Yo solo te amo
La lluvia caía empapando todo a su paso tomando a varios estudiantes desprevenidos que corrieron a refugiarse en algún lugar techado de la facultad hasta poco después ver el campus vacio; salvo unas parejas juguetonas en su mundo caminar bajo la lluvia abrazados o besándose…
Un suspiro nostálgico escapó de sus labios; se encontraba observando la ciudad desde la ventana de su oficina; hacía frio y no tenían calefacción debido a un pequeño averío; pero no le importaba demasiado; después de todo siempre que tuviera un buen café se mantendría caliente.
Sin embargo; justo al dar el primer trago estaba helado.
Demonios- masculló por lo bajo mientras dejaba la taza en una repisa y se disponía a seguir trabajando; mirando ocasionalmente el reloj:
Ya casi es hora…- se sorprendió un poco; pues el tiempo se le había ido volando y aún había trabajo pendiente. Con pesar vio la enorme pila de exámenes por clasificar, por mucho que deseara irse de ahí no podía dejar ese pendiente; ni porque sus alumnos fueran “unos idiotas que no saben apreciar la literatura”.
El era un maestro respetado; tenía que mantener su propio orden.
¡Kamijou… ayúdame a clasificar las pruebas!- al menos mejor orden que su compañero.
Profesor, el examen es en una hora y yo voy de salida…-
Mhm… pero aún te falta esa pila- señalo la torre antes descrita; Hiroki la miró desganado- De acuerdo… vuelvo en un momento- salió de la oficina tomando su celular; al parecer le tomaría más tiempo regresar a su hogar.
Mientras paseaba la selección por la lista de contactos; su mirada no pudo apartarse de cierto nombre que, estaba entre sus favoritos; quiso llamar; pero se contuvo, tenía mucho que hacer como para ponerse en estado depresivo.
Rápidamente pasó al número deseado:
¿Hola?- una sonrisa se compuso en su rostro y dijo con cierto tono de disculpa.
Soy yo… lo siento, pero tengo mucho trabajo-
Ahh… Entiendo; de acuerdo solo dime cuanto tiempo le tomará…-
Quizás una o dos horas después… la cena esta…-
No se preocupe; ya haré algo para comer… cuídese- se despidió con cierto aire alegre; Hiroki quedó más calmado luego de aquello.
Sin embargo; aún quería marcar aquel número; suspiró y dando clic a “recall” esperó que entrara la llamada; su corazón latía cada vez más fuerte y más rápido al pensar que la “persona” al otro lado contestaría la llamada:
[Hola, habla Kusama Nowaki deja tu mensaje después del tono]- cuando sonó el pitido conocido Hiroki colgó y quedo con la vista puesta en el fondo de su teléfono; entonces notó que tenía una pequeña gota, a su vez que se daba cuenta que era de él.
Una lagrima.
Regresó a su oficina para tratar de despejarse y terminar rápidamente para irse a casa; mientras tanto afuera la lluvia seguía cayendo:
“Seguramente…”- trató de no enfocarse en otra cosa que no fuera la gran “F” en el trabajo de su alumno; y con esta dinámica siguió clasificando y calificando exámenes hasta que por fin; la pila se movió a un extremo totalmente calificada y lo concerniente a Miyagi estaba engrapado y ordenado en su escritorio.
Volteó a ver el reloj otra vez.
Es tarde- musitó con cierta decepción; tendría que pagar extra pero no importaba; mientras estuviera tranquilo no había problema.
Dejó una nota a Miyagi indicándole la clasificación, tomó su maletín y la gabardina para por fin irse a su hogar.
Al final de las escaleras y salida del edificio distinguió una silueta conocida; a pesar de la lluvia él conocía aquella figura.
Sus pies se movieron solos llevándolo a su encuentro; más conforme se acercaba, la figura se desvanecía; solo era su imaginación.
