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Notas del capitulo:

Hola... en este capitulo ya empieza realmente toda la otra parte del fic, la acción y demás cosas, y a petición del público (y mía la verdad porque esto lo quería escribir desde que empezó el fic), el encuentro mas esperado... Rada e Ikky, srá que vuelas los golpes???, espero que les guste el capitulo

Capítulo 10.- Divide y vencerás

 

Era una mañana de sol, todo normal en el Santuario de la diosa Atena, en la casa de Leo sus habitantes estaban compartiendo un silencioso desayuno, las mañanas eran así cuando en la noche anterior Ikky y Aioria daban rienda suelta a su pasión, ellos no necesariamente estaban en una relación ni nada parecido, solo se acostaban de vez en cuando, esto funcionaba bastante bien para los dos, sin ataduras, sin involucrar sentimientos, el único problema que había surgido de esto fue cuando Seiya se enteró y terminó su relación con el Fénix, las últimas semanas el peliazul aprendiz de Leo había intentado acercarse al Pegaso pero Seiya luego de la amarga discusión que acabó en golpes en el Inframundo no le daba chance de nada e Ikky estaba convencido de que su Seiya tenía algo con Radamantys, su mismo ototo se lo había confirmado, Shun quería ver a su hermano y su mejor amigo juntos pero si ya no había como por lo menos quería que las cosas volvieras a ser como antes, Seiya estaba excluido del grupo y eso no era bueno, él era su amigo pero el castaño no resistía estar cerca de Ikky por lo que optó por alejarse de todos y dedicarse a los entrenamientos

 

Ikky estaba comiendo sus wafles ausentemente, Aioria bebía su café en silencio, todo estaba en calma hasta que una bola de fuego apareció en la cocina, ambos caballeros levantaron la vista y vieron como de la bola de fuego algo caía al piso de la cocina, el fuego se extinguió dejando todo tan silencioso como antes pero había algo en el suelo que Aioria se adelantó y tomó para examinarlo, era una camiseta sencilla que se sentía cálida al toque lo extraño de la camiseta era que tenía varias manchas de sangre, por la forma de las manchas daba a entender que la persona que la hubiera estado usando había recibido una golpiza mientras la tenía puesta, Aioria frunció el ceño, le parecía muy extraño pero nada mas, Ikky en cambio abrió los ojos lo mas que pudo al reconocer la prenda, esa camiseta tenía un pequeño bordado en la parte inferior derecha, era la camiseta favorita de Seiya y se la ponía siempre, es más… el día anterior la llevaba puesta cuando salió de las duchas después del entrenamiento, Ikky había intentado hablar con él pero el castaño le había dicho que se sentía mal y que se quería ir a su templo a descansar, que mañana hablarían con calma

 

El peliazul se adelantó hasta Aioria y le quitó con violencia la prenda de las manos para verla mejor y si de lejos parecía la camiseta de Seiya, ya viéndola de cerca no había duda, si hasta conservaba su aroma, Ikky empezó a temblar de la furia, Aioros no entendía lo que estaba pasando

- Ikky… qué…?

- Seiya, esta camiseta es de Seiya – Ikky le daba la vuelta a la camiseta y la miraba por todas partes asegurándose de que lo que temía era cierto

- Y cómo diablos llegó aquí? – Aioria estaba pensando en la bola de fuego, quién era lo suficientemente poderoso de irrumpir así con magia en el Santuario protegido por la Diosa Atena?

- No se… vamos con Aioros, él debe saber algo no? – Aioria asintió  y sin mas demora ambos caballeros corrieron escaleras arriba para encontrar al dorado arquero tomándose un café en el counter de la cocina, al verlos entrar se sorprendió, qué había pasado?

