Era lunes, las 08:00 de la mañana y el cielo, desde la ventana, se veía completamente despejado. Aquello daba la sensación de que este sería un buen día… Sonó el despertador de nuestro protagonista y este, tras unos cuantos quejidos, se levantó de la cama y se dirigió a la cocina.
Tras preparar la cafetera se dirigió a la habitación de su hija Any. La pequeña de 7 años, que se había despertado al escuchar el despertador de su padre, ya tenía la mochila preparada y había empezado a vestirse.
-Buenos días cielo. Ya estás lista? –Dijo Luca con una gran sonrisa en la cara.
-Buenos días papi. Sólo me faltan los pantalones, los zapatos y… bajo a desayunar.-La chica estaba completamente despierta después de 11 horas durmiendo por el cansancio causado el día anterior por una excursión padre-hija al parque de atracciones.
-No recuerdo la última vez que te tuve que ayudar a vestirte o a preparar la mochila…-Dijo haciendo un leve puchero.
La pequeña que notó esto último, intentando contentar un poco a su padre le dijo.-Papá, papá, yo puedo vestirme sola y preparar la mochila pero no hay manera de que me pueda arreglar el pelo. Puedes hacerlo tu? Por faaa…-Decía con cara de jamás haber roto un plato mientras se terminaba de poner los zapatos.
-Claro que si cariño.
Mientras cogía el peine para arreglarle el pelo a su hija, el cual era rubio y ondulado, no como el de su padre ni el de su madre… quizá por que en realidad el verdadero padre de la rubia no era Luca, sino el ex marido de la mujer de este, la niña tarareaba una canción de su programa de dibujos favorito… lo cual le hizo recordar que, como cada mañana, la estarían echando en ese momento, por ello hizo a su padre aligerarse con su pelo y salió corriendo hacia el salón para poner la televisión.
Entonces el padre se dirigió a su habitación a vestirse. Se puso un traje de chaqueta azul marino, una camisa blanca y, muy a su pesar, una corbata. El castaño se miraba en el espejo preguntándose como se arreglaría ese pelo de recién salido de la cama, que junto con su metro setenta y sus ojos enormes y azules no lo hacía ver muy varonil… optó por echarle un poco de agua y pasarse ligeramente el secador.
Cuando hubo terminado se dirigió a preparar el desayuno para él y su hija, ya que la que todavía era su mujer los abandonó cuando Any tenía 3 años y no es que la echaran mucho de menos. El hecho de que esa mujer haya sido capaz de abandonar a su propia hija, hizo desaparecer todos los sentimientos románticos que tenía hacia Sofía.
Esa tarde mismo tendría que ir con su abogado a firmar los papeles del divorcio, los cuales ya había firmado ella dejándole a él la custodia de la pequeña.
Una vez con el desayuno en la mesa llamó a la rubia que se hacía la remolona por que quería acabar de ver la serie.
-Voooy papááá…-Lo decía así a propósito mientras se levantaba para que su padre la regañara haciéndose el ofendido y poder tener un desayuno divertido como cada lunes. Día que aprovechaba por que a medida que pasaban los días de la semana su padre se cansaba más y menos le seguía la jugada a su hija.
-Eh eh eh, pequeña mocosa, esa es forma de hablarle a tu padre?- Decía levantando una ceja y arrugando los labios.
-Eh? De que hablas papá? Sólo he dicho dulcemente, como siempre,” Ya voy Papi”… con 29 años y ya no escuchas bien? Deberías ir al médico papi…-Soltó la rubia con cara de estar preocupada por la salud de su padre y riéndose por dentro a ver la cara que se le quedó a este cuando dijo eso.
-Any… por hoy ya vale……………jajajajaja –Empezó con un tono muy serio pero al ver a su hija con cara de “esta vez me he pasado” no pudo evitar reírse, ello provocó un puchero en la cara de la rubia por haber caído en la trampa de su padre. Se hizo la enfadada hasta que llegó la hora de entrar al colegio.
-Papiii, hasta luego, que tengas un buen día!! –Dijo mientras decía adiós con una mano como una loca, como todas las mañanas.
