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31 NOCHES EN EL CASTILLO por izzaki

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3 SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ

Esa noche el cielo tenía muchas estrellas, titilaban tanto que parecía que iban a soltarse de la oscuridad a la que estaban adheridas. Thais todavía no se dormía, pero tenía los ojos cerrados, a lo lejos podía escuchar la voz de los capataces, como siempre organizando a la multitud indecisa e indisciplinada, los ladridos de los perros, el llanto de algún niño pequeño. Por fin, después de casi veinticuatro horas, una noche y un día, el incendio había sido exterminado. El recuento total de los daños: seis muertos, muchos heridos, los Campos del Sur quemados en su totalidad, un almacén de cosecha perdido, la aldea de los siervos destruida y varias cosas más. Ahora todos debían dormir en el suelo, en una larga fila o en pequeños grupitos para guardar el calor.

Algo distrajo a Thais de sus reflexiones, Ogando, que dormía al lado de él y prendido de su brazo estaba lamiéndole los dedos. Era una sensación de humedad tan agradable que al rubio le daba escalofríos. De pronto se detuvo –Tócame Thais-
Y daban ganas de tocarlo, de sentir lo suave que era su piel y su cabello escurridizo. Con cuidado Thais acarició la cabeza de Ogando, despeinando y peinando sus oscuros cabellos, y él sonreía, después sus mejillas y su boca, delineando el contorno. “Imbécil, él es hombre como tú, que estás pensando” se dijo y quitó la mano un momento. “Bueno, nadie esta viendo, nada puede pasar, solo somos amigos” Alrededor todos dormían, alguien a lo lejos roncaba. Thais abrazó a Ogando y lo apretó contra su cuerpo, por un momento creyó que iban a besarse y cerró los ojos, pero Ogando se escurrió de sus brazos y con sorpresiva rapidez se metió bajo su túnica. Thais se sobresaltó al sentir primero la piel y luego la lengua de Ogando sobre su pecho. El chico lamía toda la piel a su alcance y luego se concentró en las tetillas del rubio, que no sabía si empezar a gemir o decirle que parara.
-O-ogando, sal de ahí, m-me siento… extraño
-Pero te gusta?
No respondió pero tampoco volvió a quejarse. “Basta, ¿por qué me estoy comportando así?” Thais se había sonrojado y temía que al menor sonido que emitiera despertaran los demás, pero mientras Ogando chupaba y mordisqueaba sus pezones el rubio lo acariciaba cada vez con más pasión metiendo sus manos bajo el grueso suéter de lana que Ogando traía encima. Ya era imposible para ambos contener los gemidos y la excitación que había calentado esa noche tan fría a niveles insospechados, así que con todo el silencio y cuidado que pudieron se separaron y huyeron sigilosamente hacía el viejo molino a terminar lo que había empezado.

....................................
Ya habían terminado las labores de ese día, pronto el sol se ocultaría tras las montañas. Era una hora propicia para descansar y hablar de lo que había pasado en el día, de los nuevos chismes y las nuevas ideas. Todos estaban sentados más o menos cerca, en el suelo o sobre los grandes bloques de piedra que había que tallar y emparejar. Algunos todavía con energía jugaban o correteaban por ahí, también había algunas chicas, que venía a platicar un rato o a ver a sus novios. María y Lael estaban algo apartados, sentada ella en las piernas del hermano de Nik. Eran una pareja extraña, ambos mugrosos y antisociales. Ahora María lucía feliz y Lael también lo estaba, puesto que la niña se había guardado para sí lo de la otra noche.

