—¿Gongchan? ¿Gongchan dónde estás? Venga sal de donde estés, queda más o menos 1 hora para que salgamos, no podemos estar con juegos. Chanie va, siempre haces lo mismo y nunca pasa nada. —Era inútil, le llamase de la forma que le llamase no saldría de su nuevo escondite. Gongchan era el más pequeño de los cinco y esto le provocaba inseguridades cada vez que teníamos una actuación, se escondía donde fuese y no atendía a razones.
—Cnu, ¿sabes dónde se ha metido Gongchan esta vez? No puedo encontrarle por ninguna parte, empieza a preocuparme.
—¿Has preguntado a los demás? No te preocupes si al final siempre sale de su escondite, es cuestión de tiempo. —Cnu tan calmado como siempre. El problema era que su calma no hacía efecto en mi.
—P-pero… No quiero dejarle solo por ahí, a saber que tonterías hace.
—Estás exagerando Jinyoung, Gongchan es el ser mas apacible del mundo, como mucho estará por ahí cazando alguna mariposa. —Cnu reía, pero a mí no me hacía ninguna gracia.
Me fui paseando por los pasillos en busca del pequeño del grupo, pero por más que lo hacía este no daba señales.
—¡Sandeul! ¡Sandeul! Espera, ¿sabes dónde está Gongchan?
—¿Chanie ha vuelto a desaparecer? Pues no, no lo he visto, la última vez que hable con él fue en el coche. ¿Has ido a ver si está cambiándose aún?
—No… No he probado, iré a mirar. Gracias Sandeul, nos vemos ahora.
Me dirigí rápido hacia el que era nuestro camerino, iba directo a abrir la puerta pero casi me estampo, estaba cerrada. Aunque no lo pareciese esto era buena señal. Gongchan estaba dentro, estaba seguro. Aporreé la puerta, quería que Gongchan saliese o al menos dijese algo.
—Chanie… Sé que estás ahí, vamos sal, tenemos que actuar y no podemos hacerlo si te encierras.
—Hyung… No quiero salir ¡Vete! Podéis hacerlo sin mí, yo no os aporto nada, además todas las miradas de las chicas van hacia ti…
—No digas tonterías Chanie, eres muy importante para nosotros. Sin ti ya no seríamos B1A4. Cada uno formamos una parte, somos una familia. Así que para ya con el numerito y sal de ahí.
—No Jin, ¡no quiero! Déjame solo.
—¿Por qué siempre eres así? Gongchan vamos, siempre es lo mismo. Sabes de sobra que la actuación siempre sale bien y sin problemas, deja de preocuparte.
—Pero Hyung…
—Pero nada, abre la puerta Gongchan o la tiro abajo y tú vas detrás.
—Jo Jin eso no vale, siempre me chantajeas.
La puerta fue abriéndose poco a poco y una cabecilla asomaba por el hueco que se iba formando. Gongchan tenía cara de disgusto y sus labios formaban un leve puchero que provocaba en mí cierta ternura.
—¿Me dejas pasar o vas a ser tan testarudo como siempre?
—Está bien… Solo porque eres tu hyung…
Entré despacio en la habitación mientras Gongchan se apartaba un poco de mí. Yo me acerqué, llevé mi mano a su rostro y le aparté el pelo.
—No tienes que estar asustado Gongchan, yo estoy aquí contigo, además cantas y bailas muy bien pequeño. Todo saldrá bien.
—P-p-ero Jin… Si te acercas tanto a mí me pondrás más nervioso. Para por favor.
—¿No te gusta Chanie?
—¡N-no! ¡Jinyoung aquí no!
—Siempre huyes de mi Gongchan, pero cuando te interesa bien que me buscas. ¿Acaso solo soy un juego para ti?
—¡Cómo vas a ser un juego! Me pasé mucho detrás de ti hasta que por fin me hiciste caso… ¿Acaso lo has olvidado?
—Por eso… creo que esta es tu venganza. Te pasas el día sin hacerme caso, te pasas el día con Baro, tonteando con él, bromeando… Eso me quema por dentro, lo haces para darme celos, lo sé.
—Si tú lo dices… No solo existes tú en este mundo.
