que irás.

 

—¿Qué?

 

—Hazlo...

 

—Hijo, es hora de irnos —La voz de la madre del más pequeño resonó en la sala. La señora Choi tomó la mano de su hijo dispuesta a salir, pero éste la detuvo.

 

—¡No! Espera, Changmin... —Pataleó yendo al regazo del mencionado una vez más.

 

—¿Minho?

 

—Promételo... —Insistió, ignorando todo lo demás.

 

—Lo prometo Minho, claro que iré.

 

La sonrisa en el rostro del más bajo se ensanchó, y pensó. Debía ser una promesa oficial, así como decía su hermano, pero Minho no estaba seguro de como hacerlo, así que sólo levantó el rostro y lo acercó al del mayor; Mientras que se sostenía de sus hombros... Unió sus labios con los ajenos, haciendo simplemente una presión sobre ellos.

 

Un beso... ¿Era eso un beso? Changmin no estaba seguro. Su mami le daba besos, su Nana le daba besos, Yunho una vez le dio uno y por eso lo golpeó, cierta vez el mejor amigo de su hermano y amigo suyo por igual, JaeJoong, lo besó y también lo golpeó. Pero aquello era tan diferente, era una suave caricia sobre sus labios, tan calidad, que mientras los presentes en aquel momento suspiraban por ese inocente gesto tierno y adorable, algo se removió en el interior de Chang.

 

Algo... Extraño.

 

 ***

 

Si bien antes y ante cualquier cosa Choi Minho es un niño, y como tal se comporta. Es normal eso, está bien que sea así ¿Verdad? Pero a cierto personaje a veces le disgustaba en demasía los berrinches que el menor protagonizaba.

 

—Pero... Yo lo quiero para mi, es mi fiesta... Changmin...

 

—No...

 

—¡Lo quiero!

 

—Pero...

 

—¡Ahhhhhh!

 

—¡Minho!

 

Asustado, retrocedió. Tragó fuerte, y en silencio, muy pocas veces Min le gritaba y él estaba conciente de cuales eran esas ocasiones. Pero es que él no quería compartir su pastel con nadie, era su fiesta, entonces... Su fiesta, su pastel. ¿No?

 

—No puedes hacer ese escándalo en lo que acabas de decir, tú fiesta Minho, hiciste que aquel chico se sintiera mal. Él vino por ti y así lo tratas.

 

—Mmp. A mí no me importa quién allá venido, y si lo hicieron por mi o no.

 

—¿Qué dice-...

 

—Sólo me importa que Changmin hyung éste aquí. —Alegó bajando el rostro, colorado —Porque si en algún momento llego a perderme, sé que me encontrará.

 

—Minho. —El aludido levantó nuevamente el rostro, al mismo tiempo que cerraba los ojos con fuerza sintiendo el jalón que le fue propinado, luego encontrándose envuelto entre aquellos brazos.

 

Siempre, aunque fueran miles, cada uno era especial de manera diferente, cada abrazo, cada caricia, cada palabra. Sentir los labios de su hyung recorrerle las mejillas y debes en cuando sentir ese ligero roce con sus propios labios, era maravilloso.

 

¡Oh dios! ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué no podía ser grande? O al menos tener la misma edad de su hyung. Tres años pasaron para él, pero desgraciadamente para Changmin también.

 

—Aunque no estés perdido yo siempre te encontraré.

 

—¿Lo prometes...?

 

—Lo prometo Minho, claro que sí.

 

Y tal como salieron las palabras de su boca, la misma fue apresada por la ajena, por que a su corta edad sabía lo que era un beso, y creía saber lo que significaba, más que una promesa...

 

Cuando fuera mayor sería la novia de Changmin. O bueno, algo así. Por los momentos sólo deseaba ser un puberto, para al menos poder salir con su hyung, sin... Bueno, sin que su mamá los acompañara.

 

 —Hyung... —Llamó en voz baja, despegándose un poco del abrazo que compartían.

 

 —¿Mmh?

 

 —Ya se habrá acabado el pastel.

 

¿El fin...?

 

Notas finales:

 

Mmh, bueno, creo que ésto no es exactamente lo que yo quería ; A ; pero creo que fue la manera más coherente. Con respecto a las edades, incialmente estaban presentes pero decidí quitarlas, así que háganse ustedes una idea. 

  


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