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Set fire to the rain por YumeRyusaki

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Notas del fanfic:

Inicialmente esto era un songfic original que una amiga me pidió precisamente con esta canción, pensé subirlo en la categoría de originales, pero al final me decidí por editarlo y convertirlo en un songfic gazetto… es la primera vez que hago uno, tengan piedad u.u

Ah, casi lo olvido… Kazuki es un personaje original, al menos yo no pensé en el niño tornillo, no quise meter a ningún j-rocker o un gazetto como el tercero en discordia para no hacer más largo el songfic mientras se arreglan y esas cosas, como mi plan era hacer solo one-shot queda perfecto.

Notas del capitulo:

Que decir? Hoy es el cumple de nuestro bello guitarrista xD y este es mi regalo para tod@s ustedes xD

Espero que les guste :)

Set fire to the rain
 YumeRyusaki

 

Chasqueó la lengua disgustado cuando la primera cuerda de la guitarra se rompió. Últimamente le pasaba bastante seguido, de seguir así iba a acabar con todos los repuestos que tenia. Tomó la cuerda rota entre sus manos y la observó por varios segundos. “Dicen que las cosas se parecen a su dueño”, pensó contrariado y una risilla seca salió de sus labios.

Saco un cigarrillo y se asomó por el ventanal, gris. Fue lo primero que cruzo por su cabeza al ver ese cielo nublado, justo como sus ánimos en ese día, o en esa semana, aunque lo correcto era decir, en los últimos meses.

 

—Siempre estaré aquí… para ti.

Recordaba las palabras de su amigo apoyándolo, nunca dejándole solo, siempre ahí para cuando le necesitaran, porque Kai era realmente amable, incluso con las personas que no tenía una relación estrecha, él siempre intentaba animarles.

No mires atrás, atesora lo que tienes ahora y espera lo que venga después.

Sí, realmente él sabía cómo reconfortar, tenía ese don. De todos sus amigos, incluso por sobre Reita, la única persona que podía confortarle era él, Yutaka Tanabe.

 

//Deje caer mi corazón y según cayo apareciste para reclamarlo//

 

Suspiró. Había empezado a lloviznar y el frio se colaba por su delgada playera, al contrario de lo que se esperaba, se sentó con parsimonia en el quicio dejando que las gotas de agua cayeron sobre su rostro. Le gustaba ver llover, le recordaba a Kai, su sonrisa, esa frescura que desprendía…

 

Expulsó el humo del cigarro perdiéndose otra vez en sus recuerdos. “Kazuki” susurró el nombre con molestia. Todo era por él, por su traición a esos dos años de relación que llevaban. “¡Que idiota!”  Se dijo a sí mismo, cuando a su mente vinieron los gritos, reclamos, golpes, lágrimas…

Realmente la había pasado mal, pero Kai entonces no se había separado de él. A su lado, preparándole de comer, a su lado quitándole la botella de sake, velando sus sueños, cubriendo sus heridas, llenándole de amor, o al menos eso pensó un día al despertarse y encontrarse con las fotos que se había tomado con Kazuki, las fotos de los días felices, las mismas que le recordaban que la persona a la que había considerado el amor de su vida solo había sido una ilusión.

Había arrojado los portarretratos al piso y sin importarle los vidrios sueltos había tomado la imagen, estrujándola, rompiéndola. Cuando el batero entró a la habitación lo había encontrado con las manos ensangrentadas y llorando copiosamente. Entonces lo había abrazado tan fuerte que el dolor de su pecho se fue disipando a cada segundo.

// Estaba oscuro y yo estaba apagado hasta que besaste mis labios y me salvaste.
Mis manos eran fuertes pero mis rodillas eran demasiado débiles como para sostenerme en tus brazos sin caer a tus pies. //

 

El cilindro blanco se consumió hasta casi rozarle los dedos, decidió apagarlo aplastando la cabeza humeante en el piso mojado. Llevó una mano a sus labios y una sonrisa amarga se hizo presente. Lo había besado. Aun después de mucho tiempo recordaba claramente el preciso instante de su primer beso con él.

