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Todo es culpa de Yesung por Angels_Clouds

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Notas del fanfic:

Un proyecto a largo plazo. El fanfic está compuesto por one-shots de cada pareja imaginable ( con Yesung) ligados entre ellos. Espero que os guste. ^^

Gracias a Taoshira, por ayudarme a escoger el título del fic. saranghae!! ^^

Notas del capitulo:

El primero es Leeteuk, hay intento de comedia y LEMON: si no os gusta no leáis. 

Perdón por posibles dedazos que hayan escapado a mi corrección, espero que no sean muchos. XD

Leeteuk.

 

 

 

Aquella mañana, en su tranquilo y silencioso apartamento, Leeteuk intentaba pensar. Sí, he dicho intentaba, por que, en realidad, y para ser más exactos, el apartamento no era tan tranquilo y silencioso como he mencionada arriba. No, en realidad, los ruidos y disputas entre los habitantes hacían que la cabeza del líder estuviera a punto de estallar. Y es que los agudos chillidos de Heechul para entrar al baño, con sus correspondientes maltratos a la puerta y los gritos de “¡¡ya voy!! ¡¡Plasta!! ¡¡¡Déjame en paz!!!” de Kangin, ocupando el servicio, no eran la mejor compañía para pensar. 

 

Y, si además le agregas a Hangeng en la cocina, con Henry y Zhoumi, discutiendo en chino—a saber el  por qué— y a Kyuhyun en el salón jugando con la consola con el volumen casi al máximo, el líder de Super Junior   sabía que iba a explotar en cualquier momento y, por eso, tomó una decisión: ir al piso once. “Por que dijeron que no estarían en todo el día, y podré pensar con tranquilidad”  reflexionó Leeteuk. Y más que contento por poder librarse de la jungla que era el piso doce, salió corriendo en busca de su tan apreciado silencio.

 

Fue así que llegó al piso once, abrió con su llave, y para asegurarse de que realmente no había nadie, recorrió el piso.

 

— ¿Hola? — Preguntó mientras entraba en el salón. — ¿chicos? —Sonrió, parecía que no había nadie— ¿hay alguien? —nadie respondió y el líder sonrió tranquilo, por fin un poco de paz.

 

Claro que no esperó oír el ruido de una puerta cerrarse, y, al girar para ver quién era, quedó mudo del asombro al ver a su estimado dongsaeng tal y como su madre le trajo al mundo. Supongo que a estas alturas sabréis de quién hablo. Sí, exactamente, se trataba de Yesung.  

 

El líder no pudo más que abrir los ojos por la sorpresa y se fijó en que, en realidad, el otro no estaba para nada mal “nada mal… de hecho él está… ¿¿Pero en qué piensas?? ¡Es tu dongsaeng...!”  Y bajó su vista—sin darse cuenta— hasta la entrepierna de su compañero.

 

Vaya, en realidad es… grande… no… es enorme…”  y mientras intentaba pensar con claridad, cosa muy difícil teniendo en cuanta dónde estaba mirando, su dongsaeng, que no había perdido detalle de la reacción de su líder, se acercó a él, despacio, con las gotas de agua resbalando por su cuerpo. Vio cómo Leeteuk se mordía el labio inferior y cómo recorría una gotita de agua muy atrevida.

 

Cuando ya estuvo justo en frente suyo, acercó su boca al oído del impresionado líder.

 

— ¿Ves algo que te guste? —susurró lentamente, rozando con su aliento el oído de Leeteuk, que pareció reaccionar en ese instante y apartó la mirada sonrojándose hasta parecer un tomate.

 

—Deberías taparte… podrías pillar un resfriado y eso no le sentaría bien al manager…—habló Leeteuk, mirando un punto fijo en la pared, seguía rojo de la vergüenza y no encontraba valor para mirar al menor a la cara.

 

—Ya…—dijo Yesung —el manager…—sonrió con burla y fijó sus ojos en Leeteuk, cogiendo con su mano derecha la cara del líder—no será por que estás avergonzado, no, claro, eso no podría pasar. —vio como su compañero enrojecía aún más, si era posible —al fin y al cabo, no es la primera vez que me ves desnudo, ¿no?

 

Y era cierto, siempre, después de los ensayos acababan todos en las duchas, duchas comunes, por lo que había poca intimidad, si bien era verdad que había visto a sus compañeros desnudos, nunca se había fijado de esa manera, es decir, con… “¿necesidad?” No. El líder sacudió la cabeza intentando alejar ese pensamiento poco sano.

 

Yesung se alejó de él y cogió una toalla que estaba en el sofá, tapándose con ella.

 

—Y, ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, y Leeteuk salió de su ensoñación girando para ver a Yesung a la cara, “mírale a la cara, a la cara, ¡maldita sea! He dicho a la cara no a sus pectorales ni… a las gotas de agua que resbalan por su piel morena… ¿No está haciendo mucho calor?”

