- ¡No digas más!- ¡Es mi voz!, Sí, aquella y desesperada me pertenece, tan ajena a mí pero es mía, lo puedo asegurar, quisiera poder cambiarla y tornarla fría y distante, tal como mi hermano puede hacerla pero, ¡No puedo!. Santo cielo, yo no se como alejar mi corazón de lo que frente a mi pasa. Impotentes mis manos se cierran sobre tu cintura, queriendo retenerte, ansiando un solo instante más a tu lado, una desesperada caricia de tu parte.
¡No!, no lo permitiré, esta noche no partirás de mi lado, no volaras hacia otros horizontes – Te amo- Pronuncio en un tono mezclado entre la desesperación y la necesidad, y lo haces… me miras de aquella forma en donde las palabras salen sobradando.
- No Tatsuha.- Susurras casi dejándome creer que lo haces para mi, acercándote de una forma en la que los ángeles deben de hacerlo para con los niños, desbordando dulzura y comprensión, negando de manera tan sutil que duele.
- Podrás decir lo que quieras pero, jamás hables en nombre de mis sentimientos, ¡Tu no sabes lo que siento!.- Ahí esta de nuevo, aquella explosión que dentro de mí acontece cada vez que tocamos el tema.- Por qué no puedes entenderlo. Te amo Ryuichi, no hay nada más en mí, que este amor que parece quemarme por dentro.- Mi mano estruja mi camiseta blanca justo en el lugar en el que considero se aloja mi cálido palpitar por ti.
- Ven, tócalo, ¡Siéntelo y dime que no existe!. –Anulando la ya de por si mínima distancia que nos mantenía separados, me acerque hasta ti, alcanzando con tu mano la mía para poderte llevar hasta el lugar en el que la locura y el amor cohabitan en mi interior.- Dime que no lo sientes, mírame a los ojos y niégame que con cada latido mi cuerpo clama tu nombre. – Recite sobre tus labios aprovechando que la sorpresa y el desconcierto te tomaron por asalto, permitiéndome apresarte entre mis brazos, sintiendo tu calor, inhalando el oxigeno que de ti emanaba. Mi mano izquierda sobre tu espalda baja mantenía a mi presa inmóvil y el desenfrenado latir de mi ser te cantaban en nombre de mi amor.
- Deja de resistirte.- Mis labios se posaron sobre los tuyos, moviéndose con la misma cadencia con la que las olas bailan con la briza. Tu escasa estatura está tan marcada en comparación a mi efebo cuerpo, que me permite amoldarme a el, fundiéndome con tu ser en una mezcla de la que nacería un nuevo individuo, nutrido del aire que compartimos.
- Esto esta mal.- Rebates con tu aletear de mariposas, mientras mueves tu cuerpo como una avecilla enjaulada.- Tu crecerás y…- ¡Tus bellos ojos! Pierden color, el cielo se nubla y el día muere en tu mirada alumbrando al anochecer. Pero no lo permitiré, mis dedos se adelantan a mi pensamiento y con amor se posan sobre esos labios que han nombrado a mi humanidad en medio del más ardiente de los delirios.
- ¡Jamás! Ryuichi, no es solo un amor de juventud. Sé que eres mi alma gemela, la otra mitad de mi esencia que el universo ha fabricado para mí, eres mi complemento y el combustible de mí ser.- Decreto ante ti con el peso que solo la verdad universal puede tener, respaldada por la fuerza de mi amor por ti. Tus ojos se niegan en lagrimas para mi pesar y contra todo lo que la gente conoce de ti, te derrumbas entre mis dedos, como arena que se pierde en el tiempo, ¡No llores amor mío!, mi mente se retrae por un tortuoso momento mientras admiro tu caída.
- No es difícil de comprender “Honey”.- Mis brazos cual pilares te han sostenido, impidiendo que tu desamparo llegue a un nivel físico, con delicadeza tome tu mentón he hice que te reflejaras en mis ojos. Llamándote de aquella forma tan personal, tan mía, mi manera de hacerte sentir especial y único.- Solo es cuestión de que me dejes demostrártelo.- Sonreí de forma autosuficiente, solo para ti. Acercándome hasta tu rostro una vez más.
- ¡No!.- Te has ayudado de tus manos para apoyarte en mi pecho y alejarme.- No quiero quedar en tu pasado como el error de tu juventud. No podría soportarlo.
Mi asombro se ha vuelto palpable y la fuerza ha huido de mi cuerpo como el agua fluye cuesta abajo.- ¿Qué he hecho mal, para que creas eso de mí?- Mis brazos perdieron el agarre de ti y fueron deslizándose con el peso de la gravedad pero, tus manos son las que ahora toman con algo de brusquedad mi rostro para juntar nuestras frentes.
- ¡No es así!, Tatsuha, tú no has hecho nada malo, soy yo, ¡Soy yo!.- Son tus ojos lo que no han podido retener lo que ambos sentimos y has dejado escapar tus lágrimas, tu rostro se encuentra bellamente roto.- Yo…
- El pasado no importa amor mío.- Silencio tus protestas, pues sé lo que el paso del tiempo ha dejado en tu interior.- Es el presente quien debe de ocupar tu mente, nuestro amor que será el lecho en el cual puedes descansar, yo no permitiré que nada pueda volver a lastimarte.- Me repongo de mi pequeño desosiego, sé que soy la roca en la cual necesitas apoyarte.