En ese momento, aún en los brazos de Kai, había alzado el rostro lleno de lágrimas para ver el de su amigo, su preciosas facciones contrariadas en preocupación le movió a tocar sus mejillas, cuando sus miradas se encontraron, sintió el impulso de tocar esos labios que se adivinaban suaves, haciendo amago de su fuerza de voluntad había resistido, no así Kai que sin pensarlo había unido sus labios, primero en una suave caricia para terminar con un demandante beso que les dejó sin aire.

 

Sonrió ligeramente, llevándose la mano a la cabeza… Seguía riñéndose por no haberse dado cuenta en ese momento que Kai era la persona más importante para él.
Pero entonces no lo había notado y el incidente lo dejaron pasar. A partir de ese día las cosas cambiaron entre ellos, por un tiempo no comentaron nada al respecto; por un tiempo, hasta que lo vio besando a alguien más.

 

//Pero hay una parte de ti que nunca conocí, nunca conocí//

 

Se sintió traicionado, como si le hubiese hecho mil promesas que no cumplió.  No sabía de la existencia de esa persona, se suponía que eran amigos pero nunca le comentó que estaba saliendo con alguien, y cuando le pregunto:

Shima, no tengo interés en esa persona.

Fue la única respuesta que recibió. Le habría encantado que le dijera algo más, pero Kai a pesar de ser la amabilidad personificada, no acostumbraba dar explicación alguna a nadie.

 

//Todas las cosas que dijiste que nunca fueron verdad, nunca fueron verdad y los juegos que jugabas siempre los ganaste, siempre los ganaste//

 

Cuando lo vio con esa misma persona una segunda vez, quiso reclamarle su engaño, entonces recordó que ellos no llevaban ese tipo de relación. No era nadie para reclamarle, tan solo era un amigo, uno celoso, pero solo un amigo, sin derecho a más.

Se sintió estúpido por sentirse celoso. Pero fue necesario tener ese sentimiento ahogándole para que lo entendiera su realidad: se sentía traicionado y endiabladamente celoso pero no por Kai, el amigo, sino por Kai, el hombre. Ese que le había apoyado siempre, ese al que se había aferrado cuando su corazón estaba destrozado, el mismo que le había besado y le había sanado.

Se puso de pie, entrando a la casa cuando la lluvia se intensificó. Se cambió la ropa húmeda adentrándose nuevamente en sus recuerdos.


Un día Kai se compadeció de ellos y les dio la tarde libre. Felices como niños, cada uno tomó su rumbo, él al lado del batero. Mientras paseaban alegremente, le sorprendió encontrarse del otro lado de la callejuela del parque que solían frecuentar, a Kazuki. Parecía feliz y eso le había molestado. La traición ya no le dolía pero su orgullo seguía herido. En ese momento había tomado la mano del castaño y había salido de ahí. En  su mente estaba el plan de ir a casa y ver algunas películas, pero al pasar frente a un bar se había decidido por unas copas.  Y sin ser del todo consciente de sus sentimientos y con al calor del alcohol, había dado el primer paso.

 

//Así que prendí fuego a la lluvia y la vi caer //

 

No pensó que acostarse con Kai sin decirle lo que sentía por él, volvía sus actos como simple despecho.

 

// Mientras acariciaba tu rostro, ardió mientras yo lloraba porque la escuche gritando tu nombre, tu nombre//

 

¿Qué podía decir en su defensa? Lo deseaba, simple y llanamente había deseado estar con él. Había deseado que esos fuertes brazos le cubrieran, que esos labios suaves le robaran el aliento, que solo Kai diera calor a su cuerpo. Había amado su rostro tranquilo al dormir, y aquellas sonrisas entre sueños. Fue irremediablemente feliz al despertar y verlo a su lado.

Su corazón dolió cuando el castaño abrió los ojos y nuevamente no había dicho palabra alguna a lo acontecido. Su rostro parecía cansado y aquella mueca de incomodidad que había hecho le hizo pensar que su amable y buen amigo estaba arrepentido.

Se distanciaron, recordaba que esos habían sido los peores días de su vida. Lo extrañaba. Y hubiese enloquecido si no hubiese sido porque una tarde, Kai apareció con una bolsa con  comida y latas de cerveza.

