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After Midnight por LeylaRuki

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Notas del capitulo:

Hola! No he actualizado los otros fics porque se me atravesó este y me costó mucho escribirlo, es la primera vez que hago uno original, así que espero tenga aceptación y que un alma caritativa me deje su opinión

¡A leer!

Necesito verlo. Quiero verlo. Hace días que no lo veo y comienzo a caer en desesperación, lo sé porque mi cuerpo se siente inestable con su ausencia. He soportado años sin saber de él, ahora que regresó no puedo resistir a no verlo. Desde que bajó de ese pequeño autobús lo he estado siguiendo sin cesar. Está rondando por alguna calle aledaña pero no se muestra aquí. Sabe como torturarme.
¿Cuándo fue la última vez que lo vi? ¡Ah, sí! Hace una semana, traía unos jeans ajustados, seguro que ya no le gustan los que se usan aquí, pero está bien, puedo observarlo mejor. Puedo deleitarme mejor. Se acababa de cortar el cabello, lo pude notar enseguida y aun así pasaba por sus hombros. No puedo evitar pensar en sus cabellos castaños, en sus ojos completamente verdes que para mí se ven enormes y son tan hipnotizadores que con el reflejo del sol se van tornando de un color más oscuro pero sin dejar perder ese color esmeralda en su vista. Su piel es trigueña y hace un contraste perfecto con sus ojos. Habrá que mencionar que es ligeramente más alto que yo, pero suele encorvarse un poco así que parecemos del mismo tamaño.
En cambio yo, casi tan alto como él, de espalda ancha y cabellos rojizos que en algún momento de mi vida estuvieron en su máximo esplendor y maravillaban a cualquiera que los mirase y están acompañados de unos rizos singulares que a simple vista no se les distingue pero logran hacerse notar; ahora hacen sus despliegues ondulados desde la raíz hasta la punta. No tengo demasiadas pecas, de hecho mi rostro es casi impecable en ese aspecto. ¿Soy atractivo? Me lo pregunto cada vez que estoy mirándome en el espejo de mi habitación, como si un trozo de vidrio pudiera darme las respuestas que tanto busco en mis ojos oscuros. De ser así ya le habría conquistado enseguida. Yo creo que es porque mis dientes están chuecos, cualquiera los podría notar a leguas pero no me hacen ver mal, incluso es como parte de mi encanto.

 

Cuando le vi no dudé en seguirle, como cuando persigues a tus padres para que te den una galleta antes de la cena, ya todos sabemos que una galleta no hace daño y no disminuye el apetito, al menos no en mi caso y de igual manera había veces en que si conseguía ese delicioso bocadillo y otras veces que no, supongo que todos en su infancia pasaron por lo mismo.
No supo que estaba a su lado, traté de seguir su paso pero él tenía prisa y yo no, la verdad es que no tengo cosas en las que ocuparme o tal vez prefirió ignorarme y terminó huyendo. Yo lo hice. Me aterré y corrí por los pequeños callejones del poblado y me encerré en mi hogar. Entré agitado, mis manos me temblaban y mi corazón parecía ya no latir con tanto ajetreo.

 

Gotas de sudor recorren mi frente de tan solo recordar ese lamentable hecho. Ahora mismo estoy en ese mismo lugar, repitiendo los mismos pasos que hice hace una semana y nuevamente los habitantes se quedan de pie en su lugar para ver qué es lo que haré. Me señalan, comentan y demás, realmente no son inteligentes como para currarse algo nuevo. Apuesto a que se emocionan cada vez que me paseo por el pueblo buscan el lugar más cercano a mí y a la vez retirado para poder contemplarme. Siempre hacen lo mismo. Lo que nadie se pone a pensar es en ese último momento que pasarán en sus vidas, probablemente sea bajo mis términos y no hay nada mejor que eso, porque sus gritos, su impotencia que penetra mi mente es sumamente excitante y no puedo pensar en otra manera más relajante para hacerme sentir feliz.

 

Regreso a casa.

 

— ¡Mi hijo se queda! —Gritaba mi madre llena de cólera desde la cocina, me deslizo ágilmente por las paredes para escuchar mejor. Una de las mujeres más bellas que puede hacer en este pueblo, es pelirroja como yo y su cabellera apenas pasa los hombros, lacio y abundante. No es realmente alta y tiene una cintura de lo más fina y unos pies diminutos que parecen de una muñeca…ahora que lo pienso tiene un aspecto parecido a estas muñecas de colección, con sus trajes representado la popularidad de nuestro lugar de origen, excepto que no da muestras de miedo.

—Comprende que es lo mejor —Replica mi padre con voz despectiva—. Algo tenemos que hacer y exijo que si tienes una idea mejor que la mía la digas ya. No lo soporto más. Quiero que se vaya.

Las palabras de él suenan como bombas en mis tímpanos. Nada mejor que eso para hacerte sentir querido por tu padre. Él, con su nariz respingada y sus ojos que penetran hasta el más íntimo secreto que puedes tener en mente y lo desnuda frente a ti sin dudarlo en un vacilante juego en el que ÉL se convierte el amo.

Sin embargo no hubo respuesta de mi madre.

Sé que ella me ama y me quiere tener a su lado para poder cuidar de mí. Nadie más quiere hacerlo y no comprendo el por qué, los demás me miran y parece que en cualquier instante me gritarán cosas terrible, como si estuvieran esperando cualquier momento para que yo me descuide y puedan matarme, sé que lo ansían. Mi padre es otra historia, otrora solía ser amable y me trataba con cariño pero cambió; me preguntó si lo tenía planeado desde un principio, en este lugar no se necesita ese tipo de afección para vivir, eso al parecer quita la hombría y nos degrada. Qué lamentable que esos comportamientos sean normales en las familias, quiero pensar que es así en todo hogar. Sin embargo yo sé lo mucho que he cambiado con los años, mi mente grita por todo lo alto que todavía no llego a lo ideal, disto mucho de la perfección.