- Seiya… SEIYA!!!! – Ikky corrió templo adentro hasta que llegó a la habitación del castaño, abrió la puerta y su corazón se encogió cuando vio la cama de su Pegaso tendida, claramente Seiya no había pasado la noche en el templo de su maestro

- Aioros… dónde está Seiya? – Ikky jadeaba, parecía literalmente león enjaulado

- Cálmense, debe estar por llegar – dijo tranquilamente el guardián de Sagitario

- Dónde está? – insistió Ikky con urgencia, se le notaba la ansiedad y la preocupación, eso era raro en aquel caballero que nunca demostraba sus sentimientos

- Eso no es de tu incumbencia Fénix, cálmate por favor, a qué viene todo esto? – Aioros aún no entendía la urgencia de los habitantes de Leo y le parecía una total y absoluta falta de respeto la actitud de Ikky

- Hermano no te molestes con Ikky, lo que pasa es que esto llegó a nuestro templo hoy en la mañana – Aioria dio la camiseta ensangrentada a Aioros que palideció al verla, él también la reconoció instantáneamente, era de Seiya, ahora entendía la desesperación del Fénix

- Tiene alguna forma de comunicarse con él? – insistió el poderoso Fénix

- No…

- Demonios!!!, vamos a ver a Atena, ella es la única que puede ayudarnos – el peliazul no podía estar quieto, necesitaba hacer algo, moverse, ir a matar a alguien, el quedarse allí no iba con él

- Es temprano todavía, tal vez Seiya ya está en camino – dijo Aioros dando el beneficio de la duda a su aprendiz, otras veces había llegado mas tarde

- Qué mas pruebas necesita Aioros??, Seiya está herido o algo peor, debemos dar con él, a dónde fue??, fue a verlo a él verdad?, allá fue… allá fue…

- De qué estás hablando Ikky?, a dónde crees que fue Seiya? – Aioria no tenía idea de nada aparentemente, Aioros se veía sombrío, el dorado arquero si sabía a que se refería el aprendiz de su hermano

- Al Inframundo, Seiya se está viendo con… Radamantys – dijo el Fénix con profunda amargura

- Eso no es solo un rumor? – Aioria se sorprendió, esto no se lo esperaba, regresó a ver a su hermano que meneó la cabeza derrotado

- Seiya fue anoche al Inframundo – confirmó el castaño mayor

- Usted lo deja salir?, lo deja ir a encontrarse con ese… imbécil? – Ikky no creía que Aioros lo permitía de esa manera, él creía que el estúpido de Radamantys venía o algo así, la verdad le dolía pensar en eso

- Seiya va al Inframundo de vez en cuando, la mayoría de noches no sale, aunque yo creo que es Radamantys el que viene

- No lo puedo creer… no lo puedo creer… usted encima de todo le da entrada a un espectro en su templo?

- El Inframundo es aliado, ustedes lo saben, además no puedo interferir en la vida personal de mi aprendiz, Seiya está tranquilo y yo lo noto feliz, eso me da alivio y es lo único que me importa, si él está bien pues yo también – explicó Aioros lo mas calmado que pudo

- Pero cómo puede…? – Ikky estaba indignado hasta la médula, y tenía que desfogar su ira de alguna manera, ahora Aioros le daba el escape perfecto pero él no podía ir a gritar a un caballero dorado y eso Aioros lo dejé muy en claro cuando dijo en tono terminante:

- Basta Fénix… tu no sabes como Seiya pasó los últimos meses, no tienes una idea de lo que sufrió y por tu culpa, no tienes el menor derecho ahora de decir nada, si fue Radamantys el que llegó a la vida de Seiya y logró hacer sonreír otra vez a mi muchachito pues bendito sea, cómo me voy a oponer yo a esa relación?

- Ok., esto no nos está llevando a nada, yo creo que debemos ir con Atena, si Seiya regresa pues mejor, pero yo creo que debemos ir con nuestra Diosa, para ver si podemos enviar a alguien al Inframundo a buscarlo – los ánimos se iban caldeando y Aioria intervino en este punto intentando tranquilizar a su alumno y a su hermano, se notaba que Aioros le guardaba rencor a Ikky, no era secreto para nadie que Aioros quería mucho a Seiya y la bronca con fuegos pirotécnicos incluidos que tuvieron Aioros y Aioria cuando el mayor le fue a reclamar al santo dorado de Leo sus indiscreciones con el novio de su aprendiz fue épica

- Tienes razón, estamos perdiendo el tiempo – concedió Aioros

 

Los tres caballeros fueron hasta el recinto del Patriarca y pidieron hablar con la Diosa la que los recibió y primero se sorprendió por la historia, la joven no tenía idea de que Seiya tuviera una nueva pareja, menos de que el susodicho fuera el primer Juez del Inframundo, pero en verdad se preocupó al ver la camiseta manchada de sangre y dijo que como estaban las cosas el tiempo apremiaba, la Diosa mandó a llamar a Death Mask y a Shaka para completar la comitiva, ella mismo y en persona bajaría al Inframundo a recuperar a Seiya si es que allí estaba

