La puerta de mi habitación voló al abrirse y yo me desperté sobresaltado dando un grito. Mi mano automáticamente se fue a mi corazón para revisar que todavía latía. Miré el pequeño bulto que estaba parado en el umbral de cuarto.
Oh, Kami-sama alguien entró y ahora va a robar mi casa y asesinarme; ese fue mi primer pensamiento hasta que esa persona bajó su capucha que le cubría de la lluvia para verle, era Ruki.
— ¿Ruki? —Pregunté en voz alta mientras alejaba el sueño de mis ojos. La única respuesta que tuve fue un sollozo desgarrador. Mi boca se abrió y salté de la cama para estar a su lado—. ¿Qué pasa Ru? —Silencio—. ¿Por qué lloras? —Una línea de rayo iluminó la habitación por un momento—. ¿A quién le voy a pegar? —Un movimiento de cabeza y otro sollozo—. ¿Tuviste otra pelea con Akira?
Tan pronto como el nombre de Akira salió de mis labios el cuerpo de Ruki se cubrió de temblores y llanto. Lo envolví entre mis brazos a pesar de que su cuerpo estuviera empapado. Temblé un poco al sentir mis pezones duros por el frio. Los ignoré y lo acerqué más a mí.
Él sollozó más fuerte y se aferró a mí con fuerza.
—Tan solo se fue —Lloró—. Sin despedida ni nada, solo una maldita nota en la barra. Renuncié a todo por él ¿Qué debo hacer ahora?
Me congelé- Se refería…No Akira no solo… Levanté su rostro por la barbilla y mi estómago se contrajo por la vista. No llevaba maquillaje o lentes de contacto. Sus ojos marrones se convirtieron en una luz de casi un color caramelo por haber estado llorando y su labio inferior temblaba como el de un niño. Le hubiera dicho que se veía lindo sino es que hermoso de no haber estado en una situación tan seria.
—Ruki, bebé no entiendo. Tienes que explicar, pero primero métete a bañar mientras te preparo un té.
Le dejé una toalla y un cambio de ropa que nunca habían salido en un buen tiempo, me adelanté a la cocina pero sentí como era halado por una mano en mi muñeca. Me volteé para ver a Ruki mirarme fijamente.
—Uruha puedes acompañarme.
Hice un mohín para ocultar lo doloroso que era escuchar eso. Regresé mi mano y agité mi cabeza tratando de voltearme rápido pero me tomó de nuevo. Esta vez no sería agradable, me solté con fuerza y gruñí.
—No Ruki, no iré cada vez que tu corazón está roto y necesita relajarse. Estoy cansado de ser la segunda opción que todos tendrán. No soy un jodido juguete.
Sus lágrimas cayeron de nuevo solo que estaba vez fue por mi culpa. Yo suspiré, la ira ya desapareció. Envolví sus brazos a mí alrededor.
—Ruki…es solo que, estás en recuperación ahora mismo y no te sientes de la misma manera en que yo me siento por ti. Al final te irás sin un rasguño y yo me quedaré con el corazón roto. De nuevo. Como siempre.
Sé que esas palabras fueron dolorosas pero ciertas. Él asintió y se fue al baño lentamente. Me fui a hacer el té. Cuando estuvo listo preparé dos tazas en la mesa, miré dentro de mi taza y sentí como mis ojos se quemaban a causa de las lágrimas. Maldita sea Ruki, exclamé limpiando mis ojos. No podía creer que siguiera dejando que regresara, jugando con mi cabeza, haciéndome sentir que realmente le importo al menos una vez; y después marchándose tras conseguir lo que quería.
Ni siquiera escuché cuando la regadera dejó de sonar o el cuerpo se encaminó hasta la cocina para verme en tal estado. Salté a duras penas cuando sentí sus brazos rodear mi cintura.
—vamos bebé, te lo compensaré. Te haré sentir mejor.
Respiró cerca de mi oreja.
Ahora no podía decir que no y alejarlo como mi mente me estaba exigiendo pero tristemente estaba pensando con dos órganos más importantes en ese momento. Así que firmé mi sentencia de muerte, me levanté y le seguí a la habitación.
Él me empujó hacia la cama y sujetó mis caderas. Traté de alejar mis lágrimas esperando para verle a lo que sería una noche más. Besó mi estómago y después de eso fue como un déjâ vu.
Desperté en una fría y por supuesto cama abandonada. Traté de no llorar mientras me levantaba estirándome para librarme del dolor de mi espalda baja. Maldita sea Ruki, volví a pensar.
Me adelanté al baño desnudo, no tenía que esconderme de nadie. E hice mi camino hacia la cocina. La luz estaba encendida y entonces, por una brevedad de segundo, no ni siquiera un segundo un milisegundo creí que estaba en la cocina esperando por mí, pero esto no era mi cuento de hadas ¿verdad?
Mi corazón dio un vuelco doloroso, apreté mi quijada y fui a la nota que estaba en la mesa. Dudé un poco al levantarla. No me tomé la molestia de leerla toda y solo leí el final pero fue suficiente.
Querido Uruha, Reita llamó….error percatado…regresaré…lo siento…lo amo…llámame cuando te sientas con ganas de hacerlo.
Amor, Ruki.
Golpeé mi mano contra la pared y arrugué el papel, lo tiré al suelo y coloqué mi cabeza en la mesa, mirando a la pared. Me mantuve en esa posición quien sabe cuánto tiempo hasta que escuché como golpeaban mi puerta frenéticamente.
—Uruha ¿por qué no contestas el teléfono? Sé que Ruki pasó la noche aquí y sé que estás molesto. ¡Entraré!
Escuché como la puerta se abría y los pies de alguien se acercaban corriendo por mi casa buscando a alguien. Finalmente se detuvieron en el pasillo de la cocina y suspiró fuerte.
—Uru —Suspiró la voz triste. No me moví hasta que el cuerpo se paró en mi línea de visión y se hincó para que pudiera ver su rostro—. ¿Cuándo te darás cuenta de esto y dejes de lastimarte? —Me dijo Aoi tranquilo—. Detesto verte de esta manera cada vez que Ruki te lastima ¿Cuándo terminará esta locura?
—Cuando mi cuento de hadas se haga realidad —Susurré con la voz cortada. Pestañeé a través de mis lágrimas y esperé a que Aoi respondiera a mi estupidez. No dijo nada, solo me levantó y me cargó hasta mi habitación. Luego se arrastró hasta la cama conmigo, me abrazó hasta que me quedé dormido.
¿No apesta cuando conoces a alguien quien sería perfecto para ti pero parece que nunca tendrás sentimientos de él? Apesta aun más cuando uno de ellos tiene sentimientos pero el otro no. Creo que ya he sufrido con los dos.