 

Tengo cosas importantes que hacer.

Me dirijo a mi habitación, lo hago con el cuidado y maestría para evitar los escalones en donde la madera suena con rechinamientos por demás llamativos, lo último que deseo es ser descubierto y pasar la noche en el patio porque ni siquiera soy capaz de salirme a pasear por el condado, me da miedo ser descubierto por los aldeanos y no saber qué harían conmigo, podrían raptarme y mantenerme encerrado a mi suerte; seguro que si viviéramos en la ciudad estas cosas se arreglarían con una simple llamada, al menos eso es lo que he visto en algunas películas. Mejor ubicación, mejor vida…un manicomio como primera opción.

Crayola, mi gato estaba mordisqueando las orillas de mi cama, siempre me llama la atención cuando encaja sus colmillos en lo acolchonado, parece estar dispuesto a todo dando la intención de querer algo más, encaja sus patitas a lo largo de las cobijas y enseguida salta y se esconde bajo la ventana y apenas pierde el miedo y regresa a lo mismo. Lo aparto y lo coloco sobre su cama, mi orgullo, lo es porque no soy nada bueno con las cosas hechas a mano así que el haber logrado armar algo decente para mi mascota es muy placentero, algo cómodo para mi minino que así de desequilibrado que estoy así me quiere y no me ignora.

 

Necesito revisar como está mi pequeña.

 

La tapadera del frasco todavía conserva limpios los hoyuelos que mi papá le hizo de mala gana. Es perfecto para atemorizarle y mantenerle lejos de mí. Es como mi garantía.
Dejo escapar del recipiente a una tarántula que encontré bajo mi cama hace dos años y desde entonces la conservo.
Mi bella amiga siempre tan exuberante. También me enorgullezco de ella. Ésta en especial la he puesto en batallas contra otras y las gana olímpicamente, es fascinante ver como envuelve a la víctima con sus patas y la tortura hasta el final. Esto va más allá de quién vive o muere, sino de como muestran su naturaleza en tales circunstancias. Siento como algo superior se va apoderando de mí cuando dejo que desfile en mi cuerpo, soy inmune a sus ataques, no la considero una amenaza y supongo que ella a mi tampoco.

 

Le doy un último vistazo a los periódicos que he juntado a lo largo de años, en el más reciente aparece, siempre tan perfecto y anuncian como ha regresado después de haber estudiado en la ciudad, habla mucho de tu personalidad. Sabía que no nos abandonarías, llevo días organizando mi habitación para que quede más presentable, he tenido que reparar algunas molduras de las paredes porque ni siquiera tenían brillo, no sabía cómo quitarlas o si era posible hacerlo así que terminé por pintarlas, de hecho todas las paredes las pinté de blanco, cuando esté en nuestra habitación ya decidiremos de qué color pintarlas.

 

Y serás más feliz conmigo…

 

 

Quiero saber que se siente tocar tu piel, verificar que es tan suave como lo aparenta. Me gustaría atreverme y preguntarte cómo has cambiado el color de tus ojos, estoy seguro que antes no eran así y extraño desesperadamente poder ver el color verde y no café, como los míos. Quiero indagar entre tus muslos y conocer la dicha, probarla, tocarla, morderla, besarla. Poder tocarte como yo quiera, como sea excitante, nada de cohibiciones. Seguro que si te beso no te conformarás con solo ese instante y pedirás más y yo te besaré cuantas veces sean necesarias. La vida en la ciudad no te ha cambiado mucho porque estás devuelta y al parecer será algo bueno para ambos, pero por una vez en tu vida me gustaría que dejaras de sonreír al primer inepto que se cruce en tu camino. Es inútil. ¿No te sientes expuesto cuando le sonríes a los demás? Porque no tienes que hacerlo siempre. Seguro que estás esperando a que hable contigo…

 

Estas enamorado de mí ¿cierto? Ya lo sé.

 

Comenzaremos una nueva vida juntos, te alegrarás y cambiaré mis hábitos que te desagraden para que estés tranquilo, me convertiré en la persona perfecta para ti. Te mantendré cerca y nadie podrá acercarse para lastimarte. Pintaré cuantas veces lo desees, soy excelente en ese aspecto y te asombrarás cuando veas mis obras que tanto escondo bajo mi cama y la luz no los ha tocado nunca así que están en un buen estado. Solo tienes que regresar para observarte un poco más.

¡Ahí estás!

 

No soy capaz de contener el júbilo de tenerte frente a mi visión, no pudiste haber escogido mejor momento. Lanzo los periódicos y observo cómo te paseas con los pueblerinos, alegre, despreocupado…así quiero que estés junto a mí.

 

 

 

—Dan ¿no quieres salir un rato? Hay alguien aquí preguntando por ti —Dice mi madre bastante alegre por ese simple hecho. A mí me resulta extraño que se atrevan a buscarme. Alguien se atrevió a llegar a las puertas del infierno, como dicen los demás.
Bajo las escaleras y las piernas me tiemblan un poco, el nerviosismo siempre ha sido como mi sombra. En la sala está la mirada desconcertada e incluso me atrevo a decir que miedosa de mi padre y con su ceño fruncido. Algo no anda bien.

Salgo. Bajo la mirada a mi atuendo…un completo desastre. Estoy lleno de pintura, suciedad de gato y le miro a él con sus pantalones ajustados y una camisa negra de manga larga y curiosamente está pegada a todo su torso. Me enloquece. Me está mirando con unos ojos traviesos y extraños ¡por Dios! Esta vez puedo ver sus ojos verdes. Quiero escapar pero mis piernas están paralizadas, mi garganta no emite ningún sonido y mi mente no procesa que tengo que esconderme en algún lado, lo pienso pero no lo hago. Nos miramos fijamente.