 

***

Hades se quedó intranquilo al ver partir a su niño, no sabía por qué pero estaba todo ansioso, la conversación que había tenido ayer en la noche con la hechicera lo había dejado algo desubicado, y si algo le pasaba a Seiya en el camino?, no… Seiya era un guerrero muy fuerte después de todo y trató de no preocuparse, además Seiya le había dicho que él mismo hablaría con su Diosa, por lo que el mayor se fue a los campos de entrenamiento a supervisarlo todo, tenían que prepararse para la inminente batalla, todo estaba transcurriendo con normalidad en el Inframundo hasta que le llegó noticias de que habían visitantes que querían atravesar el río, Hades al saber que era su sobrina la que bajaba le vino un muy mal presentimiento, por qué venía por el camino mas largo si Seiya tiene el pendiente que le permite abrir portales?, algo no estaba bien, y mandó a Minos a que los lleve inmediatamente a Guidecca

 

Saori y sus escoltas se detuvieron en sus avances al ver aparecer frente a ellos a Minos, el que hizo una leve reverencia y abrió un portal a sus espaldas

- Mi señor Hades me mandó a buscarla señora, por favor vengan conmigo, de esta manera es mas rápido

- Gracias – contestó la muchacha y el grupo del Santuario avanzó por el portal llegando a la planta baja de Guidecca, Minos los hizo pasar al salón principal y allí en la puerta el Juez esperó, Hades llegó con Aiacos y Radamantys y se sorprendió por las expresiones de los caballeros de su sobrina, todos los caballeros de Atena al verlo llegar tomaron posiciones defensivas, Hades solo los miró sin entender y antes de que pudiera reaccionar Ikky se había abalanzado en contra de Radamantys que estaba de pie a su derecha, de un golpe lo derribó y al rubio juez ya en el piso le cayeron golpes y puñetazos por todas partes cortesía del furibundo Fénix que lo hubiera seguido golpeando si Aiacos y Minos no intervienen separándolo de su caído compañero, los otros caballeros se hubieran unido a la golpiza si Hades no interviene poniendo una barrera impidiendo su paso

- Qué significa esto?, vienen a nuestros propios dominios a atacarnos?, no estamos en son de guerra, no somos enemigos, esta vez somos aliados – el tono de Hades era por demás frío, los dos jueces habían logrado someter a Ikky que seguía forcejeando para írsele encima a Radamantys otra vez

- Suéltenme que lo mato… habla desgraciado qué hiciste con Seiya?? – Ikky solo deseaba soltarse para matar al rubio que se ponía de pie y limpiaba un rastro de sangre de su boca

- Cuida tus palabras Fénix – dijo el primer juez en un susurro amenazante

- Te voy a matar… suéltenme que lo voy a matar – Ikky se le lanzaba al rubio que ahora si estaba preparado para un ataque y respondería como a bien tuviere, pacto de alianza al diablo, él no iba a permitir que el niño este le venga a golpear en sus propios dominios

- SILENCIO!!!, – Hades con su potente voz acabó con las discusiones, Minos y Aiacos lanzaron a Ikky de vuelta a su grupo al otro lado de la barrera que el Dios de los muertos había levantado entre ambos grupos, el Fénix aterrizó a los pies de Saori y muy molesto se puso de pie retomando su posición de ataque

- Explíquense… AHORA!!!  - demandó Hades muy molesto

- Hades… hemos venido a buscar a Seiya, desapareció desde anoche – dijo Saori, su tono era calmado, no quería ahondar mas las cosas por eso fue directo y al punto

- No… no desapareció desde anoche, él llegó aquí temprano, casi a caer la noche  y volvió al Santuario esta mañana luego del desayuno – dijo Radamantys muy seguro, él mismo lo había visto, el hecho de que haya sido Radamantys el que habló desató la ira de todos, las expresiones de los caballeros se endurecieron, las palabras del rubio confirmaban los rumores pero lo extraño de todo esto es que Radamantys no demostraba un ápice de preocupación por su supuesto novio, no así Hades que palideció, sutilmente pero palideció

