-El caso es que siempre, cada vez que se está acercando nuestra felicidad, Yuki tiene algún altibajo y todo se derrumba. No es que me queje de nosotros, pero a veces parece que pesa más un pasado que no existe más.
El pelirrosa escribió esto en su cuaderno de dibujo. Era viernes, las horas de trabajo habían concluido ya, pero él se había quedado en la cabina de grabación un rato más. Estaba sentado de brazos cruzados, pensando con qué cara llegar a casa, si justo este día había sido el aniversario de muerte de… ah, ni siquiera valía la pena mencionarlo. El punto era: ¿cómo alegrar a Yuki esta noche? Ciertamente había estado melancólico desde hace días y de pronto un poco más gruñón de lo normal, lo que quería decir que estaba más vulnerable de lo normal… También últimamente había estado desganado, no comía bien, siempre decía que tenía náuseas y a veces incluso tenía fiebre.
Se dirigió a casa por el mismo camino de siempre. Suspiró antes de cruzar la entrada al departamento, tomó una bocanada de aire y se decidió:
-¡La li hooooooo! Amado mío ¿adivina quién ha vuelto a casa?
-… -El silencio frío del departamento fue lo único que le contestó.
-Vamos Yuki, sé que estás por ahí escondido y lo descubriré. –Emitió una risita entre infantil y maldosa. –Ya verás cuando te encuentre. –Y echó a correr a cada rincón del lugar.
Cuando al fin encontró a su amante, él estaba dormido, pálido, bello y extendido sobre la cama. Tenía frío pues se había olvidado de levantar su cobija antes de tirarse a dormir. Shuichi lo miró y le pareció tierno, así que se lanzó a la cama, quitó la envoltura al chocolate y comenzó a pasarla por debajo de la nariz de su amante.
-¡Yuki Yuki Yuki! Mira lo que te traje.
-¡Cállate insecto! ¿No ves que trato de dormir?
-Pero Yuki, te traje un chocolate.
-¿Si? Pues nadie te lo pidió. Trágatelo o métetelo por donde te quepa.
-Yuki –El de los ojos violáceos puso un gesto triste. –Está bien, me lo comeré. –Y como buen uke, se lo metió a la boca y lo chupó varias veces mientras moqueaba un poco por el “comentario cruel” del escritor.
-Además, lárgate, no quiero saber nada de ti.
-¡Suficiente! ¡Eiri Yuki Uesugi! Digo, Eiri Uesugi. No me importa si este es el día de aniversario de aquél hombre que te marcó en Nueva York. Basta. Despierta a esta vida, no seas tonto.
-Eso lo dices porque no lo viviste, enano idiota.
-Yuki… ¿por qué no salimos un momento? Prometo que esta será la última vez que te moleste. Por favor acompáñame. Después me marcharé.
El último comentario del pelirrosa “después me marcharé”, daba vueltas en la cabeza de Eiri y dudó que fuera verdad, pero aun así le preocupaba. Se levantó de la cama y se vistió.
-Está bien, salgamos. Sin embargo, espero que esta de verdad sea la última vez que me molestes.
Ambos salieron del departamento. Shuichi iba callado. Yuki iba molesto.
-Yuki… sabes, a pesar de que nuestra relación ha sido tan extraña… es decir, nunca me has dicho que me amas y yo te he seguido a ciegas… quisiera decirte que hay todo un mundo de felicidad aquí frente a tus ojos, solo falta que te atrevas a creer en él, a vivir en él.
-¿Eso es todo lo que querías?
-Lamento que no puedas comprender mis palabras. De todas formas gracias por todo este tiempo, ahora es tiempo de marcharme.
-¿Sí? Lárgate.
No dijeron más. Yuki volvió al departamento y Shuichi siguió caminando. No le importaba, al fin y al cabo su pequeño siempre volvía una y otra vez. Se le pasaría el capricho. Además, realmente quería estar solo esa noche.
Pasó una semana y nada había cambiado. Eiri seguía encerrado en su casa trabajando y no tenía la menor idea de dónde se había metido Shuichi. Se sentía tranquilo, no había nadie revoloteando por su estudio a cualquier hora, no había nadie que hiciera escándalo, que rompiera cosas o cualquier otro hábito perturbador de la paz. Pero una semana se hizo un mes y un mes se hicieron seis meses… Seis meses pronto se hicieron un año… y el rubio aún no tenía noticias sobre Shu chan.
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-Tenemos una reunión esta tarde para firma de autógrafos e invitación a la gira que haremos. Así que Shuichi, Hiro, Suguru ¡A trabajar! Haremos que Bad Luck sea un éxito. –Mr. K soltó una carcajada.
