Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

31 NOCHES EN EL CASTILLO por izzaki

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

1 LOS CONSEJOS DE LA NINFA


 


Hola!! Escribí esta historia para unir dos cosas que me gustan mucho la edad media y el yaoi, La verdad no hay mucho escrito sobre esto y quise empezar a darle a este género…


 


ADVERTENCIA-Esta es de esas historias que van un poco despacito, por lo que si son fans del lemon rápido ténganme un poquito de paciencia que todo a su tiempo llegará, mientras léanla y díganme que opinan. Espero que la disfruten.


 


 


Esa mañana una chica llegó a las puertas del castillo, y los guardias de la puerta habían sospechado que venía pidiendo cualquier cosa menos trabajo.


-Oh, vamos, lárgate aquí no hay trabajo para mujeres como tú


-A menos que sepas coser -dijo otro-o bordar-


Como si se indignara mucho por lo que habían dicho los hombres la muchachita dijo: -Ni sé coser ni ando buscando trabajo de eso, lo que quiero es ser jornalero


Los guardias se quedaron viendo y se echaron a reír. Y es que Thais daba risa. Venía cubierto solo con una túnica andrajosa y le temblaban las piernas flacas, además le había crecido mucho el cabello, lo que le daba una apariencia aún más femenina.


Cuando no se le veía arreglo posible a la discusión los guardias, que eran tan bondadosos, le propusieron a la chica un arreglo.


-Escucha, muchacha, puedes hacer un trabajito para nosotros y si pasas la prueba podrás quedarte aquí- Los dos hombres cruzaron miradas cómplices.


-Bueno pues que están estúpidos, no soy una mujer!


Y lo peor era que cuando se enojaba a Thais se le ponía la voz aflautada.


-Te daremos comida y una que otra cosita, je, je, je...


-Vamos, es el trabajo más fácil del mundo, hasta tú flaquita podrías hacerlo.


Y colorado del coraje Thais se alzó la túnica y los guardias se quedaron calladitos. Y él se pasó como Juan por su casa y con un rápido garabato lo registraron en el pergamino.


 


......................................


 


Junto a la aldea de los siervos ondulaba un mar de espigas doradas. Los árboles, despojados de sus hojas no servían ya ni para atajar el sol. Todo estaba en absoluto silencio, solo interrumpido a veces por el graznar de algún cuervo. Thais se sentía como caminando en un pueblo fantasma, y de cuando en cuando se asomaba por las puertas y ventanas abiertas y veía los restos del fuego en los hogares y los animales amarrados en el fondo rumiando tan tranquilos. Eso lo animó porque pronto podría dormir en un lugar más confortable que el suelo del bosque. El capataz le había dicho:”Busca a Jerez, el te va explicar todo” Pero total que no se veía ni un alma.


 


Por fin, en una casucha, la más mugrienta y desordenada que Thais había visto hasta ahora había un gordo sentado en el piso devorando un melón.


-Ee... disculpa ¿dónde puedo encontrar a un tal Jerez?


-¿Para que?-preguntó el tipo con la boca llena


-El capataz me dijo que...


-Soy yo imbécil-escupió las semillas-¿tienes nombre además de esa cara bonita?


-Thais, así me llamo


Al fin el sol iba pintándolo todo de dorado, y los campos de espigas quietas habían quedado vacíos de mujeres con paliacate de colores y chiquillos y hombres con sombrero. La mesa en forma de T estaba puesta y las grandes ollas de sopa empezaban a vaciarse. Desde lejos Thais vio a Joe y a Nik, sus únicos amigos, y ellos a la vez lo vieron y fueron a su encuentro sonrientes.


 


-Este es el último lugar en que esperaba encontrarte...


-Pues ya ves, lo que uno tiene que hacer, además estaba ya algo cansado de vagar por el bosque.


-Mejor vayamos  a comer


Los tres se fueron abrazados y el regordete Jerez se quedó atrás, viéndolos.