 

Yesung miraba al líder esperando una respuesta y... un momento, ¿acababa de mirarle con hambre? No podía ser, debía haber sido una alucinación… ¿pero qué? A no, eso no era posible, Leeteuk acababa de darle un repaso con la mirada… ¡y se estaba mordiendo el labio!

 

Yesung carraspeó y Leeteuk salió de su ensoñación, de nuevo. Vio cómo el menor le miraba atónito “Oh, no, se ha dado cuenta. No, no, no, no, ha visto cómo le he mirado… ¡Claro que se ha dado cuenta! ¡No has sido para nada discreto!”  Mientras el líder tenía una batalla interna sobre qué hacer, el otro seguía con su mirada fija en él. “¿Y ahora qué hago? ¿Qué hago? Tranquilo, sólo debes hablar con él como si no hubiera pasado nada… ¡pero qué labios más sexis!”

 

-.-.-.-.-.-.-.-.

 

— ¿Y? ¿Qué has hecho?— preguntó Heechul. En esos momentos se encontraba encerrado en la habitación que ambos compartían, Heechul estaba sentado al borde de la cama, esperando con ansias la respuesta del líder, mientras este último estaba tumbado boca arriba en su propia cama, con ambas manos tapando su cara. —Dime que al menos le has quitado esa toalla…

 

Leeteuk se incorporó y miró a su compañero.

 

—¡Claro que no! —respondió y se sonrojó aún más.

 

— ¿Y entonces qué…?—antes de acabar la pregunta, su compañero le respondió.

 

—Le he besado—y enrojeció hasta las orejas mientras Heechul abría los ojos como platos a la vez que intentaba decir algo, en realidad, su aspecto se asemejaba más a un pez fuera del agua que al ídolo que era. — ¿Qué voy a hacer?—continuó con la voz más aguda de lo normal.

 

Heechul pareció salir de su asombro — ¿qué ha hecho él? —cuestionó.

 

—No lo sé…

 

— ¿Cómo…?

 

— ¡He salido corriendo! —y volvió a tumbarse en la cama con las manos en la cara, ante la atenta y asombrada mirada de su segundo.

 

— ¿Pero qué…? Espera, ¿cómo que has salido corriendo? —Eso no podía ser cierto, ¡su líder era un cobarde! ¿Cómo podía pasarle esto a él?

 

—Ya lo sé, ya lo sé, no digas nada más, ya me sé el cuento. —empezó a dar vueltas sobre la cama, dando patadas al aire, como una forma de desahogarse.

 

—Pues no lo parece, la verdad. —A estas alturas se había puesto de pie y había empezado a dar vueltas por la habitación.

 

Leeteuk se incorporó, sentándose mientras veía cómo Heechul paseaba por la habitación. No entendía cómo había accedido a contarle aquello, era muy vergonzoso, aunque el menor lo había pillado entrando al piso doce más rojo que un tomate con insolación, le había arrastrado—casi literalmente— a la habitación y le había obligado a contarle el porqué estaba tan colorado.

 

Y así se había visto obligado a contarle de los grandes atributos de Yesung, de cómo no podía apartar la mirada y… todo lo que había sucedido, a excepción de sus pensamientos nada castos sobre lo que le haría al otro… Pero eso es otra historia.

 

—Supongo que lo que tienes que hacer ahora ya lo sabes, ¿no?

 

—Sí, sí…—respondió.

 

—Me alegro, bien —dijo y se dirigió a la puerta—cuando hayas acabado me cuentas qué tal te ha ido…

 

— ¿qué...? Espera, espera, no me puedes dejar así…—De un salto, se había levantado y ahora aferraba la camisa del menor entre sus manos.

 

— ¡Yah! ¡Está bien, está bien, te ayudaré, pero me debes una y bien grande!—Leeteuk respiró tranquilo, aunque no sabía con exactitud dónde se había metido. —Bien, lo primero que debes hacer es conseguir que se quede a solas…

 

Sí, claro, pedirle disculpas ya será lo suficientemente vergonzoso, como para añadirle compañía”  Y Heechul seguía hablando, aunque él no le había prestado la mínima atención hasta que captó la última frase dicho por el menor.

 

—… Y ya estará en la cama —finalizó este, sonriendo ampliamente. “¿eh? ¿Ha dicho cama?”

 

—Ejem… esto… Heechul —empezó, se preguntaba para qué necesitaba una cama para pedir disculpas. — ¿Se puede saber para qué necesito la cama si…?

 

— ¿Para qué va a ser? ¡Para acostarte con él, babo!  —empezó a hablar Heechul, acabando ambos a la vez sus oraciones.

