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QUEDATE CONMIGO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, en este capítulo se buscan las armas mitológicas y se preparan para la guerra en medio del romance, espero que les guste 

Capítulo 6.- El amante secreto de Seiya

 

Dos días de reuniones se tomaron los tres Dioses hasta que finalmente se armaron lo grupos de búsqueda de las armas ancestrales, Hades decía que no era muy conveniente armar grupos muy grandes, grupos pequeños llamaban menos la atención y todos estuvieron de acuerdo en enviar a un delegado de cada uno de sus Reinos además de una hechicera para que sea su guía y protección, así se lo hizo para que todos quedaran conformes

 

El primer grupo estaría liderado por Minos, irían a las cuevas de tártaro con Circe como su guía y los acompañarían Ikky y Eo, el segundo grupo estaría liderado por Shun, irían a las ruinas del laberinto del minotauro con Medea como guía y los acompañarías Bian y Aiacos, finalmente el tercer grupo que estaría liderado por Sorrento, irían a las ruinas del antiguo y legendario templo del Oráculo de Delfos en la Isla del mismo nombre con Hécate como su guía y los acompañarían Seiya y Radamantys, al medio día los grupos partieron, los jueces del Inframundo abrieron portales que los llevarían directo al borde de sus destinos entonces no tendrían que viajar para llegar allá, esa era una de las ventajas de haber hecho las reuniones en el Averno, los lugares en si eran lugares prohibidos para los humanos y protegidos por los Dioses, pero para eso las poderosas hechiceras los acompañaban, para abrirles paso cuando encontraran su camino cerrado

 

Las cadenas de Andrómeda de Shun fueron vitales en el inmenso laberinto, por eso él era el líder y mientras estuvieron dentro de aquella mortal trampa sus cadenas mantuvieron a todos juntos y a salvo, fueron días y días de sortear obstáculos, sus vidas peligraron varias veces, irremediablemente se perdieron dentro pero con la ayuda de Medea eventualmente encontraron el centro del laberinto, exploraron por mucho tiempo sin hallar nada hasta que a Bian se le ocurrió que el arma no debería estar a plena vista, tal vez estaría enterrada, cuando con esta nueva perspectiva buscaron encontraron una urna bajo una gigantesca piedra la cual Aiacos despedazó con la ayuda de Bian y hallaron una especie de hacha de doble filo que al ellos sostenerla en sus manos emitía suaves vibraciones, el arma era sumamente liviana pero muy poderosa, al probar el arma Shun despedazó un inmenso muro solo con un leve roce, era en verdad un arma extraordinaria, para salir del laberinto fue Medea la que los guió, a la entrada había lanzado un hechizo para iluminar su camino y podía ver por donde habían venido, así pudieron salir sin problemas, pero esta empresa les llevó cuatro días y cinco noches y fueron el primer grupo en volver

 

El segundo grupo fue guiado por Minos, él conocía las cuevas del Tártaro como la palma de su mano, el problema era que él no se había adentrado hasta las partes mas profundas, solo su señor Hades lo había hecho, en estas cuevas estaban contenidas muchas de las criaturas mas peligrosas que alguna vez caminaron la tierra, básicamente eran inofensivas ahora pero eso no significaba que no podían atacarlos si se sentían perturbados, lo peculiar de esta situación era que los ataques de los habitantes del tártaro no eran físicos, eran mentales pero para eso Ikky de Fénix contrarrestaba sus ilusiones con su puño fantasma lo que los mantuvo a salvo mientras se adentraban cada vez mas en la oscuridad, Circe iba guiando el rumbo cuando a Minos dejó de hacérsele familiar el camino, cada vez mas se adentraban en las tenebrosas cuevas, a Eo le parecía que pronto llegaría al centro de la tierra y no estaba muy equivocado que digamos, hacía un calor infernal y el terreno pedregoso no ayudaba a su misión, estuvieron allí por nueve días y diez noches hasta que pasaron por la prisión en la que se encontraba Cronos, este lugar era mucho mas impactante que las prisiones del Averno, eran menos sus habitantes pero peores sus castigos, finalmente a través de la última cueva había una pequeña ranura en el pared, al pasar por ella (con indicaciones de la hechicera) los cuatro viajeros entraron en una nueva cueva en la que apenas al poner un pie dentro antorchas se encendieron  iluminándolo todo, en el centro de la amplia estancia se erguía un altar en donde reposaba una espada que relucía a la luz de las llamas, fue Minos el que se acercó y la levantó de su lugar de reposo, la espada era sumamente liviana, su mango era plateado pero no podían determinar el metal en el que estaba construida, tenía inscripciones en una lengua muerta hace muchos milenios, tal vez Hades la podría descifrar, Minos la enfundó y emprendieron el viaje de regreso hacia Guidecca, cuando llegaron fueron el segundo grupo en hacerlo, el equipo liderado por Sorrento estaba teniendo muchos problemas para encontrar la tercera arma mitológica

