Ya había pasado un año... Exactamente un maldito año. KwangMin recordaba aquel suceso como si hubiera sido hace un par de minutos. El dolor en si pecho no cesaba, su llanto tampoco, su corazón había dejado de latir.
[Flashback.]
KwangMin odiaba ir a la escuela, lo único que no quería hacer era volver a aquel manicomio de todos los días. Chicos de un lado a otro gritando, tirando avioncitos de papel, saltando sobre las mesas, faltándole el respeto a los profesores... no sorportaba un día más con aquellos locos de compañeros que poseía. Se levantaba tarde, muy tarde y llegaba a la hora que le gustase a la escuela, dado el hecho de que pagaban mucho por estar allí, así que estar con un alumno menos a la escuela no le convenía.
YoungMin en cambio todas las mañanas se levantaba sumamente temprano para ordenar la casa, limpiar esta, lavar ropa, hacer sus deberes y muchas cosas más que KwangMin nunca hacía; él era el perezoso. Aquel día KwangMin mágicamente se había levantado temprano junto a su hermano, nunca hacía nada pero le gustaba contemplar la belleza del mayor. Sin vacilar ni rodeos al verle pasar por aquella puerta que daba para la cocina pasó sus fuertes y trabajados brazos por la cintura del, sólo un poco, más alto que él. Sintió como su cuerpo se estremecía y eso era lo que más le encantaba.
Hace un tiempo atrás ellos decidieron contarles a sus padres acerca de su relación no fraternal, la cuál los llevo hasta aquel pequeño hogar pero acogedor en dónde ambos vivían felices y sin miedo a nada.
KwangMin dio besos por todo el cuello del mayor, este tan sólo se estremecía ante aquel contacto que lo ponía más que nervioso y se giró, quería estar más cerca de aquel chico que lo volvía loco, que hacía que por un mínimo roce quisiera más, que hacía que su corazón latiera más y más rápido. Tan sólo un pequeño roce de labios dio el más alto de ambos para luego separarse y reír despacio, dejar a su hermano con ganas de más siempre le daba risa.
Aquella mañana transcurrió normal, se despidieron con las advertencias de siempre: 'Cuídate' 'De la escuela a la casa y de la casa a la escuela' 'Haz los deberes'. Y dicho todo esto KwangMin besó sus labios, los cuales lo volvían loco. No sabía como ni dónde ni cuando pero se había vuelto adicto a ellos. Al separarse una sonrisa de bobos se formó en sus rostros, casi no necesitaban palabras para expresarse, sólo una... 'Te amo', fue lo último que dijo KwangMin antes de ver marchar a su hermano por el sendero que iban siempre, desolado, frío... Suspiró y entró al hogar para disponerse a ver televisión a pesar de que sabia que no encontraría nada bueno a aquellas horas de la mañana.
El reloj del noticiero marcaba exactamente las 7:33 de la mañana. KwangMin se encontraba haciendo zapping, hasta que miró una noticia que lo impactó... 'Choque en Villa Corazones'. Joder... él vivía en esa villa. Acercó su cuerpo hasta la televisión la cuál era demasiado pequeña para él y su hermano, pero les bastaba. Observó cada una de las personas que llevaban en camillas y su vista de inmediato se fue hasta el autob-... Su corazón se detuvo, en su mirada sólo hubo tristeza y desesperación.
Pudo distinguir una silueta que se encontraba debajo de todos los escombros... Era su hermano, su amante, su enamorado, por el cuál hubiese dado su vida antes que la de él. Sin poder evitarlo sollozó, toda la mañana estuvo así hasta que una llamada interrumpió sus sollozos. Eran sus padres... Hablaron totalmente arrepentidos, pero no había marcha atrás... YoungMin ya no estaba para disculparlos ni para ignorarlos o algo así.
[Fin flashback.]
Desde aquel incidente todo cambió en su vida. Era una persona triste, con la mirada perdida, frío, indiferente, y es que en verdad le importaba poco lo que la gente pensara de él... Tan sólo quería a YoungMin consigo de nuevo.
Salió un momento a despejar su mente y fue al lugar en dónde le había confesado sus sentimientos a YoungMin y había sido correspondido de inmediato: la playa. Generalmente en Noviembre hacía calor pero KwangMin no lo encontraba así... para él ya todo era frío y sin sentido.
Sacó sus audífonos y su reproductor de música dispuesto a distraerse un poco aunque nunca lo hacía, colocó este en modo aleatorio y una canción que tanto odiaba salió primera de entre 1,000 que quizás tenía... 'Noviembre sin ti'. Queróa cambiarla, tirar su reproductor y salir corriendo, pero no lo pudo hacer... Aquella canción le recordaba su estado deplorable y tan sólo dejo que esta avanzara dejando finalmente que sus lágrimas resbalaran por sus mejillas.
'La tarde se aleja, el cielo está gris, la noche aparece sin ti. Callado en la playa te lloro en silencio otra vez'
Eso era lo que ocurría cada vez que iba a la playa... Lloraba y lloraba.
'Me ahoga esta pena, no puedo vivir, las olas no me hablan de ti. Sentado en la arena escribo tu nombre otra vez'
Y eso justamente se encontraba haciendo, escribía de manera gigante 'YoungMin, te amo' sobre la arena... Cuando daría por volver a verlo o simplemente morir...
'Porque te extraño... desde aquel noviembre cuando soñamos juntos en querernos siempre. Me duele... este frío noviembre cuando las hojas caen a morir por siempre...'
-Te extraño, YoungMin...- Habló finalmente entre sollozos, ya no soportaba la tristeza que sentía. Su pecho dolía, tenía un nudo en la garganta, todo lo conllevaba a lo mismo y aumentaba su tristeza.
'Noviembre sin ti es sentir que la lluvia me dice llorando que todo acabó...'
Efectivo... Las gotas de lluvia comenzaron a caer lentamente sobre el entristecido chico que yacía sentado en la arena.
'Noviembre sin ti es pedirle a la luna que brille la noche de mi corazón otra vez'
Y ese último verso bastó para quitarse su reproductor de música y tirarlo hacia el mar. Dolía cada vez más al recordarlo y aquella canción fue la gota que culminó el vaso. Caminó sin rumbo fijo, ya eran las 00:02, posó su vista en la luna llena que había esa noche y sonrió un poco pero de manera real. Sabía que YoungMin no quería verlo de ese modo y que este último le cuidaba, pero aún se sentía totalmente vacío.
-Adiós... Iré a ser feliz- Y dicho esto KwangMin corrió hacia aquel mar cristalino y se hundio. Sus pulmones reclamaban aire pero este simplemente no llegó.
No recordaba muy bien que había pasado pero su felicidad era más grande y caminó por aquel sendero de color blanco, que le indicaba por donde debía ir, con una amplia sonrisa, la cuál amplio al buscar entre sus demás familiares... y allí estaba...