 

— ¿… sólo voy a pedirle disculpas? —Leeteuk quedó en silencio unos segundos, hasta que su cerebro reaccionó a lo dicho por su compañero. — ¿Qué...? ¿Acostarme con él?

 

— ¿Pues claro, que otra cosa iba a ser? —chistó cansado y cruzando los brazos.

 

— ¡Pero yo no quiero acostarme con él! —exclamó rojo y molesto. Heechul  le miró confuso y con sorpresa.

 

— ¿Seguro? — preguntó.

 

— ¡Pues claro! —contestó, y el otro le miró con una sonrisa torcida, de esas que hacían que quisieras salir corriendo.

 

—Pues por lo que me has contado, eso es exactamente lo que quieres hacer. —habló, muy seguro de sí mismo.

 

— ¡¿Pero qué dices?! — ¿Cómo podía saber Heechul qué era lo que él quería? Es decir, ¿cómo podía ser qué él supiera que eso era exactamente lo que había pasado por su cabeza? Leeteuk volvió a sacudir la cabeza.

 

—Vamos, no me digas que no lo has pensado, además, ¿qué hay de malo en querer un poco de  sexo? 

 

— ¿Qué hay de malo? ¿Es que no es evidente? Heechul, es mi dongsaeng, es un hombre y está mal… —intentó explicar el mayor, aunque Heechul empezó a mover su mano restándole importancia.

 

— ¡Ajajá! Admites que te gustaría que te diera un buen…

 

— ¡Heechul!—exclamó Leeteuk, cada vez más rojo y mordiéndose el labio inferior, nervioso, mirando cómo el otro no se inmutaba por nada.

 

—Está bien, está bien, no hace falta que te pongas así. —se quedó callado unos minutos y volvió a hablar. — ¿Sabes? He estado pensando —Leeteuk levantó una ceja—Vale, acabo de pensar,  ¿contento? —Leeteuk asintió—bien, a lo que iba, no creo que a nuestra querida tortuga le importe acostarse contigo, si le pillas de buenas, claro.

 

— ¿Eh…? Tú…Tú… —Heechul sólo asentía con la cabeza afirmativamente—… ¡estás demente! ¡¿Cómo que no crees que le importe?! ¡¿Se puede saber qué tienes en la cabeza?!

 

— ¡Yah! Yo sólo quiero ayudar, si no eres capaz de aceptar mis grandísimos consejos, no es culpa mía. —Heechul se mostró indignado, cruzando los brazos a la altura del pecho y mirando al mayor de reojo. —Si no vas a hacerme caso, me voy. Y no me digas que no quieres acostarte con él, por que no te lo crees ni tú.

 

—Vale, vale, pero no te vayas, no tengo ni idea de qué hacer…—suplicó  Leeteuk, volviendo a sentarse en su cama, aunque no recordaba con exactitud cuando se había levantado. —Necesito ayuda…

 

—Ya, dime algo que no sepa— contestó Heechul mirándolo fijamente— Vamos a ver, quieres acostarte con él  ¿no?—Leeteuk se le quedó mirando un rato sin saber qué contestar.

 

— No… es decir… sí… ¡no lo sé…! — contestó dudando. Heechul suspiró cansado y se pasó la mano por la frente.

 

— A ver, a ver…  ¿No habíamos quedado en qué sí? ¿Qué es lo que te pasa ahora? —inquirió molesto, aunque suponía ya el porqué de sus dudas.

 

—Pues… sí quiero… pero…

 

—Nada de peros—le interrumpió acercándose a él— si lo que te preocupa es ese rollo de “no quiero que nuestra amistad se rompa”—habló imitando la voz de su compañero— ahórratelo, por un polvo no se rompe la amistad—afirmó con seguridad— y si no me crees —añadió al ver la expresión del otro— pregúntale a Hangeng.

 

— ¿Qué…? ¿Te has acostado con Hangeng? —preguntó entre sorprendido y enfadado.

 

—Sí, pero eso no viene al caso—contestó restándole importancia con la mano. Y Leeteuk se quedó embobado, no podía creerse que eso fuera cierto, ¿desde cuando él no se fijaba en lo que hacían sus compañeros? ¿Tan mal líder era? “¿Por qué no me había dado cuenta? Se supone que debo cuidar de todos y ahora me entero de que Heechul está pervirtiendo al pobre chino…Tengo que hacer algo…” Y siguió metido en sus pensamientos y no salió de ellos hasta que Heechul le dio una leve colleja.

 

—Si quieres mi ayuda tienes que escucharme —le dijo mirándolo fijamente—Primero de todo, ¿estás dispuesto a hacer lo que te diga? —dudó durante varios minutos, pero finalmente decidió asentir “No será tan malo, ¿no?” Se auto-convenció. —Bien, esto es lo que harás…

 

 

 

-.-.-.-.-.-.-.

