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Consecuencias...... por almogabar

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Notas del capitulo:

Perdón por la tardanza, el bajon de animos no es un pretexto, lo lamento... capitulo dedicado a yoyuki88, iverabit, GINA, Matsu, Hanakaede85 e Inge... gracias chicas por sus mensajes, sin ustedes no existiria ni esta historia, ni este capitulo... Espero ansiosa sus comentarios... gracias de antemano.

Basado en Slam Dunk de Takehiko Inoue

Consecuencias

By Almogabar

 

Episodio 3: Ayuda inesperada….

 

Cuando llegó finalmente a la habitación comenzaba a caer la noche, mostrándole nuevos matices y sombras, no encontraba una reacción lógica a su proceder, incluso ante el fastidio y repudio que comenzaba a sentir hacia su propia persona.

-Te has tardado…- el reproche en voz de Ayako acrecentó su furia, la observó durante segundos, aun desnuda y cubierta precariamente por una fina sabana, no se acercó a ella, a su vez entró al cuarto de baño, deteniéndose únicamente unos segundos.

-No quiero verte cuando salga…- Murmuró, sabía perfectamente que ella lo había escuchado, cuando pudo percibir el roce de la tela.

Ayako apretó los labios, indignada, enfurecida ante el trato tan rudo, comenzó a vestirse rápidamente, con la clara intención de marcharse y hacerle una visita a su hermano menor, nunca había tenido la oportunidad de burlarse realmente de su hermano y gracias a esta seudo-relación con su cuñado podría obtener mucho más de lo que esperaba.

Sonrió ampliamente, aun cuando la indignación se presentaba como filosas dagas en su pecho, recordándole a cada instante uno a uno los rechazos recibidos, la atención completa fija únicamente en su inocente de mierda hermano menor.

Al que detestaba desde el momento mismo de su nacimiento, cuando avistó aquella masa rosada en donde salían a relucir aquella pelusilla roja como cabello o aquellos ojos de un ámbar delicado.

No tocó la puerta, si bien no le sorprendió  encontrarle de pie en aquel ventanal, con el cabello suelto arremolinándose en torno a su rostro, amó las lagrimas que rodaban por sus mejillas, el semblante demudado, la pura frustración que se negaba a expresar, por cobarde.

-No quiero verte…- Su voz, aunque fue apenas un murmullo apagado la sobresaltó, aun así hizo caso omiso, no importaba su opinión, mucho menos cuando quería restregarle en la cara que por primera vez ella había sido la elegida, sonrió con petulancia y le rosó apenas con la yema de los dedos el antebrazo, su brusco movimiento logró estremecerle.

-¿Qué te pasa?...- preguntó, con el ceño fruncido, aquel que acrecentó en el momento mismo en que pudo verle finalmente a los ojos, la furia comenzaba a oscilar como trasfondo, haciéndoles ver más hermosos de lo que eran realmente, tragó duro cuando su mano se posó rudamente en su brazo, o cuando la acorraló contra la pared.

-Ya basta…- Rugió, tragando la hiel, los celos y la rabia que comenzaba a bullir, no quería tener que odiarla, incluso resultaba risible que para él esa palabra tenía muy poco peso, pese a todas las humillaciones, a las lágrimas y al dolor que tragó durante su infancia y pre-adolescencia.

Cerró los ojos, respiró hondo y la soltó, el impulso, su vibrante cuerpo menudo en comparación resbaló, aquellos ojos azules ya no le miraban con altivez, había cierto temor que jamás habría experimentado...-Con él no…- repitió, aquella frase que bailaba constantemente en su mente.

Ella pareció comprenderlo puesto que el temor pareció desvanecerse como por arte de magia…-tu advertencia ha llegado demasiado tarde…- un gesto bastó para que Hanamichi apretara los puños, se relamió los labios con lascivia y sonrió ampliamente…-excepcional y buen amante es poco para describirle… atento, apasionado… y besa delicioso…-

Cerrar los ojos y contar hasta 10 no parecía funcionarle, en cambio estrellar el puño cerca de su rostro le calmó lo suficiente…-No quiero tener que repetirlo Ayako, no te vuelvas a acercar o te lo juro que esta vez no voy a contenerme… Ahora quiero que te vayas y me dejes solo…-

||¬¬||¬¬||¬¬||

 

Aquella mañana cuando despertó, sobresaltado ante la nula actividad registrada, ante el silencio que rasgaba sin piedad sus sentidos y que le mostraba la debilidad acumulada durante días y semanas, suspiró y un pálido brazo cubrió pobremente sus ojos de los rayos del sol, no era su mejor día, ni la mejor de las semanas aun así albergaba la esperanza de volverlo a ver, de registrar una vez más en las telarañas de su mente su rostro, su sonrisa cálida, el brillo incandescente de su mirada.