— ¡Hola! —Me dice y no tiene una pizca de nerviosismo en su semblante mientras que yo me asusto aun más, lo sé por qué no tiene gran ciencia saber eso pero lo mío llega a los extremos y eso me preocupa. Solo le sonrío—. Disculpa ¿estás ocupado? —Pregunta y alza sus cejas seguro por mi atuendo. Mi miedo crece y le digo que sí—. Lo siento volveré en otro momento. ¡Adiós!

¡Vaya! Su voz es tan hermosa y no llegó a escuchar la mía. Soy un desastre. Me recargo en el umbral de la casa y me dedico a ver cómo se va. La primera oportunidad que tengo para hacerme notar y fallé.

 

 

Un sonido raro me atrae, no lo puedo identificar pero me resulta bastante inquietante e incluso me altera. La luz comienza a fastidiarme, por más que me mueva me alcanza y entonces me doy cuenta de lo frío que hace en mis piernas y espalda. Ésta última me está matando del dolor. Paso mis dedos por debajo y encuentro la madera. Abro los ojos y me encuentro sentado recargado a la pared, frente a mi está la ventana abierta; ya veo, lo que me fastidiaba era el sol. Otra vez ese sonido raro. Mi gato seguía maullando en mi dirección, se me acercó para restregarse entre mis piernas, seguro que tiene hambre y quiere salir un rato.

 

Él no vino a mi casa. Fue un sueño…

 

Mi gato se pasea por los botes de basura, lo estoy esperando al otro lado de la calle donde pueda disfrutar de la sombra, mi espalda y mi cuello me están matando. Algo tienen esos enormes botes como para que a Crayola le guste estar ahí, si quisiera me abandonaría por estar ahí. Hago figuritas sin sentido en la arena, es divertido ¡Es imposible! Mi amado se acerca a mi mascota y lo toma entre sus brazos. Se agradan mutuamente. Una energía nueva juguetona y electrizante recorre cada parte de mi cuerpo hasta tal punto que me estremezco. “Deja que se lo lleve” Me ordena eso, así que obedezco y veo como se van los dos. Es la perfecta excusa. Aun así sé que lo extrañaré.

Pero alguien está detrás de mí, escucho su respiración molesta. Levanto la vista y está una mujer ya mayor, no está molesta, me equivoqué porque está muerta de miedo al tenerme tan cerca. También tenía la vista puesta en esa persona especial que es de propiedad.

 

— ¿Por qué lo miras? —Le pregunto furioso al ver su sonrisa cuando tiene los ojos puesto en él; y ella retrocede dos pasos lo cual provoca que yo me acerque más a ella, no es hermosa pero si la considero pasable ante mis gustos…si me gustaran las mujeres, claro está. No me responde, al contrario se muerde ambos labios y hace un intento por escapar. Mis manos tienen más voluntad que yo así que la arrojo contra la puerta, el mejor escondite para divertirme es su casa.

Primero la desnudo, mi nariz recorre cada parte de su cuerpo para grabar su esencia en mi mente. ¡Cómo patalea, muerde y araña! Parece una niña pero no puede gritar, está llena de miedo que no puede sacar aunque sea un gritito para hacerme sentir vivo. No me canso, realmente no me canso al momento en que gritan, cuando piden ayuda, ruegan por su vida y me enloquezco cuando se arrastran con la esperanza de poder salir con vida. Ella ha pedido por su vida y ha llorado como nunca lo había hecho, pero la diversión ya está por terminar, la verdad es que hoy no me apetece matar a nadie pero tenía que enseñarle a estar zorra que no se atravesara, porque entre él y yo no hay espacio para otra persona.

Voy a la cocina y tomo un juguete para mí.
— ¡Te daré una razón más importante para que puedas sonreír así! —Le grito realmente molesto y le rajo las mejillas de oreja a oreja como castigo. Comienza a chillar del dolor. Estoy vivo. Me retiro de ese lugar dejándole el cuchillo incrustado en su pecho, seguro que al poco rato muere, pero tenía que aprender que no puede meterse en nuestra relación. ¡No soportaría que me hicieran sufrir!

 

 

 

Tiene mi mascota y es la excusa perfecta para visitarlo. Esto tiene que ser planeado antes de poder presentarme a su casa. Estoy fuera de peligro porque hasta ahora no me han visto y le visito casi cada noche, lo veo pasearse por la cocina buscando algo para cenar, se va seguro a la sala y regresa a dejar los platos y los lava. Después de eso ya no regresa hasta casi medianoche por un vaso con agua, a veces se queda un rato ahí y me pregunto qué es lo que pasará por su mente porque luce un poco preocupado y sin embargo no dice nada, lo último que él necesita es tener preocupaciones.

Llámale me ordenan y lo considero una excelente opción. Debo de contener mi respiración para no hablarle, no sé qué decirle. Él está enfadado pero no puedo evitar dejar de llamar para escuchar su voz, al menos en ese tono que sea para mí y que él no lo sepa, pero tiene que saber quién soy yo, no podemos seguir con una relación así. No sabe mi nombre, yo sé el suyo, seguro que no me ha visto y yo a él lo distinguiría entre un centenar de personas.

 

Crayola. Me pregunto qué tan bien lo estarán pasando, los extraño demasiado…

 

 

— ¿No te da pena lo que haces? ¿Acaso no te cansas de ponerme en vergüenza delante de todo el pueblo? ¿Qué andabas haciendo? —Me dice mi padre furioso.

—No lo entenderías —Le contesto sin dejarme amedrentar.

—Me das asco ¿Crees que no te vi? —Se acerca a mí lentamente y mi espalda me traiciona con un estremecimiento fatal.