—Para ti sí. —Me volví a acercar, pero el me rehuía. ¡¿Por qué?! Qué narices le pasaba. Cuando él quería bien que se metía en mi cama, bien que venía a abrazarme, a darme mordiscos, a incitarme… ¿Se había olvidado de mí? Yo solo me alejaba de él por miedo hacerle daño… Gongchan era muy inocente y no quería que fuese yo quien le hiciera perderla. Pero luego me encontraba que él me venía detrás y no pude evitar ceder.
Ya no había escapatoria, Gongchan había chocado con la pared.
—¿Y ahora qué vas a hacer, vas a huir?
—Jin… debemos irnos a la actuación.
—Ah, ¿ahora tienes prisa? ¿De verdad? Después de pasarte el día escondido.
—P-pero ahora tú solo me estás presionando y-y me siento acorralado y-y por favor Jin… No me hagas esto.
—¡¿Qué no te haga el que?! ¿Provocarme cómo tú lo haces? ¿Qué se siente Chanie? —Nuestras narices se encontraron, podía notar como Gongchan se tensaba, se estremecía, sus hombros se encogían ante mi presencia.
—¿Q-qué intentas?
—Que caigas ante mí. —Sin ni si quiera separarme un ápice, le sople en los labios, delicadamente, nada más que un leve soplido de mi aliento, cálido, retándole a que solo estuviese atento a ellos.
—No juegues Jinyoung.
—No parece que no quieras, es más, te estás poniendo bizco de mirarme los labios. ¿Te gustan? Bésalos.
—N-no, no está bien, para. —Gongchan puso sus manos en mi pecho, intentaba apartarme, giró la cara, no quería la mía, a pesar de que en el fondo se moría por besarme. Estaba seguro, me deseaba, tanto como yo a él. Se hacía de rogar, pero cuanto más intentaba separarme, más fuerza hacía para que no lo consiguiese, no permitiría que me separase de él.
—Deja de intentarlo, soy más fuerte que tú. Además tú no quieres esto Chanie, tú me quieres cerca, o al menos eso me dices cuando te metes en mi cama por las noches, ¿no es cierto?
—¡Pero esto es diferente Jin! E-es un lugar público y además… además tenemos la actuación y-y los demás estarán buscándonos preocupados.
—Parece que eso no te importa cuando eres tú solo él que se esconde. Pero ten valor de decírmelo Gongchan, mírame a los ojos, dime que me vaya y lo haré. ¡Hazlo! —Gongchan seguía sin mirarme, así que llevé mi mano hasta su mentón y le forcé a hacerlo. Sabía que mi expresión era amenazadora, pero quería presionarle, quería que viera que era incapaz de negarme. —Vamos, dímelo.
—N-no… N-no puedo… No a ti. Me rindo… Tú ganas. Sabes que no puedo decirte que no. ¡Eres un manipulador hyung! Algún día me las pagarás.
—¿Y cómo harás que lo pague exactamente?
—No lo sé… Pero ya se me ocurrirá algo.
—A mí se me ocurren muchas maneras de hacerlo Chanie… —Mi mano bajo de su mentón al cuello de su chaqueta, jugaba con él, acariciaba la suave tela mientras me mordía los labios, solo podía pensar en quitársela.
—No haré ninguna de las cosas lascivas que estás pensando ahora mismo.
—Eso ya lo veremos. —Me abalancé sobre él y le mordí el labio inferior. Soltó un leve gemido, como si le hubiese dolido. Mentiroso. Le gustaba. Me dio un leve empujón para apartarme.
—¡No me robes los besos Jin! Eso no se hace.
—No niegues que te ha gustado. —Me volví a abalanzar, esta vez fui más juguetón y fue mi lengua la que se topó con su labio superior, para luego darle un húmedo beso, yo quería profundizar, pero Gongchan no se dejaba.
—Chanie no me rechaces… Eso me pone triste… —Mi mano, que estaba fuertemente agarrada al cuello de su chaqueta, se fue deslizando por el largo torso de Gongchan. Él echaba su cabeza hacia atrás, golpeando con la pared, resistiendo pero pronto tendría que ceder. Alcancé mi objetivo, la entrepierna del menor.
Su mano también se dirigió al mismo punto que la mía, pero solo para apartarme. ¿Qué pasaba? Gongchan nunca me había tratado así. Quizás hubiese otro en su cabeza, en su corazón…
—Chanie… Se sincero… Dime si hay otro aparte de mí, dime que ya no me quieres, haz que deje de sufrir.