 


El pobre Thais no tenía familia y esos dos eran sus únicos amigos en todo el pueblo. Había vivido en el bosque solo desde pequeño pero le pareció que era buen momento para un cambio de ambiente. Conocer gente le vendría bien.


 


Mientras comían sopa de verduras diluida Joe, el más flaco y desgreñado de los tres se entretenía en mirar a lo lejos, pensativo.


-¿Que tanto ves?


-¿Porque no tragas?


-Eh? ¿Que? No si, si está muy bueno, solo estaba... soñando despierto


-Para variar........


Nik, el más curioso (chismoso, más bien) de los tres empezó las preguntas ¿Y porque entraste aquí? Después de todo trabajo y Thais son dos palabras que no combinan, eh


Y comenzaron las historias…


-Chistoso. No, las cosas van mucho más allá de donde se imaginan. Un día, era de tarde ya, iba caminando por el bosque como siempre celebrando mi buena suerte cuando un árbol enclenque de hojas moradas me habló


Nik y Joe cruzaron miradas cómplices -Y que te dijo


-No, en serio, porque no era un árbol cualquiera-al hablar Thais abría mucho los ojos, como muy impresionado


e-era... una ninfa, de pronto el árbol se transformó en una ninfa coquetona que me sin más ni más cerró el ojo y me invito a ya saben, ir tras los arbustos


Nik estaba emocionado y justo en el momento en que todos se callaron gritó -¡Siempre me he querido acostar con una ninfa!


Después de que las miradas curiosas cesaron Thais siguió con su historia -Yo no quería, de veras, pero ella me obligó, me echó al suelo y mientras me tocaba me decía al oído que debía ir al castillo de Isernia y que solo así se cumplirían mis deseos más ocultos


-Uy, uy, y cuales son esos deseos-preguntó Joe


-¿Y se sintió rico?, cuéntalo bien, queremos los detalles…eres pésimo


-No me digas así o ya no cuento. Pues no sentí rico, no me gustó para nada, yo creo porque estaba obligado, pero lo que si estaba bueno era la voz, tenía una voz dulcísima-


-Yo quisiera encontrarme una de esas ninfas


-Cualquiera, Joe, cualquiera


 


......................................


 


Para su sorpresa a Thais le había tocado dormir en aquella casita rascuacha. Jerez le llegó por detrás y lo estrechó fuertemente. Olía a tierra y a cebolla. Y detrás de él iba un tipo con cara de pocos amigos que respondía al nombre de Wilhem, otro, alto y musculoso llamado Dante y otro, más chaparrito y flaco de nombre Ogando Labandeira. Se echaron junto al fuego y después de que Thais fuera presentado, Jerez y sus compinches comenzaron con su pasatiempo favorito.


-¿Y que tenemos para hoy Lavandera?-Ogando tenía un nombre que se prestaba para las burlas.


Y Ogando, indiferente, sacó de entre sus ropas un pan, y alargando la mano se lo acercó a Dante.


-Vaya pero que broma de mal gusto esta. Dime ¿tu crees que con esta miseria se me va a ir el hambre?-Jerez era un barril sin fondo, y con lo poco que daban de comer nunca se iba a llenar.


-Basta de charla, vamos a darle-


Y los tres, ante la mirada incrédula y temerosa de Thais, le dieron de palos hasta dejarlo por muerto.


-No te apures Thais, mientras me tengas de buenas, todo va a marchar muy, muy bien.


 


......................................


 


Poco a poco, y ayudado por sus amigos y el capataz, un tipo fachoso y despreocupado, Thais fue aprendiendo como recoger la cosecha ya madura, como almacenarla en los graneros y dejar después los montoncitos de paja al sol. Era un trabajo bastante fácil, de esos que dejan ratos libres para platicar, pero casi nadie hablaba, tal vez porque todos estaban más concentrados en pensar. Nik pensaba en que hacer con su hermano revoltoso que tantos problemas causaba, Joe pensaba en como expresar sus sentimientos a la chica que amaba y Thais pensaba en Ogando. De la banda de Jerez él era el único que le había parecido amigable, aunque en su cara no hubiera expresión alguna algo en sus ojos le decía que era diferente. Y la manera en que lo habían golpeado, eso era otra cosa para pensar...


