"El tiempo se acaba"- pensaba el Hyuga. Mirando desde el otro lado de la mesa al "Sombrerero Loco". Su cara debía mostrar ya, un nivel de fastidio superior a cualquiera que haya sufrido antes. Y es que, mientras todos (porque ahora no solo era Sasuke) corrían peligro ellos estaban ahí tomando el "Té".
Se preguntó cómo podría poner las cosas a su favor, por ahora solo le quedaba esperar. Miro fijamente a todos en la mesa, porque si, debido a la insistencia del Kazecage todos y cada uno se habían sentado en la mesa y cambiaban de lugar de vez en cuando, su mirada se topó con la de Itachi, que estaba dos lugares apartado de él. Después le señalo la ventana discretamente, volteo y lo que miro lo dejo perplejo. Ahí posado en la gran ventana se encontraba el halcón de Sasuke, como una respuesta a sus suplicas.
Emocionado tomo prestada la libreta que Sai, o como ahora le conocía, la liebre de marzo, y escribió un mensaje para los otros. Simple y conciso, como solo él podía escribirlo. Rompió el pedazo de papel y dejo la libreta en su lugar, nadie se enteró.
Alzo el pedazo de hoja sobre su cabeza y el ave voló hacia él.
"Naruto" susurro, cuando el ave voló sobre el para tomar el mensaje. Le pareció escucharla bufar, si es que las aves pueden hacerlo.
Cuando Timbucton salió por la ventana rumbo a Konoha se permitió suspirar. Nadie dijo nada, tal vez porque habían pensado igual que él o también porque estaban distraídos por la cháchara del pelirrojo. Aun así, ahora se encontraba un poco más tranquilo. Espera, ¿Tranquilo? ¿Por qué demonios había dicho "Naruto"?
-.-.-.-.-.-.
"Debes reunir a los cuentos antes de que sea tarde, estamos encargándonos de otra situación aquí.
Tenemos el libro.
Neji."
-¿Qué cojones significa esto?
-¡Naruto!
-¿Qué cree ese imbécil que estamos haciendo? ¿Jugar? ¿¡Qué demonios espera para venir y darle un estúpido beso al estúpido del teme!?
-¡Naruto!
-¡Me estoy volviendo loco!
-¡Shh!
La peli rosa miro con una gota en la sien a la castaña que, estaba sentada tranquilamente leyendo un libro, cosa rara en ella, pero así la habían encontrado hace unas horas. Miro a Naruto que observaba de la misma manera a Ten-ten, al menos se había calmado un poco.
Por consiguiente miro un poco a la izquierda, donde estaba Lee, al que habían encontrado corriendo como loco gritando que sus piernas eran ahora de madera. A Shino lo hallaron creando formas con el uno de su pipa, cosa rara pues que ella supiera el ninja no fumaba.
Tomaron de rehén a la hermana de Hinata, a quien Sakura perjuraba haberla oído ser llamada Alicia por Merlín, que estaba sentada junto a su hermana escuchando la historia de cómo sacaron a Kiba de su habitación y lo llevaron hasta ahí.
Ahora el mentado mago no estaba, había dicho que buscaría hasta el cansancio a Felipe, príncipe de “La Ino durmiente”, como le decía Sakura.
Hasta ahora eran todos y esperaba que no fueran más, arrebato el pedazo de papel que Naruto tenía en manos antes de que el rubio se echara a correr siendo perseguido por un halcón que lo odiaba para su extrañeza. Lo leyó con cuidado, al parecer Neji ya estaba enterado de la existencia de los cuentos, pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué en la carta se leía “estamos”? ¿Quién estaba con él?
Subió las escaleras de la ahora infestada de gente casa del Uchiha y entro a la habitación donde se encontraba dormido, o eso quería creer. Era extraño verlo tan tranquilo. Miro la nota en sus manos y suspiro.
-Estoy segura de que tu sabrías que hacer.- con cuidado de no moverlo se sentó en un extremo de la cama y se dedicó a mirarlo pensando en que hacer. Cuando la idea surgió de la nada en su cabeza.- ¡Timbucton!-el ave apareció por la puerta como si hubiera estado esperando su llamado, se posó en el respaldo de la cama mientras esperaba a que Sakura terminara de escribir al reverso del papel.
-¡Lo encontré!- se escuchó fuera de la habitación, la peli rosa corrigió algo en su nota y solo entonces se la entregó al ave. Se dirigió a la ventana abriéndola de par en par. Antes de que el halcón saliera por ella le susurro.
-Neji…
Observo a la gran ave alejarse, estaba contenta. No solo había encontrado la solución para comunicarse con el oji perla, sino que también había deducido como le hacían él y el Uchiha para hablarse sin que fuera notado. ¿Cómo no se había dado cuenta si durante los días que estaban fuera el pájaro siempre le llevaba recados al morocho? Y cuando ellos, incluido Kakashi, preguntaban, el simplemente se hacia el indiferente. Sin embargo, siempre guardaba aquellas notas.
