¿Cómo tratar de retroceder en el tiempo para evitar algo? ¿Cómo se puede evitar algo que solamente deseas que dure por siempre?
Santana caminaba nerviosa y perdida en sus pensamientos mientras una, raramente, soleada mañana acompañaba su tembloroso andar hacia la escuela.
McKinley High School podía ser un lugar tan aburrido como el mismo hecho de estar ubicado en Lima, Ohio; inclusive más, tomando en cuenta que era un escuela.
La morena no tenía dudas de eso, es más, habían sido incontables ocasiones en las cuales había pensado en transferirse a Carmel High.
Pero si había un motivo por el cual no había exteriorizado aquel pensamiento y mucho menos había intentado llevarlo a cabo; era un motivo que tenía nombre, apellido y una sonrisa capaz de imprimirse en el alma de quien sea… o al menos eso había pasado con la suya.
Brittany Pierce.
***
-¡Pierce, bienvenida a las porristas! –Gritó Sue Sylvester a través de su megáfono –Cuando empiecen las prácticas dejarás de sonreír –Dijo la rubia mujer en son de burla.
-¡Fabray, estás adentro! –Anunció la rubia de más edad –Tú eres mi favorita –Susurró acercándose a la joven y nueva porrista, que solo levantó su cabeza altiva.
“No creo que me llame” Susurró una atemorizada Santana para sí misma
“Yo sé que lo hará” Otra persona también había escucho aquel susurro.
-¡López, bienvenida! –Gritó nuevamente la entrenadora hacia la latina quien inmediatamente sonrió.
“Te dije que lo haría” Susurró cautelosamente una rubia con una pequeña sonrisa, Santana se limitó a sonreír mirando hacia el suelo.
***
No era difícil notar que Brittany y Santana se habían convertido en dos personas inseparables, sin duda alguna, en mejores amigas; lo que era difícil de saber era ¿por qué eran mejores amigas? , las diferencias –aparentemente- abismales entre ambas hacían que nadie le encontrara una lógica a aquella amistad, ni siquiera tenía coherencia creer que Santana buscaba aprovecharse de Brittany, ya que según muchos, la rubia no poseía nada que la latina no pudiera obtener con mayor facilidad.
Sin embargo, era verdad que Santana sí buscaba algo en Brittany.
Parecería tonto ante el cuestionamiento de todos, pero Santana López simplemente buscaba una amiga.
Lo que pasó luego, eso fue lo que nunca esperó encontrar.
***
“Me gustó lo de la fiesta” Santana abrió sus ojos con fuerza al mismo tiempo que dejaba de peinar el suave cabello de Brittany, quien se encontraba delante de ella, sentada sobre su cama.
Llevaban un tiempo en silencio, así que la rubia había aprovechado sacar al aire ese tema que llevaba un par de días golpeando su cabeza.
“¿A qué te refieres?” La morena dijo con una falsa confusión, ella sabía perfectamente a lo que la rubia se refería, pero prefería evitarlo.
“El beso” Clarificó la rubia bajando el tono de su voz al sentir que los músculos de Santana se tensaban. Ella se encontraba de espaldas a la morena, pero eso no le impedía descifrar sus movimientos “Me gustó” Confesó la rubia bajando aún más su voz.
Podría parecer nada fuera de lo común que un par de porristas sexys, con un par de tragos encima, se besaran en la fiesta de uno de los jugadores de Football de la escuela; pero para Brittany esa “nada” había significado “algo”
“La verdad es que no recuerdo mucho sobre eso” Dijo duramente la latina mirando hacia la nada antes de regresar sus manos al cabello de su amiga, dejando su habitación en un mortífero silencio.
Aquel primer beso sí había significado mucho para Santana, no solo por haber sido su primer contacto con el mundo lésbico, sino por haber sido el primer beso que dejaba sus labios latiendo de una manera agradable.
Pero siempre era más fácil, mirar hacia un lado y pretender que nada había pasado.
***
Santana veía cada vez más próximo su llegada a la escuela, la veía en el horizonte como un punto que crecía y crecía con cada paso que la morena daba.
Crecía tanto como el nerviosismo que se apoderaba de su sistema. Trataba de mantener el paso con la cabeza en alto, tratando de ocultar el mar de emociones en el que se encontraban todos sus sentimientos.
***
“¿Estás segura?” La voz de Santana sonaba titubeante, tierna y dudosa como Brittany nunca pensó escucharla.
Ninguna de las dos sabía en qué punto de su amistad o de sus vidas habían llegado a cavilar tal momento.
Después del primer beso en la fiesta de cumpleaños de Puckerman, siguió otro más en la fiesta de bienvenida realizada al nuevo quarterback Finn Hudson y luego otro que ya no tomó lugar en ninguna fiesta, sino en el asiento trasero del auto de Santana para finalmente desencadenarse un interminable juego en el cual ninguna se sentía preparada para perder o rendirse.
Santana lo llamaba “Experimentar”
Brittany solamente asentía con la cabeza cada vez que escuchaba eso, sintiendo interiormente que lo de ellas, había dejado de ser un experimento desde hacía mucho tiempo - y besos- atrás.
“Solo si es contigo” Susurró Brittany acariciando con delicadeza y devoción los antebrazos de la morena sobre ella.
Ninguna pudo prever el momento en el que los besos habían dejado de ser suficientes para sus cuerpos y sus almas, ninguna podía decir a ciencia cierta, en qué momento habían olvidado lo que el término “amigas” significaba.
Sinceramente, a ninguna le interesaba pensar en algo que no fuera estar juntas, sintiéndose en su máxima expresión.