Eran las 08.50, tenía 10 minutos para llegar a la oficina. Menos mal que andando tardaba 7. Tenía la suerte de que su casa, el colegio de su hija y su lugar de trabajo eran cercanos.
Justo a las 09:00 se sentaba en su escritorio y se sentía orgulloso de haber terminado de archivar todos aquellos papeles que llevaban semanas, e incluso meses rondando su mesa, sin tiempo para organizarlos. Tras darse la enhorabuena a sí mismo mentalmente empezó a hacer llamadas. El trabajo de asesor de fincas no es algo difícil de llevar a cabo… pero con tantas comunidades de propietarios y tantos propietarios en cada una y cado uno con una personalidad más o menos “especial”… normalmente acababa antes de la hora de almorzar con ganas de dar 3 gritos a cada vecino que se creía que él no tenía otra cosa que hacer que escucharlo criticar al vecino del 3ºA, del 4ºC y del 6ºB…
Llegando la hora de almorzar salía corriendo a por su hija con la que podía estar de 14:00 a 17:00, ya que a esa hora volvía a trabajar y hasta las 20:00, tiempo que la chica pasaba con su tía Claudia, hermana de Luca, la cual vivía en el mismo bloque de pisos pero tres plantas más arriba.
Comió con su pequeña, la ayudó con sus deberes, vieron un trozo se serie y se tuvo que volver a ir a trabajar tras dejarle la niña a su hermana. A la niña le encantaba estar con su tía… no podía decir que la quería como a una madre por que no recuerda a su madre, ni haberla querido. No es que la odie, sólo que no la conoce… para ella es como si le hablaran del sobrino del tío del primo de su padre… no le desea nada malo, pero tampoco es que le importe su vida. Con su tía jugaba y veía como esta cocinaba y la dejaba ayudar en pequeñas cosas.
De nuevo en la oficina, esta vez intentando comunicarse con una aseguradora, vio como uno de sus compañeros entraba con cara de que algo le iba mal. Era uno de esos compañeros con los que sin darte cuenta empiezas a mantener una larga conversación. Se llama Ryan y comenzó a trabajar a la empresa un par de meses antes que Luca, el cual lleva 1 año y medio en ella.
Ryan necesitaba el número de teléfono de una empresa de mantenimiento y limpieza de edificios. Vio que en ese momento Luca acababa de colgar el teléfono y fue corriendo a preguntarle si él tenía alguna tarjeta de alguna compañía de esas. Mientras, a todas las compañeras de alrededor se les ponían los ojos en forma de corazón y les salía un hilillo de babas… aunque es normal, el chico de metro ochenta y cinco, rubio, de ojos verdes, con una cara y un cuerpo que ya desearía Daniel Henny… Pero bueno, eso a Luca le importaba poco, a él simplemente le parecía un buen compañero de trabajo pues hacia bien su trabajo sin molestar a los demás y era respetuoso.
-Eii! Buenas tardes Luca! Te molesto? Es que necesito un número de teléfono…- Dijo con cara de “de verdad perdón, perdón si te molesto”, lo que le hizo gracia a Luca y le mostró una sincera sonrisa que no le pasó desapercibida ni a las compañeras de los lados ni al rubio, al que se la contagió.
-mmm veamos… por aquí tengo que tener alguna…Ah! Aquí está! Te vale esta? – “Menos mal que lo organicé todo el viernes” pensó mientras abría el cajón en el que sabía que había puesto las tarjetas.
-Si si si si, graciaaas, you´re the best!!- Dicho esto salió corriendo sin rastro de aquel malestar con el que pareció entrar al departamento.
Dieron las 20:00, por fin era hora de regresar a casa con su pequeña. Primero se pasaría por la oficina de su abogado para firmar los papeles del divorcio y una vez firmados se dirigió a su casa,a la que llegó a las 20:15, fue a recoger a la niña de la casa de su hermana pero decidió invitarlas a cenar a las 2. No pasó nada especial durante todo el día… pero aun así estaba de buen humor, será por que todavía era lunes. Por ello las llevó a un restaurante chino que estaba alrededor de la plaza de enfrente de su oficina.
