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Como todos los días, estaba acostumbrado a levantarme temprano. A las siete, ya llevaba como un mes viviendo con ellos y cada día era mejor, diferente de cómo eran mis padres. Muy pero muy diferente.
Mi abuela estaba sonriéndome y me instaba a ir a la mesa. Donde… oh, estaba Daniel.
¿Daniel?
¿Estaba despierto?
De seguro este es uno de los sueños, donde parece muy real que estés vestido de la peor forma y el chico que te gusta, te mire. Así con pijama, recién despertado y muy pero en muy mal estado. Pero luego no, lamentablemente, esto era real.
Llevaba los pantalones de pijama bastante bajos, tanto que se me veía el bóxer. Si es negro, tuve ganas de decirle. Me gusta el negro ¿Saben? Pero no me gusta que él me vea así.
¿¿Es una pesadilla??
Joder si estaba recién levantado, ¿Cómo iba a tener buen aspecto?
Mire a los lados y sonreí disimuladamente mientras me subía los pantalones. Daniel estaba sonriendo y… poniéndose una mano en la boca, ¡estaba aguantándose la risa!
Por lo menos lo había hecho reír, al costo de mi dignidad. Que exagerado sonó eso ¿Verdad?
Esta vestido con unos jeans y una camisa ligera, oh y se le marcan los músculos. ¡Bendita tela semi transparente! Aunque se está riendo de mí, debo decir que si… es él… no me molesta.
Ahora me pregunto: ¿Qué hace él, precisamente “él” aquí?
-Cariño, ¿Por qué no bajas? –dice mi abuela, bueno hay un par de razones interesantes. La primera estoy en pijama, está tan baja que se nota mi ropa interior y bueno el chico más bueno del lugar se está riendo de mí. Quise decirle pero contuve.
-Ya bajo, tengo que… hacer algo. –sí, esa fue mi genial respuesta.
Soy un genio.
*
Fue como en aquella clase, llegue a medio examen, me había dormido… dos horitas… la cuestión llegue cuando todos entregaban la hoja. Viene la parte divertida, justo en aquel momento se me salió una “mala palabra” no una, varias, dije: La puta madre que… mierda, porque p*… me pasa esto a mí y un joder. Creo que ese fue el menor problema de mi vocabulario.
Y no termina ahí, el director estaba detrás de mí. Si, fue una de mis peores vergüenzas… no solo tuve un cero sino también una detención y también una citación para mis padres. Que por cierto, nunca fueron.
Según lo que me habían dicho, era el más lindo de todos. Nate dijo que él era el más guapo… me quedo con Daniel. Nunca lo habían visto con una chica, ni un chico. ¿Raro? pues sí. En un pueblo, aun peor. Sus padres y él habían llegado hacía año y medio. Razones económicas dijeron… ve tú a saber si era verdad.
Daniel trabajaba, ayudaba siempre y tenía sus comisiones por ello. Me di cuenta que siempre miraba y casi nunca hablaba.
Ahora pasando a que me viera totalmente despelucado, en todo el sentido de la palabra, cuando estuvimos solos: se rió, más bien le dio un ataque de risa.
No paro, estuvo así unos ¿diez minutos? No, fue más. No paraba de reír.
-Esta es la hora donde te doy un vaso de agua y te callas –le dije medio serio, mi postura no duro más de diez segundos y me tire a reír con él. Pasado el tiempo de rememorar más de cinco veces el desastroso incidente de haberme visto en pijama… me dijo que mi abuela le pidió que la ayudara con las compras y que llevara todo lo que ella hacía en el jardín para vender. Solo tenía que llevarla y dejarla al tipo de la tienda…
Yo lo acompañaría, por “órdenes” de mi abuela. Era bastante gracioso cuando hablaba, no lo hacía muy a menudo pero bueno. Lo que más me gustaba, era cuando alzaba las cosas y todo, TODO se le marcaba. Bendita ropa que usaba.