—N-no es eso Jinyoung… —Su mano cogió la mía y la llevó hacia mi cara, empezó a acariciarla y una bonita sonrisa brotó de sus labios. —Es solo que tengo miedo, al principio lo veía como un juego pero ahora… Ahora noto que siento cosas más fuertes por ti, que, que, que estoy enamorado y esto me asusta. No quiero sufrir, no quiero hacerme ilusiones, no quiero perderte Jinyoung, no quiero que por intentar un tonto capricho tuyo, te pierda como amigo. Yo sé que solo soy una bonita cara para ti, alguien a quien provocar y seducir con tus encantos. Pero yo… yo siento cosas diferentes. Yo te quiero de verdad, yo quiero ser algo más para ti que el simple maknae del grupo. Así que Jin para ya, para de crearme estúpidas ilusiones, para de hacerme creer que esto es posible y déjame olvidarte.
—Gongchan eres completamente estúpido.
—¿Q-q-qué?
—Si… ¿Cómo puedes decir algo así? Llevo enamorado de ti desde el principio. Desde que te vi con tu sonrisa, con tus tontas caras monas, con tu personalidad tranquila y relajada que me hace estar seguro de mi mismo y que soy capaz de todo. Si al principio no te hacía caso era precisamente por esto, porque no quería que perdieras tus ilusiones, tu inocencia, tu bonita sonrisa… Eres perfecto Gongchan y yo sabía que pasaría esto… Solo quería alejarte de mí.
—Entonces eres tú el idiota Jin. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Cómo pudiste ocultarme esto? Yo te quiero… Te quiero demasiado y solo has jugado conmigo, jugabas a que no te importaba, ¿y ahora lo haces?
—No Chanie… En ningún momento he jugado contigo es solo que… solo que… Yo también tenía miedo a enamorarme o más bien, a darme cuenta de que ya lo estaba. Es todo tan difícil Gongchan, pero lo tengo claro, te quiero y es lo único que me importa. Solo quiero estar contigo, bueno si tú quieres. —Mi voz estaba entrecortada, medio tartamudeaba, estaba nervioso. ¿Y si me rechazaba? Todo habría acabado, nunca me perdonaría algo así.
—N-no lo sé. Y-yo… —No le dejé acabar, le callé con un beso. No quería oír sus palabras, tanto como buenas como malas. No pensé simplemente actúe. Gongchan abrió completamente sus ojos y yo… yo solo pude susurrar un lo siento entre pucheros.
No me dio tiempo a levantar mi rostro avergonzado por lo que acababa de pasar cuando Chanie me devolvió el beso, tembloroso e inseguro. Del susto me eché un paso hacia atrás con la mala suerte que pise algo haciendo que tropezase, al mismo tiempo que caía no pude agarrarme de otra cosa que no fuese la chaqueta de Gongchan, provocando que ambos cayéramos al suelo. Mis mejillas empezaron a tornarse de un color rosado. Gongchan había caído encima de mí, provocando que nuestros cuerpos se tocasen en todos los aspectos. Su rostro había quedado muy cercano al mío, apenas sin espacio. Gongchan no estaba muy diferente de mí, sus mejillas también estaban coloradas por la situación. Entonces note algo, más bien me di cuenta de algo. NO PODÍA SER, ESTO NO PODÍA ESTAR PASANDO. ¿Qué era aquello? O sea, sabía lo que era, pero no quería admitirlo. A caso Gongchan… Si, no podía ser otra cosa. Chanie estaba excitado. Podía notar perfectamente el bulto de la entrepierna de Gongchan en mi muslo. No había duda. Pero ahora que lo pensaba… Hace unos minutos yo había querido jugar con esta parte del cuerpo de Chanie así que no era extraño que ahora se sintiera así. ¿Acaso despertaba deseo en Gongchan? Esto me alegraba muchísimo al mismo tiempo que hacía que yo también me excitase en cierta manera. Algo empezó a quemarme, mis mejillas, pero no solo eso, además algo crecía en mí, una parte de mi cuerpo quería salir a jugar.
—J-jin… ¿Eso es lo qué creo que és?—Se había atrevido a preguntarlo. Me daba vergüenza así que solo pude poner un dedo en sus labios para que no dijese nada más.