Las ganas de arrojarse a sus brazos las ahogó en una sonrisa tímida al invitarlo a pasar. No recordaba noche mejor que esa, entre risas, alcohol, bromas y amor…

 

//Cuando me tumbaba contigo, podría haberme quedado ahí para siempre.
Cerrar los ojos, sentirme aquí por siempre//


“Si existe algo como la eternidad, quiero pasarla a tu lado” Había deseado en silencio. Y los ojos se le habían anegado en lágrimas. Quería gritar que lo amaba, pero el miedo a perder su amistad se lo había impedido.  Algunas gotas saladas escaparon de sus ojos y con sus cálidas manos, Kai las había quitado. Y como hacía tiempo que no lo hacia lo había acunado en sus brazos.

 

//Tu y yo juntos por siempre, nada podría ser mejor, pero hay una parte de ti que nunca conocí//

 


—Te quiero —confesó con temor.  Esperó expectante la respuesta del menor, pero solo había escuchado una suave risita.

También te quiero Shima —Kai respondió finalmente, aunque el tono de su voz sonaba como si tuviera una telaraña atorada en la garganta. No lo entendió.

 

 Secó las lágrimas que surcaban sus mejillas con esos recuerdos.  Kai ya no estaba para abrazarlo, ya no estaba para secarle las lágrimas, se sintió terriblemente solo.
Encendió un nuevo cigarrillo y se sentó junto a la ventana. Seguía lloviendo, se sentía tonto al escribir en los empañados  cristales el nombre del batero.


Nuevamente dejo volar sus recuerdos a ese día en que definitivamente todo cambio. El día de su fallida confesión.

Después de escuchar de su castaño amigo el “también te quiero” no había podido contenerse, esas lágrimas que había mantenido ahogadas las dejó salir. Kai no había entendido, él ya no lo quería como un amigo, lo amaba, tan sencillo como eso. Con el rostro mojado por el llanto se había apoderado de los cálidos labios de Kai, se aferró fuertemente a ese ser, entregándole su cuerpo y su corazón.

 

//Prendí fuego a la lluvia y nos lance a las llamas, entonces sentí algo morir porque sabía que sería la última vez//

 

La última vez, ¡exacto! La última vez que lo viera sonreír para él, la última vez que compartieran el mismo aliento, la última vez a todo. Porque cuando se había despertado el batero no estaba, se había ido dejándole en la más dolorosa soledad.

En la mesa de noche junto a la cama estaba una nota: “lo siento”.

 

Lo sentía, ¿qué demonios sentía? ¿Haber estado con él; tan repulsivo le  resultaba? La agónica sensación de salir a buscarlo se hizo presente, pero su cuerpo se había negado a moverse.
Al día siguiente en la compañía, apenas le había mirado, le había hablado como si estuviera recitando un monologo que se había aprendido de memoria, en todo segundo se dirigió a él en papel de líder y no como su amigo o al menos como compañero de banda. Le había perdido.

Y nada había cambiado desde entonces.

 

//la última vez//

 

Se levantó para ir a tirarse en la cama, alzó una mano como queriendo alcanzar algo para finalizar con el puño cerrado a su costado.

Quería de vuelta a Kai, si no podía amarlo lo aceptaba, pero quería al menos recuperar esa amistad que una vez los unió.

Su corazón empezó a latir con fuerza como cuando lo tenía cerca, no era la primera vez que le pasaba. Fijó su vista en la ventana, había dejado de llover.

Golpeteos a la puerta y constantes toqueteos al timbre le obligaron a ponerse de pie. La persona que encontró del otro lado, descontroló aun más los latidos de su corazón…

 

//A veces me despiertan golpes a la puerta y te oigo llamándome//

—Yutaka, ¿qué haces…?

La pregunta se vio interrumpida por el cuerpo tambaleándose frente a él. Lo sostuvo por miedo a que fuera caer. La ropa de Kai estaba mojada. Lo arrastró a su habitación y le cambió la ropa en silencio. Kai no hacía muchos movimientos, solo le veía en silencio.

 

***


Los ruidos que se escuchaban en la cocina lo despertaron, recorrió el lugar con la mirada, descubriendo el lugar como casa de Uruha. Se levantó y el paño frio que cubría su frente resbaló por su cara, se notaba que había sido cambiado recientemente. Lo exprimió en el balde de agua que estaba cerca y lo sacudió para que se secara. Luego de eso, se dirigió a la cocina donde adivinó se encontraba el guitarrista.