 

Y de nuevo estaba en el piso once, muerto de miedo y de vergüenza. No podía creer que realmente hubiera accedido a hacerle caso al loco de su amigo “Un poco de valor, relájate, todo irá bien… o eso espero…” Trataba de tranquilizarse, estaba tan nervioso que podía sentir los latidos de su corazón en la garganta. Llevó una mano hasta su pecho, sentía que si no hacía algo, el corazón acabaría saltando de su cuerpo.

 

Se adentró nuevamente en el piso, intentando ser lo más silencioso posible… aunque no funcionó, pues nada más entrar tropezó con los zapatos cayendo al suelo con un ruido escandaloso y aferrándose a lo primero que vio, que fueron cajas… de zapatos y que acabaron encima de él. Y cuando sintió los pasos acelerados del único inquilino en ese momento, toda su sangre subió a su cara, que estaba estampada contra el suelo, por cierto.

 

Y oyó su risa. Su inconfundible y contagiosa risa. Aunque en aquél momento lo único que quería era que la tierra se lo tragara o, en su defecto, que toda aquella cantidad de zapatos le hicieran desaparecer por completo. Por ello e inconscientemente se movió intentado cubrirse entero, movimiento que fue perfectamente captado por Yesung.

 

—¿Intentas esconderte? —cuestionó Yesung, agachándose para poder mirar al bulto que era Leeteuk en aquellos momentos.  Aquella pregunto hizo que el líder se quedara quietor—No es por nada, pero no funciona… anda, levántate, si te quedas ahí tirado acabarás poniéndote enfermo, la mayoría de estos zapatos son de Hyukjae… —comentó divertido, y el mayor se levantó a toda prisa, sacando una risa del otro. Era bien sabido por todos que a Hyukjae le olían mal los pies por lo que era de esperar que sus zapatos también lo hicieran.

 

Leeteuk levantó la cabeza, encontrándose con la mirada del menor, éste se giró y se dirigió al sofá más cercano. Leeteuk le siguió, sentándose en el otro, quedando frente a él.

 

— ¿Vas a quedarte callado? ¿O has venido para besarme de nuevo y salir corriendo? —inquirió Yesung, viendo cómo el líder se ponía rojo como un tomate.

 

—Em… No, yo… yo quería decirte que… —estaba poniéndose cada vez más nervioso. “Madre mía, ¿qué hago? ¡Qué vergüenza! Tranquilo… discúlpate y que sea lo que Dios quiera…”  Respiró profundamente y continuó hablandor— quería decirte que siento lo que ha pasado antes y que… no sé qué me ha pasado…  —Bien, ya está, lo he dicho, ahora… creo que será mejor que me vaya cuando me perdone…” Decidió que era mejor no fijarse en Yesung, la situación ya era lo bastante vergonzosa como para, encima, ver la expresión burlona que, sabía, tendría el menor.

 

Así que no se dio cuenta de en qué momento el menor se había levantado de su sitio y se había acercado a él, hasta que le habló suavemente en el oído.

 

—Ambos sabemos lo que te ha pasado antes…—susurró —No creas que no me he dado cuenta de lo que provoco en ti, hyung— remarcó. Con la mano derecha cogió a Leeteuk por la barbilla obligándole a mirarle a la cara, y antes de que pudiera decir nada, le besó.

 

Leeteuk se sorprendió y tardó un poco en responder el beso, pero cuando lo hizo se sintió en la gloria, los labios del menor eran cálidos y muy suaves, tuvo la necesidad de morderlos levemente y eso hizo, logrando que un suave gemido escapara de la boca ajena.  Yesung metió la lengua en la boca del mayor y empezó a recorrerla con ansias, cuando se topó con la lengua de Leeteuk y empezaron una disputa silenciosa que acabó cuando se separaron para respirar.

 

Sin embargo, Yesung no se quedó quieto, al contrario, empezó a trazar un recorrido desde la barbilla de Leeteuk hasta su oreja, donde mordió levemente el lóbulo. Ante esto, el sorprendido Líder gimió sin poder contenerse.

 

Jongwoon  sonrió mientras seguía su recorrido, bajando por el cuello lentamente, repartiendo suaves besos que hacían suspirar al mayor que, en aquellos momentos tenía la mente en blanco, sólo pudiendo disfrutar de aquellas sensaciones. Al llegar a la curva de su cuello mordió la suave piel, escuchando un gemido por parte del otro, que le pegó suavemente en el hombro.  Poco le importó, pues siguió  su camino llegando al primer botón de la camisa que llevaba, desabrochándolo lentamente, mientras miraba a Leeteuk a los ojos.