- Y crees que te vamos a creer pedazo de imbécil?, qué le hicieron, por qué lo lastimaron?, qué les hizo Seiya para que lo hirieran así? – Ikky seguía queriéndose lanzar a Radamantys pero ahora Aioria se lo impedía

- Explícate Fénix, por qué dices que Seiya está herido? – intervino Aiacos ahora, era preferible mantener la conversación por mas tensa que esta sea

- Por esto… explica esto maldito infeliz… explícalo – Ikky se soltó finalmente y fue hasta Aioros para quitarle de las manos algo en lo que nadie se había fijado hasta ahora y se lo lanzó a Radamantys pero Hades estiró el brazo y atrapó la prenda en el aire, al examinarla vio que era la camiseta que Seiya estaba usando esta mañana y estaba cubierta de sangre, ahora lo entendía todo… el mayor se puso aún mas pálido de la indignación y del coraje, quién pudo interceptar a su castaño de esta manera?, quién pudo rastrear el portal así si era el mdio mas seguro para Seiya de llegar al Santuario, no había tiempo que perder, debían hallarlo inmediatamente

- Esto no se va a quedar así… todos ustedes lo pagarán – Ikky seguía lanzando amenazas pero se contuvo de decir nada mas ante la mirada de advertencia de su Diosa

- DIJE SILENCIO… Atena… podemos hablar a solas? – Hades estaba lívido, su sobrina nunca lo había visto así, de lo molesto que estaba el Dios su cosmo era ahora visible

- No lo creo prudente – dijo la muchacha entrecerrando sus ojos

- Yo insisto… por aquí… - Hades señaló una puerta la que se abrió a su propio acorde y la Diosa solo le hizo una seña a Shaka que asintió y siguió a Hades al otro salón – Shaka tomó a Ikky del brazo y le susurró algo al oído, el peliazul lo miró con profundo resentimiento y se dio la media vuelta para apoyarse en la pared mas lejana del salón y cruzarse de brazos, los dos Dioses estuvieron reunidos por no mas de cinco minutos cuando sonó una explosión y Hades salió despedido por los aires, atravesó la puerta que se hizo añicos y aterrizó a los pies de sus tres jueces, el pelinegro estaba fúrico y cuando se puso de pie lanzó un ataque a la joven que no lo pudo evitar y se vio envuelta en una especie de nube negra que parecía contenía finas agujas que lastimaban su piel y la hacían sangrar, todos los caballeros presentes acudieron en ayuda de su Diosa e intentaron atacar a Hades pero Radamantys salió al paso y cuando el rubio lanzó su Greatest Caution hubo otra explosión que destrozó la habitación por completo, de entre los escombros ambos lados se reagruparon pero Atena con su báculo impidió que Aioros lanzara su flecha dorada que estaba apuntada directamente al pecho de Hades

 

- Esto es guerra niña – dijo el pelinegro en un susurro cargado de ira que fue perfectamente audible porque el silencio era tenaz

- No esperaba menos de ti, vengaremos a Seiya así sea lo último que hagamos – respondió la muchacha con indignación

- Cómo quieres que te lo explique?, nosotros no tuvimos nada que ver en su desaparición niña terca y estúpida – los tres jueces estaban sorprendidos, no habían visto perder la compostura a su señor de esta manera desde la última guerra santa, y menos hablarle de esa manera a otro Dios, así esta sea Atena

- Por favor, a ti no te confiaría ni un saco de alacranes – respondió la Diosa con furia, sus mejillas estaban sonrosadas y su respiración agitada

- Por tu necedad y estupidez tu caballero morirá – sentenció el mayor

- Confiesa que lo asesinaste – insistió la muchacha con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, confiesa que cuando descubriste que algo había entre Seiya y tu primer juez mataste a Seiya

- Yo no maté a nadie y menos por una causa tan infantil como esa, Radamantys es libre de hacer con su vida y su tiempo libre lo que le de la gana, piensa lo que quieras, largo de aquí antes de que me arrepienta y acabe con todos ustedes – Hades hablaba en voz baja, esto resultaba mucho mas amenazador que si estuviera gritando, en especial por su fría mirada y su postura, en verdad resultaba intimidante