— ¡Tú no lo entenderías! —Le grito y alza la mano para golpearme, lo hace y un ardor se adentra en mi boca, me duele bastante, es la primera vez que me pega y lo ha hecho con tanta fuerza que no solo fue el golpe en la boca sino también contra un soporte de la mesa, el cuello me duele—. Necesitaba verlos. No sabes cómo ansiaba poder verlos.

—Cabrón —Me escupe—. Vi a la perfección lo que estabas haciendo. ¡Te estabas masturbando mientras espiabas la casa de John! ¡Depravado! Prepara ahora mismo tus maletas, quiero que te largues de aquí. No quiero verte, para mi estás muerto. Te he soportado por que tu madre me lo ha rogado pero eres un desquiciado y me arrepiento de no haberte abandonado cuando naciste, no vales nada y ahora mismo todos en el pueblo seríamos más felices sin ti. ¿Crees que nadie sabe lo que haces?

Escupo un poco de sangre al escuchar cómo me gritaba, ciertamente no entendería nuestro amor y le pregunto:

— ¿Y si todos lo saben por qué no me detienen? ¿Les da miedo que les haga daño? ¡¿Por qué no me detienen?! ¡Vamos! Haz conmigo lo que quieras, mátame si quieres. Pero si lo haces no te detengas por quitar una vida como la mía, pero te aseguro que aquí hay personas peores que yo.

 

Me levanto y me dirijo a la cocina adolorido y al momento de pararme me mareo terriblemente, no sé para qué pero necesitaba un poco de tiempo para pensar en algo bueno. Algo realmente ingenioso y que me quitara a ese hombre de encima. Mi primera reacción es querer regresarle el golpe, pero él ha trabajado en el campo toda su vida y es más fuerte que yo, tiene más destreza y agilidad que yo. Es frustrante. Mira. Tomo lo primero que está a mi alcance y se lo arrojo con tal fuerza que logro derribarlo. Trato de relajar mi respiración pero me es casi imposible, estoy emocionado de lo que acaba de pasar. Un charco de sangre se forma, es muy leve apenas y se ve pero eso no puede ser una buena señal para mi madre ¡la pobre se llevará un disgusto cuando se entere! Arrastro el cadáver hasta el sótano, me es difícil porque pesa demasiado pero como puedo llego hasta el piso, subo nuevamente para buscar unas bolsas de plástico, tengo que darme prisa antes de que mi madre llegue; lo envuelvo y lo dejo en un rincón del sótano, más tarde sabré que hacer con él, lo más probable es que lo termine llevando a alguna casa abandonada. Lo encontrarán y le dirán a mi madre alguna mentira, así es como las cosas funcionan. Limpio el suelo sin detenerme hasta que se borre todo rastro de la sangre que se quedó en la madera.

 

EstoybienEstoybienEstoybien Me repito cuantas veces sea necesario para creérmelo pero no funciona tan bien como yo hubiera esperado. Hiciste lo correcto escucho nuevamente, sé que lo hice pero algo no anda bien, después de que limpié el suelo de la cocina me quedé muy inquieto y mi cabeza me está matando, no lo soporto, mi mente me está mostrando cosas que sucedieron o que no sucedieron, ahora no estoy seguro si tuve esa discusión con mi padre. Por más que me toco mi mejilla no puedo sentir nada de dolor como si nunca hubiera recibido ese golpe. Te iba a terminar corriendo, eso lo sabes. Mi mente tenía razón y no debía dejar que eso pasara por que solo tengo este hogar, nada más.

 

—Madre, te tengo que confesar algo —Le digo con firmeza y su rostro se contrae levemente con cierto toque de angustia, lo niega a creer pero sabe que algo no está bien en mi—. Lo siento —Saco unos trozos de cerámica que escondí hace unos instantes en la alacena—. El florero que te hizo mi tía, lo he quebrado por accidente.

Pero no le has dicho cómo pasaron los hechos, imbécil. No lo digo porque no me preguntará eso, pero parece ser que eso no lo entiende.
Cuando le digo eso mi madre sonríe, su semblante se relajó bastante y ríe por eso, me dice:

—Creí que era algo más grave. Solo asegúrate de limpiar bien el suelo o donde lo hayas quebrado para que tu padre no se dé cuenta.

—No te preocupes lo haré.

 

 

 

Que quede claro que no estoy solo, siempre estoy acompañado, aun cuando estoy en mi habitación puedo sentir la mirada de alguien que no existe. De alguien que espera a que yo me descuide para poder apoderarse de mí. Me da miedo pero no soy débil o al menos es lo que me he forzado a aparentar y mis víctimas saben de eso claramente.

 

Hace más de un mes que me deshice del cuerpo de mi padre y ahora estoy más relajado, lo menciono porque precisamente ayer llegaron unos señores un tanto mayores para avisarle a mi madre que lo han encontrado y como lo encontraron; en cuanto me miraron quisieron salir de la casa, se asustaron y se pusieron realmente pálidos, nos han dado “mala noticia” y se marcharon. Por las noches mi mamá llora por su ausencia, lo sé, pero era lo mejor para ambos, para mi libertad. Porque no estaba dispuesto a dejarme en paz y entonces pudo perjudicar nuestra relación y eso no, prefiero morir antes de todo eso.
Le llamo varias veces por teléfono y sigo sin responder. No importa, no es necesario que me conozca tan detalladamente, basta con que yo sepa de él.

— ¡¿Quién llama?! Si es una broma no tiene ni puta gracia ¡Es suficiente! —Dice eso y mis palpitaciones se salen de control, nunca lo había escuchado decir una grosería.