 

En el momento en qué Yesung llevó su mano al primer botón, Leeteuk se dio cuenta, por primera vez, de lo que estaba pasando. Y es que no se lo podía creer, realmente no había esperado que ocurriera, por mucho que Heechul hubiera planeado todo con detalle, él sabía que sería incapaz de hacer la mitad de lo que le había medio ordenado. Por ello estaba ahora en shock. No es que no deseara aquello, lo deseaba “y mucho” pensó, pero no esperó que el menor se le lanzara encima de aquella forma. 

 

Un nuevo mordisco le sacó de su ensoñación, haciendo que volviera a gemir, un poco causado por el dolor y un poco por la sorpresa. De nuevo se había perdido en sus pensamientos.  Dirigió al menor una mirada de reproche.

 

—Lo siento, pero no prestabas atención —le susurró contra la piel del pecho, haciendo que se le erizara por el cálido aliento. Se fijó en lo que el menor hacía, decidiendo dejarse llevar “total, ahora ya ha empezado y dudo que quiera parar… ¿a quién intento engañar? Si ahora parara le obligaría a seguir…” Y los gemidos  volvieron a salir de su garganta.  Llevó las manos al pelo de Yesung, revolviéndoselo aún más, mientras este se abría pasó a través de su camisa, lamiendo, besando y mordiendo su piel.

 

El moreno se había ido inclinando sobre él, por lo que ahora estaba recostado en el sofá con Jongwoon encima suyo. Se  incorporó un poco para que el menor quitase la camisa, deslizándola suavemente por su piel, rozando con sus pequeñas manos los brazos de Leeteuk, estremeciéndole. La camisa se perdió en algún punto de la sala.

 

 Y sintió como las manos de su dongsaeng recorrían su torso, a la vez que su boca se dirigía a su pezón izquierdo, para que su lengua lo humedeciera y torturara un poco, soplando sobre él para dejarlo bien duro. Acto seguido fue a por el derecho para darle el mismo trato, mientras su mano derecha pellizcaba el otro pezón y la mano izquierda la dirigía a la entrepierna, presionando levemente el bulto que se había empezado a formar.

 

—Yesung…—gimió, al sentir cómo torturaba sus pezones y cómo presionaba cierta parte muy sensible de su anatomía.  El menor dejó lo que hacía para besarlo. Metió la lengua en la boca del mayor, mientras este bajaba sus manos, paseándolas por su espalda para colarlas por debajo de la camiseta que llevaba, haciéndole sentir un escalofrío por el frío contacto de sus manos con la piel caliente del menor. Paseó por el abdomen del moreno, acariciando su piel muy despacio, haciéndole cosquillas, provocando que el menor riera mientras rompía el beso y colocaba su cabeza en el hueco del hombro del líder.

 

Leeteuk sonrió, “por un momento había olvidado que tiene muchas cosquillas”. No pudo contenerse y empezó a hacerle cosquillas a conciencia, dejando que sus risas se escucharan muy claramente. Con lo que no contó fue que el menor perdería la fuerza y caería sobre él, con todo su peso, provocando que todo el aire de sus pulmones escapara y no pudiera respirar. 

 

Empezó a mover a Yesung para que este se levantara y él pudiera respirar tranquilamente, pero dos sonoros gemidos salieron de sus gargantas. Y es que, en aquellos momentos, sus entrepiernas estaban rozándose. Mientras Leeteuk dejaba de mover a su compañero, éste empezó a frotarse contra él, dejando escapar, ambos, unos deliciosos gemidos, que no hacían más que aumentar la temperatura de la habitación.

 

Leeteuk tiró la cabeza hacia atrás, dejando su cuello totalmente expuesto, a la vez que otro gemido se apoderaba de él y empezaba a mover la cadera instintivamente para notar al menor.  El moreno se apoyó en sus manos sin dejar de frotarse contra el líder y atacó el cuello de éste con desesperación, lamiendo y mordiendo la piel, hasta dejarle unas marcas que serían difíciles de ocultar.  Sin dejar  de moverse, fue bajando las manos hasta el pantalón de Leeteuk  desabrochándolo para colar sus manos en él e ir bajándolo lentamente, mientras seguía besando la piel del pecho y abdomen del mayor.  El pantalón desapareció de su vista y se detuvo a observar las mejillas sonrojadas de su hyung, mientras le miraba con deseo.

 

Se agachó a la altura del erecto miembro y lo lamió por encima de la ropa interior, logrando un grito de placer por parte de Leeteuk.  Recorrió desde la base de la erección hasta la cabeza, que ya asomaba por encima del elástico, y presionó un poco con su lengua, mientras se perdía en las reacciones del mayor, que había llevado sus manos hasta su pelo, agarrándolo con fuerza. 

 

Retiró  poco a poco a fina tela, dejándola caer al suelo y fijó su vista en el cuerpo totalmente desnudo que tenía frente a él. Se lamió los labios. La visión del líder de Super Junior desnudo, sonrojado y totalmente excitado hacía que el deseo y la lujuria se apoderaran de él.