- Quisiera creerlo, en verdad quisiera.- Mi promesa anterior es sellada por mis labios, haciendo de este contacto algo nuevo, es solo una caricia, no pretendo llevarla a otro nivel, ni retenerte a la fuerza. Rogando que mis labios tengan el poder suficiente para transmitirte esta fuerza que nos une.
Dejando que ellos hablen por mí, los llevo con lentitud camino arriba rumbo a tus ojos, sin dejar de sentir la calidez que tus mejillas desprenden. Alguna vez escuche que los labios eran la parte más sensible de nuestro cuerpo, tal vez sea por eso que me gusta tanto juntarlos a tu piel.
Tu respiración se ha acelerado levemente mientras tu llanto comienza a menguar y ambos sabemos que no es solo el deseo y la lujuria lo que hacen que nuestros cuerpos reaccionen. – Desde el primer momento en el que te vi cuando era apenas un niño, sabia que mi otro extremo eras tú.- Probablemente aquella declaración no tendría el efecto que yo deseo pero, es importante para mi, que conozcas el origen de mi amor. Te estremeces entre mis brazos pero escuchas atentamente, mientras tus parpados se mantienen cerrados por el leve peso de mis labios sobre ellos.- Pero no me refiero a tus conciertos o la televisión, no Ryuichi. Aquella vez, ¿Lo recuerdas? Cuando acompañaste a Tohuma a recoger a Mika.
Tu cristalina mirada me observa dividida entre la intriga y la sorpresa.- Tenias apenas 4 años.- Aseguraste en un tono bajo y melodioso, haciendo que en mi rostro surgiera una fina sonrisa.
- Y no tenía la más mínima conciencia de lo que la idea de ti significaba, solo sabia que tú eras la persona por la que los días cobraban sentido y eran hermosos.
- Tat… Esto, yo no sabia… no.- Las palabras han huido de ti, sé que la idea en sí es difícil de comprender.
- Yo espere con paciencia y anhelo, deseando cada día poder crecer, queriendo ser el hombre del cual te sintieras orgulloso de tener a tu lado; Puse todo mi empeño por aprender.
Te conozco y puedo ver caer tus barreras poco a poco pero esperare a que tú mismo lo aceptes y decidas comunicármelo. Es tan bello, el echo de poder ver como poco a poco cierras los ojos con tranquilidad, dejando que todo tu ser se relaje, que tu respiración se normalice mientras despides un aura mística y envolvente. Este eres tú. Y sonrió nuevamente, pero esta vez con autosuficiencia y orgullo, de poder ser el único con quien dejas que tus caretas caigan.
Sé que debo darte tu espacio para poder acomodar tus ideas, después de todo eres un artista un alma en libertad. No se como es que los demás tachaban de extrincidad tus actitudes, es como temer a la autenticidad. ¿Cómo no apreciar ese momento exacto en el que tu espíritu creador se libera, y tu cuerpo y alma se comunican por medio del canto? ¡Claro! Es ese momento al que los demás llaman: “Actitud seria” Sonrió de lado, en esta ocasión con un deje de pena ante la ignorancia ajena.
¡Idiotas! Todos idiotas al no poder ver más allá de tu nombre, al no querer descubrir a la persona que dentro de ti se encuentra. Pero… realmente doy gracias por su desinterés y temores. Dejándome el camino libre para poder ocupar el lugar que junto a ti me corresponde. Por que es así, en la misma manera en la que tu despliegas tus alas en mi presencia tú eres la causa por la que en mí la idea de ser un mejor hombre surge y cobra sentido. Es por ti por quién deseo tener metas y formular sueños. Solo tú eres la persona a la que quiero a mi lado en este camino llamado vida.
Aún que debo confesar que a veces tu resplandor me ciega y atemoriza, a veces no alcanzo a comprender como es que he tenido la fortuna de poder llegar a tu corazón. El temor de que al despertar esto sea solo una mera ilusión me paraliza. Un pequeño he inaudible suspiro clama en mis pulmones,. Mi mente vuelve a rondar el hecho de las diferencias y retos que nuestra relación aquejan.
Mi cuerpo se ha movido y mientras me encontraba perdido en mis cavilaciones ha encontrado su camino hasta el sillón de la sala, sorprendiéndome el instante en el que una sensación cálida y agradable recorre mi cuello por de tras. Tus labios sobre mi piel son la respuesta que mi corazón necesita para recobrar su latir.
No estoy ciego, solo elijo no ver lo que no podre modificar. ¿Por qué he de preocuparme por el futuro? Sí las cosas deben darse de alguna manera, aunque pusiera todo mi empeño por cambiarlas estas no cederían, es el destino y la tinta del libro sagrado los que lo han marcado pero, por otro lado. Nunca sabemos que es lo que el destino nos depara.
… Son tan fuertes tus miradas, elegantes y estudiadas…
… Yo soy solo un adolescente, pero entrare en tu mente…
… Pisando fuerte, pisando fuerte…
FIN