-¿Qué ves tanto? –me pregunto una vez. Sonreí y sacudí la cabeza.
Incidentes como ese, pasaban siempre. Me di cuenta que, era alguien reservado y amable, dulce y muy buena persona. También me di cuenta que me gustaba, mucho.
*
Sus ojos eran cafés, un color común pero su color cambiaba. Se ponían casi negros a veces, otras se aclaraban muchísimo. Aun no sabía en qué momentos pasaba eso.
También notaba que muchas chicas le veían como atontadas y que él les sonreía, no sabía si era por cortesía o… si porque le gustaba causar ese efecto en las personas.
Estaba celoso. Los celos me carcomían.
No podía evitarlo, cada mañana me miraba al espejo y me preguntaba ¿Tenía algo que ellas no para que me sonriera de la misma forma? Conmigo era diferente, hablábamos bastante y sonreía pero no de la misma forma.
Una vez, me dijo que tenía bonitos ojos… le agradecí el cumplido. Mis ojos eran verdes, un tono entre claro y oscuro, tirando más a oscuro.
A veces me costaba reconocer al chico de mi reflejo, aquel rubio de ojos verdes y de piel bronceada. Era yo pero… a la vez, no me sentía yo.
Sonreí. Era guapo, me lo habían dicho ¿Por qué no podía gustarle? Bueno, de seguro era hetero. Esto me había pasado un par de veces antes, pero no me dolía tanto como ahora.
¿Podría conformarme con su amistad?
No quería pero tendría.
……>>.<<……
-Hay fiesta esta noche ¿Te unes? –dijo Nate, alce la vista y lo pensé. –vamos habrá fiesta en todo el pueblo, serás el único que se quede en casa. Hasta tus abuelos estarán, pero no en la nuestra. Los adultos festejan por su lado y nosotros por el nuestro.
-No puedes negarte –insistió Carly. –Hasta Daniel irá.
Palabras mágicas…
-Está bien. Iré.
Se festejaba no sé cuántos años de aniversario del pueblo, mis abuelos insistieron en que fuera, ellos también saldrían y no querían que me quedara solo.
No quedo otra.
Me puse ropa cómoda y fuimos a la feria que habían organizado. Era bonita, tenían juegos y los niños pequeños hacían filas para poder ir al carrusel. La montaña rusa estaba a punto de iniciar. Y los chicos estaban ahí, a un lado. Me despedí y ellos dijeron entre risas que la pasaríamos mucho mejor que los que estaban allí.
Caminamos hasta llegar al bosque, nos adentramos y ahí había muchos chicos que ya habían iniciado la fiesta. Se oía música de fondo y estaba Daniel allí, con otros chicos. Sentado junto a una rubia, era Cristal, una chica de pueblo.
Era bonita, como negarlo, alta y de ojos cafés. Ella reía y le pasaba el brazo por los hombros a Dan, este la dejaba y seguía conversando con los que estaban ahí. Extraño, él no era de mucho hablar.
-Daniel esta borracho –se burló Jaime–, pero mira, Cristal se está aprovechando, quien lo diría.
Saludamos y nos sentamos a su lado, luego de muchas botellas que no sabía que era… me maree. Todos reíamos de cualquier cosa y para que mentir, la estaba pasando bien.
Cristal se había ido pero lamentablemente, iba a volver. Habían chicos que no conocía: Andrés, un rubio que estaba bueno. Amy, una morena que hacía buenos chistes. Era eso o estaba realmente ebrio. Jared, de cabello largo y ojos celestes. También estaba muy guapo. Denis, Carolina, Milo y otros que ya no recordaba.
-Juguemos a la botella –exclamo Amy, parándose en el medio y riéndose. Carly sonrió y un poco tambaleante se levantó y miro a todos.
-Todos en un círculo y ya saben, sino quieren besar a alguien. ¡Penitencia! –todos asintieron y sin pensar en las consecuencias, también dije que sí.
No tenía idea lo que iba pasar después.