Mis brazos rodearon el cuello de Gongchan y poco a poco le atraje a mi cuerpo. Le di un abrazo el cual me correspondió sin dudarlo. “Me gustas mucho” Le susurré tiernamente en su oído. Un escalofrío recorrió nuestros cuerpos. Le dejé que se deshiciese de mi abrazo, pero dejándole suaves caricias en su cuerpo mientras se separaba de mí.
—B-bueno Chanie, si te levantas podré hacerlo yo también. —Le dediqué una sonrisa burlona.
—P-pero Jin me gusta estar así contigo. —Volvió a aferrarse a mí y apretó fuertemente su rostro contra mi pecho, produciendo que me tumbase completamente en el suelo. No solo produjo eso, también hizo una leve fricción en mi miembro, haciendo que un entrecortado gemido saliese de mí. A Gongchan se le formó una sonrisa pícara. Me tenía donde quería y se valía de que no podía moverme. —Así que mi hyung tiene debilidades… Es muy interesante.
—¿I-interesante? ¿Qué piensas hacer?
—Te dije que te haría pagar. —Me volví a burlar, me valí de toda la fuerza que me era posible, le agarré de los brazos y le di la vuelta. Ahora estaría yo encima.
—Eso es lo que tú te crees Chanie. —Volvieron a haber fricciones, mis mejillas estaban cada vez más ardientes, Gongchan me hacía perder los estribos.
—¡P-pero hyung! Eres malo conmigo, ¡siempre me ganas Jin! ¡Suéltame! —No podía evitar mirarle divertido, le tenía agarrado por las muñecas y le apretaba mis piernas contra sus muslos. Completamente inmovilizado. La pose que mostraba Chanie le hacia parecer indefenso y sensual. Además tenía el entrecejo fruncido enseñando su disgusto. No podía parar de reír, para chincharle un poco más me dirigí a su cara y le di un lametón en el moflete.
—Noooooo, hyuuuuuuuuuung, me hace cosquillas. ¡Para! Hmgmmgmhmhm, ¡Jinyouuuuung! ¡Eres muy molesto! No para, en el cuello no, maldito seas, te juro que te arrepentirás.
—Eres muy mono Chanie, me gusta como se te arruga la nariz por el cabreo. —No podía zafarme de él, era delicioso. Su tacto en mi lengua era aterciopelado, tenía la piel más tersa que jamás había visto. A pesar de que se negaba y movía la cabeza de un lado a otro, yo seguía con mis juegos. Mi lengua le acariciaba e incluso a veces me permitía pequeños mordiscos, esto ponía nervioso a Gongchan, que se retorcía y predicaba pequeños gemidos. —Así que esto es lo que te gusta, ¿no Chanie?
—Jjjjiiii, Jinyoung eres demasiado malévolo, solo sabes meterte conmigo, tsé.
—Quizás deba profundizar un poco más para que te empiece a gustar.
Dicho esto empecé a bajar un poco más de su cuello, mi nariz se paseaba por su clavícula lo que le provocó otra vez cosquillas.
—N-no sigas, para ya, por ahí no hyung.
Dejé de agarrarle las muñecas, pensaba que me detendría y me zafaría de él al instante, pero no lo hizo, no hizo absolutamente nada. Ahora mis manos fueron a juguetear con su camisa, empecé a desabrochar los botones de la chaqueta y le quite las prendas con cuidado. Gongchan daba largos suspiros, estaba nervioso, podía notarlo.
—No deberíamos hacer esto Jinyoung… Queda poco tiempo para la actuación… Esto no es aconsejable. ¿Y si nos pillan?
—Nadie va a entrar aquí Gongchan, no tienes por qué preocuparte, además tenemos el tiempo suficiente. —Aparte de su frente los mechones rebeldes que le caían sobre esta, tranquilizándole.
Hasta el momento habíamos tonteado mucho, caricias, cálidos besos, tocamientos furtivos sin que nadie nos viera… Jamás habíamos ido más allá, quizás esta idea me asustaba hasta mí, pero deseaba hacerlo, deseaba mostrarle todo lo que tenía guardado desde que nos conocimos. Me deshice de su chaquta y de su camisa por lo que podía ver su pecho desnudo. Instintivamente me mordía los labios. Ver esta escena me provocaba poseerle ahí mismo. Mi boca ya no era dueña solamente de su cuello, me había hecho con todo su torso, jugaba con sus pezones a mí antojo, los lamía, los mordisqueaba… Chanie se retorcía de placer. Ya no devolvía ninguna negación, solo aceptaba, era mío.