—Lo siento —Idiota ¡¿Qué has hecho?! pero no lo sé ni siquiera puedo creer que haya sido capaz de hablar. Lo has arruinado ¿sabes? —Pero es que tú tienes algo mío —Sé que todavía lo puedo arreglar—. Mi gato, el gato que te llevaste hace tiempo es mío.

Escucho un gemido lastimero de su parte seguro porque se ha encariñado con él pero no puede quedárselo, es mío, podemos compartirlo cuando estemos juntos pero ya no más tiempo.

—Yo soy el que debería disculparse, ciertamente lo tomé sin tu permiso; supongo que puedes pasar por él. ¿Te doy mi dirección o me das la tuya?

—No hace falta yo iré, ya me la sé.

— ¿Cómo? —Eres un imbécil ¡olvida el estúpido gato!

—Quiero decir, cuando alguien regresa de la ciudad no es precisamente algo que se mantiene en secreto —De igual manera yo tengo razón, nadie dejaba de hablar de su bella casa, sus esfuerzos por mantenerla en buen estado y como ayudaba a sus vecinos por muy pobres que fuesen les ayudaba.

—Es cierto —Dice en un tono muy bajo de voz.

—Iré esta tarde —Cuelgo inmediatamente.

Subo enseguida para arreglarme, busco entre mi poca ropa algo decente para cuanto esté frente a él. Se me sube la sangre a la cabeza y me mareo de tanta emoción, pero es que no puedo creer que me recibirá en su casa y podré ver cómo vive, con quién vive, respiraré el aire que respira. No hay nada mejor que eso. Me gustaría darle un regalo, algo pequeño para demostrarle lo agradecido que estoy por haber cuidado a mi mascota, espero que no tenga ningún reparo en regresármelo porque si le extraño bastante. No quisiera regresar con las manos vacías.

 

 

 

Le toco la puerta varias veces, estoy realmente nervioso, tengo la garganta seca y los labios también ¡Esto no puede pasarme ahora! Tiemblo demasiado de las piernas, mis rodillas se mueven sin poder controlarse. Trago seco cuando se abre la puerta y le veo.

— ¡Hola! Pasa.

—C-Claro —Avanzo lentamente hacia la sala.

Muy mona, esta parte no había tenido oportunidad de ver; con sillones bajitos de color marrón y una mesa negra de igual altura y al otro lado de la estancia había una puerta blanca a la que me lleva. ¡Vaya! El comedor es hermoso, las paredes son de color melón y las orillas blancas, alacenas de madera en perfecto estado con copas grandes para el vino. La mesa era transparente, me he quedado demasiado viéndola que no ha sido capaz de ignorarlo. Las sillas son de color blanco o más bien hueso, estas no son de madera, creo que es de metal y se ven mejor que las mías. Todo se ve como si fuera de una película que pasan en la televisión, aunque ya no las puedo ver porque mi televisor se descompuso hace unas semanas.

—Esto es para ti —Alzo un pequeño oso de peluche, el único que encontré en la tienda que estuviera en buen estado aunque se me cayó en el camino y quedó una leve marca de tierra, antes de entregárselo trato de limpiarlo una vez más y el quiere reír ante ese acto, se ve adorable.

—Muchas gracias…aunque no era necesario —Lo toma entre sus manos y lo cuida como si fuera un tesoro. Mi corazón da vuelcos sin control—. Soy John, por cierto.

—Dime Dan —Sonrío un poco.

—Ahora mismo traigo al gato —Me hace la seña para que tome asiento y se va por las escaleras, se lleva mi regalo y también una sonrisa en su rostro.

—Gracias por haber cuidado de él —Le digo y lo tomo con tanta emoción, al parecer él también está emocionado de volverme a ver.

— ¿Cómo fue que terminó en los botes de basura? ¿No lo cuidabas lo suficientemente bien? —Me pregunta y se ve un poco molesto.

—Le gusta pasearse por ellos, no sé por qué pero es así, además nunca le hace daño salir un poco. Y no es que no lo cuide sino que ese día me descuidé porque una vecina me pidió ayuda con una gotera que tenía en baño, así que estuve arreglándosela, no había olvidado que el gato estaba afuera, cuando salí de su casa ya no estaba y llevaba mucho buscando hasta que por fin di contigo y te llamé. ¿Por qué? ¿Te ha molestado?

—Tienes razón, creo que no tomé en cuenta eso, pero es que me ha gustado mucho y es que últimamente he recibido llamadas en las que solo molestan —Eres una molestia. Eso me ha dolido—. Atosigan porque no dicen nada, solo llaman así que cuando tú lo hiciste creí que era lo mismo, me ha alegrado saber que eras tú.

—Es que me puse nervioso al tener que pedirte de vuelta a mi gato. Pero puedes visitarlo cuando quieras o podría traértelo cuando me digas.

— ¿En serio? —Sus pupilas se dilatan.

—Claro, no hay problema.

 

Ahora se podría decir que somos amigos ¿no? Eso espero, pero si no quiere llamadas tendrá otra cosa…

 

 

“Por favor acepta este regalo, es algo simple e inofensivo” Tengo que hacerle saber que no tengo malas intenciones así que por primera vez le regalo una caja de chocolates, no puede detestarlos. Hace un par de horas fui a comprarlos y la señora me los ha vendido de mala gana, no tengo que olvidar arreglar cuentas con ella después, espero que no les ponga algo raro para incriminarme.

