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El Dorado: El mayor tesoro de todos por Conejita_yaoi

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Notas del fanfic:

Bueno, es la primera vez que escribo de la pelicula de El Dorado. sería algo así como un Miguel/Tulio. si, Seme=Miguel Uke=Tulio.

Notas del capitulo:

Este es mi primer fic de El Dorado, así que no se si me quedó bien. tenía ganas de publicar de ellos después de leer algunos fics en fanfiction.net, pero no sabía como empezarlo, entonces me acordé de la escena donde Chel quiere unirse a la farsa y eso me dio la clave para poder continuar a donde quería.

Nunca imaginaron que algo así pudiera pasar nunca, en especial a ellos. Toda esa gente, creía que ellos eran dioses. ¡Que tontos! Pensaban. Pero su teatro parecía que se iba a ir a bajo cuando aquella mujer apareció diciendo que ella no creía que fueran dioses. Intentaron convencerla pero ella les hizo entender que no pretendía delatarlos, si no que quería unirse a la farsa. El pelinegro de cabellos ondulados y largos sujetos en una cola baja, la miró con sospecha, entonces Tulio trató de hablar con su amigo rubio, Miguel.

_¿Qué piensas cuando la vez?_

Le preguntó. Pero cuando Miguel la miró solo pudo poner una cara de galán y dar un gruñido seductor. Tulio se golpeó la frente frustrado.

_No, oye. ¿recuerdas esa vocecita que a veces oyes pero jamás le haces caso? Pues escucha ahora esa vocecita. ¿Quieres? Chel es una mala idea. Solo fingiremos que la aceptamos, pero no será así. ¿De acuerdo?_

_Esta bien._

Tulio rogó por que fuera así y que realmente lo haya entendido. Miguel seguía viendo a la bella mujer como si realmente la conversación anterior no se hubiera llevado a cabo. Tulio sabía que Miguel no lo escucharía, nunca lo hacía y siempre hacía lo que quería. Un ejemplo, fue la de haber ignorado la orden de no salir del templo por nada del mundo ¿Y qué hacía? Salía, curioseaba y jugaba pelota con los lugareños. Ya estaba harto de esa situación. Solo quería largarse de aquel lugar y regresar de nuevo a España y darse una vida agradable con el oro que se llevaría. Ya lo podía vislumbrar, el y Miguel como siempre habían estado. Pero últimamente parecía que su amigo se había olvidado de que él existía y solo se dedicaba a mirar aquella ciudad de oro.

Ya no sabía que más hacer. Estaba casi al borde de un colapso nervioso. Claro, que Chel estaba ahí para animarlo. No era que no le gustase, pero preferiría no estar con ella. Pero ahora que lo pensaba. Miguel se había olvidado casi por completo de el. Eso le hacía sentirse solo y triste. Y ahí estaba esta hermosa mujer morena que le estaba apoyando y tratando de calmar sus nervios y contra todo lo que hubiese querido hacer, se relajó y se sintió muy a gusto bajo esas manos habilidosas que le masajeaban los hombros y cuello. Era delicioso.

Entonces pensó. Si Miguel no le iba a hacer caso el no se molestaría en que su amigo lo notara. En su lugar, aceptó gustoso a la chica. No la amaba como esa preciosa muchacha le demostraba amarlo a el. Pero podía sentir cierto cariño por ella. Entonces… algo se le ocurrió. Había estado hablando con ella. Lo que sentía y lo que planeaba. Preguntó si estaba dispuesta a ayudarlo. Ella le dijo que si, que sería interesante. Esa respuesta fue mejor a nada. entonces, cuando notó que su amigo se acercaba, procedió el plan.

_Quiero que vengas con nosotros a España. En especial conmigo. Solo conmigo. Olvídate de Miguel._

Sonaba cruel y si que lo era, pero Tulio quería que Migue sintiera enojo. Estaba un poco sentido. Así que durante la fiesta antes de marcharse, Tulio fingía interés en Chel. Miguel entonces dijo algo que no esperaba. Se quería quedar. Eso lo destrozó. Su plan no había salido como quería. O tal vez su plan ya estaba destinado a fracasar.

Cuando fueron atacados por ese jaguar enorme de piedra tuvieron que pelear por sus vidas. Lograron vencer al malvado hechicero Tzekel-Kan. Pero no fue rescatado su cariño. Miguel estaba muy enojado por la supuesta traición de su amigo que no le quiso escuchar. Solo se concentraba en pensar en como sería su vida en El Dorado.