 


Había pasado todo el día y Thais no se podía quitar de la mente a ese chico de mirada extraña. Deseaba hablarle, ¿de que? De cualquier cosa, tenía curiosidad de saber como era su voz, de saber porque se dejaba maltratar de esa manera como si no le importase. Bueno, la verdad le daba algo de miedo, que tal si lo rechazaba con malos modos o algo así, después de todo Thais no estaba muy acostumbrado que digamos a relacionarse con la gente.


 


Esa noche, mientras los demás roncaban Thais aprovechó y se acercó a Ogando, que estaba echado junto a la pared de madera. Ya no se le notaban los golpes de la semana pasada, ni los de la anterior. A pesar de su físico de chiflido se recuperaba muy rápido.


-O-Oye, desde la otra vez quería preguntarte algo p-pero no me animaba


-Acaba ya-no era muy amable después de todo, pero ya era tarde para echarse para atrás


-Es por ellos, ¿por qué dejas que te traten así? ¿por qué no les partes la....?


-....¿Tú lo harías?


Thais no contestaba, por supuesto que no lo haría, preferiría morir antes de enfrentarse a esos tres, o se resignaría a sufrir en silencio como lo hacía Ogando, que lo miraba de reojo, ya no tan indiferente.


-Antes, aunque no lo parezca, Jerez, los otros y yo éramos amigos, pero después me empecé a dar cuenta de que yo era diferente. No me gustaban sus diversiones enfermas con las chicas o hacer tropezar a los ciegos para robarles su dinero o cosas así


-¿Y solo por eso...?- A Thais le simpatizaba Ogando, tal vez porque lo veía más miserable que él. Sentía una extraña necesidad de protegerlo, de tenerlo entre sus brazos, como si fuera un niño pequeño.


-Sí, por eso y por otras cosas. Al principio no me pegaban pero luego se fueron atreviendo a más, y lo demás ya lo sabes


En eso Jerez giró para acomodarse.-Que carajos murmuran. Y tú porqué le hablas, tu no eres un imbécil como él.


Bueno, ni hablar, al menos ya había logrado algo. Se echó entre Jerez y Ogando, era un lugar que le gustaba, y al que se había acostumbrado después de dormir ahí varias noches.


.....................................


 


La última cosecha del año había sido recogida y ahora estaba segura en los almacenes. El campo estaba muy triste, abandonado y seco, todo el suelo estaba cubierto de plantas marchitas y hojas secas. En montoncitos habían puesto la paja para usarla después. Las reparaciones del castillo tendrían que detenerse pronto por el frío y por eso todos andaban como locos. Los albañiles no se daban abasto de ayudantes y a todos los siervos los habían mandado a la construcción no importaba lo torpes que fueran. Ya en la noche Jerez y su banda llegaron muertos de cansancio y llenos de polvo de piedra. Sin decir una palabra los tres se quitaron las botas y se echaron junto al fuego. Thais tampoco dijo nada. Pero apenas estuvieron algo repuestos golpearon a Ogando con más saña que otras veces.


-Bien, Lavandera, desembolsa de una buena vez


Muy tranquilo pero medio cojeando y con sangre en la nariz, Ogando sacó de entre la paja una jarrita de metal.


-Miren nada más muchachos-dijo Jerez babeando-Es de los mejores, nada de canela, vino y otras porquerías, esto es casi opio puro


-Y mucho mejor tomado que fumado, pega más y así no nos cachan


Por primera vez Thais interrumpió-P-pero, y si trajo algo tan bueno ¿por qué le pegan de todas maneras?