Se encontraban trabajando en su guion para la tarde. No debían dar más información de la que la empresa les permitiera, pues no debían dañar su imagen ahora que las ventas iban al alza. Como siempre, en lo previo a las entrevistas, el grupo se encontraba algo atareado y además acosado por el personal de vestuario, maquillaje y demás. Todo había salido bien hasta el momento y estaban a punto de salir ante las cámaras.
-Buenas tardes. Somos Bad Luck. Muchas gracias por haber asistido hoy. –Declaró Shuchi ante un micrófono. Enseguida toda la atención se centró sobre él.
-¿Es cierto que su relación Eiri Yuki terminó? ¿Cómo ha tomado esta noticia? ¿Usted sabía que el maestro Yuki Eiri se encontraba hospitalizado? ¿Cuándo exactamente terminaron su relación? ¿Es porque había una tercera persona?
-¿Hospitalizado? –Shuichi palideció.
-Disculpen, pero creo que la entrevista no es sobre la vida personal de mi amigo ¿verdad? –Hiro al rescate. –Por favor, hagan las preguntas que deseen sobre la gira.
-¿Dejará a Eiri Yuki para irse a su gira por Japón?
Claro, Shuichi ya no estaba, había salido corriendo a NG para preguntar a Tohma por la salud de Eiri. Entró como un huracán, destruyendo todo a su paso, más aún con el corazón acelerado y gritando sin cesar. Tohma no estaba en su oficina. En vez de él solo encontró a un guardia. Quien no supo darle información sobre su Yuki.
Salió corriendo de nuevo. Su ímpetu lo había llevado hasta casa hospital para preguntar por él, hasta que finalmente lo encontró. Era la hora de visita y no había nadie con él, así que consiguió el pase de entrada. Subió las escaleras desesperado y del mismo modo entró a la habitación. Agitado y de forma brusca se sentó en la silla que se encontraba al lado de la cabecera de la cama donde yacía su único amor.
-¿Yuki? –Se le quebró la voz. -¿Estás bien?
-¿Shuichi? ¿Al fin volviste?
-¿Qué ha sucedido? ¿Por qué estás aquí?
-No importa. Al fin te dignaste a verme. ¿Por qué no habías venido?
-Bueno… pensé que me buscarías tan pronto vieras que no regresaba… pero no fue así…
-Baka… Tuve un sueño. ¿Quieres saberlo? Soñé que estábamos volando y tú te caías… soñé que te estaba perdiendo y no podía hacer nada. Pero ahora sé que solo fue un sueño… realmente has vuelto a mi lado ¿no es así?
-Yuki… Yo… -“Yo te quiero enseñar este mundo espléndido, ven princesa y deja a tu corazón soñar" -Yo solo trataba de que pudieras ver las cosas desde un punto de vista positivo. Solo intentaba que me dejaras velar tus sueños y me permitieras cambiarlos por maravillas que te hicieran feliz. -“Yo te puedo mostrar cosas maravillosas, con la magia de mi alfombra vamos a volar...”
-Lo lamento Shu… no entendía eso. Sé que he sido arrogante, egoísta… cruel… sé que no has merecido el trato que te di. Por favor, prométeme que te quedarás conmigo y que juntos haremos nuestro propio mundo. No te vuelvas a ir…
-No me iré. Aquí estoy, no tengas miedo. -“Un mundo ideal, será fantástico encontrar, nadie que diga no, o a donde ir, a aquellos que se aman.”
-Solo si estoy contigo puedo quedar en paz… Shuichi, abrázame. Déjame dormir entre tus brazos. -“Un mundo ideal, tan deslumbrante y nuevo, donde ya vi al subir, con claridad, que ahora en un mundo ideal estoy.” –No sé por qué había sido tan estúpido al dejarte ir, cuando la realidad es que tú me hiciste conocer el sentimiento más bello, el que siempre deseé alcanzar. -Fabulosa visión, sentimiento divino, baja y sube y vuela hacia celestial región... Un mundo ideal...
-Yuki… mira bien lo que tienes enfrente. Mira, no hay nadie que te dañe. –“Mira bien lo que hay”.
-Quiero creer. Quiero que fabriquemos nuestro mundo ideal. –“Ahí mil cosas voy a ver. Soy como azul estrella que se va y nunca será igual ya otra vez”.
-Fabriquemos nuestro mundo. ¿Recuerdas? Yo quiero un mundo nuevo. –“Un mundo ideal”.
-Quiero descubrirlo contigo. –“Cada vuelta es sorpresa”.
-Cada nuevo amanecer. –“Un horizonte nuevo a abrir”.
-Quiero una oportunidad. –“Cada instante un relato”.
-Ahora la tienes Yuki. –“Hay que seguir sin fin, hasta el confín, juntos en un mundo ideal tu y yo”.
“Un mundo ideal, que compartir, que alcanzar… tu junto a mi”.