Me dirijo extasiado hacia su casa y se los dejo en la puerta de la cocina, donde le veo la mayoría de las noches. Creo que una vez los probé y recuerdo que sabían delicioso. Hace años un tío nos visitaba seguido, era bastante amable y me quería bastante. Mis recuerdos de él son muy pocos pero sé que estaba bastante alto y moreno, de su rostro solo recuerdo una sonrisa, la eterna sonrisa que bajo ninguna circunstancia borraba. Siempre estaba dispuesto a jugar conmigo y de igual manera se ganó el desprecio de mi papá pero no nos importaba, era muy niño como para comprender tales sentimientos o al menos me quería obligar a no entenderlos. Mi tío me llevaba a esa tienda a comprar los dulces que yo quisiera, siempre escogía los más ácidos y los comíamos en la misma entrada del lugar, lo hacíamos para no decirle a mis papás que la causa de mis numerosas caries era por todos los dulce que tragábamos en un sola tarde. Y fue precisamente una tarde cuando pedí por primera vez chocolates, comimos tres cajas grandes, fue tal cantidad que todo mi cuerpo estuvo lleno de granos durante tres semanas, el médico dijo que había sido una reacción alérgica y me preguntó qué era lo que había comido en exceso, no tuve más remedio que confesar así que fui castigado y mi tío no nos visitó en los próximos dos años.
Cuando lo vi atravesar la puerta salté por toda la sala y lo abracé, mi papá intentó correrlo; pero entonces mi tío dijo las palabras que aun me atormentan en mis sueños y cada día hasta la fecha: Solo he venido a despedirme.
Me abrazó con su brazo izquierdo con fuerza y no me soltó, yo le hice una mueca de burla a mi padre y cuando venía a pegarme mi tío se adelantó, sacó un revólver y se disparó en la cabeza, su cuerpo cayó con fuerza sobre mí y me aplastó, me arrastraba como un gusano para poder salir con vida, por primera y única vez miré a mi padre con miedo y le pedía ayuda, encajaba mis uñas en la madera para poder escapar, mi padre me levantó. La sangre bañó las paredes, me llenó por completo mi rostro, jamás había sentido tanto terror en mi vida. Jamás olvidaré esa cabeza en el suelo con ese hueco en la sien, no puedo evitar pensar en ello pero me ha perjudicado bastante.

 

— ¡Por fin apareces! —Mierda, estás jodido. Lo estoy, realmente lo estoy. No seas idiota ¡Huye! Corro tanto como mis piernas puedan ayudarme, pero esos están tan cerca que estoy seguro que me alcanzarán igual de rápido. Al menos tuve tiempo de dejarle mi regalo porque ahora recibiré una paliza de la cual no me he podido escapar en los últimos meses. Solo a unas cuantas calles después se dejaron caer sobre mí…

…Mi estómago…mi cabeza…mi cuello… siento como todo está siendo destrozado, esta vez me golpean peor que otras veces. Esta vez no puedo mantenerme despierto como antes pero me esfuerzo demasiado para lograrlo. Una vez que se fueron quedo sobre tres de mis extremidades, mi pierna derecha se ha hinchado como nunca y no me puede sostener, el siquiera pensar en moverla me duele, escupo una gran cantidad de sangre ¡vaya! Han conseguido dejarme sin una muela. Me levanto con la poca dignidad que me queda y todos me observan como si estuvieran esperando a que en cualquier momento me derrumbe y muera. Con todo el dolor de mi pierna comienzo a andar, me duele también uno de mis costados. Hubieran aprovechado para matarme de una vez.

 

— ¡Por Dios! ¿No están viendo cómo está? —Me doy cuenta que ni siquiera he podido avanzar media calle y él está gritando a quienes tanto lo estiman—. Te ves fatal.

Me siento fatal.

—John no hace falta que finjas —Le digo afligido.

— ¡Tonterías! Déjame ayudarte.

Trato de adelantarme para que se vaya, no tiene porqué verme en esta situación, pero mi pierna me traiciona y caigo de bruces en el pavimento. Me toma con sumo cuidado y me ayuda a llegar a con el doctor. Nos toma una eternidad para llegar pero nos acercamos. Mi pierna no me deja dar un paso más y me tambaleo sin control hasta caer nuevamente, solo que esta vez aunque escucho los gritos de ayuda de John no soy capaz de abrir los ojos…este dolor punzante no me deja despertar.

 

 

 

 

Después de medianoche le secuestrarás. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Casarse con una mujer? No es posible. Sí, lo haré y nadie más sabrá de él. Tiene que funcionar, porque tiene que darse cuenta de lo mucho que lo amo y que él me ama, no puede dejarse llevar por los prejuicios.

Me enteré hace una semana, mi madre me pidió desde hace un par de meses que saliera a caminar para reforzar mi pierna, para que mis pulmones se acostumbren a respirar aire fresco y lo hacía porque John me acompañaba seguido, no me rechazó en ningún momento, al contrario pude ver la amabilidad de la que todos comentaban y me dejó ver sus debilidades, realmente me estaba dando indicios de que estábamos en algo más avanzado a lo de antes.
Yo entré al pequeño supermercado y en la sección de lácteos vi a John pasar y su mano apretaba con fuerza la cintura de una chica, ni siquiera vale la pena, desde que la conozco ha sido muy pobre y solamente sabe hablar porque no sabe leer ni escribir ¿Qué tiene ella de especial? Si fuera un hombre sería más fácil competir ¡ya veo! Con ese par de tetas le gana cualquiera. De la impresión he soltado el bote de leche que traía y se ha quebrado, menudo circo he montado. Se acercaron a mí y nos presentamos, ella como su prometida y yo como su amigo. Se despidieron y en ningún momento soltaron sus manos. ¡Me duele la cabeza de tan solo pensarlo!

Si, a medianoche lo secuestraré.

 

Estoy en la puerta de su cocina, espero pacientemente a que vaya por su cena, para mi suerte está solo en casa o al menos eso parece porque nadie ha entrado y salido desde hace casi cinco horas. Hago un ruido deliberadamente para llamar su atención, cuando veo que se acerca pero no le da importancia lo repito y retrocedo unos cuantos pasos a la derecha, así cuando abra la puerta estará a mi merced.
Le doy con fuerza en su espalda, cae sin saber por qué ni por quién.
Soy muy cuidadoso en todo el trayecto, muy rara vez se llega a ver pasar a alguien a altas horas de la noche así que me tomo mi tiempo tranquilamente, evito no arrastrarlo demasiado pero una vez que el cuerpo se me vuelve más pesado ya no lo puedo cargar tan fácil como al principio lo tengo que soltar y manejarlo entre el asfalto y la tierra.