No llevaban ni siquiera 20 minutos besándose con desenfreno en la cama de la rubia como era costumbre cuando la propia Brittany se había atrevido a descender sus manos hacia el firme trasero de Santana por debajo de la falda café que llevaba atrayéndola hacia sus caderas , causando que esta se alejara abruptamente de ella, con un rostro oscilante entre la sorpresa y el temor.
Sorpresa por lo ocurrido.
Temor por lo que podría ocurrir.
No les tomó mucho tiempo descifrar lo que ambas estaban deseando interior y profundamente.
Ni siquiera habían necesitado hablar, para saber lo que estaba a punto de ocurrir. Santana había vuelto a besar a la rubia, esta vez con más desesperación pero detrás de eso, con más amor que nunca. Con suma delicadeza, la morena había cabalgado elegantemente a la rubia, tratando de no ventilar sus nervios pero tampoco haciéndolo como si aquello no significara algo.
Ninguna de las dos era virgen, eso no era un secreto para nadie, lo cual hacía casi ridículo que las manos de Santana temblaran tanto cuando había empezado a recorrer con detenimiento cada marca y pliegue en las manos de la rubia bajo ella, acariciando su textura, enlazándola con suya propia, asombrándose por la exactitud con la cual encajaban.
“Me haces cosquillas” Musitó Brittany al sentir como los dedos de Santana hacían círculos alrededor de su desnudo abdomen.
Santana levantó su vista hacia el rostro de Brittany, topándose con un par de ojos azules expectantes, los cuales obligaban a la latina a hacer feliz a la rubia por aquella noche y para su suerte, por el resto de sus días.
“Lo siento” Respondió la latina con una tímida sonrisa antes de dejar un casto beso en la zona y volver a los labios de su amiga.
Lo sucedido aquella noche solo podía ser descrito con una sola palabra:
AMOR
Ni siquiera la palabra "perfección" era lo suficientemente honrosa para lo ocurrido en la habitación de Brittany.
Aquella noche y sin tenerlo en sus planes, habían hecho el amor por primera vez.
Brittany no tenía dudas de eso, Santana había significado algo superior a cualquier otro encuentro en el pasado.
Para Santana aquello había sido tal vez un error, como tal vez no lo había sido.
Eso era algo que aún no descifraba.
***
“No debió pasar” Santana se repetía una y otra mientras entraba con prisa al vestuario de las porristas, tratando de evitar cualquier tipo de contacto con cierta rubia, quien al parecer aún no había llegado.
“No debió pasar” Resonaba en la mente la morena mientras empezaba realizaba las rutinas que Sue les imponía, Brittany había llegado tarde así que se encontraba al final de la pirámide, alejada de la vista de la latina.
El entrenamiento había acabado y el momento de regresar a los vestuarios había llegado, Santana sabía que no podría seguir escapando de la rubia ya que su casillero se encontraba solamente a dos de distancia que el de su amiga.
“No debió pasar y tú lo sabes” Susurraba para sus adentros la latina mientras visualizaba a su mejor amiga concentrada en lo que sea que hubiese en su casillero.
Con firmeza, Santana abrió su casillero sin ser percibida por la rubia a su lado.
Pasaron un par de segundos y Brittany seguía sin notar la presencia de la morena.
Santana pensó por un momento que podría librarse de hablar con la rubia. Solamente necesitaba sacar sus cosas con rapidez; pero con lo que ella no contaba era que su propio destino la obligaría a acercarse; fue solo una mirada impulsada desde lo más profundo del necio cuerpo de Santana, una mirada lo suficientemente afortunada como para engancharse con la de Brittany.
La rubia se sorprendió al ver a Santana a su lado, mirándola fijamente.
Llevaban dos días sin hablar, desde que lo sucedido aquel viernes por la noche en la casa de la rubia, Santana no había contestado su celular, y siempre se negaba ante su teléfono de casa.
Es decir, aquel día era la primera vez que se veían desde que habían hecho el amor.
Sus miradas seguían enganchadas y la rubia solo atinó a dibujar en su rostro una pequeña sonrisa, recordando al instante los besos que Santana había dejado por todo su cuerpo, tratando de volver a sentir sus manos acariciando cada pulgada de su ser.
La rubia no pudo evitar sonrojarse ante sus pensamientos y la mirada de Santana, así que desvió su atención hacía su botella de agua, intentando sacar aquellas imágenes de su cabeza, lo que era imposible sintiendo la mirada café de Santana taladrando cada centímetro de ella.
Brittany giró nuevamente, descubriendo que los ojos de Santana seguían sobre ella, mirándola como si el mundo alrededor hubiera desaparecido por un ínfimo segundo.
Sus miradas se volvieron a enganchar por unos segundos, causando que Santana sonriera de manera tímida y un tanto tonta.
“Hey…” Brittany rompió el silencio, logrando que la morena despertara de aquel letargo en el que parecí a haber caído.
“Hey…” Respondió la latina en un susurro “¿Cómo has estado?”
“Bien, te extrañé en estos días” Confesó la rubia agachando un poco su mirada.
“Yo también” Agregó Santana aún con aquella genuina sonrisa dibujada en sus labios.
“Te veo luego, San” Dijo Brittany con dulzura antes de girar en dirección a las duchas.
“Espera” Dijo la morena quien aún tenía su mirada perdida en aquella chica “Hoy te llevo a tu casa” Ofreció haciendo que la rubia girase hacia ella.
“Trato hecho” Contestó Brittany con una gran sonrisa para luego volver a su camino.
A Santana le bastó ver el rostro de la rubia para poder descubrir el verdadero significado sobre lo sucedido aquella mágica noche, para encontrar el significado a toda su vida.
Santana había descubierto que Brittany no era su amiga, ni su hermana, ni siquiera su amante.
Brittany era su mundo.
FIN.