Y sonrió… pese a los golpes, o a la dura vida que le tocaba una vez más, aplastándole sin conmiseración, con la única gloria consumada, con el espejismo de un ser inalcanzable y perfecto.

Esa era su vida y la aceptaba.

Quizás porque no tenía un remedio al alcance de sus posibilidades o probablemente porque el tiempo en el que permanecía totalmente lucido lo ocupaba para imaginar en distintos escenarios su llegada.

Las primeras veces heroico, seguro de si mismo.

Las últimas entregadas, sumisas, perpetuas e imperturbables, mansas y suaves como las plumas de un ave.

Alzó la débil mano ante los puntos de luz, a las partículas o motas de polvo desperdigadas en el ambiente y rio suavemente, cubierta su propia voz con la almohada, parpadeó mecánicamente, buscando una posibilidad de escapar, de huir de aquellas cadenas que lo ataban y de las que no podía simplemente deshacerse.

La puerta se abrió, emitiendo un chirrido ya habitual, no le prestó atención, en cambio uno de sus ojos, aquel que no se encontraba cerrado gracias a un puñetazo resplandeció levemente al verle de pie, sujetando la charola con sus alimentos.

-Finalmente te has despertado…- su voz un gruñido gutural, una sonrisa muerta y careciente de sentido, la poca humanidad que poseía desaparecía en el momento mismo de entrar a esa derruida habitación, en la que estaba aun recostado, hecho un ovillo, un amasijo de sangre y semen.

Pero pese a todo le sonrió, cuando por el rabillo del ojo pudo ver la pulida moneda que lanzó a un lado del colchón y las cuales atesoraba, ellas eran su boleto de salida.

El peso de su cuerpo no resultaba una novedad, ni el alcoholizado aliento, mucho menos sus bruscos tratos, se abandonó a las sensaciones sublimes, las cuales eran casi nulas, se mordió los labios y apretó los puños a las vez que sus piernas se abrieron aun más, ofreciéndose, deleitándole a él y a los curiosos que pagaban por observar.

Nadie en su sano juicio obviaría tal acto, la bella (él) y la bestia (el sujeto quien lo somete) violentándolo, hurgando y hundiéndose en su interior, era fácil para él escapar a su mundo imaginario, donde nada lo dañaba, donde las lagrimas eran una utopía, en donde un chico de 13 años era normal, se divertía, jugaba y quizás molestaba a la niña de sus sueños.

||¬¬||¬¬||¬¬

Quería verlo, por eso se encontraba con las manos sujetando con aprehensión la verja, sin importar los nudillo pálidos, el rubor no abandonaba sus mejillas, sus cabellos negros y ensortijados danzaban libremente por el viento, sonreía ampliamente, esperanzado, buscando con el zafiro que tenia por ojos  al indicado.

Se sorprendió al verle tan decaído, su natural candor desplazado, el brillo de sus ojos casi extintos, sin embargo alguien digno de apreciar.

-Hanamichi!!!!!!...- gritó, feliz, alborozado, como un niño en una confitería, su sonrisa, ancha, tierna y apacible aceleró su corazón, alzó ambos brazos, haciéndole  señas, saltando y agitándose, su risa a excepción de la dicha mermó levemente cuando lo tuvo frente a él.

-Tetsu-kun…-  tener alguien conocido era ya una delicia, lo suficiente para opacar las nubes grises que presagiaban una tormenta en su vida, le tomó por las manos, dichoso de poder verlo y constatar que era real, que se trataba de él y no un espejismo…-¿cómo llegaste?...¿estas bien?...-

-Yami me dijo…- Murmuró, el rubor no hizo más que acrecentar en  su pálidas mejillas al recordar los ojos oscuros del joven hombre…-Está preocupado por ti…-Admitir algo como eso no estaba en la naturaleza de Yami, quien presume de ser un hombre duro y sin sentimientos, cuya única debilidad residía en 2 personas.

Hanamichi no pudo evitar sentirse culpable, durante todo ese tiempo no había dedicado un solo pensamiento a sus amigos, a quienes consideraba como hermanos, abrir la reja resultaría imposible para él, quien no conocía verdaderamente los alcances en cuanto al enojo de Rukawa, pero la trepó con el fin de abrazar el menudo cuerpo de uno de sus mejores amigos.

Su delicado aroma raspó un poco en su nariz, sus brazos enlazados tras su nuca nunca fueron más reconfortantes, aunque ilógico se sentía realmente protegido por él, por el aura familiar, por el cariño que le expresaba sin segundas intenciones.