 

Se inclinó sobre Leeteuk nuevamente y le separó un poco las piernas para empezar a lamer la parte interna de sus muslos, haciéndole cosquillas al mayor, que no pudo evitar reír a la vez que los gemidos escapaban de su boca.

 

 Yesung le mordió el muslo, dejando la marca de sus dientes en la piel, y recibió un grito y un golpe como protesta.

 

—Eres un bruto —Leeteuk le separó de él, viendo cómo el otro sonreía maliciosamente.

 

—Lo siento, hyung, pero tus gritos me resultan excitantes —le susurró con voz ronca en el oído, causando la sorpresa y el sonrojo del otro. “¿Desde cuando Yesung es un sádico sexual? Primero Heechul pervirtiendo a Hangeng y ahora este salvaje… ¿es que no hay nadie, a parte de mí, medianamente normal en este grupo?”  Pensó, pero tuvo que salir de sus cavilaciones cuando sintió que Yesung se metía su miembro en la boca.

 

— ¡Oh! ¡Sí! —Gimió— “¡Qué bien lo haces, Yesung ah…!”—pensó. Un momento, algo no andaba bien. Recapituló y…  ¡eso lo había dicho en voz alta! “¡Oh, Dios mío! Pero qué he…” Su mente se nubló impidiéndole seguir pensando. Sentía que si Jongwoon no paraba se correría en cualquier momento.

 

Sin embargo,  entre las intenciones del menor no estaba el apartarse de él. Siguió chupando el pene endurecido de su estimado líder, utilizando la lengua y los dientes, suavemente, para no hacerle daño. Mientras su boca se ocupaba del miembro, su mano derecha estaba encargándose de los testículos, apretándolos levemente y masajeándolos, volviendo loco de placer al mayor.

 

— ¡Jongwoon ah…!—gritó sintiendo cerca el orgasmo. Yesung sacó la mayor parte del pene de su boca, dejando sólo la punta y utilizando su mano para masturbarlo. Poco después Leeteuk se corrió en su boca con un sonoro grito.

 

Yesung sonrió mientras se apartaba del agitado líder, tragándose el semen con una sonrisa. Acto seguido, se inclinó sobre él de nuevo para besarle, pero el otro le apartó bruscamente.  Yesung quedó de rodillas enfrente de él, totalmente atónito y sin comprender el por qué de esa reacción.

 

—Eres muy malo, dongsaeng —habló, remarcando esa palabra, y Yesung no entendía nada—Tú todavía estás vestido—contestó a la pregunta muda de su compañero. Y llevó sus manos al pantalón quitándolo deprisa, ante la mirada divertida de Jongwoon. 

 

Una vez que la molesta prenda se hubo perdido, Leeteuk no pudo apartar la mirada del enorme bulto que tenía el otro entre las piernas. Si bien aún llevaba el calzoncillo puesto, sabía lo que se escondía ahí. Decidió no pensar en eso y se incorporó un poco para quedar a la altura de la entrepierna de Yesung, que no había apartado la mirada del líder ni un momento. 

 

Nunca había hecho eso y tenía miedo de hacerlo mal. Por eso miró a Yesung a los ojos, como pidiendo ayuda.

 

—No tienes que hacerlo si no quieres—le dijo, contestándole con una sonrisa. Leeteuk negó “quiero hacerlo” pensó. Sacó su lengua y repitió lo que antes le habían hecho a él. En seguía oyó un ronco gemido. Sonrió. “Eso es bueno”  Siguió un poco más, lamiendo por encima de la tela, hasta que se hartó y le bajó los calzoncillos, viendo ese inmenso trozo de carne frente a él.

 

¡Dios mío! ¡Es…es…Inmenso!”  Y por su cabeza pasó la imagen de esa mañana, Yesung desnudo con sus grandes… atributos al aire. Realmente  no se había parado a pensar en cómo sería aquella parte cuando el menor estuviera excitado,  se había sorprendido al verlo en su estado normal, pero aquello  no se lo había esperado.

 

Con su mano derecha cogió la erección por la base, sacó la lengua y empezó a lamer la punta, despacio, miró al menor, tenía los ojos cerrados y gemía suavemente ante sus lamidas. Fue paseando su lengua por toda la extensión, hasta llegar a los testículos, los lamió y chupó, succionándolos, oyendo claramente los gemidos que provocaba.

 

Se separó para ver la expresión extasiada de Yesung, con las mejillas rojas por la excitación y los ojos cerrados, disfrutando de las atenciones. Leeteuk miró el pene del menor “esto no me entra en la boca”  pensó “imposible… “suspiró  y decidió ir poco a poco, a ver hasta dónde llegaba.

 

Se metió la punta en la boca, succionándola levemente, y pasando su lengua por ella, mientras su mano derecha se movía a lo largo de aquella dura extensión. A la vez, llevó su mano izquierda a sus testículos para masajearlos y apretarlos.