Su corazón aun dolía; pero estaba acostumbrándose a ese dolor; Hiroki alzó su vista al cielo y recordó con cierto rubor una noche similar hace ocho años…
Te amo… te amo… te amo… ¿es tan difícil entenderlo? ¡Maldición! ¡Idiota!- era verdad; se había mostrado enérgico en aquella ocasión pero sus emociones estaban al límite; sin embargo al escuchar lo siguiente su corazón sin duda hubiese estallado por tantas emociones:
Sé que nada es seguro pero; para mí, Hiro-san es lo más importante- un abrazo que aún sentía en su cuerpo; era una especie de calidez que lo abordó de pronto a pesar de las frías gotas que se filtraban a través de su gabardina; Hiroki se encontró a si mismo abrazándose en señal de anhelo.
Mientras caminaba por las desoladas calles su mente viajó de momento en momento; tiempo, instante o minuto; todo lo que él y Nowaki habían hecho se ha mantenido presente en su memoria:
Todo mi mundo gira en torno a Hiro-san-
¡Hiro-san te amo!-
Hiro-san… ¿te casarías conmigo?-
Hiro-san…-
¿es verdad? Pero como…-
Hiro-san… me haces tan feliz… es una oportunidad en mil… eres increíble-
Te amo, muchas gracias… ¡es hermosa!-
Y la ultima que tuvo; sus pasos lo llevaron al parque donde se habían conocido y a su vez era un pase a su hogar; Hiroki entonces lo recordó:
Nowaki ¿Qué sucede? ¿Cancelaron el vuelo?- Hiroki se desocupó de lo que estaba atendiendo para responder el móvil, pues era cerca de la hora en que Nowaki regresaría de una conferencia en Missouri.
No… llamé… para decirte que… yo solo te amo-la interferencia en la línea no permitió que el mensaje se perdiera y Hiroki lo escuchó sonrojado.
¿Idiota que cosas dices? Definidamente la altura te afecto- una risita se escucho en la otra línea; entonces Hiroki suspiró:
Yo también te amo…- luego de eso la llamada se cortó; Hiroki quedó extrañado viendo el teléfono pero no le dio mucha importancia y siguió atendiendo su “pequeño” problema.
A la hora en que Nowaki regresaría; Hiroki fue al aeropuerto junto con “alguien” a recoger a Nowaki; pero fueron recibidos por una confusión en la zona.
Un avión había caído en pleno mar atlántico; en ese momento Kamijou sintió su mundo venirse abajo; entonces se abrió paso entre el tumulto de gente y poder ver la lista de víctimas.
Al leerlo se aferró a lo que cuidaba con tanto empeño; la tercera fila en la primera columna resaltaba su nombre y profesión, las lágrimas y la confusión apenas si le permitieron pedir ayuda a la única persona que le podría sacar de aquel atolladero.
Akihiko- el afamado autor en cuanto lo oyó tan desesperado como nunca antes fue en su auxilio acompañado de su adoración ojiverde.
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Estaba ensimismado en sus pensamientos y sus memorias que, a pesar de haber pasado ya cuatro años se mantenían frescas y las heridas aún abiertas dudando de que algún día se cerrarían; Hiroki entonces dejó que las lagrimas que tanto se venía conteniendo salieran de sí y se mezclaran con la lluvia; no pasó mucho tiempo antes de que su celular vibrara y él se recobrara para contestar; descubriendo que era una llamada de su casa.
¿Hola?- una vocecilla le respondió; haciendo que Hiroki mostrara una sonrisa y dijera:
Cariño, es tarde, ¿paso algo?- no hubo contestación al otro lado por algunos momentos hasta que ella habló:
Yo… yo solo te amo… ¿Cuándo vuelves a casa?- la pregunta junto con su tono suplicante hicieron que Hiroki sonriera enternecido y sus lagrimas pararan.
Voy a casa pronto, y yo también te amo- dicho esto y luego de una recomendación de dormir para no molestar a su niñera colgó la llamada y volvió su vista al parque y el cielo nublado; ahora la lluvia no era fría; más bien cálida y agradable.
Sonrió; al cielo y regresó a casa con el corazón en paz; no dejaba de sorprenderse de cómo su pequeña Mitsuki sabía exactamente que decir cuando el más lo necesitaba.
Yo solo te amo, Nowaki-
FIN