Después del Kiss the Radio, Ryeowook entro al departamento estrujando un oso de peluche entre sus brazos; encontrándose, aparentemente, solo. Después de comer algo, darse una ducha y haber vagado un poco por ahí, encontró una nota colgada en el refrigerador donde decía que todos habían ido a festejar a un bar por el regreso de Kangin y la llegada de Zhou Mi y Henry de China. Supuso que Sungmin también habría ido allí y sin nada más que hacer, se fue a dormir.
Al entrar en su habitación vio un bulto todo despatarrado en su cama, y se asusto pensando que pudiera ser un ladrón o una fan loca que simplemente había llegado muy lejos. Prendió la luz y se alivio al ver a Henry durmiendo, todo babeado y con el cabello revuelto. Sonrío con ternura para luego empezar a despertar al menor. Al cabo de un rato, Henry ya estaba sentado en la cama, con cara de idiota, pero más o menos despierto y consiente.
-Henry ¿por qué no fuiste a festejar con los demás?- pregunto Ryeowook al cabo de un rato, mientras se ponía algo para dormir.
-¡Ah, eso! Jejeje… Es que… Tenia ganas de… de verte.- El menor se sonrojo hasta las orejas y dijo esto último en un susurro.
-Disculpa, ¿Qué?
-Que tenia ganas de… verte.- Ahora fue el turno de Ryeo para sonrojarse a más no poder.
Ryeo se subió a la cama ya con el pijama puesto, sonriendo como un bobo, para darle un dulce beso en los labios a Henry. “No te hubieras molestado” le susurro mientras se metía en la cama con el oso de peluche. Henry lo miro extrañado, Wookie no tenía osos de peluche. Y mucho menos dormía con ellos.
-Wookie… ¿Y eso?
El mayor lo miro sin entender para después notar que Henry no le sacaba los ojos de encima a su “osito”.
-Jejeje… Un amigo que se había ido a vivir a Europa se cruzo conmigo al salir de la radio y como hace mucho que no nos veíamos, me regalo este peluche.- Ryeowook sonrío como una adolescente enamorada y apretujo más fuerte el oso.- Quedamos para ir a tomar un café un día de estos. ¿No te encanta? Esté osito es tan lindo… ¡Lo amo!
Ryeowook miro sonriendo a Henry, pero el menor solo miraba el oso con confusión, enojo y tristeza; como si el pobre osito fuera un enemigo al cual debía eliminar cuanto antes. La cosa era que estaba tan cansado que se limito a recostarse en la cama y hacerle señas al otro para que lo acompañara.
-Ryeo, voy a salir para dar una vuelta.- Sin más, Henry se levanto de la cama, tomó sus cosas y salio sin siquiera despedirse.
Wookie se quedó como un idiota mirando la puerta, que había quedado entreabierta.
Después de media hora dando vueltas por el departamento como un soldado, Ryeowook ya se estaba desesperando por que Henry no volvía y eran algo de las doce y media de la noche. Le dejo un último mensaje en el celular a Leeteuk y salio a la calle decidido de buscar al menor.
Recorrió la mitad de Seúl, los lugares a los que Henry frecuentaba cuando estaban allí, lleno a los demás con mensajes de texto y llamadas e incluso tuvo la idea de ir a la policía. Pero no, eso ya era exagerar demasiado. Después de que Yesung no le contestara por quien sabe que vez, Ryeowook colgó el celular y se sentó en la banca de una plaza. El cuerpo y el cerebro no le daban para más, y el que Henry se hubiera ido sin motivos lo hacía sentir culpable.
Camino nuevamente hasta su cuarto, comprobando que nadie había regresado. Entro a su habitación y prendió la luz; dando un salto a ver a Henry dormido, en su cama,… con un traje de cuerpo completo de oso.
Después de gritarle algunas cosas al menor y darle un par (intentos) de bofetadas, recordó que estaba Henry estaba vestido con un disfraz de oso. Entonces, armándose de paciencia para recibir la respuesta, pregunto:
- Henry, luz de mis ojos, corazón, cariño, amor de mi vida… Serías tan ‘amable’ de explicarme que haces con un traje de oso a la una de la mañana.- Henry bufó e hizo un puchero, que entre el traje y esas caras, lo hacían parecer un niño de cinco años.
-Es que… No me gusta que te anden regalando cosas otras personas, por que soy tu novio y… ¡Y no me gusta! Y tú dijiste que amabas a ‘ese oso’…- Mientras decía todo esto Henry miraba a aquel oso de peluche como si dijera “tú eres el que tiene la culpa de todo”.
Ryeowook no lo podía creer. Y es que era para no creérselo. En serio, por un ataque de celos, ¿Henry se había ido? ¿¡Había recorrido toda Corea del Sur, por un jodido oso de peluche!? ¿¡A esas horas de la madrugada!? Bien. Necesitaba calmarse para procesar mejor las cosas y no mandar al otro de una patada en el culo de vuelta a China, o a Canadá. Respiro hondo un par de veces.
-Henry, cariño, ¿en serio fuiste a alquilar un disfraz de oso a estas horas, solo por que dije que yo lo amaba…?- Ah, tenía que decirlo, en el fondo, eso le parecía de lo más lindo y enternecedor, ¡pero no quitaba que se hubiera caminado toda una nación! – Henry, si te molestaba solo tenías que decírmelo, no irte como si nada, me preocupe. Gaste todo el saldo de mi celular y, por las llamadas y mensajes, ahora también se van a preocupar los chicos…- Ryeowook suspiro. Bien, lo podían tomar solo por la parte “linda” y dejar la venganza y los regaños para después. De esa forma se iría a dormir más rápido.
-Lo siento…- el menor bajo la cabeza e hizo una leve reverencia.- Pero ¡ahora me quieres más que a ese oso! ¿Verdad?- Ryeowook lo miro y soltó una carcajada. Luego le dio un suave beso a Henry el los labios.
-Babo, claro que te amo más que al oso, pero cuando me vuelvas a hacer algo así, te mando de regreso a Canadá. Y no precisamente en un avión…- le volvió a besar; está vez un poco más apasionado. Se separaron cuando les hizo falta el aire; Ryeowook sonrío, haciendo lo posible por que su sonrisa se viera más “a lo Heechul”.- ¿Yo también debo vestirme de oso de peluche, para que me ames?
Henry lo miro sin comprender muy bien. Luego puso su mejor sonrisa de “a lo Heechul” y dijo:
-No, pero un traje de bombero o policía no estaría mal…
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