- Te arrepentirás por esto Hades... te arrepentirás

- Eso… ya lo veremos, por ahora déjenlos ir, pronto acabaremos con todos ellos – Hades detuvo a Minos que iba a lanzar un ataque para impedir que los intrusos se vayan pero Hades sonreía con malicia, seguramente ya estaba planeando como acabar con ellos además estaba el asunto de Seiya

 

Atena lazó su báculo y una luz multicolor bañó a sus caballeros, todos ellos sintieron un hormigueo muy molesto por todo su cuerpo y en muy pocos segundos se encontraron en el Salón del Patriarca, no sabían como llegaron allí pero por algo su Diosa era… su Diosa, al llegar al Santuario Saori ordenó doblar los entrenamientos y envió a Saga como emisario a Poseidón, su primera visita sería el Dios de los mares, tenía que asegurar su ayuda ahora que Hades ya se había declarado como enemigo por lo que tenían que prepararse para enfrentar un ataque inminente del Inframundo

 

Hades dejó instrucciones de preparar todo para una invasión al Santuario, esta ofensa no quedaría así mientras él iba a buscar a Hécate, los tres jueces se encargaron de ir a organizar a los espectros, Hades luego de una conversación bastante breve y silenciosa con su primer juez fue directamente a los aposentos de Hécate y la encontró sentada frente a la chimenea, lanzaba cosas al fuego, ciertos polvos y plantas y decía un cántico en un idioma que ya había sido olvidado por la humanidad hace muchos años, el Dios no la interrumpió pero si se empezó a pasear por el salón con impaciencia, Hécate lo ignoró por unos diez minutos mas o menos hasta que acabó su ritual y se puso de pie

- Mi señor

- Esto le llegó a Atena hoy en la mañana, Seiya está desaparecido y no puedo dar en él – Hades sacó de entre sus ropas la camiseta manchada de sangre y se la dio a la hechicera que la analizó cuidadosamente por varios minutos para finalmente sonreír algo aliviada

- Bueno mi señor, lo que puedo decirte es que esta sangre no es de Seiya, es su prenda pero no es su sangre – al escuchar estas palabras Hades respiró un poco mas tranquilo, por lo menos no lo habían herido para mandar esa prenda

- No está herido?

- No… bueno, no necesariamente – la hechicera se veía algo insegura

- Puedes tu localizarlo? – Hades no tenía muchas esperanzas porque él ya lo había intentado pero no se perdía nada con hacerlo nuevamente

- Lo podemos intentar

- Necesito tu ayuda con otro asunto, es de extrema importancia y nadie debe saberlo, todo depende de esto querida y está en tus manos… - la muchacha solo asintió y escuchó lo que Hades tenía que decir…

 

***

Seiya despertó y estaba amordazado y atado a un pilar, le habían quitado la camiseta que estaba usando y tenía el torso desnudo por lo que temblaba de frío, estaba sentado en el duro piso de piedra y sus manos estaban estiradas hacia atrás, la cuerdas lo apretaban cruelmente y no se podía mover, se sentía mareado y un poco adormecido, vio a lo lejos como dos jóvenes entrenaban, ellos eran altos y musculosos, tenían expresiones fieras en sus ojos mientras combatían, cerca estaba una muchacha de cabellos rubios y los observaba divertida, ella fue la primera que se dio cuenta que su cautivo había despertado, la joven se puso de pie y se acercó al caballero de Pegaso

- Espero que estés cómodo porque aquí te quedarás por mucho, mucho tiempo – la muchacha sonreía maliciosamente y Seiya solo la miraba con rabia

- No me mires así cachorrito, no te vamos a hacer daño… todavía – la joven se rió y se dio la vuelta para volver a donde estaba, los gemelos se dieron cuenta que el castaño se había despertado y solo lo miraron, al verlo así de indefenso no lo pudieron resistir, Seiya se empezó a agitar, de la nada vio como fuego se empezaba a esparcir por la habitación, vio como las  llamas se expandían como si hubieran caminos de gasolina que lo avivaran, poco a poco el fuego le iba llegando, el caballero de Atena sentía el calor de la habitación, intentó toser pero no podía por la mordaza, el humo lo llenaba todo y le lagrimeaban los ojos, el fuego avanzaba inexorablemente y le llegó hasta su zapato, continuó por su pantalón y en pocos segundos todo su cuerpo estaba sumergido en las llamas, era un dolor indescriptible, el castaño intentaba gritar, pensaba en Hades, lo llamaba con todas sus fuerzas, pensaba en su bebé… no quería morir negándole la vida a ese inocente ser que estaba en su vientre, Seiya estaba desesperado y se intentaba mover pero le era imposible, de pronto todo acabó, abrió los ojos y solo vio a los hombres gemelos y a la muchacha que reían con ganas mirando su desesperación y su dolor, sin duda ellos eran Deimos y Fobos, aquellos de los que Hades le habló y ella… ella era Eris, claro que era ella