—Llegamos a casa —Le digo una vez estando frente a mi casa.

Me he encargado de mi madre desde ayer para no tener molestias, creo que la he tomado por sorpresa. Después de comer le llevé una fruta para que se animara, desde que encontraron ese cuerpo no ha sido la misma y desafortunadamente encontré en su mirar algo que jamás esperé de su parte: Miedo, ira, inclusive odio. Me trataba ya diferente y no se atrevía a mirarme a los ojos, seguro que algo le dijeron pero no sé porqué esta vez lo ha creído. En la tarde fui hasta su habitación, aseguré la puerta y le pregunté que le pasaba conmigo, me ha negado de una y mil maneras que no le pasaba nada pero una parte de ella me seguía diciendo todo lo contrario. Nos tiene miedo. Se le ve en la mirada, era un odio que trataba de ocultar con cada desvío pero no era posible, lo podía detectar al momento de entrar al lugar. Tomé un trapo que a veces se ponía cuando no hay ropa limpia y la amordacé con eso. Miro la hora y ya casi es la una de la madrugada, me pregunto cuánto tiempo puede seguir con vida en esas condiciones, en esa cama.

Lo llevo hasta la habitación, mi pierna todavía no está bien del todo, claro después de fractura múltiple y sin haberme reparado nada en realidad me es muy difícil cargar cosas demasiado pesadas. Lo coloco sobre mi cama, nuestra cama y le amarro las manos hasta que se haga a la idea de que estará aquí por un buen tiempo. Para siempre suena bien ¿no? Claro que sí, le respondo.

 

—Te mantendré en mi habitación —Le digo tan pronto abre sus hermosos ojos que es lo único que se ven con la luz de la noche—. Te alejaré del mundo para poder ser felices.

Apenas logra quejarse, lo cierto es que en el camino se ha golpeado bastante. No creo que sea tan difícil de asimilar que estará conmigo toda la vida. Tómale la mano. Me acerco y sin pensarlo demasiado entrelazo mis dedos con los suyos y le digo:

—Te amo.

Ante esas palabras yo esperaba que me respondiera de la misma manera y en cambio se ha puesto a gritar como loco.

— ¡Cállate! Si los demás empiezan a sospechar no podremos estar juntos.

— ¡Por favor Dan déjame ir! —Sabes que no puede irse.

— ¡Sí ya lo sé! No me lo tienes que repetir a cada rato.

— ¿Qué? —Me habla tratando de esconder su miedo.

—No puedes irte, yo no te lo puedo permitir, ¿qué más quieres que haga? ¡Responde! Te he mandado regalos, chocolates, te llamaba casi todos los días y en las noches me cercioraba de que cenaras bien ¿No te parece suficiente prueba de que te amo? No me digas que tú a mi no porque me partes el alma, he dedicado mucho tiempo a nuestra relación como para que me dejes abandonado…no me hagas esto.

— ¿Todo este tiempo has sido tú cabrón? —Me grita histérico y trata de zafarse de sus correas.

— ¿Acaso no te han agradado? ¿Pude haberlo hecho mejor?

— ¡Hijo de puta déjame ir verás como de esta no sales vivo!

Era la primera vez que se dirigía a mí en ese tono, era increíble que me trate de esa manera si lo último que quiero es que se enfade conmigo.

—Shh calma cariño, así estás perfecto, verás como nadie te encuentra en este lugar y si hace falta te llevaré a un lugar donde nadie más sepa de nosotros. Será un verdadero edén. No hay nada malo entre nosotros.

—Terminarán encontrándonos y pagarás por lo que has hecho.

—Si quieren encontrarte tendrán que hallarme a mí primero. Tranquilízate.

—Idiota, todos me advirtieron que me alejara de ti y te defendí ¡¿Así es cómo me pagas?! ¿Crees que no me contaron toda tu vida una y otra vez?

—Quédate aquí, deslúmbrame, impresióname con tu belleza, con tu amor, soy tuyo por favor, mi amor es enteramente para ti y nadie más, ni siquiera para mi madre.

— ¡Estás enfermo! Déjame ir.

— ¡No estoy enfermo! ¡No hay nada malo en mí! ¿Lo entiendes? Deja de pedir cosas imposibles y mírame no lo dejes de hacer nunca porque no habrá nadie más entre nosotros, llevo tiempo encargándome de eso y no permitiré que un patizamba con un gran par de tetas venga y lo arruine, tú y yo juntos. ¡Juntos! No grites, no hables, no te muevas a menos que yo te lo ordene, un paso en falso y no tendré piedad sobre ti. No la he tenido nunca y solo por ser tú no te salvarás. Tu prometida…verás también aprenderá eso tarde o temprano.

Sus ojos se abren con gran temor y comienza a tironear con más fuerza. Le doy un golpe en la mejilla y queda aturdido en la cama. Me subo sobre él y comienzo a besarle el cuello, trata de lanzarme del colchón pero yo me aferro con fuerza a su cuerpo y abro la camiseta para besarle con fervor esos pezones que tantas ganas les tengo desde hace tiempo. Con mis manos voy bajando el cierre de su pantalón y no resisto a encerrar su sexo, lo necesito duro, que esté realmente duro para mí, que yo ya lo estoy por él. Logro una fuerte erección a la que no me puedo resistir, me quito toda la ropa, John en cambio solo le bajo hasta los tobillos el pantalón y la ropa interior. Me coloco a horcajadas y dejó que su miembro roce y juegue un rato con mi santuario. —Me he mantenido virgen por ti, solo para ti. —Y la penetración me parte a la mitad, no quise nada de preparación, el sentirlo así lo repetiría una y otra vez, siento que me voy a quebrar.