Ninguno estaba dispuesto a ceder, ambos estaban resentidos y ambos querían hacer sentir mal al otro. Chel supo entonces que ya no habría solución… a menos que un tercero interviniera. Así que antes de partir al siguiente día, Chel trató de hablar con Miguel sin que Tulio se diera cuenta. Miguel al verla frunció el ceño.

_¿Qué quieres? ¿Tulio te mandó?_

_No, ni siquiera sabe que estoy aquí._

_¿Entonces? Deberías darte prisa si quieres irte con TU amigo._

_¿MI amigo? ¿Ya no es Tu amigo?_

Esas palabras dolían. Tulio ya no era su amigo. Chel frunció el ceño. Ya no iba a tratar de ser paciente. Era ahora o nunca.

_Para que te lo sepas. El no me quiere… te quiere a ti. Estaba triste y tal vez un poco celoso de que hicieras más caso a la ciudad que a el… solo fingíamos… por que quería darte celos._

Miguel trató de procesar aquellas palabras.

_No es cierto. Tu mientes._

_Si miento o no, si lo dejas ir será el mayor error de tu vida. Lo sabes. Piénsalo._

Chel por fin se marchó dejando solo a un muy pensativo Miguel que no podía creer lo que había escuchado. No podía ser verdad, por que si fuera verdad, entonces…

Salió para ver el barco partir. Su corazón dio un vuelco al ver a Tulio partir junto a Chel y todo el oro de regreso a España. Era demasiado doloroso de ver. Ni un solo momento Tulio se giró para verlo. Para Miguel esto era in signo de que a Tulio no le importaba ni le dolía dejarlo. Pero lo que no sabía, era que Tulio no quería que viera las lágrimas que comenzaron a brotar sin control de sus ojos azules. Estaba tan triste y vacío sin Miguel. Ya lo extrañaba.

Una llamada de alarma les llamó la atención. Al parecer atacaban la ciudad. Era Cortéz y era guiado por Tzekel-Kan. Ese hombre no había muerto. Estaba vivo y ahora quería venganza. Tulio tenía un plan. Uno muy arriesgado. Cuando Miguel notó que tenían problemas con la vela, se lanzó junto con su fiel caballo Altivo y logró desatorar la vela del mástil, logrando así quedar frente a un muy sorprendido Tulio. Miguel entonces lo notó. Sus ojos estaban cubiertos de restos de agua salada. Se sintió culpable se ser el causante de ésas lágrimas.

Se acercó lentamente a el y con su mano acarició la mejilla y retiró los restos de las lágrimas. El rostro fino de Tulio se sonrojó por aquel contacto. Sus ojos se conectaron, azul y verde. Un bosque profundo con un mar infinito. Pero el momento mágico no duró. La ciudad era atacada y debía hacer algo. Entonces, Tulio trató de derribar los pilares para salvar a la ciudad. Saltaron al mar y todo el oro se perdió, más a ninguno de ellos les importó, por que el mayor tesoro no era de color dorado ni brillante.

Una vez a salvo. Miguel se acercó a Tulio.

_Tulio… yo…_

_¿Si?_

Ambos se miraron sin saber que decir. Miguel pensó en pedir disculpas y decirle que Chel le había dicho todo, pero entonces, al ver esos ojos y luego esa boca… tuvo una idea mejor. Se acercó lentamente al otro hombre y sosteniéndolo de los hombros sin quitar su vista de esa boca, se fue acercando lentamente al rostro del pelinegro. Entonces, sus bocas se conectaron en un suave contacto, tan delicioso y tan casto. Se separaron a los pocos segundos. Tulio miró con confusión a su amigo Miguel.

_Es mi manera de pedirte disculpas. Fui muy tonto y no me di cuenta de lo mucho que me importas._

Tulio lo miró. No le importaba las explicaciones, solo el hecho de que Miguel regresara con el, a su lado, como siempre debió ser. Sonrió.

_Te perdono._

Y nuevamente sus labios se conectaron, esta vez mucho más demandante y apasionado. Tulio colocando sus brazos en el cuello y Miguel en la cintura, juntando sus cuerpos lo más que podían.

 

Notas finales:

espero que les haya gustado lo suficiente para dar comentarios y si me lo piden puedo hacer más de ellos. (igual si no me lo piden lo hago jejejejeje) gracias y recuerden, si no dejan review el chupacabras se comerá toda su nevera.


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