Joe y Nik se sentían raros siendo solo dos, antes, con Thais, siempre habían sido un trío, pero desde que este había llegado a trabajar al castillo ya casi ni hablaban, apenas si se veían o se saludaban a veces. Parecía que ahora le gustaba más estar en la banda de Jerez.
-Como que Thais anda raro, desde que se junta con ese gordo lo veo más nervioso que de costumbre
-Si verdad, trae cara de que algo no anda bien, yo digo que es por ese tal Lavandera-Joe era experto en culpar a alguien más para no pensar en responsabilidades.
Aunque Ogando era pacífico e intentaba no meterse con nadie nunca por alguna extraña razón todos en los cuatro campos del castillo lo odiaban. Los hombres rara vez le dirigían la palabra, y con las mujeres tenía una suerte pésima, nunca le habían conocido una novia, y como su familia estaba en otro pueblo por lo general se lo veía solo o con Jerez y los demás.
-Si nosotros somos unos holgazanes buenos para nada, comparados con ese Jerez y sus amigos somos siervos ejemplares-se le ocurrió decir a Nik
-Si Thais de verdad quisiera limpiar la imagen de ladrón que tienen de él debería dejar esas compañías
-Pues ya ves, como dicen “quien con lobos anda, a morder y pasar hambre se enseña”
-¿Qué no era aullar?
-Como sea-Nik no sabía mucho de refranes

El pleito empezó cuando Ogando pasó, despreocupado como siempre por donde estaban Dante, Wilhem, Jerez y otros terminando sus jarras de cerveza buena pero que no emborrachaba. Primero solo se le quedaron viendo y Ogando siguió su camino sin darle importancia, y pero cuando ya estaba un poquito más lejos escuchó el silbido. Uno de ellos le había chiflado como si fuera una mujer. Enseguida todos se carcajearon divertidos. Ogando se paró en seco. Ya era tiempo de imponerse, de dejar de comportarse como un chiquillo asustado, quería demostrarle a Thais y a todos los demás que no podían aprovecharse de él.

Los demás se quedaron a la expectativa. Ogando se volteó y con una sonrisita en los labios levantó la mano para hacerles una seña obscena. Pero los hombres ahí reunidos con Jerez se doblaron de risa.
-No te enojes nena-Dijo uno flacucho y dientón
-Ándale, ven por tu beso Lavandera
Ogando se acercó a este último y lo empujó, tirándolo de nalgas, luego se agachó y le dijo al oído:
-Pues dámelo, hijo de puta
Antes de que algo más pasara Jerez interrumpió alzando a Ogando y llevándoselo de la mano bruscamente.
-En vez de pelear como perra saca lo que te pedí-le dijo cuando estaban ya en un lugar más apartado.
Ogando se soltó de la mano de Jerez, y aprovechando que estaban solos los dos tomo valor y muy decidido le dijo-Búscate otro para que te rellene las tripas, conmigo no cuentes.
-Mira tu maldito...
-Y ni te molestes en amenazarme, porque te amenazo yo a ti, si me pones una mano encima le digo al capataz de tus movidas chuecas, y esto va también para Dante y Wilhem
Jerez estaba sorprendido ¿de donde había sacado agallas ese rechazado de Ogando? Pero él, como líder de una de las bandas más temidas del Campo Sur no iba a intimidarse tan fácil.
-¿A sí?-dijo el gordo sonriente-eso si yo te dejo, ya verás te voy a dar en donde más te duela.... desviado
Ogando ardía de coraje, Jerez realmente sabía darle donde le dolía
-Por eso tus padres y tus hermanos te detestan, y todos aquí te odiamos-dijo, caminando hacia él, empujándolo con su gran cuerpo.
-¡Cállate!-gritó Ogando y se fue sobre Jerez, quería matarlo, aunque por la adrenalina del momento sus golpes no fueron muy certeros y no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos
-Eso es, llora Lavandera, porque te voy a dejar los ojos tan morados que después no vas a poder hacerlo
Jerez lo echó al suelo de un solo golpe, y le escupió.
- Porque no te mueres Ogando, anda, haznos un favor y muérete.

Alrededor se había juntado gente, haciendo un círculo cerrado. Muchos reían y contribuían insultando a Ogando, quien más bien ya andaba buscando por donde escapar, y lo bueno es que no vio a Thais, vestido de chica que desde lejos lo veía preocupado, porque sino si que se hubiera sentido terriblemente humillado, más de lo que ya estaba. Aunque hasta eso no iba tan mal, estaba en pie, frente a frente con el obeso Jerez, era su oportunidad, se preparó para dar un buen golpe y...