 

El tercer grupo liderado por Sorrento tenía muchos problemas para lograr su cometido, el problema no fue el llegar a la Isla de Delfos o encontrar el área, el problema era la cantidad de templos que allí habían, todos iguales hasta la última roca, esto fue hecho para despistar a posibles ladrones o saqueadores, lo peor era que en cada uno de los templos tenían que pasar barreras para entrar a las partes ocultas, por lo regular era un sótano, o niveles inferiores ocultos, por eso Hécate había ido con ellos pero ya iban 10 días y no tenían mayores éxitos hasta que a Radamantys se le ocurrió llamar a Hades, él podría potenciar el poder de la hechicera para reducir un poco el área de búsqueda, Sorrento votó por llamar a Julián y Seiya por llamar a Athena pero Radamantys dijo que ellos no tenían forma de comunicarse con sus respectivos dioses pero él si, y con el consentimiento de la hechicera así se lo hizo y el primer juez del Inframundo fue a buscar a su señor y volvió esa noche con él, Hécate hizo un ritual muy complicado a criterio de Sorrento, el cual involucraba un mapa, sangre, varia especies de plantas y el sacrificio de un carnero pero al fin pudo reducir el área de búsqueda a uno de los templos en el centro del valle, como ya era muy tarde en la noche buscarían la forma de ingresar a la cámara secreta en la mañana, esa noche aparentemente Hades se había ido pero cuando las tiendas de campaña ya estaban armadas y todos estaban dormidos el Dios del Inframundo se materializó en la carpa de Seiya que estaba dormido también, el mayor sonrió al verlo y se acostó a su lado para acariciar suavemente su rostro y despertarlo, el castaño abrió los ojos y sonrió al ver al pelinegro junto a él, lo abrazó y buscó sus labios, se besaron por unos cuantos minutos pero luego se acomodaron de mejor manera para conversar, hacía días que no se veían

 

- Pensé verte antes – dijo el joven acurrucándose en el fuerte pecho del Dios, Seiya tenía las manos frías y la nariz helada

- Me estás reclamando? – preguntó el pelinegro muy divertido

- Si… te extrañé

- Ohhh… me alegro que así haya sido, Radamantys me ha contado todo lo que han estado haciendo, está sorprendido por tus habilidades y recursos, le caes bien a Hécate

- Cómo es que puedes hablar con Radamantys y no conmigo?

- Él es mi primer Juez, tenemos métodos alternativos de comunicación, pero ya pensaré en algo para comunicarme contigo

- Y cómo está todo por allá?

- Ya los dos equipos volvieron, solo faltan ustedes entonces por falla el arma que falta es la lanza

- Una lanza?

- Si, el equipo de Aiacos recuperó el hacha, el de Minos la espada y solo falta la lanza

- Una pregunta… por qué son tan importantes estas armas, yo asumo que deben ser poderosas pero por qué la urgencia de recuperarlas

- Necesitamos cualquier ventaja en este enfrentamiento, no haz escuchado el dicho de que todo es válido en el amor y en la guerra?