- Mucho calor cariño? – preguntó Eris melosamente, Seiya solo respiraba tratando de tranquilizarse, Hades le había dicho que eso no era bueno para su bebé

- Te pasaste Deimos, ese fuego… uy – dijo el gemelo poniéndose en cunclillas y haciendo para atrás la cabeza de Seiya tirándolo de los cabellos para obligar que lo mire, el castaño lo miró con furia

- Viste el miedo en sus ojos, eso no tiene precio – dijo Deimos sonriendo ampliamente

- Muy divertido, hazlo otra vez… - concedió su hermano poniéndose de pie para disfrutar del nuevo entretenimiento

 

Seiya cerró los ojos pero eso no lo ayudó, ahora vio como cientos y cientos de ratas entraban al templo y se acercaban a él, sentía a esos animales caminarle por todas partes, sintió luego como lo mordían… las ratas iban a comérselo vivo… los tres Dioses sonreían al ver la desesperación del Pegaso, como se retorcía tratando de escapar de su invisible atacante, oían como intentaba gritar y sentían como su corazón se ponía a mil, ellos se alimentaban de la adrenalina, del miedo, del pavor que sus víctimas sentían y Seiya era exquisito a criterio de Deimos, jugaría con él hasta que se aburriera, su última mascota le había durado tres días antes de enloquecer, bueno… ahora comprobarían que tan fuerte resultaba ser el caballero de Pegaso cuando lo enfrentaran a sus peores temores…

 

***

En uno de los lugares mas remotos de la tierra se materializaron tres figuras encapuchadas que avanzaron sigilosamente ascendiendo el rocoso camino de un empinado volcán que para colmo de males estaba activo y en proceso de erupción, la noche estaba cayendo y en la celeste bóveda se podían ver brillar las primeras estrellas, los tres encapuchados se movían como sombras y avanzaron hasta una roca inmensa que estaba al final del camino, la hermosa hechicera descubrió su cabeza, era Hécate la que estaba de pie frente a la escondida entrada de un antiguo templo, la joven buscó entre sus ropas y sacó un pequeño puñal y se cortó la mano, recogió la sangre en su palma y luego apoyó su ensangrentada mano en la roca y dijo un cántico en una lengua antigua, la roca se movió lentamente dando paso a una oscura cueva en la que ningún ser, humano o divino había puesto sus pies en milenios, los tres avanzaron siguiendo una pequeña luz que la hechicera conjuró lo que los adentró en la oscuridad hasta las entrañas mismas de las montaña, caminaron con cuidado hasta que llegaron a un altar, allí la muchacha se postró, sus acompañantes hicieron lo propio y estuvieron algunos minutos escuchando una especie de oración o cántico que la hechicera repetía sin cesar hasta que una luz inundó toda la estancia cegándolos y una voz profunda habló

- No tienen nada que buscar aquí, váyanse por donde vinieron

- No mi señor… sabemos que lo que buscamos está aquí – dijo la hechicera incorporándose un poco quedando de rodillas

- Pero está prohibido, tu lo sabes… es una ofensa en contra de los Dioses – la grave voz respondió

- Las circunstancias lo ameritan, el Señor Hades… Dios del Inframundo me ha  enviado a recuperar lo que es por derecho suyo – dijo la muchacha con firmeza

- Aquello se perdió hace muchos años, tantos que no se pueden contar

- No mi señor… no está perdido, solo está mal ubicado, yo lo puedo encontrar – Hécate insistió con vehemencia

- Muy bien… podrás entrar pero solo tu, te advierto hechicera que si no puedes encontrar tu camino de salida te quedarás allí para siempre

- Lo se… gracias mi señor

 