 

Los gemidos de Yesung inundaban aquella sala, no podía creer que tenía a su líder haciéndole una felación y aunque se notaba que era novato en aquello, no lo hacía para nada mal.

 

—Leeteuk…ah…—gimió y Leeteuk se introdujo más trozo en la boca, haciendo desesperar al menor, que ya había llevado sus manos a la cabeza del mayor y se agarraba firmemente a su pelo, llegando incluso a hacerle daño. Pero Leeteuk no se quejó, de hecho ni siquiera era consciente del dolor, sólo disfrutaba del momento, engullendo aquel pedazo de carne y escuchando los gemidos, cada vez más altos y frecuentes de su dongsaeng.

 

Siguió aumentando el ritmo, cada vez más rápido, más profundo, hasta que Yesung le separó, saliendo de él con un sonoro ¡plop! Leeteuk le miró, no entendía por qué lo había hecho.

 

— ¿Qué es lo que pasa?—inquirió. Mas Yesung no respondió. Tumbó a Leeteuk nuevamente en el sofá recostándose sobre él y besándolo con fiereza. Llevó una mano de nueva cuenta a la entrepierna del mayor, notando cómo ésta se hallaba nuevamente erguida. Sonrió. Ahora venía la mejor parte.

 

Rompió el beso y  Leeteuk aprovechó para morderle el cuello, sorprendiéndole. Gimió de nuevo cuando sintió otro mordisco y cómo el mayor le había pellizcado un pezón de forma brusca.  Sonrió y separándose un poco de él llevó su mano derecha a su cara, acariciándole. No pudo contenerse y llevó  un dedo a su philtrum, acariciándolo y haciendo sonreír al castaño. Aprovechando que sus dedos estaban tan sumamente cerca de la cálida boca del mayor, llevó tres dedos hasta ella, separando levemente sus labios.

 

El mayor aceptó los dígitos y los lamió, llenándolos de saliva. Sintió a Yesung mordiéndole de nuevo el cuello, esta vez más bruscamente, haciéndole gritar, aun con los dedos en su boca. Le dirigió una mirada de reproche y sintió la cálida lengua del menor pasar por la zona dolorida de su sensible cuello.

 

Jongwoon retiró los dedos de la boca del líder y los dirigió a su entrada, acariciando primero la zona exterior. Introdujo un dedo lentamente, notando cómo el mayor se tensaba, por lo que llevó su otra mano a su erección, tratando de calmarlo.

 

Cuando sintió que Leeteuk se acostumbraba a la intromisión, introdujo el segundo, oyendo un gemido en señal de protesta. Empezó a mover ambos dígitos en su interior, intentando dilatarlo lo máximo posible para lo que vendría después. Los movió en círculos, abriéndolos y cerrándolos como tijeras, hasta que sintió que se relajaba y metió el último dedo. Repitiendo las acciones anteriores.

 

Leeteuk empezó a mover la cadera, las molestias habían pasado a un segundo plano. Tras un rato así, Yesung retiró los dedos. Y el líder se quejó por ello, abriendo sus ojos para mirar al menor, que estaba preparándose para penetrarlo. 

 

Inmediatamente, la mirada de Leeteuk se fijó en el enorme miembro, tensándose y poniendo aún más nervioso.  “Es imposible que entre… ¡me va a matar!” el pánico empezó a apoderarse de él. Y Yesung lo notó. Se acercó a Leeteuk, acariciándole la cara y obligándole a mirarle a los ojos. 

 

—Tranquilo —susurró. Notaba el miedo en los ojos del mayor—No pasa nada, es normal…—acarició sus mejillas suavemente, tratando de calmarlo—Si no quieres…—empezó, pero se vio interrumpido.

 

—Hazlo —murmuró quedamente. Ya habían llegado hasta ahí, dejarlo ahora sería horrible para ambos. “va a doler… y mucho”.

 

Yesung se acomodó entre las piernas del castaño, separándole un poco más las piernas y llevando su endurecido y necesitado miembro a la pequeña entrada.

 

—Relájate—repitió—si no, te dolerá más. —Leeteuk cerró los ojos e intentó relajarse. Los nervios le estaban jugando una muy mala pasada. El menor había empezado a masturbarlo nuevamente y empezó a relajarse. Respiró profundamente y sintió cómo el pene del menor empezaba a adentrarse en él, muy lentamente. Tenía ganas de llorar, pero las reprimió. No quería que el moreno se preocupara.  Se quejó con la intromisión, a la vez que oía un gemido ronco de parte de Jongwoon. 

 

Yesung se adentraba muy lentamente y eso le estaba matando. Cuando llevaba ya un buen trozo decidió detenerse, para que Leeteuk pudiera acostumbrarse a él. Esperó mientras atendía su miembro, distrayéndolo, hasta que sintió que Leeteuk estaba completamente relajado y empezaba a acostumbrarse.