-.-.-.-.-.-.
Al fin se habían librado del Kazecage. Estaban dando un paseo por la aldea de la arena, intentando planear el siguiente movimiento.
-Tal vez si respondemos esa pregunta que nos hizo a todos…
-Claro que si Suigetsu-baka, dime ¿sabes que tienen de parecido un cuervo y un escritorio?
-No…
-¡Entonces cállate!- y con ello, la chica pelirroja le dio tal zape que lo dejo en el piso un rato.
-Según yo Ariel era un amor…-comento entre susurros Deidara, quien hablaba o intentaba hablar con Juugo.
-Aquí no dice nada.- habló un Itachi molesto cerrando el libro con rudeza.
-Seguro no has buscado bien.- respondió el rubio con algo de irritación.
-Si dije que no hay nada, ¡Es por qué no lo hay!-gritó.
-¡Tal vez no sabes buscar!
-¡No me grites!
-¡Tu empezaste!- comenzaron a lanzarse toda clase de insultos, Neji, quien miraba la escena algo sorprendido, reviso el libro con prisa, tratando de encontrar algo que le dijera quien era él. Lo que encontró fue aún más interesante.
-¿Sabían que algunos de los personajes de los cuentos aparecen en otros también?- comento, sonriendo con sorna.
-¿¡Y eso que!?- gritaron al mismo tiempo el rubio y el azabache, mirándose con odio al haber concordado. Los demás miraban atentos a Neji.
-Me refiero a que.- dijo ahora ya un poco molesto.- el cazador de Blanca Nieves es también el Príncipe de Rapunzel.- rio burlesco al ver el sonrojo de ambos mencionados.
-¡JA! ¿Yo? ¿Con este idiota? ¡JA! ¡Ni es sueños!- dijo con algo de dificultad Deidara, casi atragantándose con las palabras.
-¡Pues yo opino lo mismo!- contra ataco el peli negro.
-¡No pedí tu opinión!
-¡Yo puedo decir lo que me plazca!- todos en el grupo suspiraron mientras observaban la escena, los que habían estado antes de Neji en aquel singular equipo ya estaban acostumbrados a que, el único que podía sacar de quicio al Uchiha, no era otro más que aquel rubio testarudo. Para todos era obvio lo que sucedía, menos para los involucrados.
De repente una sombra gigantesca se formó en el suelo, todos miraron hacia abajo e instantáneamente hacia arriba. Aunque el sol les obstruía la vista, notaron que algo iba contra ellos. Todos se hicieron a un lado del “ataque” excepto uno. El Hyuga solo alzo el ante brazo por encima de su cabeza mientras todos observaban. Al final un gran halcón se posó en él.
-¡Wow! ¡Pensé que perderías el brazo!- grito el peliblanco.
-Creí que nos atacaban.-murmuro apenada la pelirroja. Grumpy solo gruño.
El castaño no prestó atención a los murmullos y tomó rápidamente la nota que Timbucton traía en el pico. Pensó que era demasiado rápido para haberla enviado a Naruto.
“Aquí están la mayoría de los cuentos que hemos podido encontrar. Hasta ahora somos 10 11. Necesitamos el libro, Merlín está aquí, él es quien resguardaba los cuentos. Neji, me preocupa Sasuke, no se ve nada bien. ¿Dónde estás? Él te necesita, no podemos esperar mucho más. Madara está metido en esto, Merlín me ha dicho que se trata de Regina, la reina de su cuento. ¿Tú sabes quién eres? ¿Es por eso que no has venido? ¿Quién está contigo? Apresúrate, presiento que se acaba el tiempo.
Sakura.”
Eso respondía alguna de sus preguntas. Arrugo el papel sintiendo su corazón estremecerse. Aun no podía regresar a Konoha. Le hecho una última ojeada al libro y para su sorpresa, la respuesta al gran acertijo apareció de la nada en la página que tenía abierta. Alzo el rostro para encontrarse con la mirada de todos puesta en sí. Le pasó el libro al Uchiha mayor y este miro el libro exasperado. Con rapidez volvieron al recinto del Kazecage y lo encontraron igual que como lo habían dejado.
Con el ave ahora en su hombro se acercó al Sombrerero, que le ni siquiera le devolvió la mirada hasta que habló.
-¿En que se parece un cuervo a un escritorio?-el Sombrerero le sonrió divertido para después quitarse el sombrero.
-No lo sé.- dijo, ahora serio, dejando el té de lado al igual que el chico sentado junto a él.- ¿Qué clase de ridícula pregunta es esa?- y al ver al sombrerero compones su postura suspiraron de alivio. Solo falta un poco, pensó el Hyuga, Resiste.
Y por un momento deseo ser el quien salvara a Blanca Nieves.
Resiste.