- Si claro…

- Bueno, es una especie de seguridad extra, el hacha tiene una fuerza descomunal, puedes destruir lo que te cierre el paso, muy útil para ingresar a las fortalezas enemigas, la espada es para enfrentamiento cuerpo a cuerpo, esa espada es muy poderosa, igual a la mía, su hoja es extremadamente filosa y cortaría lo que sea, si se la clavas a un Dios lo puedes herir o incapacitar

- Y la lanza?

- La lanza es magnífica, esa te sirve para ataques a larga distancia, si ves a tu enemigo te concentras en él, lanzas el arma y puedes tener la certeza de que lo atravesará

- Y si tengo mala puntería?

- Eso no importa, por eso es tan especial, no importa como la lances, si te concentras lo suficiente le llegará a su objetivo sin importar los obstáculos que tenga que atravesar, por eso esas armas estaban escondidas, la humanidad hubiera librado guerras solo para poseerlas y el dueño se podría declarar amo de la tierra

- Pero ahora las tenemos

- Son un préstamo, Hefesto dijo que nos dejaba usarlas para humillar a Ares pero luego él mismo las recogería y las volvería a esconderlas, son suyas a fin de cuentas

- Y si no es Ares el Dios al que nos enfrentamos?

- Ya tenemos las armas, no creo que Hefesto nos las quite enseguida aunque siempre cabe esa posibilidad, él es bastante imparcial, solo se le nubla el juicio cuando el amante de su mujer está involucrado, eso yo puedo entenderlo

- Celosito? – el castaño sonrió mientras metía su mano entre los pliegues de las ropas de Hades y lo abrazaba buscando calor

- Mira Seiya… no hemos hablado mucho de esto pero quiero que te quede bien claro que esa es una de las pocas cosas que definitivamente no tolero, yo no soy infiel por ende tu tampoco puedes serlo, tu eres solo mío como yo solo tuyo seré – Seiya sonrió y besó suavemente al mayor y se acurrucó en él

- Hades… eso no tienes que decírmelo, yo se como duele un engaño y no podría hacerte algo como eso, además… cómo podría pensar siquiera en alguien mas cuando te tengo a ti?

- Me alegro… porque si alguien intenta algo contigo o te busca o algo, lo mataré… y a ti también

- No crees que eres un poco extremista? – bromeó el joven

- No – respondió simplemente el Dios

- Está bien amor… no tienes que preocuparte por eso, puedes mandar a Radamantys o a quien quieras para que me cuide, yo igual no te engañaría, no te lo estoy reclamando porque no me molesta, Rada me cae bien, no es necesario pero si así tu vas a estar mas tranquilo pues yo no me ofendo

- Si mando a Radamantys no es estrictamente por eso, a mi me preocupa tu seguridad, quiero que te quede bien claro que yo confío en ti, es cierta ave de rapiña en la que no confío – dijo Hades un poco molesto pero Seiya rió y con ganas al comentario

- Ikky??, en serio??, yo no quiero nada con él – a Seiya no se le había ocurrido esa posibilidad, Hades era un Dios, totalmente imponente e intimidante por lo que le parecía gracioso que estuviera celoso de su ex, a los ojos de Seiya Ikky era un chico como él, Hades era… un hombre

- Pero él fue algo tuyo, solo por eso merece morir

- No, él merece morir por engañarme pero eso ya no tiene importancia ahora, yo te quiero a ti, solo a ti, nadie mas me hace sentir como tu, te me has metido en la piel… en la sangre, si ahora soy feliz es por ti – Hades buscó los labios de su niño, Seiya era muy sincero en lo que le decía y la manera como se entregaba a sus besos y caricias se lo confirmaba, el castaño lo amaba, además estaba el hecho de que el Dios podía ver en el alma de su joven amante y podía sentir lo que él sentía, y en Seiya no había duda, Hades dejó los labios del joven caballero y fue por su cuello haciéndolo estremecer cuando su lengua se paseó por su oreja, en eso estaban cuando un trueno sonó a la distancia, iba a llover

 

- Me gusta… la lluvia… pero tengo frío… - dijo el joven acurrucándose de nuevo en el pecho de Hades y abrazándolo con fuerza

- Si quieres puedo detener la lluvia por ti

- No… mejor quédate conmigo así nos mantenemos calientitos los dos

- Me gusta tu plan, aunque no estamos muy cómodos que digamos – dijo Hades refiriéndose a lo duro del suelo, el Dios no estaba acostumbrado a dormir en la intemperie, a Seiya en cambio le gustaba mucho y no le molestaba

- Esperemos que mañana ya podamos volver, y ahora luego de esto que vamos a hacer?