 

— ¿Ya…  está?—preguntó, con la voz entrecortada. “que sea un sí… ¡por favor!” no creía poder aguantar si la respuesta era un no.

 

—Sí—mintió y notó cómo Leeteuk respiraba tranquilamente.

 

—Muévete—le dijo cuando sintió cómo su cadera seguía un impulso. Y Yesung obedeció, pero no de la forma que esperaba el mayor, adentrándose aún más en él. — ¡Serás…! —  gritó o, bueno, más bien intentó gritar, pues lo que salió de su garganta fue un murmullo. — ¡Me has mentido!

 

—Sí —le contestó —No me mires así, ha sido por tu bien, si te hubiera dicho que no, ¿qué habrías hecho? — “habría maldecido todo lo que se mueve y el momento en que entré aquí…”  Y se dejó llevar por sus pensamientos “No, le habría apartado…”  Suspiró. El menor tenía razón.

 

Inconscientemente movió su cadera, buscando más contacto. Y eso fue suficiente para Yesung, que empezó a moverse lentamente, para no dañarlo más. El dolor y el placer empezaron a juntarse en el cuerpo de Leeteuk, haciendo que empezara a gemir, acompasando los gemidos del menor.

 

Yesung buscaba el punto para volver loco a Leeteuk y pronto lo encontró, cuando un sonoro gemido llegó a sus oídos. Sonrió empezó a embestir con más fuerza en ese punto, mientras su hyung se retorcía de placer bajo él.

 

—Ah… Jongwoon ah…—gemía con voz una voz sensual que encendía aún más al menor. Éste empezó a masturbar al mayor, moviendo la mano al mismo ritmo de sus embestidas, mientras Leeteuk  gemía y se retorcía.

 

La temperatura corporal había subido a límites insospechados, mientras ambos gemían y se movían al mismo ritmo. Leeteuk buscó los labios del menor y empezaron un beso frenético, lleno de ansias y deseo, sin detener el ritmo de las embestidas, cada vez más rápidas.  Leeteuk enredó sus piernas alrededor de la cadera del menor, sintiendo, de esta forma, las estocadas más profundas.

 

Y sus respiraciones se entrecortaban, entre besos  y caricias y las manos de Leeteuk recorriendo el cuerpo de su amante  y tocando todo aquello que estaba a su alcance.  Sintiendo el cálido aliento de Jongwoon en su oído y estremeciéndose con sus gemidos.

 

El final se acercaba y los gemidos subieron de volumen a la par que sus movimientos. Más frenéticos.

 

— ¡Yesung…! ¡Ah…! — Sintió un hormigueo en su bajo vientre, sabiendo que estaba por llegar al orgasmo. — ¡Yesung ah…! ¡Sigue! ¡Más! ¡Sí…! —Cada vez más cerca “Esto es el paraíso”  fue lo único coherente que pudo hilar su cerebro en aquel momento, abrumado por tanto placer. Mientras Yesung seguía embistiendo con fuerza y precisión, sabiendo que se acercaba también al final.

 

Gimiendo el nombre del mayor y deseando oír más gemidos con su nombre. Aceleró un poco más, para sentir cómo Leeteuk gemía en alto su nombre una última vez y notar cómo sus paredes se contraían, apretándolo, a la vez que se corría en su mano.  Un par de embestidas bastaron para que él también llegara, llenando el interior de Jungsoo, gritando su nombre y dejándose caer poco a poco encima de él.

 

Respiraban entrecortadamente, intentando recuperar la normalidad después de aquel acto. Lentamente, Yesung salió del interior del líder, con algún quejido por parte de éste, y se recostó a su lado, en el poco espacio que tenían en aquél sofá.

 

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Heechul esperaba ansioso la llegada del mayor. Hacía cosa de una hora que había bajado y aún no regresaba. Empezaba a impacientarse. Sabía de sobra lo que había, o estaba pasando en el piso de abajo, pues se había asegurado de ello.

 

Oyó el ruido de la puerta principal, aunque eso era casi como un milagro, pues, aunque se encontraba sentado en la sala de estar, a unos pocos metros de él se hallaba Kyuhyun, jugando incansable con la maldita consola.  Se levantó como un resorte y corrió a arrastrar al mayor a su habitación.

 

— ¿Y bien? ¿Qué tal ha ido? —cuestionó impaciente. La amplia sonrisa que llevaba el otro le dio la respuesta, pero aún así esperó a escucharla de sus labios.

 

—Ha sido el mejor polvo de mi vida.

Notas finales:

Tardaré en publicar el segundo capítulo, pues me pilla en plena época de exámenes, pero en cuanto termine lo subiré. 


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