Capítulo 4
Honor y Lealtad
Las distintivas montañas chinas se alzaban orgullosas a su alrededor, Dojo serpenteaba con elegancia entre ellas presumiendo que las conocía a la perfección. Apenas tocaron tierra comenzaron a buscar el Shen Gong Wu que los había atraído hasta ese apartado lugar.
Omi fue el primero en descubrirlo: un pequeño anillo parecido al de los nueve dragones estaba en la afilada punta de una montaña. El pequeño monje se lanzo por el al notar que Chase Young y Wuya deseaban apoderarse del objeto místico. Como solía ocurrir el Wu se ilumino al notar que varias personas que disputaban por él y Omi fue el primero en hablar.
-Chase Young, Wuya y... –el pequeño noto que eran en total cuatro manos las que tocaban en anillo, y una de ellas estaba enguantada en negro ¡El no había visto a nadie acercarse! Chase y Wuya miraban fijamente al extraño pero Omi no tenía idea de quién era el otro retador porque un elegante sobrero negro con una cinta roja ocultaba su cara. El sujeto misterioso alzo su rostro al notar que el monje no lo reconocía y casi le provoco un infarto a todos los presentes -¿Jack Spicer? –el aludido le dio una sonrisa de lado confirmándole su identidad pero Omi no podía creerlo, estaba tan cambiado...
En primer lugar, era mucho más alto que la última vez que lo vieron –y siempre fue más alto que ellos, con excepción de Clay- su cara ya no era redonda e infantil sino más cuadrada y un poco afilada haciéndolo parecer todo un hombre y no el niño que recordaba. Y también estaba su ropa; botas cortas y pantalón negro, una camisa rojo sangre a juego con sus ojos y cabello y una gabardina negra y larga que tocaba el suelo. Además de todo traía un cinturón especial para cargar su nueva espada y un poco de delineador: una fina línea negra que enmarcaba sus ojos.
-¿Vas a retarnos a un duelo o prefieres que tomemos un té y luego obsequiármelo? –le preguntó el renovado Jack, los guerreros xiaolin más Dojo tuvieron que recoger su quijada del piso-
-Chase Young, Wuya, Jack Spicer, los desafió a un duelo Xiaolin. Mi esfera de Tornami contra...
-Yo tengo la moneda de la mantis pero no la usaré –Chase intentaba no prestarle demasiada atención al recién aparecido pero su dragón rugía para que lo golpeara hasta cansarse por atreverse a preocuparlo-
-Y yo el cometa Longi –Wuya por su parte miraba con descaro al joven que ignoraba todo excepto a Omi, a quien miraba fijamente-
-Aún tengo el mono bastón, nombra tu desafió.
-Será una carrera hasta la cima, el primero que alcance el anillo gana.
El escenario natural cambio de repente al hacer su aparición las fuerzas mágicas que controlaban los duelos. La montaña comenzó a crecer hasta hacerse gigantesca y el anillo brillo en la cumbre.
-Gon Yi Tan Pai
Wuya utilizo el cometa Longi para volar hasta la cima mientras que Chase y Omi comenzaron a correr y saltar de inmediato. Jack se quedo atrás, revisando la montaña desde la base hasta la cima con los brazos cruzados. Cuando se satisfizo con lo que vio comenzó a correr a gran velocidad, sorprendiendo a Kimiko, Clay, Raimundo y Dojo ya que no estaba usando el mono bastón. Apenas un momento después estuvo pisándole los talones a Omi y Chase. De pronto, justo cuando pasaban por debajo de una gran nube Jack levanto el brazo izquierdo sobre su cabeza y lo bajo frente a su cara... desvaneciéndose en humo negro que recobro la forma humana casi en la cima de la montaña, bajo la sombra que una nube proyectaba. Con una gran agilidad empezó a escalar el último tramo de la montaña y alcanzo el anillo sin problemas. La magia desapareció la darle la victoria y los Shen Gong Wus al ganador.
-Veo que no has cambiado nada –Jack le sonrió con elegancia a un pequeño Omi que lucía devastado por la derrota- Me alegra darme cuenta de que algunas cosas siguen tal y como las deje, toma... –le lanzo la esfera de Tornami y guardo el resto de los Wu dentro de una bolsa que coloco sobre una tabla de metal como si no fuera más que una bolsa de deshechos- No será divertido si no la tienes
-Ha pasado mucho tiempo Jack, pensé que ya no te veríamos por aquí nunca más –Wuya se acerco al joven pelirrojo por la espalda, moviéndose con sensualidad y recorriendo su brazo y hombro derecho con los dedos-
-Wuya, vieja bruja zorra, veo que la vida te ha tratado bien. Es una sorpresa, creí que Chase o Hannibal acabarían matándote pronto –le contestó con una media sonrisa sardónica sin dedicarle siquiera una mirada, la bruja se sorprendió y alejo su mano-
-Me gusta esta nueva actitud tuya Jack pero no me engañas, huelo magia en ti...
-Acabo de acostarme con un ilusionista en una fiesta infantil pero disculpo tu error Wuya, una bruja mediocre como tu no es capaz de distinguir la diferencia –Wuya se quedo con la boca abierta, incapaz de decir nada más. Jack no solamente la había insultado y llamado mediocre sino que también hablaba de sexo como si nada cuando antes casi se desmayaba con solo oír mencionar la palabra...-
-Spicer, veo que a tu regreso sigues siendo un hablador –Chase olfateo inmediatamente al escuchar al joven pero no noto el olor característico del sexo, Jack lo miro fijamente y los pies del señor dragón se quedaron clavados en el piso al notar la mirada roja encendida en un odio enorme que jamás le había visto. El pelirrojo lo miro un largo momento y luego se giro sin responderle para prestarle atención a Omi que le hablaba.