- He hablado con tu Diosa y Poseidón y ellos están de acuerdo conmigo, cada uno de nosotros custodiará una de las armas, no nos ponemos de acuerdo en cual pero eso no es importante y cuando la amenaza se alce si es que se alza, nos uniremos con nuestros ejércitos y armaremos un solo frente

- Eso estaría bien, tres cabezas son mejores que una

- Hay que ver quién es el enemigo, pero si es Ares estoy seguro que utilizará su técnica favorita, ataque frontal y al punto, pero eso es lo que me tiene algo intranquilo

- Qué cosa?

- Ares no está solo o si no ya hubiera atacado, hay alguien mas atrás, alguien que no quiere ser visto, Minos al pasar por las cuevas del tártaro además de ver las prisiones vacías de Deimos y Fobos, tampoco pudo encontrar a Eris

- Eris?, pero si a ella ya la vencimos – Seiya recordó a la rubia que tomó el cuerpo de Irina

- No pequeño, a un Dios no lo puedes vencer totalmente, somos inmortales, lo máximo que se puede hacer en encerrarnos y al parecer ella escapó, lo que me sorprende es que lo haya podido hacer, yo ya había reforzado las seguridades en las prisiones del tártaro y ella aún estaba ahí pero Minos dice que ya no está, Eris tuvo ayuda para escapar y de las pesadas por eso digo que no solo es Ares, el problema es que no se quien pudo haber sido

- Cuando dices de las pesadas te refieres a… Zeus?

- No necesariamente, uno de los doce definitivamente, siempre cabe la posibilidad de que yo esté equivocado y sea solamente Ares, aunque Apolo también pudo hacerlo, o ambos, hay muchas posibilidades pero mientras mas lo pienso mas me confundo, nadie tiene un motivo sólido para hacerlo

- En Apolo no había pensado, con él también nos enfrentamos antes

- De cualquier manera es una suerte que haya podido convencer a Hefesto, sin su bendición todos ustedes hubieran perecido tratando de recuperar las armas en primer lugar, cuando le dije que yo pensaba que Ares estaba tras de todo esto me dijo que cuente con él para lo que yo quiera si eso significa hacerle pasar un mal rato a Ares, los celos son algo fantástico y uno puede usarlos a su ventaja si se sabe que botones aplastar

- Hábil de tu parte

- Yo soy muy hábil mi niño hermoso, en tácticas de guerra y en muchas otras cosas mas, si quieres te lo demuestro aurita – Hades giró un poco y acomodó a Seiya para poder besar su cuello otra vez, el mayor sabía que esto le encantaba a su niño, Seiya se estremeció y abrazó al mayor enredando sus dedos en la oscura cabellera lo que el Dios aprovechó para retirar el cobertor que cubría al Pegaso y poder acariciar su cuerpo de mejor manera

- Hades… no… nos van a oír…

- Entonces… guarda silencio… aunque a mi me gusta mucho… como gimes…

- Espera… Hades… mmmmm… ahí… oh…

 

Hades sonrió mientras bañaba de besos el cuello y el rostro del joven que hacía para atrás su cabeza y apretaba al mayor contra su cuerpo, esta vez Seiya no detuvo a Hades cuando coló sus manos dentro de su camiseta ni cuando le sacó la prenda y se dedicó a besar su pecho, lamiéndolo todo, devorándolo todo, pero Seiya si saltó y casi hasta el techo de la tienda cuando sintió como una de las cálidas manos del Dios del Inframundo se abrió paso por dentro de su pantalón de pijama y empezó a acariciar su miembro