Pidieron cada uno lo suyo, la niña comenzó a comentarle que es lo que había hecho en el colegio y con su tía… en lo cual tardó lo suyo, hasta que les trajeron la comida. Estaban comiendo tranquilamente hasta que su niña y su hermana, que estaban en la posición contraria a la suya, pusieron cierta cara de sorpresa, entonces Luca notó un roce en el hombro.
-Eii! Hola Lucaa! Me preguntaba si eras tu… ups… Hola, soy Ryan, compañero de Luca, buenas noches, que aprovechen.- Dijo al darse cuenta de que Luca no estaba solo.
-Buenas noches Ryan.- Salió de la boca de los otros 3 a la vez junto con una sonrisa, que cuando se dieron cuenta de que lo habían dicho al unísono se convirtieron en carcajadas, también para el rubio.
-Ellas son Claudia y Any, mi hermana y mi hija.
-Encantadaaas.-Dijeron ambas sabiendo que lo iba a decir la otra.
-Jajajaja encantado señoritas.-Su sonrisa cuando miraba a Any era encantadora, se notaba que le gustaban los niños… y a Any esa sonrisa le encantó, como a todas las féminas, incluyendo a su tía, que con sus 19 años tenía las hormonas un pelín revolucionadas cuando de hombres se trataba.
-Que has venido solo?- Le preguntó el castaño al rubio.
-Si, a pedir y llevármelo a mi casa, la cocina y yo no tenemos una buena relación.-Esa frase con esa cara de desconsuelo fingido los volvió a hacer reír. Lucas reaccionó y dijo…
-Oye Ryan, si quieres, puedes cenar con nosotros… mi hija tiene cara de que le has gustado y mi hermana ya ni te digo jajajajaja.- Se rió hasta que vio la cara de su hermana que parecía que iba a sacar una katana en cualquier momento…-Bueno, si quieres eh, no te sientas obligado, ok?-
-Oh? En serio? Pues si no molesto… si que quiero jejeje, hace tiempo que no ceno con compañía, y más aun, con compañía tan linda.-Ni el mismo se había dado cuenta que se estaba refiriendo a los 3. Le dijo al camarero que al final no se llevaría su pedido y que se lo trajera a la mesa donde estaba su compañero. Así lo hizo el camarero y empezó con su cena mientras los otros 3 seguían con la suya.
No hablaron de trabajo, ni de política, ni de la recesión económica… hablaron de la lindura de la hija del castaño, de lo sabrosa que estaba la comida, de que es lo que se llevaba para los jóvenes hoy en día… así pasaron una buena velada. Luca decidió que él invitaba al rubio, en principio este se negó, pero se arregló con una cena en deuda a favor del castaño.
Salieron del establecimiento y se dirigieron a su hogar. Resultó que a la casa del rubio se llegaba por el mismo camino que para llegar a la del castaño, pero estaba algo lejos de esta, a unos 15 minutos. Cuando llegaron a la puerta del bloque del Luca se despidieron y le dio a Any un besito en la mejilla. Any, que aunque no hubiera recibito el beso estaba encantada con el rubio, le dijo:
-Ryaaan porque no vienes otro día a mi casa con mi papá para cenar? Aunque no lo parezca cocina como un chef jejejeje.-
Con esa carita cualquiera podría resistirse a la pequeñaja.
-Yo iría encantado a probar la comida casera de Luca… pero eso le toca decidirlo a él - Cogió a la niña en brazos e imitó su cara de angelito.
A Luca no le quedaba otra… aunque de todas maneras no veía nada de malo en invitar a su colega a casa, le caía muy bien, a su hija también y además había dicho que casi siempre cenaba solo.
-Claroo, puedes venir cuando quieras. Normalmente cenamos temprano, a eso de las 9, así que puedes venir conmigo al salir del trabajo cualquier día que gustes.
“Los hombres no deberían ser tan adorables…” pensó el rubio, pero un coche que le pitó al pasar por detrás lo distrajo y le hizo olvidar por completo ese pensamiento que le cruzo la mente 2 segundos.