 

 

 

No lo puedo creer, ¿en qué momento llegamos a esto? Tengo un nudo en la garganta y no puedo deshacerme de él, ahora mismo estoy en un rincón dándole la espalda a John, yo no quería hacerle daño ¡lo juro! Lo amo demasiado pero las cosas no resultaron tan bien como parecía. Me traicionó me dijo que me amaba, me lo juró una y otra vez, lo hizo por su vida, dijo que estaba dispuesto a escapar conmigo y ser felices.

Creí que era una paranoia mía, pero después de todo creí en sus palabras ciegamente y me dejé llevar. Después de una semana en que lo secuestré le llevé a su antigua prometida, al principio se negó acompañarme a ningún lado, siempre me decía que estaba buscando a John, no tuve otra opción que confesarle que estaba hospedándose en mi casa, le dije que estaba escondiéndose de los pueblerinos que lo acosaban todos los días y que me había pedido que la buscara para que se despidieran porque planeaba regresarse a la ciudad. Ella sin dudarlo creyó en mis palabras y me acompañó. Apenas entramos la ataqué con tantas ansias, era lo que se merecía después de todo y le hice una pequeña brecha en la frente.
John gritó y trató de escapar nuevamente tan pronto la vio, creyó por una decima de segundo que los dejaría en libertad.

—Mátalo —Le dije a ella. Y ambos se quedaron en silencio, las lágrimas se detuvieron pero ninguno dijo nada—. Te estoy diciendo que lo hagas.

Ella comenzó a llorar desesperada y trató de escapar para encontrar ayuda. La regresé otra vez antes de que pudiera llegar a la puerta, la arrodillé en la cama para que pudiera ver esos ojos verdes por última vez.

—Mátalo —Le repetí tranquilamente.

Se negó de nuevo y quiso pegarme, quiso desatar a John pero no se lo permití. La saqué de la habitación forcejeando y estaba dispuesto a lo peor.

— ¡Tú no mereces estar con él! Me pertenece, no es de nadie más, nadie que no sea yo puede mirarlo y tú llegaste a arruinar nuestra relación.

— ¡Dan déjala ir! ¡Por favor! Prometo que me iré contigo si la dejas ir.

Me gritó desde la habitación pero ya era muy tarde, ya la había arrojado por las escaleras y no subí hasta que verifiqué que ya no respiraba. Cuando regresé con él le conté lo que había sucedido, quiso matarme y me amenazaba con cosas que eran totalmente falsas así que no tuve otra opción más que dar su vida para mantener la mía. John enfureció ante mi relato y logró sacar una de sus manos, me dio un golpe certero en la sien.

—Idiota, te tenía lástima, quise ayudarte y ser tú amigo.

Otra vez ese odio transparente en sus ojos. No podía ser real, tenía que fingirlo a la perfección, era imposible habíamos avanzado bastante.

— ¡No por favor! Tú no me puedes dejar. —Le pedí, rogué y lloré, antes de darme cuenta ya estaba desatando una de sus piernas, estaba condenado, no podía permitir que avanzara más.

—Quédate quieto —Le ordené mientras le apuntaba con una pistola bastante antigua, era la de mi tío pero yo me había encargado de mantenerla en buen estado y la tenía preparada para cualquier vicisitud solo que no contaba con tener que usarla con él. Era el amor de mi vida, un amor posesivo e incontrolable, lleno de celos y tormentos, pero al fin y al cabo era amor. Le metía a la fuerza la entrada del arma en su boca y comencé a atarlo de nuevo. Otra vez volvíamos a la normalidad. Estuvimos en silencio por días enteros, era insoportable que yo le hablara y no me respondiera, ni siquiera me quería mirar, me estaba matando.

 

—Mi error fue que no te puse el suficiente cuidado —Le dije y me miró por primera vez—. No sé qué es lo que salió mal pero te aseguro que podemos repararlo, ya tengo la salida.

— ¡No me interesa! Necesito que me dejes en libertad ¡hijo de la gran puta!

—Suficiente. He dicho que ya sé que es lo que haré contigo, y créeme que será lo mejor que puede pasarnos.

Me levanté de mi lugar y sin dejar que mi miedo me controlara coloqué el arma en su frente. El resto ya se lo habrán de imaginar…

 

 

¡Lo maté! No lo puedo creer, no me he atrevido a dispararle en su rostro, no quería estropear sus hermosos ojos, ahora no sé qué hacer, su cuerpo sin vida está entre mis brazos y no paro de llorar, sabía desde un principio que esto sería doloroso pero no sabría cuanto. Lo beso por última vez. Ya sabes que hacer. Lo sé pero tengo miedo. Anda, no tengas miedo sabes que te está esperando, no dejes que se te escape esta vez, sé feliz por una vez en tu vida.

Cargo el cuerpo de mi amor hasta dejarlo en la entrada de la casa, cuando le disparé todos lo escucharon y la gente comenzó a aglomerarse en frente. Salgo y están todos con lágrimas en los ojos al ver a John en ese estado, ni yo mismo puedo creer que hayamos terminado en este punto. Creí que a estas alturas ya estaríamos lejos de aquí. Debo hacer algo ya.
Me despido de John definitivamente y me adentro a mi escondite que me mantuvo a salvo por las pasadas semanas. De ahí tendrían que sacarme a la fuerza para poder hacerme pagar. Que Dios me ayude porque yo ya estoy desahuciado.

Notas finales:

¿Qué tal?

 

 

Twitter: @Gaze_Shoujo


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