- Hades… Hades… mmm… cielos…

El mayor siguió bajando por el cuerpo del menor hasta que lo empezó a atender con su boca, Seiya no podía pensar en ese momento por lo que no se opuso, ni siquiera sintió realmente cuando Hades lo había acabado de desnudar y se había desnudado también, el joven se retorcía y gemía de placer ante las atenciones que el Dios le brindaba, nunca antes se había sentido así y era fantástico, pronto se vendría y Hades lo sabía por lo que apuró sus manos y su boca chupándolo con maestría hasta que recibió en su boca la semilla de su joven amante que ahora estaba cual pudín en sus manos, el mayor fue recorriendo el joven y firme cuerpo del caballero de Atena que mansamente se dejaba hacer, Hades reclamó nuevamente el cuello del muchacho y de la parte de atrás de la rodilla levantó su pierna para hacer que le rodee la cintura con ella y se empezó a mover rozando su miembro contra el vientre del menor, Seiya bajó su mano y lo empezó a acariciar lo que complació sobremanera al Dios que ahora estaba acariciando el perfecto trasero del chico que estaba besando su pecho

- Lo… quieres hacer… o lo… dejamos para… otro día? – Hades besaba el cuello del menor que tenía la respiración agitada

- Cómo… otro día? – en este punto Seiya ya no pensaba coherentemente pero al sentir las manos de Hades en su trasero entendió a lo que el mayor se refería

- Hoy podemos solo jugar… si quieres

- Me gustan tus juegos – respondió Seiya con una sonrisa, él se sentía listo para hacer el amor con Hades pero no necesariamente quería hacerlo en una tienda de campaña en medio de la nada, él quería un ambiente diferente, como Hades le había dicho una vez, frente al fuego de una chimenea o algo así…

- Perfecto

Hades besó a Seiya en los labios y se acomodó entre sus piernas recostándolo totalmente sobre su espalda y tomó el miembro del mas joven para estimularlo nuevamente, no tardó en endurecerse una vez mas y el mayor fue masturbando ambos miembros juntos entre besos y gemidos, la experiencia fue fantástica y cuando llegaron al orgasmo nuevamente estaban exhaustos pero satisfechos, esa noche Seiya durmió cual piedra, como no había dormido en mucho tiempo y sin rastro de frío, a la mañana siguiente se quedó dormido, supuestamente tenían que salir al amanecer pero no hubo poder humano que lo despierte, Sorrento había escuchado el show en vivo y la verdad se resistía a creer que el caballero de Atena se haya involucrado con uno de los jueces de Hades (Sorrento creía que Seiya se acostó con Radamantys, no vio a Hades por ninguna parte y a dos tiendas de distancia solo escuchaba jadeos y gemidos que duraron toda la noche) cuando el General Marino se levantó vio a Radamantys que estaba de pie junto al reavivado fuego de la noche anterior tomando un café recién hecho

 

- Buen día Sorrento – dijo el rubio con una sonrisita al ver el obvio mal humor del General Marino

- Serán buenos para ti, y Seiya? – contestó algo agresivo el pelilavanda mirando con desconfianza al primer Juez del Inframundo

- Aún no despierta – dijo Radamantys tranquilamente, no estaba extrañado por la reacción del joven caballero de Poseidón, él tampoco pudo conciliar el sueño en toda la noche gracias a su Señor y a su nuevo amante

- Pues despiértalo no?, pero por favor esperen hasta llegar a Guideca para que se dediquen a sus cosas, ayer no me dejaron dormir

- Lo siento mucho – la sonrisa del rubio Juez se profundizó ante el mal entendido

- Si si, despiértalo tu, yo voy a lavarme un poco – el General marino estaba molesto y se le notaba, de muy mala gana se perdió por los árboles cuando empezó a caminar