-Pero que en el nombre de Dios creen que están haciendo-Era el capataz, ahora si que se estaban complicando las cosas, la multitud así como llegó se desapareció en un santiamén.

Ambos, Ogando y Jerez, desbordaban de furia contenida porque en si la pelea apenas iba comenzando.
-Ya lo saben, en este campo, en este castillo, no se admiten esa clase de cosas, tantas reparaciones que hace falta hacer y ustedes peleándose como perros. Es la última vez que les paso algo, a la próxima los haré azotar, y es que son los mismo de siempre-Ellos no decían nada, solo veían al piso y asentían de mala gana a lo que el capataz decía-Y ahora lárguense, no quiero verlos.
....................................

Jerez lo había tomado entre sus fuertes brazos, y no podía safarse, así que tuvo que escuchar lo que el gordo quería decirle. –Thais... ¿te has dado cuenta de que todos odian a Ogando, de que tú eres su único amigo?
-P-pues si
-¿Y no te gustaría saber porque?-Thais asintió, y Jerez, contento empezó a contar el mayor secreto que Ogando guardaba bajo esa imagen de niño tímido y bueno.
-…l es la clase de hombre que no le chiflaría nunca a una mujer, por bonita que sea, la clase de hombre que nunca ve bajo el vestido de las chicas...
-¿E-es muy serio?
Jerez lo apretó más contra su cuerpo redondo. Estaban a escasos centímetros, Thais podía sentir el aliento a cerveza del gordo.
–No, es de aquellos que rechazarían, para que me entiendas, revolcarse con una chica y no porque estén adoloridos, sino por que no les gusta. …l es un maldito anormal, por eso se te queda viendo, por eso te abraza, por eso te toma de la mano, porque es... un desviado
Era la primera vez que Thais escuchaba esa palabra usada de esa forma. Así que había un nombre para aquello.
-Ha puesto el ojo en ti, y no va a dejarte tan fácil, se te pegará como una sanguijuela hasta que tu también seas como él, pecador, rechazado, odiado... pero eso no es lo peor, porque cuando te mueras, por manchar y deshonrarte a ti, al hombre mismo, que es lo mejor que Dios a creado, te irás al infierno y sufrirás todo lo que el padre Remo nos describió, eternamente, por siempre pues.
Thais temblaba, sus amigos ya lo habían dicho y ahora Jerez, algo había de haber de cierto en sus palabras.
-P-pero ¿como lo sabes, c-como lo saben todos?
-Bueno, yo lo sé porque conozco a Lavandera desde hace mucho, y pues el mismo se ha ido dando a conocer aquí con sus porquerías.
Jerez lo soltó de aquel obligado abrazo y le dijo ya como despedida -Yo te lo digo porque eres mi amigo, porque no quiero odiarte y que te odien como a él
....................................

Thais no pudo dormir esa noche, aunque se había apartado de Jerez y los otros y ahora estaba con sus viejos amigos Nik y Joe había pensamientos que no dejaban de dar vueltas en su cabeza ¿y todo porque? Por Ogando. Quería tenerlo a su lado, quería estar dentro de su cálido cuerpo y fundirse con él en el placer prohibido que apenas había descubierto en el viejo molino. Pero "No te acostaras con varón como con mujer, es abominación” las palabras dichas en la iglesia con el eco fantasmal de la voz de Dios no dejaban de resonar en sus oídos.

Diablos, le daban ganas de mandar todo al carajo y correr hacia donde Ogando dormía y tomarlo, hacer el amor hasta que se borraran todas las dudas y los pensamientos. Pero ya se lo habían explicado sus amigos claramente y más claramente aún lo había dicho Jerez. Debía dejar todo esto, debía concentrarse en otras cosas, en conseguir opio por ejemplo, de ahora en adelante se quedaría con de Nik, Joe y Lael, le pondría más empeño al trabajo y saldría con la chica que Nik prometió presentarle.

Vaya…parece que las cosas se complican…
Espero sigan leyendo y claro, me digan que les va pareciendo, si les gusta o lo que sea…
Hasta la próxima!!!

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