-Ahh, Jack Spicer, veo que te has cambiado al bando de los buenos –le dijo el pequeño intentando hablar con sabiduría e imitando al maestro Fung-
-No exactamente. Los Wus no me interesan más; excepto uno que necesitaré en un futuro y el bastón del mono al que le tengo cariño pero sigo siendo del lado maligno... Te diré algo, un trato, te cambiare estos Wus por los más inútiles que tengas. No me interesan cuales sean solo quiero tener los suficientes para cubrir la cuota de apuestas cuando peleemos por el Shen Gong Wu que me interesa.
-¿Entonces todavía eres nuestro enemigo? –le pregunto Omi con sus ojos de cachorro abandonado bajo la lluvia-
-Hasta que aparezca el objeto que necesito no lo somos. Si quieres podemos ir a hacer algo un día –añadió con una sonrisa coqueta mirando a todos los monjes- Pero si quiero advertirles que no entren sin permiso a mi casa. Los robots tienen autorizado el uso de fuerza letal contra los intrusos y no quiero lastimarlos, al menos no por el momento. Y ahora si me disculpan, tengo que irme.
-¿Tan pronto? –le pregunto Kimiko intentando hacer tiempo para disfrutar un poco más del nuevo Jack- ¿No quieres venir al templo con nosotros? Ya sabes, a tomar algo...
-Lo siento Kimiko pero no soy más que un sirviente y debo estar donde me necesiten; y no es aquí ni en el templo. Será para otra ocasión –Jack se paro sobre la tabla y esta se elevo por los aires alejándose a gran velocidad. Tenía que ser sincera, Jack no era musculoso en extremo pero se le notaba un cuerpo bien formado y por sus movimientos durante el duelo se noto que había entrenado durante el tiempo que estuvo fuera.
...
-Mi caballero ¿Cómo te fue? ¿Tuviste una agradable bienvenida? –Jack coloco la rodilla derecha en el suelo y el puño sobre el corazón al presentarse frente a su maestra-
-Hice lo que me ordeno mi señora. Les dije a los monjes lo que me pidió, fui amable con ellos, marque distancia con Wuya y le envié señales de odio a Chase Young. Los monjes, y en especial Omi, están felices con mi regreso tal como usted pronostico... –la bruja se acerco hasta él y lo tomo de la barbilla con brusquedad para ver su rostro-
-Te convertiste en un hombre hermoso Jack, nos será fácil atraer a Young a tu trampa. Pronto tendrás tu venganza y tendremos varios estorbos menos en nuestro camino... –Jack sonrió satisfecho y regreso la mirada al piso con humildad cuando la bruja soltó su rostro-
-Le agradezco mi señora
-Debes hacerlo. Puedes retirarte, y llévate esos objetos contigo, no los necesitaremos hasta que la lanza del destino(1) se revele –el pelirrojo tomo la bolsa y salió del Palacio de la Sombra, hogar de su señora y maestra-
Le había sido difícil mantener el ritmo que su señora, Medea (2), le había impuesto: Tenía que levantarse a las 4:00 am para entrenar, luego iba a la universidad, después a trabajar, aprovechaba la hora de comidas y almuerzos para seguir entrenando y cuando salía del trabajo regresaba a entrenar y a aprender la magia que su señora Medea utilizaba. Su maestra lo presionaba a límites desgastantes y muchas veces termino en el hospital con agotamiento extremo a pesar de que Madea sostenía su cuerpo con magia. Su señora hacia lo que Chase y Wuya le negaron. Entrenaba su cuerpo, lo convertía en un guerrero, le enseñaba su magia pero a un precio demasiado alto.
Y había algo que a Jack le aterrorizaba a un nivel que jamás había sentido. Al principio Medea había sido hasta cierto punto "amable" con él, usaba palabras melosas cuando lo llamaba (igual que Wuya cuando lo necesitaba), pero en cuanto pacto con sangre su trato con ella la bruja hizo lo mismo que Wuya; Cambio radicalmente. Las cosas debían hacerse como ella querían que fuesen y no como tenían que ser. Y si él dudaba en hacer algo... Medea podía tomar control de su cuerpo y encerrarlo dentro de si mismo, imposibilitándolo a resistirse. Poco a poco lo insensibilizaba a escenas de muertes y matanza... Carnicerías que tenía que observar desde dentro de su cuerpo, masacres que sus propias manos realizaban. La primera vez que Medea lo controlo y lo hizo asesinar vació el estomago en cuanto la influencia en su cuerpo se fue, paso horas bajo el agua y muchos días después lavándose compulsivamente porque la sangre simplemente se negaba a irse. Sin importar lo mucho que tallara su piel, la sangre seguía ahí.
Había tenido que aprender a humillarse como no lo hizo nunca con Chase, y todo para sobrevivir a su ira o a su aburrimiento. Normalmente lo segundo era peor que lo primero.
Si se aburría, Medea lo usaba de juguete para torturarlo. Ya fuera con uso de la magia o con objetos físicos la diversión de su señora resultaba en algo peor que la muerte para él...
Aunque le había permitido anteponer sus planes de venganza contra Chase Young, Jack dudaba que Medea lo estuviera haciendo para darle un obsequio. Cada día sospechaba más que su maestra tenía algo planeado para ellos. Algo que lo mataría lenta y dolorosamente... Causándole el mayor sufrimiento posible antes de que la inconsciencia lo reclamara. Igual que cuando sus juguetes la aburrían. Y él no era más que un juguete nuevo, temporalmente a salvo por ser recientemente descubierto, pero eso no le duraría mucho, lo presentía.