- Está bien – respondió Radamntys con una sonrisa, toda esta situación le parecía muy divertida al primer Juez del Inframundo, primero con Ikky ahora con Sorrento, a Hades le importaba mucho su privacidad, no le había dicho nada a su primer Juez sobre si mantener oculta su relación con Seiya pero tampoco le había dicho que lo publicara a los cuatro vientos, no… la prudencia era mejor

 

El rubio juez esperó hasta que Sorrento se perdiera por los árboles, había un riachuelo en las cercanías y seguramente allá iría el General Marino, el rubio esperó hasta quedarse solo y abrió un poquito el cierre de la tienda de Seiya para ver al jovencito profundamente dormido acurrucado en el pecho de su Señor que ya había despertado y le estaba acariciando los cabellos

- Lo siento mi señor pero es hora de partir – susurró Radamantys, Hades suspiró, asintió y le hizo una seña con la mano, el rubio asintió y se alejó perdiéndose entre los árboles también, iba a ir a buscar a Hécate que se había alejado un poco porque quería buscar no se que planta que solo crecía en esos lugares, Hades acarició el rostro dormido de Seiya y besó sus labios, el joven castaño despertó y abrió los ojos, estaba algo desubicado pero sonrió al ver a Hades a su lado

- Me alegra que no haya sido un sueño – dijo el joven abrazando al mayor y delineando el fuerte pecho con su dedo arrancando una sonrisa al Dios que buscó sus labios y los besó con ansias acomodándose de mejor manera junto a su joven amante

- No mi niño… es todo real, pero ya me tengo que ir porque ustedes deben continuar su camino

- Ya amaneció? – Seiya pestañeó un par de veces y se incorporó para ver si era cierto y la luz del sol ya iluminaba todo, a él le parecía que recién se había quedado dormido

- Me temo que si, nos vemos en dos días?

- No podrás venir esta noche?

- Haré lo posible, no… haré hasta lo imposible, pero ya levántate que Sorrento está mal humorado, aparentemente no lo dejamos dormir anoche

- Te lo dije – contestó Seiya con una sonrisa pícara

- Tu eres el ruidoso, no yo

- Pero no es mi culpa cuando me haces lo que me haces

- Me encanta verte así, entregado a mi, es muy sexy – Hades sonreía y acariciaba la espalda del caballero de Atena que aún no lo soltaba ni dejaba que el mayor se moviera de su lado

- Solo tu haces esto en mi, qué me hiciste eh? – dijo Seiya acurrucándose una vez mas en Hades

- Yo podría preguntarte lo mismo, pero ya me voy, Sorrento ya está volviendo, nos vemos pronto mi pequeño

- No lo olvides, te estaré esperando

- Cómo me voy a olvidar?

Hades se vistió rápidamente y luego de un beso desapareció de la tienda, Seiya se vistió para ir a lavarse un poco y a lo que salió se encontró con la mirada de reproche de Sorrento, el castaño no dijo nada y luego de una seña a manera de saludo se fue hasta el riachuelo, se estiraba mientras caminaba y bostezaba, Sorrento solo lo miraba y aún no lo podía creer, seguramente era un error pensaba el joven pelilavanda pero esa percepción cambió cuando el castaño volvió porque se vistió y estaba empacando su tienda cuando Hécate y Radamantys volvieron, mientras la hechicera se puso a preparar algo para desayunar el rubio juez le preparó un café al castaño que lo tomó agradecido, Sorrento los miraba y entre cerraba los ojos, el juez del Inframundo sonreía divertido y para colmo de males le ayudó a Seiya a empacar todo, eso no era lo extraño, era la forma en la que el primer Juez lo hacía, estaba parado muy cerquita de Seiya, le decía cosas en el oído y en una ocasión puso su mano en la cintura del joven cuando empezaron a caminar, Seiya se dio perfecta cuenta de las razones de Rada para hacer esto por eso lo permitía y sonreía pícaro, todo esto confirmó las sospechas de Sorrento que aún no lo podía creer pero ya no había tiempo que perder y en pocos minutos estaban listos para partir

 

Notas finales:

En el capítulo del viernes chan chan chan... eso es sorpresa

Muchas gracias por leer y comentar, saludos, bye


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