Wilhem le lanzó una mirada asesina, que en él era más bien una mirada normal, y Dante, que era más aventado, le dio un puñetazo en la cara. -Ya, ya, ya,-dijo Jerez con el líquido chorreándole de la boca-a él no le pegues, que no es igual que Lavandera, lo que pasa es que es un poco estúpido, ¿verdad Thais?


No podía resistir más la espera, se le hacía agua la boca y hasta estaba temblando, hubiera hecho cualquier cosa por un poco de opio-...Sí, soy un estúpido


Thais le caía bien a Jerez, constantemente lo abrazaba, le preguntaba su opinión y hasta le había invitado una que otra vez de lo que Ogando robaba. Por eso y por no dejar de sentirse aceptado Thais mantenía en secreto su amistad con Ogando y se quedaba callado mientras lo golpeaban.


 


Cuando tuvo la jarra en sus manos y sintió inmenso alivio vio que desde el suelo Ogando le guiñó el ojo. Pero ahora no le importaba, respirando lentísimo y sonriendo Thais contemplaba  el techo con exagerado deleite. Y podía verla ahora, la ninfa coqueta se acercaba a él despacito y se le subía, podía sentir su peso en el cuerpo. Sus cabellos como de alga marina parecían flotar y se acercaba con sus ojos oscuros y sus labios sensuales, sus pechos contra su cuerpo, a penas ocultos por un trozo de piel café y lanuda. Y él quería reclamarle, quería safarse de aquel abrazo pero no podía y entonces la visión cambiaba y era Ogando quien estaba con él, con la respiración entrecortada moviendo las caderas rítmicamente. Y entonces Thais sentía más que rico, sentía como las oleadas de un placer desconocido hasta ahora recorrían su cuerpo, era como estar en el cielo, y se revolcaba en le piso riendo, llegando al éxtasis una y otra vez en un prolongado orgasmo casi insoportable. ((hasta el cielo una y otra vez))


......................................


 


Los días pasaban y cada vez se hacían más cortos y fríos.


-Estoy harto de este trabajo, esto no es para mí, pero eso me pasa por andar de complaciente, cuando yo digo no debe ser no, no importa quien me lo pida, será muy ninfa pero...


Thais extrañaba la libertad y el abandono del bosque, eso de las construcciones y reparaciones nada más no se le daba. Antes de encender el fuego para echarse a dormir Thais se quitó la túnica y la tiró a un lado. Le contentaba la idea de que ni Jerez ni los otros se habían aparecido aún. Pero entonces sintió una mano en el hombro.


-Soy yo, no vayas a gritar, no quiero que se haga un escándalo y los otros vengan


Era Ogando, que a pesar de su apariencia tenía una voz bastante profunda.


-Ven siéntate aquí-Thais se sentó, se sentía extrañamente apenado por estar sin ropa a pesar de que Ogando era hombre.


-Toma, póntela que está haciendo frío, no vamos a prender el fuego para que no sepan que estamos aquí. Ahora soy yo el que quiere decirte algo-


-...-


-Gracias. Cuando me dijiste que porqué me dejaba me puse a pensar y creo que tienes razón, fue así como que me diste esperanzas de cambiar las cosas, solo no lo hubiera ni imaginado, ¡soy tan cobarde!-


Vaya, soportar todo eso y decirse cobarde. Thais no sabía que decir, pero se acordó de la vez del opio, y de la visión...-P-por cierto, la otra vez yo... –sintió que se le subía el color a las mejillas, pero en la oscuridad no se notaba.


Ogando se le fue acercando despacito, hasta que quedaron frente a frente, muy cerca.-Te gusta mucho el opio, ¿verdad...?-Thais podía escuchar su respiración agitada y sentir su aliento cálido.


-Yo...


-Cállate... -Y Ogando terminó aquella conversación besándolo suavemente en los labios.


 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).