La licuadora volcada y las paredes salpicadas, cubiertos y cucharas, incluso un sartén en el suelo, sumado a otro en la estufa sin nada y otros detalles más, daban la impresión de que un huracán había pasado por esa cocina.

—¿Te ayudo?

Preguntó para llamar la atención del guitarrista. Uruha volteó alarmado y con un notable sonrojo al verse descubierto como autor del desastre.

Al final el que terminó preparando la cena fue Kai, como siempre.

 

//debo ser yo que sigo esperándote//

 

—Uruha —llamó con voz tenue.

—Lo siento —Se adelantó a todo lo que el batero pudiera decirle—; quizá pensaste que estaba jugando, que tan solo era despecho, pero Kai, créeme que todas esas veces que estuve contigo fue porque me nació de aquí —Señalo su corazón.

—Uruha yo no… —Intentó decir, pero se vio interrumpido nuevamente.

 —Amaba a Kazuki, pero él se fue. Cuando más solo y herido me sentía, llegaste, tú sanaste mi corazón, te lo quedaste  —habló tan rápido que algunas veces se trababa—: Un día voltee, un día que te necesitaba de verdad, un día que quería abrazarte como nunca y ya no estabas...  Te extrañé —Dejó salir un largo suspiro. Se estaba confesando justo cuando ya era tarde.

 

//Incluso cuando todo ya ha acabado//

 

—Y sé que no me quieres, pero Kai, te amo  —Terminó con un nudo en la garganta. Ahora solo quedaba esperar el contundente rechazo. Cerró fuertemente los ojos, pero nada paso… se decidió a abrirlos y se encontró frente a frente con él—.Te amo  —repitió.

 

//No puedo evitar seguir buscándote//

 

Todo  ha acabado se dijo a sí mismo, rehuyéndole con la mirada.

—También te amo.

Escuchar esas palabras era lo que venía soñando desde hacía mucho tiempo, pero no se sentía ni remotamente feliz. No quería que fuera así.

—No tienes porque sentir lástima por mi —Soltó bajito aunque debía aceptar que incluso si no era verdad, le provocaba ilusión escucharlo decir que le quería, aunque no era suficiente—. Si no puedes amarme, lo entiendo, pero Kai, no me quites tu amistad. No te daré problemas…

Los suaves labios del menor interrumpieron su monologo. La sonrisa tímida que le brindaba, la delicada caricia a su mejilla le hizo pensar que quizá, solo quizá, no todo estaba perdido.

—¿Sabes que estuve dos horas pensando si debía subir a verte? —Kai confesó en voz baja, pero decidido—. Todo este tiempo te he amado, incluso antes que tú. Me aleje de ti porque sentía que me había aprovechado de tu debilidad —Era el momento de que él también se sincerara—. Kouyou, si te digo que te amo es porque lo siento aquí —Llevó la mano del menor a su pecho.

Escuchó el latir de ese corazón tan rápido como el suyo. Se llevó nerviosamente la otra mano a la cabeza, ¿qué debía hacer? Le creía.

—¿Dos horas bajo la lluvia? —Por contestación recibió una sonrisa—. Idiota —susurro suavemente.

 

 

***

 

Era Kai quien siempre le abrazaba y le protegía, esta vez quería ser él quien cubriera con sus brazos al menor. Así se fueron quedando dormidos, hasta que la luz de un nuevo día  les fue despertando. Afuera una suave lluvia se había desatado, igual que su amor. Pero quien necesitaba un cielo despejado si podían disfrutar de esa calmada lluvia mientras planeaban lo que harían ese día o al siguiente, realmente eso no interesaba, porque estaban juntos.

No importaba cuanto duraba, si un año, dos o diez. Quizá toda la eternidad como una vez soñó, el tiempo que fuera sería inmensa y ridículamente feliz con la persona a su lado.

 

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Si les ha gustado, estaría encantada de leer sus preciosos rew, no les toma más de dos minutos, no pierden nada y harán inmensamente feliz a este intento de escritora *---* xD

Bye-bye ^ ^

Ah, si alguien sigue mi fic –APUESTA – les cuento que mañana o a más tardar el domingo actualizo. Gracias por su atención n.n –se va corriendo –


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