-No sabes cuanta falta me has hecho…- Murmuró, sin importar siquiera el apretarlo un poco más y alzarle lo suficiente para ver el reflejo de su propio rostro y como a pesar de todo, de la sincera felicidad que lo embargaba no era totalmente feliz.

Y aquello se lo debía a su prometido, quien rígido se encontraba a un par de metros de ellos, acompañado de una sonriente Ayako, rompió lentamente el abrazo y lo refugió a su costado, el primer golpe no lo vio venir, la risa y animo de su hermana ya no podría significar nada para él, la furia oscilando en aquella fría mirada le hizo reír, era ahí, cuando Kaede mostraba  que por sus venas no había únicamente hielo, cuando la furia desatada lo obligaba a cometer un acto como el que estaba dispuesto a cometer, todo de no haber sido por la pálida mano que se cerró fuertemente en su antebrazo y lo detuvo.

Los cabellos de un rojo oscurecido, la tez aun más pálida que la de él, el brillo apagado de sus pupilas negras y su mandíbula apretada.

-Yami…- No fue su voz la que pronunció su nombre, aun así esa negra mirada se posó en él y en un shockeado Tetsu, quien miraba sus manos sin saber que hacer o actuar, no resultaría sencillo para él, quien perdió a sus padres a una muy tierna edad gracias a unos gamberros que se colaron a su casa e intentaron robarles.

Ayako lo observó embobada, ahí estaba la razón por la que detestaba a Hanamichi y a Tetsuya, ese hombre quien parecía tener ojos solo para los dos, quedó lejos Kaede y sus ínfulas de superioridad, incluso el temor embotado de su hermano menor, quien no tenía la menor idea de cómo reaccionar.

Fue fácil para ella el acercarse a Tetsu llamaría la atención del hombre quien efectivamente se acercó a ella interceptando su movimiento, extrañamente Hanamichi se colocó al lado de ellos, inclinándose sujetó suavemente del mentón al pequeño, susurrándole palabas de aliento que llenaron de lagrimas ese bello par de ojos.

||¬¬||¬¬||¬¬||

Despertó nuevamente, sintiendo el peso del hombre sobre él, frunce el entrecejo, aquello no se lo esperaba, odiaba que las cosas salieran de su rutina, no sabía como sobrellevarle, trató de empujarlo, valiéndose de sus piernas, pero no pudo.

Gruñó por lo bajo, cansado, angustiado, los ojos picando, las lagrimas a punto de bajar por sus sienes. No quería estar ahí, quería por una vez despertar y encontrarse nuevamente en casa de su madre, quien pese a todo lo trataba un mundo mejor de lo que llegaban a tratarle en ese agujero.

Extrañaba a su hermano y en momentos de lucidez como el que extrañamente le visitaba pensó en ellos, en su hermano mayor y sobre todo el menor.

Recordaba el pequeño cuarto donde vivían, los gritos de ella, las noches vacías, el llanto y la desesperación, su marcada ausencia.

Y una vez más se sumía en un mundo de ensueños, en donde todo era de colores vivos, en donde siempre estaba él, esperándolo con esa radiante sonrisa, para librar de llanto sus mejillas y decirle que era ya un niño grande.

Quería volver a ver ese cabello rojo, aquellos ojos como la dulce miel, su sonrisa ancha, quería volver a apretarse en su abrazo y por sobre todo tenerlo a él, protegiéndoles a los dos.

-Onee-san…- suplicó, alzando la barbilla hacia el pedazo de paraíso, al hueco de ventana en donde podía ver las tonalidades del cielo, en donde apreciaba las tardes, aquellas que se llenaban de tonalidades rojas como sus cabellos, ver como moría a degrades de rojos a violetas y de estos a un azul oscurecido como los de su hermano...-Kaede… por favor… sálvame…-

 

Continuará…

Notas finales:

¡¡¡¡Hola!!!!!

Mil perdones por la tardanza, pero la inspiración voló lejos de mi alcance, espero que esta continuación les guste, y sobre todo que se animen a dejar un comentario… también aprovecho para disculparme con las chicas a las que no eh respondido los revievs, los amé desde el momento mismo en que los leí y están en mi corazón, en verdad que son muy valiosos.

Hace poco, curioseando en la categoría eh encontrado publicado este fic, con otro seudónimo y es lamentable, no sé que pensar, ni siquiera tengo palabras para describir lo que sentí, no estoy segura que se hayan dado cuenta, en fin, saludos y gracias por leer esta nota.


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