Tras el altar se descubrió una puerta en la que se podían ver escaleras que descendían interminablemente, sin pensarlo dos veces Hécate se adentró y bajó las escaleras hasta perderse en ellas, Hypnos y Thanatos, sus acompañantes, estaban algo nerviosos, Hefesto podía ser intimidante y ahora estaban en una de las entradas secretas a sus talleres que es a dónde Hécate había descendido, la hechicera se encontró totalmente perdida en hileras, interminables hileras de cosas, cacharros viejos, proyectos a medio hacer, cosas rotas que no tenían forma definida y hacía un calor infernal pero la joven apretó el paso y avanzó por lo estrechos pasillos llenos de artefactos hasta que se encontró frente a un armario de madera muy viejo, Hécate buscó entre sus ropas y sacó un par de guantes que tenían gruesas escamas, eran guantes de piel de dragón, con sumo cuidado tomó una manija y abrió el armario, dentro se encontraba un solitario objeto, era una bolsa de terciopelo roja que contenía algo de apariencia alargada, la hechicera sonrió muy complacida, el invaluable objeto estaba donde ella lo había visto en una de sus visiones, sin mas demora lo tomó y se encaminó a la salida, recogiendo sus pasos

 

Dos horas… dos angustiosas horas los Dioses gemelos del sueño y de la muerte esperaron hasta que vieron las puertas por las que había desaparecido a hechicera desaparecer abrirse nuevamente, Hécate caminaba con prisas y al salir sonrió, Hefesto arqueó una ceja al ver los guantes que la joven llevaba y al analizar la bolsa de terciopelo en sus manos

- Lo encontraste…

- Se lo dije mi señor, no estaba perdido solo… mal ubicado, el señor Hades envía sus agradecimientos por mantener a salvo su mas preciada posesión durante todos estos años

- No sabía que lo había hecho, pero de cualquier manera él sabe lo que implica su utilización, no tengo que recordarle que hace muchos años prohibieron su utilización

- Él lo sabe… muchas gracias mi señor, ahora nos vamos

- Suerte pequeña…

 

Hécate sonrió y caminó decidida a la salida de la cueva seguida por Hypnos y Thanatos que no dijeron nada pero miraban aprensivos el pequeño paquete que la hechicera llevaba con sumo cuidado, al salir de la cueva y poder respirar aire puro otra vez sin perder mas tiempo se encaminaron cuesta abajo hasta que estuvieron fuera de los dominios del Herrero de los Dioses y pudieron desmaterializarse para ir al Inframundo

- Eso es lo que yo creo que es? – preguntó el Dios de la muerte frunciendo el ceño

- Si… es eso mismo

- Por qué nos encomendó Hades recuperarlo y mas que eso, cómo demonios supiste en dónde estaba? – Hypnos completó la idea de su hermano

- Las razones son solamente de Hades y el como lo supe pues… nunca subestimes el poder de la magia, especialmente de la mía – respondió la joven con una sonrisa pícara

- Lo siento mi señora – dijo Hypnos con una sonrisa que compartió su hermano

- De cualquier manera no hay tiempo que perder, tenemos que encontrar a Seiya – dijo la hechicera mientras entraban a uno de los templos de los Campos Elíseos para depositar su preciosa carga

- Es absolutamente necesario que nosotros lo busquemos? – a Thanatos le había parecido extraño que Hades les haya encomendado a ellos precisamente la búsqueda del caballero de Atena

- Si… si alguien lo puede encontrar nosotros lo haremos – dijo Hécate conduciendo a sus acompañantes hacia su propio templo, tenían que hacer los preparativos para realizar el muy complicado hechizo que la Diosa iba a hacer para hallar al caballero Pegaso

- Me parece extraño es todo – el rubio Dios del sueño se encogió de hombros, Hades no les había dado a ellos mayores explicaciones, solamente Hécate sabía la real importancia del joven desaparecido

- No preguntes razones, todo se sabrá… a su debido tiempo... vamos – los tres Dioses entraron al templo de la hechicera con la firme misión de encontrar a Seiya

 

Notas finales:

Es cierta la ruptura entre el Inframundo y el santuario??, Hades en verdad se unirá alos enemigos para atacar a Saori??, cuánto tiempo podrá permanecer Seiya cautivo con esos dos torturándolo sin perder la razón??, eso es el lunes, no se pueden perder el capitulo nuevo, muchas gracias por leer y comentar, saludos, bye


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